PUEBLA / CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 8 de junio de 2011 (ZENIT.org - El Observador).- Con la beatificación de Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla de los Ángeles y arzobispo de México, se incrementa el porcentaje de santos, beatos y venerables que han tenido relación directa con esta entidad y finalmente con México, según reporta la archidiócesis de México.
Los primeros beatos con los que contó la región fueron los tres niños indígenas mártires de Tlaxcala, que fueron beatificados por Juan Pablo II el 6 de mayo de 1990. Dos de estos tres infantes: Juan y Antonio, fueron linchados por odio al naciente cristianismo en el Nuevo Mundo hacia 1529. Ambos casos están perfectamente documentados y los dos murieron justamente en Puebla.
Otro caso relevante es el beato Sebastián de Aparicio (1502-1600), quien nació en Galicia, España, y murió en la ciudad de Puebla, donde yacen sus restos incorruptos en la Iglesia de San Francisco. Este beato logró hacer una gran fortuna en las minas de Nueva España; introdujo la carreta para aligerar la explotación de los indígenas y por consiguiente, fue uno de los pioneros en la construcción de caminos en el país. Tras haber enviudado, donó toda su fortuna, de más de 20.000 pesos, al convento de las hermanas clarisas e ingresó a la Orden Franciscana para servir a los pobres con toda humildad.
Sebastián de Aparicio fue beatificado por Pío VI el 17 de mayo de 1789 y se le considera como el patrono de los transportistas.
El ejemplo más relevante de santidad es el de san José María Yermo y Parres, sacerdote canonizado por Juan Pablo II. Nació en el Estado de México y falleció en Puebla el 20 de septiembre de 1904, tras haber fundado escuelas, orfanatos, hospitales, casas de descanso para ancianos y la familia religiosa de las “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres”.
En Puebla también yacen los restos de la venerable María de Jesús de Tomelín del Campo (1579-1637), mejor conocida como “El Lirio de Puebla”. Los restos de esta religiosa de vida ejemplar yacen en la capilla de Santa Gemma, en Avenida 4 Oriente Nº 412, y su causa de beatificación la quería introducir el ahora beato Juan de Palafox, pero fue su sucesor Diego Osorio de Escobar, quien abrió la causa en 1735. El 21 de julio de 1785, Pío VI reconoció las virtudes de la Venerable.
Esta religiosa, a quien le atribuyen dotes de vidente, profetizó que tras la muerte del obispo de Puebla, Gutiérrez Bernardo de Quiroz, le sucedería un pastor “justo y santo” quien padecería “grandes trabajos, adversidades y contradicciones”. Se refería a Juan de Palafox quien por aquellos días ni siquiera era sacerdote.
Finalmente, Juan de Palafox, tras varios siglos de gestiones, alcanza la gloria de la beatificación y parte de sus reliquias quedarán en la catedral de Puebla y en la de México.
Por su parte, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México, y el Venerable Cabildo de la Catedral Metropolitana , invitan a participar de la recepción solemne de las venerables reliquias del beato Juan de Palafox y Mendoza, virrey y arzobispo en México, el próximo miércoles 22 de junio.
El programa de este acto extraordinario será el siguiente:
9:00 horas. Inicio de la solemne procesión de las reliquias, que partirán de la Parroquia de la Santa Vera Cruz (Av.Hidalgo frente a la estación de Metro) hacia la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de México.
La procesión de las reliquias recorrerá las avenidas Hidalgo, Eje Central, 5 de Mayo y finalmente llegará al atrio del recinto, donde serán recibidas por el cardenal Rivera Carreray los venerables cabildos de Catedral y de Guadalupe.
10:00 horas. Recepción de las Venables reliquias del Beato Palafox en la Catedral de México. Apertura de la Puerta Jubilar , concesión de Indulgencia Plenaria para todos los fieles que, bajo las condiciones requeridas, ingresen por ella. Celebración litúrgica, Veneración de las reliquias. Te Deum.
10:30 horas. Mensaje del arzobispo de México.
19:30 horas. Magno Concierto de la Orquesta Sinfónica de Minería en honor del Beato Juan de Palafox y Mendoza.
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