Perdonarán pecados si siguen a Juan de Palafox
Las reliquias del beato que acercó al Gobierno del Distrito Federal y la Iglesia serán llevadas a la Catedral
Héctor Figueroa Alcántara y Luis Carlos SánchezExcélsior, 22 de junio.- El cardenal Norberto Rivera Carrera concederá hoy la Indulgencia Plenaria (perdón de todos los pecados) a quienes veneren las reliquias del beato Juan de Palafox, virrey y primer obispo de Puebla, y cumplan con las condiciones para ganarla, las cuales se resumen en el rechazo firme al pecado; el deseo expreso de ganar la indulgencia; confesarse o estar en gracia de Dios; comulgar y orar por las intenciones del Papa Benedicto XVI.
La Indulgencia Plenaria equivale a toda una vida dedicada a la penitencia, ya que logra “el perdón absoluto de Dios en cuanto a la culpa y la pena que genera un pecado”, y el día para obtenerla es hoy 22 de junio cuando las reliquias del nuevo beato son llevadas en procesión de la Parroquia de la Santa Veracruz a la Catedral de la Ciudad de México, o el resto del día en el templo catedralicio.
Para obtener este perdón especial por parte de la Iglesia católica, los fieles deberán ingresar al recinto catedralicio por la puerta central, es decir, la Puerta Jubilar, la cual sólo se abre en celebraciones de gran trascendencia para la Arquidiócesis Primada de México.
Los fieles deberán participar de la celebración litúrgica y venerar las reliquias del nuevo beato.
Los ancianos, los enfermos y quienes por causa grave no puedan salir de su domicilio podrán ganar la Indulgencia Plenaria ofreciendo, por mediación del beato Juan de Palafox, sus oraciones y dolores a Dios.
Hoy a las 09:00 horas las reliquias “de primer grado”, es decir, parte de los restos mortales de Palafox y Mendoza, cedidos por la Arquidiócesis de Puebla a la Arquidiócesis de México, serán llevadas en procesión desde la iglesia de la Santa Veracruz, ubicada en avenida Hidalgo, frente a la Alameda Central, hacia la catedral metropolitana.
La procesión con las reliquias recorrerá las avenidas Hidalgo, Eje Central, 5 de Mayo y finalmente llegará al atrio del recinto catedralicio, donde serán recibidas a las 10:00 horas por el arzobispo primado, Norberto Rivera Carrera, así como por los canónigos de los cabildos de la catedral y de la Basílica de Guadalupe.
Inmediatamente después, se realizará un Te Deum y el cardenal emitirá un mensaje sobre el legado del beato Juan de Palafox y Mendoza, gobernante de la Nueva España en el Siglo XVII y primer obispo de la ciudad de Puebla.
El pasado 5 de junio, día de la beatificación de Juan de Palafox y Mendoza en Burgo de Osma, España, en una ceremonia privada, el obispo de Osma-Soria, Gerardo Melgar entregó al obispo auxiliar de Puebla, Eugenio Lira Rugarcía, las reliquias de Juan de Palafox y Mendoza que fueron traídas a nuestro país para ser depositadas en las Catedrales de la Ciudad de México y de Puebla de los Ángeles.
Melgar entregó una “auténtica” con los detalles de los fragmentos óseos del beato, reliquias de primer grado, que consisten en una decena de fragmentos y también fue entregado un paño rojo que perteneció a Palafox en su estancia en Osma.
El obispo español también hizo entrega de los documentos oficiales, lacrados y firmados que constatan la veracidad de las reliquias y su constitución exacta. En el acto estuvieron presentes testigos de las diócesis de Osma, Puebla y México.
Melgar hizo cerrar y lacrar (poner un sello de cera con la marca del sigilo episcopal del obispo oxomense) la caja de zinc en donde se alojan las reliquias del beato.
La caja tiene un color plateado con una proporción de un poco más de cincuenta centímetros de largo por 30 de ancho y una profundidad también de treinta centímetros. Fue cerrada y sujeta con listones de color azul pálido sobre el cual se lacraron cuatro sellos episcopales en cera roja y en cuyo relieve se leen las letras apostólicas del obispo Melgar.
Finalmente, ese 5 de junio, las reliquias fueron veneradas por el obispo auxiliar poblano, por una familia local y por sacerdotes mexicanos que participaron en la ceremonia de beatificación.
Beato reunirá a Ebrard y Rivera
Como informó Excélsior, sólo Juan de Palafox fue capaz de hacer coincidir a la Iglesia católica y al Gobierno del DF. Hoy el jefe de gobierno Marcelo Ebrard asistirá a la recepción de las reliquias del beato en la Catedral Metropolitana, donde coincidirá con el el arzobispo primado Norberto Rivera.
Después de que Ebrard y Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis Primada de México, establecieron una cerrada confrontación en torno a la interrupción del embarazo y el matrimonio entre parejas del mismo sexo, la figura del beato pareció limar las asperezas. Este diario informó el jueves pasado que las diferencias quedaron atrás y ambas partes se sentaron a organizar las actividades que incluyen una procesión el día de hoy por el Centro Histórico, que será resguardada por autoridades capitalinas.
A pesar de la coincidencia, el mismo Hugo Valdemar afirmó que la reconciliación no abarca el terreno de lo ideológico, donde sigue existiendo confrontación. Un día después del anuncio de las jornadas en honor de Juan de Palafox, la Iglesia aprovecho para anunciar que el 23 de junio, en el contexto de la festividad de Corpus Christi, el cardenal Rivera oficiará una misa al aire libre en la Plaza de Tlaxcoaque y encabezará una procesión por la avenida 20 de Noviembre hacia el Zócalo.
Concentraba alto poder
La llegada del beato Juan de Palafox y Mendoza al cargo de virrey de la Nueva España en 1642, representó una concentración de poder inusitada en toda la historia virreinal. De acuerdo con el Doctor en Historia del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Iván Escamilla “a lo largo de la historia novohispana, rara vez se vio antes y después, la concentración de tal cantidad de poder en un solo individuo”.
Al participar en las Jornadas cívico culturales que se realizan en esta ciudad en honor del beato, el especialista agregó que tras asumir el poder, Juan de Palafox sumó a los cargos de visitador del reino, Obispo de Puebla de los Ángeles y Arzobispo primado de México, los de Virrey, gobernador, capitán general y presidente de la Gran Audiencia.
Juan de Palafox había llegado al Nuevo Mundo dos años atrás como visitador del reino al lado del virrey Diego López Pacheco, de quien la Corona española dudaba de su lealtad. El ahora beato sería también el encargado de deponer al funcionario novohispano.
“No fueron más de dos las ocasiones a lo largo de los 300 años de vida colonial que un virrey de la Nueva España fue depuesto de su cargo en la mitad del sigilo de la noche, una fue el 15 de septiembre de 1808 cuando la deposición de José de Iturrigaray que fue el preludio del inicio de los movimientos independentistas de México. La otra tuvo lugar la noche del 9 al 10 de junio de 1642 cuando el virrey Diego López Pacheco fue levantado de su lecho en el Real Palacio de México”, explicó Escamilla.
El impetuoso despertar fue “para escuchar las terminantes ordenes con que Felipe IV le obligaba a entregar el gobierno en manos de don Juan de Palafox y Mendoza. A la excepcionalidad de esa situación se puede agregar que a lo largo de la historia novohispana, rara vez se vio antes y después de aquella noche, la concentración de tal cantidad de poder en un solo individuo”.
Las jornadas en honor del beato, tituladas Juan de Palafox y Mendoza. Su presencia en la Nueva España, organizadas conjuntamente por el Gobierno de la Ciudad de México y la Iglesia católica, culminaran hoy.
Para obtener este perdón especial por parte de la Iglesia católica, los fieles deberán ingresar al recinto catedralicio por la puerta central, es decir, la Puerta Jubilar, la cual sólo se abre en celebraciones de gran trascendencia para la Arquidiócesis Primada de México.
Los fieles deberán participar de la celebración litúrgica y venerar las reliquias del nuevo beato.
Los ancianos, los enfermos y quienes por causa grave no puedan salir de su domicilio podrán ganar la Indulgencia Plenaria ofreciendo, por mediación del beato Juan de Palafox, sus oraciones y dolores a Dios.
Hoy a las 09:00 horas las reliquias “de primer grado”, es decir, parte de los restos mortales de Palafox y Mendoza, cedidos por la Arquidiócesis de Puebla a la Arquidiócesis de México, serán llevadas en procesión desde la iglesia de la Santa Veracruz, ubicada en avenida Hidalgo, frente a la Alameda Central, hacia la catedral metropolitana.
La procesión con las reliquias recorrerá las avenidas Hidalgo, Eje Central, 5 de Mayo y finalmente llegará al atrio del recinto catedralicio, donde serán recibidas a las 10:00 horas por el arzobispo primado, Norberto Rivera Carrera, así como por los canónigos de los cabildos de la catedral y de la Basílica de Guadalupe.
Inmediatamente después, se realizará un Te Deum y el cardenal emitirá un mensaje sobre el legado del beato Juan de Palafox y Mendoza, gobernante de la Nueva España en el Siglo XVII y primer obispo de la ciudad de Puebla.
El pasado 5 de junio, día de la beatificación de Juan de Palafox y Mendoza en Burgo de Osma, España, en una ceremonia privada, el obispo de Osma-Soria, Gerardo Melgar entregó al obispo auxiliar de Puebla, Eugenio Lira Rugarcía, las reliquias de Juan de Palafox y Mendoza que fueron traídas a nuestro país para ser depositadas en las Catedrales de la Ciudad de México y de Puebla de los Ángeles.
Melgar entregó una “auténtica” con los detalles de los fragmentos óseos del beato, reliquias de primer grado, que consisten en una decena de fragmentos y también fue entregado un paño rojo que perteneció a Palafox en su estancia en Osma.
El obispo español también hizo entrega de los documentos oficiales, lacrados y firmados que constatan la veracidad de las reliquias y su constitución exacta. En el acto estuvieron presentes testigos de las diócesis de Osma, Puebla y México.
Melgar hizo cerrar y lacrar (poner un sello de cera con la marca del sigilo episcopal del obispo oxomense) la caja de zinc en donde se alojan las reliquias del beato.
La caja tiene un color plateado con una proporción de un poco más de cincuenta centímetros de largo por 30 de ancho y una profundidad también de treinta centímetros. Fue cerrada y sujeta con listones de color azul pálido sobre el cual se lacraron cuatro sellos episcopales en cera roja y en cuyo relieve se leen las letras apostólicas del obispo Melgar.
Finalmente, ese 5 de junio, las reliquias fueron veneradas por el obispo auxiliar poblano, por una familia local y por sacerdotes mexicanos que participaron en la ceremonia de beatificación.
Beato reunirá a Ebrard y Rivera
Como informó Excélsior, sólo Juan de Palafox fue capaz de hacer coincidir a la Iglesia católica y al Gobierno del DF. Hoy el jefe de gobierno Marcelo Ebrard asistirá a la recepción de las reliquias del beato en la Catedral Metropolitana, donde coincidirá con el el arzobispo primado Norberto Rivera.
Después de que Ebrard y Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis Primada de México, establecieron una cerrada confrontación en torno a la interrupción del embarazo y el matrimonio entre parejas del mismo sexo, la figura del beato pareció limar las asperezas. Este diario informó el jueves pasado que las diferencias quedaron atrás y ambas partes se sentaron a organizar las actividades que incluyen una procesión el día de hoy por el Centro Histórico, que será resguardada por autoridades capitalinas.
A pesar de la coincidencia, el mismo Hugo Valdemar afirmó que la reconciliación no abarca el terreno de lo ideológico, donde sigue existiendo confrontación. Un día después del anuncio de las jornadas en honor de Juan de Palafox, la Iglesia aprovecho para anunciar que el 23 de junio, en el contexto de la festividad de Corpus Christi, el cardenal Rivera oficiará una misa al aire libre en la Plaza de Tlaxcoaque y encabezará una procesión por la avenida 20 de Noviembre hacia el Zócalo.
Concentraba alto poder
La llegada del beato Juan de Palafox y Mendoza al cargo de virrey de la Nueva España en 1642, representó una concentración de poder inusitada en toda la historia virreinal. De acuerdo con el Doctor en Historia del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Iván Escamilla “a lo largo de la historia novohispana, rara vez se vio antes y después, la concentración de tal cantidad de poder en un solo individuo”.
Al participar en las Jornadas cívico culturales que se realizan en esta ciudad en honor del beato, el especialista agregó que tras asumir el poder, Juan de Palafox sumó a los cargos de visitador del reino, Obispo de Puebla de los Ángeles y Arzobispo primado de México, los de Virrey, gobernador, capitán general y presidente de la Gran Audiencia.
Juan de Palafox había llegado al Nuevo Mundo dos años atrás como visitador del reino al lado del virrey Diego López Pacheco, de quien la Corona española dudaba de su lealtad. El ahora beato sería también el encargado de deponer al funcionario novohispano.
“No fueron más de dos las ocasiones a lo largo de los 300 años de vida colonial que un virrey de la Nueva España fue depuesto de su cargo en la mitad del sigilo de la noche, una fue el 15 de septiembre de 1808 cuando la deposición de José de Iturrigaray que fue el preludio del inicio de los movimientos independentistas de México. La otra tuvo lugar la noche del 9 al 10 de junio de 1642 cuando el virrey Diego López Pacheco fue levantado de su lecho en el Real Palacio de México”, explicó Escamilla.
El impetuoso despertar fue “para escuchar las terminantes ordenes con que Felipe IV le obligaba a entregar el gobierno en manos de don Juan de Palafox y Mendoza. A la excepcionalidad de esa situación se puede agregar que a lo largo de la historia novohispana, rara vez se vio antes y después de aquella noche, la concentración de tal cantidad de poder en un solo individuo”.
Las jornadas en honor del beato, tituladas Juan de Palafox y Mendoza. Su presencia en la Nueva España, organizadas conjuntamente por el Gobierno de la Ciudad de México y la Iglesia católica, culminaran hoy.
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