29 mar 2012

Un Gobierno Democrático que rinde cuentas”

Ayer el Presidente Calderón, participo en el Auditorio Nacional evento: “Un Gobierno Democrático que rinde cuentas”,
Hizo un balance de su gobierno. Estuvieron miembros de su gabinete, Legisladores, gobernadores, alcaldes, Embajadores y miembros del Cuerpo Diplomático Acreditado en México; líderes sindicales, empresariales, académicos, intelectuales y representantes de la sociedad civil.
Al presentar un balance de su gestión en vísperas del arranque formal de las campañas electorales, el presidente defendió su estrategia de combate al crimen organizado. Aseguró que, de no haberse emprendido la lucha contra el narcotráfico, el próximo Presidente se habría tenido que enfrentar a instituciones completamente infiltradas por los delincuentes.
Presidente Felipe Calderón en el evento: Un Gobierno Democrático que rinde cuentas
Auditorio Nacional., 28 de marzo del 2012
 Muy buenos días a todas y a todos ustedes.
 Señoras y señores Senadores.
 Señoras y señores Diputados.
 Señores Gobernadores.
Señoras y señores Embajadores y miembros del Cuerpo Diplomático Acreditado en México.
Señoras y señores Presidentes Municipales.

Muy estimadas y muy estimados beneficiarios de programas sociales.
Muy distinguidos líderes sindicales, empresariales, académicos, intelectuales y representantes de la sociedad civil.
Muy estimados integrantes de las Fuerzas Armadas.
Muy queridos colaboradores del Gobierno Federal.
Muy estimados invitados especiales.
Señoras y señores:
En dos días dará inicio el periodo de campañas electorales rumbo a los comicios del 1 de julio.
A partir de ese momento, éste y todos los gobiernos deberán dejar de difundir sus programas, obras, logros o acciones, es decir, deberemos dejar de hacer propaganda gubernamental, como lo señala la ley.
Y, desde luego, que eso no obsta para que el Gobierno Federal siga trabajando para todas y todos los mexicanos y que, al mismo tiempo, se apegue, como desde luego lo haremos, estrictamente, a esta y a todas las obligaciones marcadas por la ley.
Como ocurre en cualquier democracia, buena parte de la campaña girará, seguramente, en torno a un debate intenso sobre la situación del país, y sobre los programas y políticas de  ésta administración.
En pleno uso de su libertad, en pleno uso de su libertad de expresión, los candidatos y los partidos podrán cuestionar, como siempre lo han hecho, al Gobierno que encabezo. Pero a diferencia de otras democracias, en nuestro país no será posible que el Gobierno exprese con esa misma libertad sus argumentos o sus puntos de vista.
Es por eso, que con el afán de contribuir a un debate ciudadano mejor informado, hoy quiero hacer un balance de lo que a mi juicio son los elementos y los cambios fundamentales que ha vivido nuestro gran país en los últimos cinco años.
En primer lugar. Si bien es cierto que no existe precedente, por lo menos reciente, de la brutalidad y violencia de los grupos criminales actuando en México, también, es cierto que nunca, nunca se había enfrentado el problema del crimen de una manera integral y con tanta firmeza y contundencia, como lo hemos hecho en estos cinco años.
Cuando asumí la Presidencia de la República en algunas regiones del país se había llegado a una verdadera situación de emergencia. Muchas autoridades locales estaban verdaderamente rebasadas por la violencia de los criminales y, en algunos casos, prácticamente se habían hecho del control de comunidades enteras y secuestraban, extorsionaban, asesinaban y cometían actos de barbarie inimaginable en contra de los ciudadanos.
Tal vez lo más riesgoso para nosotros hubiera sido ignorar esa situación, administrar el problema, como de hecho, muchos lo sugerían, pero esto, amigos, sólo hubiera agravado la situación.
Este dolor del país no permite a ninguna conciencia recta un solo titubeo, un solo momento de duda, de temor o de vacilación.
Ya muchas mexicanas y muchos mexicanos han padecido por la ambición desmedida de los delincuentes y, también, por la omisión negligente, miedosa y a veces cómplice de gobernantes.
Para un Gobierno humanista como el que encabezo, para un Gobierno humanista como el nuestro, la razón de la lucha no puede ser otra, más que proteger a las familias indefensas, no puede ser otra más que el evitar que siga habiendo víctimas de esta violencia absurda e inhumana de los criminales.

Nuestra estrategia por la seguridad pública se compone de tres ejes fundamentales:

Primero. Combatir a los delincuentes.

Segundo. Depurar y fortalecer las leyes y las instituciones de seguridad y justicia.

 Y tercero. Reconstruir el tejido social.

Pero, el primero, combatir a los criminales, combatir a quien lastima al ciudadano, es una de las primeras y más elementales obligaciones, no sólo de este Gobierno, de cualquier Gobierno en México y en el mundo.

Y, por ello, hemos luchado con lo mejor que tenemos los mexicanos: nuestras Fuerzas Federales, nuestras Fuerzas Armadas. Y, por eso, yo quiero expresar mi profunda gratitud por el valor, la lealtad y la generosidad con la que nuestros soldados, nuestros marinos, nuestros Policías Federales y Ministeriales, combaten a la delincuencia.

Agradezco especialmente la valiente lealtad de los Secretarios de Estado y la Procuradora General de la República, que integran el Gabinete de Seguridad, los que están aquí presentes y, también, a los Secretarios de Marina y Defensa, a quienes una importante reunión en el ámbito internacional les impidió estar aquí, hoy.

Saludo y agradezco, estoy seguro que a nombre de todos los mexicanos, la lealtad, el valor y el patriotismo de las Fuerzas Armadas de México.

En esta área del combate a los criminales, la verdad es que hemos avanzado con contundencia. Por ejemplo, de la lista de los 37 delincuentes más buscados del país, que se publicó en 2009, hoy, 22 de ellos, la mayoría ya han sido capturados o han fallecido.

También, hemos detenido a casi 200 cabecillas regionales y lugartenientes. Estos delincuentes ya no están en las calles y no pueden seguir lastimando a las familias.

Y estamos, también, debilitando las estructuras de los criminales, decomisándoles droga, armas, vehículos, aviones, dinero en efectivo, todo ello en cantidades nunca antes vistas en México.

Por el bien de México, por la seguridad de nuestras familias, no podemos cejar en nuestro esfuerzo de poner un alto a la impunidad criminal.

No nos íbamos, ni nos vamos a detener para combatir a quienes secuestran, roban, extorsionan o asesinan en cualquier parte de México. Y, por eso, vamos a seguir luchando sin claudicar, porque eso es lo que necesita México y lo que exigen, con toda justicia, las familias mexicanas.

En segundo lugar. También, hemos puesto en marcha una transformación profunda de verdaderas dimensiones históricas en las instituciones de seguridad y justicia del país.

Al inicio de la Administración, encontramos cuerpos policiales que no estaban cumpliendo con su misión fundamental, la de proteger a los ciudadanos y eso, lo sabíamos, que no podía continuar así.

Las policías deben garantizar la tranquilidad de las familias y lo que encontramos es que había muchas policías garantizando la tranquilidad, pero de los criminales. Y, por eso, iniciamos una profunda reconstrucción de las instituciones de seguridad.



Y en el Gobierno Federal empezamos por la casa, reestructurando la Policía Federal, entonces la Preventiva, que en 2006 estaba conformada por apenas unos seis mil elementos, algunos de ellos sin la preparación, el equipo o la confiabilidad, que son indispensables para hacerle frente al crimen.



Hoy, los mexicanos ya cuentan con 37 mil Policías Federales, muchos de ellos jóvenes profesionistas, especializados en criminalística, en informática, en química, en muchas disciplinas. Y hoy estamos más cerca de que México tenga, por fin, una Policía a nivel Federal que pueda reasumir las labores que competen directamente a las autoridades civiles y que, hasta ahora, por la ineficacia o vulnerabilidad de éstas, han venido supliendo, y con gran patriotismo, las Fuerzas Armadas.



Hemos trabajado para ofrecer a los mexicanos una policía eficaz, moderna; un cuerpo profesional, un cuerpo especializado, en el cual, sobre todo los ciudadanos, puedan confiar.



Una Policía Federal a la altura de lo que los ciudadanos demandan, bajo rigurosos estándares internacionales. Y esto será un legado para México. Esto será sólo parte del legado que dejaremos a los mexicanos. Un legado compuesto por instituciones de seguridad y justicia más fuertes, más eficaces y más confiables.



También, hemos iniciado una depuración a fondo de la Procuraduría General de la República. Estamos invirtiendo para incrementar sus capacidades de investigación, y para que los mexicanos cuenten con ministerios públicos profesionales, tal y como lo exige la sociedad, y con toda justicia.



Pero la seguridad pública no es una tarea exclusiva del Gobierno Federal, ni menos una tarea exclusiva del Presidente de la República.



De hecho, del total  de delitos que se comenten en México, más del 90 por ciento debe ser atendido por autoridades locales. De hecho, el robo constituye el 84 por ciento de todos los delitos que se cometen en el país.



Y por eso, estamos impulsando, estamos exigiendo y estamos apoyando a las entidades federativas para que depuren y profesionalicen sus propias instituciones de seguridad y justicia.



El día en que en México haya 32 cuerpos de policía confiable y eficaz, 32 ministerios públicos confiables y eficaces, uno por cada estado del país, les aseguro que ese día habremos ganado la batalla por la seguridad pública de todos los mexicanos.



Tercero. Nunca se había impulsado una estrategia tan completa para fortalecer el tejido social, dañado por la delincuencia.



Una paz con justicia duradera requiere de una sociedad más cohesionada, que cierre los espacios a la criminalidad.



Fortalecer el tejido social significa, por una parte, recuperar valores, formar valores en nuestros jóvenes, en nuestros niños; pero, por la otra, también, requiere abrirles oportunidades a esos jóvenes, oportunidades de educación, de esparcimiento, de atención, de salud.



Y por eso, amigas y amigos, el enorme esfuerzo que hemos hecho en educación y en becas; en construcción y equipamiento de escuelas; en construcción y modernización de hospitales; en la recuperación de más de, ya, cinco mil espacios públicos en todo el país.



Y a este trabajo se añade, por ejemplo, la marcha de programas, como el de Escuela Segura, que con la colaboración de padres de familia y de maestros, busca evitar la violencia, las drogas, las armas, el bullying, las pandillas, en los centros educativos, y tener verdaderamente escuelas seguras y centros de formación.



Uno de nuestros principales objetivos, también, en política preventiva, es evitar que las drogas estén en las calles, y evitar que nuestros hijos caigan en el flagelo de las adicciones.



Y, por ello, lo que hemos hecho en estos años ha sido poner en práctica una política de prevención y tratamiento de adicciones sin precedentes. Una política adecuada que permita, precisamente, evitar que caigan en las garras de las drogas y las adicciones.



Según la Encuesta de las Adicciones que se ha levantado, primero en el año 2004, luego en el año 2008, y luego en el 2011, hay verdaderamente cambios sustanciales que deben considerarse.



Según la Encuesta de Adicciones, el consumo de cocaína, por ejemplo, se duplicó entre el año 2004 y 2008 entre los jóvenes, más de un millón de nuevos consumidores.



Sin embargo, hoy los datos de la Encuesta 2011, muestran que ya estamos frenando esta tendencia, y que prácticamente no ha habido variación porcentual ni incremento en el consumo de drogas, particularmente, de cocaína, en estos rangos de edad.



Esto se debe, amigas y amigos, a que hemos invertido como nunca en el combate y prevención de las adicciones. En estos cinco años hemos destinado un presupuesto histórico, dos veces y media más que el sexenio anterior para prevenir y tratar adicciones, la creación de casi 330 Centros Nueva Vida en todo el país, la capacitación de cientos de miles de jóvenes, de padres de familia, de maestros, a través del Programa Nueva Vida.



Y estamos, también, realizando investigación científica de vanguardia. Por ejemplo, científicos orgullosamente mexicanos ya desarrollan vacunas de avanzada contra la heroína, por ejemplo, que incluso ya han patentado y desarrollan vacunas de avanzada contra la cocaína, que se desarrolla en Centros mexicanos de investigación.



Sabemos, amigos, que los grandes árboles caen de muchos hachazos, el árbol de la corrupción, el árbol de la impunidad, árbol en el cual se anidó la violencia que hoy vivimos, ese árbol tiene raíces muy largas y muy añosas; raíces que crecieron durante décadas, lo sabemos todos, raíces que estamos arrancando con el trabajo de todos los mexicanos.



Y hoy nuestro esfuerzo comienza paulatinamente a dar a resultados, incluso, en algunas regiones del país, donde hemos puesto en marcha operativos federales, la violencia criminal ha comenzado a ceder, lo mismo en Ciudad Juárez, que en Tijuana, o en Veracruz, o en La Laguna, por citar unos ejemplos.



Por supuesto, nadie puede descartar que el día de hoy o en cualquier momento pueda haber sobresaltos en dicha tendencia, eventos extraordinarios y lamentables, pero el hecho es que nuestra estrategia está en marcha y nuestra estrategia avanza, por el bien de los mexicanos.



Hay quien piensa que esto no hubiera pasado si el Gobierno no hubiera intervenido, si el Gobierno no se hubiera metido con los criminales.



Al contrario. Esto nos pasó porque el Gobierno no se metía con los criminales, y crecieron a placer en todo el país.



Se equivocan. La intervención de Gobierno no generó la violencia. Es la violencia la que obligó, en cada uno de estos rincones del país, a que interviniera el Gobierno. Es la situación de desesperación de familias enteras, cansadas y angustiadas por el constante secuestro, la extorsión, la desaparición de sus hijos, de sus padres, lo que ha obligado a esta intervención.



Y si el Gobierno Federal no hubiera intervenido, si no hubiéramos empezado, apenas a tiempo, esta estrategia integral, quizá, amigas y amigos, una parte del territorio nacional estaría hoy dominada por capos, de un signo o de otro; no habría libertad para la gente, ni habría paz, ni habría tranquilidad.



Más grave aún. Quien quiera que me suceda en el Gobierno, se habría encontrado con instituciones completamente infiltradas por los delincuentes, con una sociedad arrodillada frente a los criminales.



La próxima Presidenta o el próximo Presidente de la República se hubiera encontrado que aunque quisiera enfrentar a los criminales, quizá ya el próximo sexenio hubiera sido demasiado tarde para México.



No habría contado, tampoco, con nuevas instituciones, que hemos construido, ni con el marco legal más sólido, con el que ahora contamos.



La lucha que los mexicanos estamos realizando por la seguridad, es una lucha larga, sí, pero es, estoy seguro, amigas y amigos, una semilla, una semilla que hemos sembrado. La semilla de un México más seguro y más justo, que es la base del Estado de Derecho al que aspiramos. Es el camino hacia el México con paz y con justicia que todos merecemos.



Cuarto. En este  Gobierno hemos hecho realidad, por primera vez, el derecho a la salud de todos los mexicanos. Éste es un logro incontestable en la actual Administración.



Durante años, la salud en México fue privilegio de quien podía pagarla. La mayoría de la gente no tenía acceso a la seguridad social. No trabajaba para una empresa, en consecuencia no estaba en el IMSS; no trabajaba para el Gobierno, en consecuencia no estaba en el ISSSTE.



Necesitaba dinero para pagar la  consulta, para pagar la medicina, para pagar el hospital. Y,  cuando alguien de la familia se enfermaba, cuando alguien sufría un accidente, simplemente no había a dónde llevarlo. No había médico o no había una clínica.



Y si los llegaba a conseguir, era un costo enorme. A costo de vender lo poco que tenía esa familia, a costa de endeudarse con parientes y, la mayoría de las veces, con usureros en la colonia, que acababan empobreciendo más a la gente más pobre del país.



En este Gobierno, amigos, hemos cambiado esa realidad, y le hemos abierto la puerta de la salud a todos los mexicanos. Y lo hicimos, en particular, a través del Seguro Popular, que permite, precisamente, el acceso al médico, a las medicinas, al tratamiento, al hospital, de cualquier mexicana o de cualquier mexicano que lo necesite.



Cuánto hemos avanzado en esto.



Miren ustedes. En el año 2000 menos de la mitad de los mexicanos tenía algún seguro médico  público, 45 millones; en 2005 ya íbamos en 62, pero hoy, en 2012, marzo del 2012, ya hay casi 107 millones de mexicanos con acceso a la salud.



Qué quiere decir esto.



Quiere decir que en los últimos seis años le hemos dado acceso a la salud, a servicios médicos, a más gente a la que se dio acceso en todo el Siglo XX en nuestro país.



Más gente con acceso a la salud en seis años, que en todo el siglo pasado.



Muchas naciones, incluso, naciones ricas y poderosas, como Estados Unidos, no han podido alcanzar la cobertura universal de salud. Allá, hay millones de americanos, incluso, paisanos nuestros, también, que el día que se enferman o se accidentan o pagan o no tienen manera de cubrir, precisamente, su asistencia.



Nosotros, con deficiencias, por supuesto, y con muchas cosas que hay que superar en servicios y calidad, nosotros estamos logrando cobertura universal de salud para los nuestros.



Es decir, tal y como lo prometimos: médico, medicinas, tratamiento y hospital para cualquier mexicana o cualquier mexicano que lo necesite.



Y cómo hemos alcanzado ello.



Lo hemos alcanzado con el Seguro Popular, que hemos más que sextuplicado su presupuesto en estos años. Y lo hemos alcanzado, también, con infraestructura hospitalaria.



En poco más de cinco años hemos construido mil 100 hospitales o clínicas totalmente nuevas, y hemos ampliado o remodelado dos mil 200 más clínicas u hospitales en todo el país.



Significa que hicimos 12 obras de infraestructura de salud cada semana durante estos cinco años de Gobierno.



Y no sólo eso. Los números, que, honestamente, son impactantes, sino también, lo que ha cambiado en muchas familias. Por ejemplo, hace cuatro años decidimos garantizar el tratamiento para los niños con cáncer hasta los 18 años. El lema era: Todos los niños, todos los cánceres.



Y uno de los resultados de la medida ha sido que, mientras antes siete de cada 10 niños que padecían leucemia se morían en México, hoy, es al revés. Hoy, siete de cada 10 niños con leucemia sobreviven, porque les damos atención de manera gratuita, la atención médica que necesitan. Y esa felicidad y esa salud de esos niños y de sus mamás y de sus papás es una poderosa razón de ser Gobierno, de ser Gobierno humanista, como el que me honro en encabezar.



Por eso digo con orgullo que éste es el sexenio de la salud.



Quinto. También hemos iniciado una transformación profunda en la educación del país. Y lo hemos hecho, porque sabemos que la educación es la puerta de la igualdad, es la puerta para que los niños y jóvenes tengan las oportunidades que no tuvieron sus padres.



Hoy, finalmente, en México, todas las niñas y todos los niños, hasta los 12 años de edad, tienen asegurado un lugar en la escuela.



Por qué.



Porque en este sexenio, precisamente, por primera vez alcanzamos la cobertura universal, también, en educación primaria. Todos los niños con escuela.



En el 2000, si hablamos de las prepas, en el 2000, menos de la mitad de los jóvenes, un poco más del 40 por ciento, tenían lugar en la preparatoria. Sin embargo, hoy, dos de cada tres estudian el bachillerato y vamos a llegar cerca ya del 70 por ciento de cobertura.



Y si hablamos de la universidad. En el 2000, sólo 21 por ciento de los jóvenes podían cursar estudios superiores; en el 2006, el porcentaje subió al 24 por ciento, tres puntos más.



Yo me comprometí a que en el 2012 alcanzaríamos el 30 por ciento de cobertura. Bien, en poco más de cinco años no hemos llegado al 30, hemos llegado al 32 por ciento, superando la meta, y vamos a llegar al 35 por ciento de cobertura universitaria este mismo año.



Y esto ha sido posible, amigas y amigos, porque se han construido en el país, en estos cinco años, mil nuevos bachilleratos, 105 nuevas universidades, desde cero, totalmente nuevas y, además, hemos apoyado a las universidades estatales con recursos que les han permitido ampliar 52 campus más, en distintas entidades de la República.



Sin duda alguna, hoy nuestros jóvenes tienen más oportunidades para estudiar que las que tuvieron sus padres. Hoy, por ejemplo, en México se están graduando, cada año, 115 mil nuevos ingenieros, 115 mil, más que en Alemania, más que en Inglaterra, más que en Canadá, más que en Brasil que tiene casi el doble de nuestra población.



Y esas son oportunidades para los muchachos, pero, también, es competitividad para la industria de México. Y no sólo eso, también, sabemos que una de las causas de deserción escolar es la pobreza y, por eso, el número de becas en México ha aumentado de manera dramática.



Otra vez, en el 2000 existían dos millones de becas. Nosotros incrementamos las becas de Oportunidades a nivel de secundaria, las llevamos a preparatoria ya, creamos las Becas de PRONABES y este año lanzamos las Becas Síguele y la Beca Universitaria. En total, hoy, de aquellos dos millones, hemos pasado a casi ocho millones de niños y jóvenes, desde primaria hasta la universidad, que cuentan con una beca del Gobierno Federal. Una cifra sin precedentes.



Antes, por falta de dinero tenían que dejar la escuela para ayudarle a sus papás. Hoy, como lo prometimos, para esos ocho millones de jóvenes, su único trabajo es estudiar. Y, eso hace la diferencia en el destino de esos muchachos que pueden hacer realidad anhelos de superación y de progreso.



Las becas, además, nos ayudan a que las oportunidades que creamos en educación construyan, también, tejido social. Lo hemos dicho y lo reitero: mientras tengamos más becarios en las escuelas,  tendremos menos sicarios en las calles.



Por eso, el Gobierno trabaja intensamente en la creación de oportunidades sociales.



Sé, amigas y amigos, lo mucho que preocupan las deficiencias que desde hace décadas tenemos en nuestro sistema educativo, en materia de calidad. Sin embargo, en honor a la verdad, aquí también hemos hecho avances, y avances que son los mayores que se han hecho ahí, en muchísimos años.    ¬



Entre los cambios estructurales que hemos logrado, destacan varios fundamentales. Por ejemplo, hoy las plazas de maestro se deciden en concurso de oposición, no por designación.



Qué quiere decir.



Que antes, las plazas de docentes se heredaban, se vendían o se daban por favoritismo. Ahora, salvo en dos estados, que están dominados por el radicalismo y la intransigencia sindical, las plazas no se venden, ni se regalan, ni se heredan. Las plazas se concursan, y llegan los mejores maestros a los salones de clase.



Otro cambio fundamental, ha sido poner en la base del aumento en la calidad educativa la evaluación. La evaluación a los alumnos, sí. No sólo en sus pruebas curriculares ordinarias, sino a través de la Prueba ENLACE, la prueba censal más grande del mundo, quizá,  en el sistema educativo.



Pero, también, la evaluación de los maestros, para poder retroalimentar su capacitación y poder enfilar, precisamente, su propio desarrollo. Ahí, está la base de un nuevo sistema educativo.



Además, hemos modificado la Carrera Magisterial, y ahora el mayor componente que determina el pago económico adicional que reciba una maestra o un maestro, no es la antigüedad, no son las influencias, es el desempeño enfrente de su grupo.



Y, además, el Gobierno ha completado con el pago de estímulos económicos a los maestros que más hagan avanzar a sus alumnos. Eso se llama impulsar la calidad educativa del país.



Esos esfuerzos, y lo digo sinceramente, estos esfuerzos, dadas las inercias, las resistencias, los intereses que todos sabemos están en juego, constituyen avances notables, avances sin precedentes, que lejos de desdeñarse o menospreciarse, como suele hacerse con tantas cosas en México, deben ser sostenidos, deben ser apoyados, deben ser impulsados tanto por los padres de familia, como por los medios de comunicación.



Sin apoyo social será imposible seguir avanzando en la calidad educativa del país.



Mucho se dice, por ejemplo, del rezago que siempre han presentado los estudiantes mexicanos en la llamada Prueba PISA, lo que no se dice es que en la última Prueba PISA, los muchachos mexicanos alcanzaron las metas que públicamente presentamos en el Plan Nacional de Desarrollo en términos de puntaje.



Y algo muy importante, tampoco se dice que los jóvenes mexicanos en la Prueba PISA son los que más avanzaron entre 65 naciones en el puntaje de matemáticas.



Finalmente, hemos puesto la cultura al alcance de los mexicanos como nunca antes. El presupuesto, por ejemplo, en cultura, pasó de seis mil millones en 2006, a 15 mil 600 millones de pesos en 2012; es decir, dos veces y medio.



Y con ello, hemos apoyado decididamente a nuestros creadores, hemos restaurado nuestros museos, hemos abierto nuevos sitios arqueológicos al público; hemos creado espacios, como la Galería Nacional, la Fonoteca Nacional; hemos realizado exposiciones con lo mejor del arte nacional e internacional.



Estamos, hoy, creando bandas juveniles y bandas de niños. No bandas criminales, bandas de música. Bandas de música en las ciudades más importantes del país, con lo cual, estamos, también, construyendo tejido social.



Eso es una política social de un Gobierno humanista.



Sexto. Hoy, en México existe una red de protección social, una red que es efectiva con las familias más pobres.



Como sociedad, no podemos permitir que la pobreza y el hambre cancelen las posibilidades de progreso de las familias mexicanas. Por eso, aumentamos el apoyo del Programa de Transferencias Directas, el Programa Oportunidades, de cinco a 6.5 millones de hogares, incluyendo el llamado Apoyo Alimentario.



Se trata de los hogares más pobres de México. Ahí viven 34 millones de personas.



Qué quiere decir.



Que casi uno de cada tres mexicanos cuenta hoy con el apoyo del Gobierno Federal, a través del pago de Oportunidades y del Apoyo Alimentario.



Por primera vez en la historia, además de estos apoyos, los adultos mayores, los jóvenes de 70 años o más, que ya han cumplido con México, en el campo y ahora en la ciudad, están recibiendo un apoyo económico para utilizarlo en lo que más lo necesiten.



Estamos a punto de universalizar la ayuda para todos los abuelos en nuestro México.



Este año, el Programa 70 y Más habrá de beneficiar a tres millones 600 mil mexicanos en edad avanzada, con lo que prácticamente estamos atendiendo a toda la población de edad adulta mayor que carece de alguna pensión.



Y algo muy importante. En 1942, el Gobierno de Estados Unidos invitó a trabajadores mexicanos a laborar en los campos y en las fábricas de aquel país, mientras los jóvenes americanos luchaban valientemente por la libertad de todos. Eso se llamó el Programa Bracero.



De 1942 a 1964, el Gobierno Norteamericano retuvo el 10 por ciento del sueldo de nuestros paisanos para efectos de seguridad social, pero al haber vuelto a nuestro país el Gobierno de aquel país entregó al Gobierno de México todo lo que se había recaudado.



Durante décadas fue una demanda de los braceros que se les devolviera su dinero. Envejecieron, muchos de ellos murieron, pero después de décadas de una demanda justa desatendida, este Gobierno, este año, está haciendo el pago total de lo que se les adeuda a todos los braceros del país.



Por otra parte, estamos a un paso de eliminar una de las expresiones más lacerantes de pobreza, el vivir en una casa con un piso de tierra. Y para ello hemos cambiado el piso de tierra por piso de cemento en dos millones 600 mil hogares rurales del país, donde viven 13 millones de mexicanos.



Se calculaba, en 2005, que los hogares que no tenían piso de cemento eran dos millones y medio. Nosotros llevamos dos millones 600 mil pisos de cemento en otro tanto número de viviendas, lo cual se explica porque sigue creciendo, evidentemente, la población en esas condiciones de marginación.



Pero lo que hemos hecho es fortalecer el patrimonio y, sobre todo, rescatar un poco de la dignidad de esas familias que están entre los más pobres y, además, reducimos la incidencia de enfermedades de todo tipo, que surgen en esas condiciones.



Séptimo. Nuestros hermanos indígenas tienen hoy más oportunidades de bienestar y de progreso.



Durante  décadas, los pueblos indígenas vivieron en un abandono total. Fueron, una y otra vez,  bandera y discurso de gobiernos, que entraban y salían.



Sin embargo, más allá de discursos, los gobiernos humanistas somos los que  hemos apoyado a los indígenas más que nunca. Y por eso, hemos duplicado, en mi Gobierno,  la inversión Federal para apoyarlos.



La inversión Federal de 2006 al 2012, para los pueblos indígenas, pasó de 27 mil millones de pesos a 68 mil millones de pesos, durante esta Administración. Además, a esos  indígenas les brindamos todo el apoyo posible del Gobierno.



Están en Oportunidades, tienen Apoyo Alimentario, están en Seguro Popular, están en  70 y Más. Estamos ahora apoyándolos con cientos de miles, ya millones de apoyos alimentarios en las zonas de sequía del país.



Despensas completas semanales, que sostienen nutricionalmente a esas familias.  Hemos, además, realizado casi ocho mil obras comunitarias: Caminos vecinales, pozos, pequeñas clínicas, que están marcando una diferencia de calidad  en sus comunidades.



Octavo. Las mujeres.  Hoy, las mujeres tienen  derechos y apoyos que, quizá, nunca antes habían tenido.



Me siento muy orgulloso de encabezar un Gobierno que tiene un compromiso claro con la mujer en nuestro país.



Y ha sido su  propia lucha, la que les ha abierto las puertas de la salud. Es un derecho que han conquistado y se lo han ganado a pulso.



Y por eso, por ejemplo, el Seguro Popular ofrece tratamientos gratuitos a las mujeres para el cáncer cervicouterino y el cáncer de mama, que son la causa de mortalidad más alta entre las mujeres.



También, por primera vez en la historia, todas las mujeres embarazadas, todas, tienen garantizado servicio médico especializado antes, durante y después del parto. Y todas las instituciones públicas están obligadas a atender cualquier emergencia ginecoobstétrica, es decir, de una mujer embarazada, independientemente de que sean beneficiarias o no de su propia institución.



Algo más importante, también. Hoy, las mujeres cuentan con opciones para el cuidado de sus niños. Muchas mujeres estaban impedidas de entrar al mercado laboral, porque no tenían dónde dejar a sus hijos.



Hemos encontrado casos de mamás o casos de hijos, desgraciadamente, a los que hemos encontrado en su casa, atados, amarrados a una cama, por ejemplo, mientras la mamá va a trabajar. Casos verdaderamente, no sólo inhumanos, sino increíblemente tristes.



Y lo que hemos hecho, amigas y amigos, es cambiar el concepto y ayudarle a esas mamás, sobre todo mamás solteras, que puedan ir al mercado de trabajo, mientras saben que sus hijos están bien cuidados, a resguardo.



La oferta de guarderías era muy limitada en el país y se concentraba en algunas ciudades. En estos cinco años, hemos puesto en servicio nueve mil 200 Estancias Infantiles en todo el país. Es decir, la red de cuidado y protección a la niñez más grande en la historia de México.



Para darles una idea. En estos cinco años, estas nueve mil 200 estancias son ocho veces más el número de guarderías que se construyeron en México en todo el Siglo XX. En cinco años, ocho veces más que todo lo construido en el siglo pasado.



En ellas, ya han recibido atención médica, atención de trato, de cuidado, un millón de niñas y de niños.



En el Plan Nacional de Desarrollo, en el Programa, nos habíamos propuesto que hubiera medio millón de niños atendidos en el año 2012. Ahorita, ya llevamos más de un millón.



Por otra parte, otra cosa en favor de las mujeres, es el monto de las becas que damos. El monto de las becas escolares es mayor para las niñas que para los niños.



Por qué.



Porque es una política afirmativa, una política asertiva para reducir las desigualdades de género en el ámbito escolar.



Gracias a ello, hoy, las mujeres y los hombres asisten por igual a la escuela, desde la primaria hasta la universidad, y se está eliminando la brecha educativa de género que se había vivido en México por muchos años, por siglos.



Hoy, incluso, hay niveles escolares donde ya hay más mujeres que hombres en esos centros escolares.



Noveno. Hoy, más que nunca, los mexicanos hoy, hay mexicanos más que nunca que cuentan con acceso a la vivienda, a un patrimonio que nunca tuvieron sus padres.



Una vivienda digna es seguridad, es una garantía de dignidad humana, es una garantía de protección familiar, es la base que todo padre de familia aspira a tener para poder educar a sus hijos.



Y por eso, también, en este sexenio, hemos entregado ya la meta que nos habíamos propuesto para el cierre de la Administración, más de seis millones de financiamientos y apoyos para la vivienda.



Los datos son contundentes. Miren, de todas las casas que hay en el país, todas las que se han construido en la historia de México, digamos, o todas las que existen, una de cada cinco casas ha sido comprada o remodelada con un crédito o subsidio otorgado por esta Administración.



En este Gobierno, han podido adquirir su vivienda más familias; en este sexenio han podido adquirir su vivienda más familias que en las dos Administraciones anteriores juntas; es decir, no sólo más que en cualquier otro gobierno, sino más que en las dos Administraciones anteriores.



Y, tal vez, algo más importante, amigos, que el número. Es la primera vez que se está apoyando a la población de menores ingresos de nuestro país. Actualmente, de los apoyos y créditos que damos, dos de cada tres son para trabajadores que ganan menos de cuatro salarios mínimos; es decir, hoy la vivienda está al alcance de gente que gana 200 pesos al día.



Es una vivienda, además, que le permite formar a su familia. Como nunca se han dado apoyos, por ejemplo, a través del Programa Tu Casa para pagarle el anticipo a esos trabajadores, apoyos que rondan por encima de los 50 mil pesos por vivienda para que puedan pagar el anticipo y puedan acomodarse a un crédito acorde con su ingreso.



En suma, amigas y amigos, con acciones decididas, acciones de política social, acciones humanistas en salud, en educación, en desarrollo social, en vivienda, estamos sembrando la semilla de una Nación con oportunidades para todos los mexicanos.



Nuestra política social tuvo, además, un reto y, creo yo, que un logro, también, significativo, que nos permitió mitigar los efectos terribles provocados por la crisis alimentaria mundial.



Lo que hoy estamos viendo nuevamente, el resurgimiento de la hambruna en África, por ejemplo, en el Cuerno de África; las propias turbulencias internacionales en el Norte de ese Continente y en otras partes del mundo, se deben, en buena parte, a que el precio de los alimentos a nivel mundial, prácticamente, se duplicó en los últimos seis años. Eso, por una parte.



Y, por la otra, resentimos, también, la peor crisis financiera global que recuerden las generaciones presentes. Sí, probablemente, la de 1928 fue más grande. Pero la crisis, las generaciones actuales, la que sienten y la que recuerdan, es la crisis que empezó en 2008, y que no acaba de solucionarse hoy en todo el mundo.



Esta doble crisis: la de los precios de los alimentos y la crisis financiera, golpeó severamente a México.



Sin embargo, las acciones impulsadas en esta Administración nos han permitido proteger el bienestar y la economía de las familias más pobres, aún en medio de la adversidad.



Fueron severas esas crisis. Sí, sí lo fueron. Y sí afectan, desde luego, a los hogares, a todos los hogares, pero particularmente a los de menores ingresos. Sin embargo, a pesar de la severidad de ambas crisis internacionales, la proporción de mexicanos en pobreza alimentaria, según el Censo, se redujo en 23 por ciento, entre el año 2000 y el año 2010.



Por eso, categóricamente afirmo que mienten quienes afirman que ha crecido la pobreza en México en este periodo.



Décimo. Hemos consolidado a México  como una economía sólida y estable. Una economía que crece, una economía que genera empleos y una economía con baja inflación.



Sabemos que la estabilidad es la base para impulsar el crecimiento y, con ello, abrirle más oportunidades de progreso a la gente. Y por eso, hemos mantenido, firmemente y con responsabilidad, la conducción de nuestra economía.



Hemos conducido nuestra economía con firmeza, en estos mares de tormenta que todos estamos viendo en el mundo.



Todos hemos sido testigos, cómo naciones que creíamos poderosas, desarrolladas, ricas, como Grecia, como España, como Irlanda, como Italia, están viviendo una crisis económica de altos costos para sus sociedades.



Esta crisis tuvo su origen en el gasto irresponsable y en el crecimiento excesivo del déficit de sus gobiernos. Y para corregir esa situación, porque el endeudamiento los ha llevado a vulnerabilidades extremas, han tenido que tomar medidas muy dolorosas, como reducir a veces, hasta la mitad las pensiones de sus jubilados, los salarios de sus empleados públicos, los salarios mínimos en general.



Han tenido que recortar fuertemente el gasto social, terminar con las becas, terminar con los subsidios en amplios sectores en las áreas educativas. Hemos visto la consecuencia social y la reacción de la gente frente a medidas tan drásticas.



En México, amigas y amigos, pudo ser así, pero no fue. En México la situación es muy distinta, porque a pesar de nuestra vecindad con Estados Unidos, que fue el epicentro de la crisis mundial, la solidez de nuestra economía nos permitió proteger a la gente.



La inflación promedio de estos cinco años, ha sido la más baja de los últimos siete sexenios. La deuda pública, como porcentaje del PIB, mientras que en los países de la OCDE es de casi el 100 por ciento de su PIB, en México está en niveles del 33 por ciento del Producto Interno Bruto, incluyendo deuda interna y deuda externa.



Nuestras reservas internacionales, que superan los 148 mil millones de dólares, serían suficientes, si fuera necesario, para cubrir toda la deuda externa del Gobierno Federal, no una, no dos, casi dos y media veces toda la deuda externa del Gobierno Federal. De ese tamaño son nuestras reservas.



Esto nos ha permitido mantener el crecimiento, generar empleo, a diferencia de lo que ocurre en otras latitudes. En 2010 crecimos 5.5 por ciento, se crearon 730 mil nuevos empleos netos.



Qué quiere decir.



Empleos formales, o sea, registrados en el Seguro Social, pagada su cuota obrero-patronal y restadas las bajas y las liquidaciones, tuvimos 730 mil en 2010. Y, todavía el año pasado, un crecimiento de  alrededor del 4 por ciento, que nos permitió generar 600 mil nuevos empleos formales netos. Y todavía este año, hasta febrero, ya habíamos generado 181 mil nuevos empleos formales netos.



Gracias a la estabilidad económica de los últimos años, por primera vez en varias décadas se ha podido aumentar el número de trabajadores que perciben un mayor poder económico; es decir, ha aumentado el número de trabajadores que perciben mejores salarios.



Adicionalmente, la buena marcha de nuestra economía ha permitido abrir las llaves de crédito a más familias para que puedan comprar bienes duraderos. Hoy, la inmensa mayoría de los hogares cuenta con refrigerador, con televisión, con lavadora, con teléfono celular. Poco a poco, nuestro país se va convirtiendo en una sociedad de clase media. Y, por eso, es indispensable que preservemos la estabilidad económica.



Décimo primero. Por lo mismo, también, hoy México es una economía que compite y que gana en el mundo. Tenemos una industria dinámica que se abre paso en los principales mercados, economías a las que temíamos que fueran a vencer o a derrotar a los productos mexicanos, hoy son economías que nos piden moderar la expansión de nuestras propias exportaciones hacia esos países.



Por ejemplo, la proporción de productos mexicanos de todo lo que compra Estados Unidos, la proporción de productos mexicanos en el total de importaciones de Estados Unidos, pasó de 10 por ciento, al principio de mi Gobierno, a casi 13 por ciento el año pasado; es decir, fuimos ganando mercado frente a productos de Canadá, de Japón, de Brasil, de prácticamente todo el mundo.



Hoy, México es una verdadera potencia exportadora.



Las exportaciones de manufacturas de México, por ejemplo, son más, valen más que todas las exportaciones de manufacturas de todos los países de América Latina juntos, incluyendo Brasil, Chile, Argentina u otros más.



Somos el primer productor de teléfonos llamados inteligentes en todo el mundo. Somos el segundo exportador de televisiones; el segundo exportador de refrigeradores, y este año ya llegamos a lograr ocupar el quinto lugar como potencia exportadora de automóviles en todo el mundo, y pronto seremos la cuarta.



México hoy es, también, una potencia exportadora de productos agropecuarios. Por ejemplo, somos el principal exportador de muchas cosas, de aguacates, de papaya, de mango, de frambuesa, de sandía, de café orgánico, de muchos, muchos productos agrícolas.



Esto permite generar miles y miles de empleos en el campo, para los mexicanos. Y, por eso, apoyamos y apoyamos fuertemente al campo. Y lo hacemos donde se debe, con presupuesto, presupuesto sin precedentes para el campo.



En lo que va de mi Gobierno, al campo le hemos destinado 1.5 millones de millones; es decir, uno y medio billones de pesos al sector rural, más del doble que el sexenio anterior, que, a su vez, había sido más del doble que el sexenio previo.



No sólo somos potencia exportadora, sino, también, un destino atractivo, seguro y rentable para la inversión. Esto es así porque hemos hecho un gran esfuerzo para crear las mejores condiciones posibles, a fin de que más empresas puedan instalarse en el país.



Y el esfuerzo está dando buenos resultados. En los últimos cinco años, a pesar de todo el tema de imagen y percepción de México, la inversión extranjera que ha llegado a nuestro país es de casi 115 mil millones de dólares.



Y algo muy relevante. Esta inversión se concentra en sectores que pagan mejor, que contratan a los jóvenes ingenieros que ahora estamos graduando, de nuestras nuevas universidades, que le agregan valor agregado a los empleos mexicanos.



Permítanme darles dos ejemplos muy claros:



En la última década, México se convirtió en el país,  en el mayor captador de inversión extranjera directa en empresas de industria aeroespacial, para fabricar aviones, helicópteros, componentes, etcétera.



Jóvenes mexicanos, por ejemplo, hoy en Querétaro están diseñando, en la Universidad Aeroespacial que ahí se fundó, el nuevo motor de General Electric del Airbus 380, el avión más grande del mundo.



Y dos. En lo que va de mi Administración, la industria automotriz ha realizado o comprometido inversiones por más de 12 mil millones de pesos. Prácticamente, las grandes armadoras del mundo han multiplicado sus inversiones  en México o han  traído nuevas.




General Motors, Ford, Chrysler, Volkswagen, Nissan. Y han llegado otras nuevas.  Está comprometida la Mazda, y en unos minutos más me iré a poner la primera piedra de la planta de Honda, en el Estado de Guanajuato.



México se está convirtiendo en el centro privilegiado de la industria automotriz en el mundo. Y eso lo hemos hecho, desde luego, lo hemos alcanzado, a pesar de haber atravesado por la peor crisis económica, insisto, de la historia moderna, que, además, redujo sensiblemente la inversión extranjera.



Es decir, si hay un momento de baja inversión extranjera en el mundo, en los últimos 60 años, es éste, por la crisis económica internacional. Y, a pesar de ello, México siguió atrayendo inversión.



Por qué.



Porque esto es una muestra de lo que  las compañías internacionales están viendo en México. Apuestan por México, no por caridad, no por filantropía. Apuestan por negocio. Porque ven aquí, en nuestro país, un futuro de certidumbre, de prosperidad y de oportunidad, que creo que, también, podemos ver nosotros los mexicanos.



Doce. Estamos consolidando al turismo como una palanca de desarrollo regional. Este sector estratégico para la economía genera dos y medio millones de empleos directos; empleos, además, mejor remunerados.



Y, por eso, hemos apoyado con todo al turismo, que, también, amigas y amigos, por la propia crisis internacional, el número de viajeros en el mundo, sobre todo de Estados Unidos, se contrajo.



Y, sin embargo, hemos hecho un esfuerzo con el sector privado y con los gobiernos estatales y municipales firmando el Acuerdo Nacional por el Turismo. Y ese apoyo, también, se ha visto, incluido el gasto Federal, estatal y municipal, que se ha más que duplicado en los últimos años.



El apoyo al turismo en mi Gobierno pasó de 11 mil millones de pesos en el sexenio pasado, a más de 28 mil millones de pesos en esta Administración. Y eso ha permitido que a pesar del complejo entorno mundial y las difíciles condiciones para el turismo, el tema de la imagen del país, etcétera, seguimos siendo un referente turístico para todos.



Y muestra de ello, es que el año pasado visitaron a México 23 millones de turistas internacionales, que es la cifra más alta de turistas que han venido a México. Y eso, sin contar más de seis millones en cruceros y casi 50 millones que realizan cruces internacionales.



Décimo tercero. Nunca antes había sido tan fácil hacer negocios en México, o por lo menos con menor regulación que la existe ahora. Nunca se había apoyado tanto a las pequeñas y medianas empresas.



Las PyMES son el corazón de nuestra economía y, por eso, hemos demostrado con hechos nuestro compromiso con ellas.



Hemos desregulado la burocracia. Hemos eliminado 16 mil reglas que estorbaban a las pequeñas y medianas empresas. Hemos bajado los aranceles de 11 a cinco por ciento en promedio, con lo cual les permite traer insumos más baratos y de mejor calidad de todo el mundo.



Hemos abierto las compras que tiene que hacer el Gobierno a las PyMES, y hoy estamos comprando, en el Gobierno Federal, nada más, más de 80 mil millones de pesos al año a pequeñas y medianas empresas mexicanas.



Hoy, un emprendedor. Hace apenas unos años, el promedio de días transcurridos para abrir una empresa en el país era de más de 60 días. Hoy, ese promedio, se ha reducido a tan sólo nueve días.



Y, por lo que se refiere a los trámites Federales, se puede realizar en la oficina de un Notario o de un Corredor Público, lo que antes se hacía en meses se puede realizar en un lapso de dos horas.



Hemos apoyado con crédito a las PyMES, a través de Fondos de Garantía. En este Gobierno hemos dado siete veces más miles de millones de pesos en crédito a las pequeñas y medianas empresas, que el Gobierno anterior, que fue el más alto en mucho tiempo.



Hoy, amigas y amigos, estamos detonando el empleo, también, a través del mayor empleador de la República, que es la pequeña y la mediana empresa.



Décimo cuarto. Estamos transformando el sector energético, para poderle garantizar a los mexicanos el  abasto de energía para las generaciones presentes y futuras. A pesar de estar en los momentos de más alto precio del petróleo, hemos mantenido una política prudente, gradual, precisamente, en los precios disponibles para los consumidores mexicanos. Lo hemos hecho a un gran esfuerzo de la Administración, porque sabemos lo mucho que impacta el precio, por ejemplo, en las familias mexicanas.



En mi Gobierno, también, hemos reformado a Petróleos Mexicanos. Hemos hecho una reforma que le ha permitido modernizar esta empresa paraestatal, haciéndola más flexible y más eficiente.



Muchos decían que mi Gobierno no iba a impulsar el desarrollo de PEMEX. Nada más falso. En los primeros cinco años de este Gobierno, la inversión en PEMEX fue de 1.2 billones de pesos. Es decir, 1.2 millones de millones de pesos, prácticamente el doble de lo que se invirtió en PEMEX en las dos Administraciones anteriores juntas. Repito, el doble de lo que se invirtió en PEMEX en las dos Administraciones anteriores juntas, eso es lo que hemos invertido en mi Gobierno en Petróleos Mexicanos.



Eso ha permitido detener la tendencia negativa que traíamos en la producción de crudo, que estaba reduciéndose, pero creo que el logro más importante que tenemos en PEMEX, es que logramos recuperar una tasa razonable de restitución de reservas.



Qué es la Tasa de Restitución de Reservas.



Es el ritmo al cual una empresa o una industria descubren nuevas reservas probadas, respecto de los barriles de petróleo que venden. Para que una empresa funcione permanentemente, requiere descubrir, el 100 por ciento de lo que vende, lo requiere haber descubierto ese día. Es decir, por cada barril que vende, tiene que haber un barril nuevo de reservas ese mismo día.



En México, a principios de la década, se llegó a tener un nivel de restitución de reservas del 22 por ciento.



Qué quiere decir.



Que por cada barril que descubríamos de reservas, ese día ya habíamos vendido cinco barriles de petróleo, con lo cual PEMEX y la industria petrolera, estaba destinada a agotar rápidamente sus reservas petroleras.



Gracias al esfuerzo de inversión sin precedentes que hemos hecho en las últimas décadas, que hemos hecho en Petróleos Mexicanos, hemos revertido esa tendencia.



Y el mes pasado PEMEX logró la meta: Tasa de reposición del 100 por ciento de reservas probadas en la producción de Petróleos Mexicanos, con lo cual garantiza su viabilidad para el futuro.



Otro claro ejemplo de nuestro compromiso con  los mexicanos es que, en el Gobierno hemos tomado riesgos y, a la vez, hemos derribado mitos al tomar acciones contundentes en el sector energético que  se habían postergado durante décadas.



Es el caso, claramente, de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, que resolvió un añejo problema de corrupción y de dispendio, y que ha hecho posible que los hogares y empresas tengan un servicio como se merecen.



Con estas medidas, amigos, estamos invirtiendo más que nunca.



Ayer, tuve el privilegio de inaugurar el Complejo Integral de Manzanillo, que implica una regasificadora de gas natural, que viene desde América del Sur; un libramiento Ferroviario; un libramiento carretero; el ensanchamiento del Canal de Tepalcates, de dos metros de profundidad a 15 metros de profundidad y de, más o menos, 150 metros de ancho, a 500 metros de ancho.



Con lo cual, estamos cambiando el potencial energético del Centro- Occidente del país. Una inversión de  34 mil millones de pesos.



Y lo mismo puedo decir del sector energético, de las Plataformas  Centenario y Bicentenario, que están perforando ya, sobre tirantes de agua; es decir, en lugares donde el mar tiene de fondo más de dos mil metros de profundidad, y perforando desde el fondo del mar hacia abajo seis mil metros más.



Eso es lo que está haciendo Petróleos Mexicanos.



Estamos invirtiendo en las mayores presas de su tipo, como es la Presa de El Cajón o la Presa de La Yesca.



Qué quiero decirles.



Que con todas estas medidas, estamos salvaguardando y aumentando el patrimonio de los mexicanos, y asegurando que el sector energético del país siga impulsando el desarrollo de México.



En la propia Comisión Federal de Electricidad hemos aumentado en tres mil 700 megawatts su capacidad de generación. Lo hemos hecho a través de la modernización  de plantas viejas existentes, algunas que queman combustóleo con una gran contaminación, las hemos convertido en generadoras, a partir de gas natural, como es la propia de Manzanillo o la de la Salamanca.



Hemos trabajado creando nuevas plantas. Pero quizá uno de los cambios más importantes, ha sido el crecimiento en la utilización de fuentes limpias y eficientes de energía.



Al principio de mi Gobierno, por ejemplo, no había sino un proyecto experimental de un megawatt de generación de energía a base de viento, de energía eólica.



Cuando termine mi Administración, vamos a legar a los mexicanos una capacidad de generación de electricidad de más de tres mil megawatts, y con proyectos en curso para llegar hasta cinco mil megawatts de capacidad de electricidad, de energía eólica.



Ya hemos rebasado esa meta. México ha sido uno de los países que más crecimiento tienen en su tasa de generación de energía a partir del viento, de energía eólica.



Y gracias a ello, gracias al impulso que le hemos dado a las presas, también, ya hemos rebasado la meta que nos habíamos propuesto para final de la Administración, de que toda la electricidad que generamos, se generara, por lo menos en 25 por ciento, a través de fuentes de energía renovables y limpias, con lo cual, no sólo impulsamos el desarrollo, sino cuidamos el medio ambiente.



Décimo quinto. Infraestructura. Hemos hecho la mayor y más importante inversión en infraestructura que se tenga registro en el país. Yo dije que éste iba a ser el Sexenio de la Infraestructura. Éste ya es el Sexenio de la Infraestructura en México.



Lo he cumplido con hechos. Una prueba es que hicimos que la inversión creciera, pública y privada, del tres por ciento, más o menos, del PIB que tenía México, que es el promedio de la OCDE, a cinco por ciento del PIB. Nivel histórico que nos coloca muy por encima del resto o de muchos de los países desarrollados.



Y qué hemos hecho con esos recursos.



Hemos construido o reconstruido y modernizado más de 19 mil kilómetros de carreteras y caminos rurales, hasta ahorita, y vamos a terminar, probablemente, en 21 mil.



Qué significa esto.



Que en el año, hace dos Administraciones, se reconstruyeron o se construyeron seis mil kilómetros de carreteras; la Administración pasada, nueve mil.



Esto significa que en esta Administración nuevamente hemos construido o reconstruido más carreteras y caminos rurales, que las dos Administraciones anteriores juntas.



Y si hablamos de puertos, también, hemos invertido más en puertos que las dos Administraciones anteriores juntas.



Y si hablamos de inversiones ferroviarias, libramientos y otros, hemos invertido casi el doble que las dos Administraciones anteriores juntas, también.



Hemos construido o se han construido en el país nuevos aeropuertos, como el del Mar de Cortés; o se han construido, por ejemplo, otra pista en el Aeropuerto de Cancún, que lo ha convertido en el aeropuerto más funcional por segundo año consecutivo en América Latina.



Estamos conectando a todo México con una visión estratégica, del Norte al Sur. Por ejemplo, las carreteras que van desde Veracruz, hacia Tabasco, hacia Campeche, hacia Mérida.



El Sur de la Península de Yucatán, de Villahermosa hasta Chetumal; la Riviera Maya, de Chetumal hasta Cancún.



Estamos conectando a México del Pacífico al Golfo, como es, por ejemplo, la Mazatlán-Durango, la carretera más importante que se haya hecho en mucho tiempo, más de 22 mil millones de pesos, donde está el puente atirantado más alto del mundo, el Baluarte.



O el Arco Norte de la Ciudad de México, o la Carretera México-Tuxpan, que va a reducir de siete horas de trayecto de Tuxpan a México a, más o menos, tres horas de camino y que terminaremos este mismo año.



Estamos, verdaderamente, cambiando el rostro del país en materia de infraestructura.



Décimo sexto. Hoy, protegemos el medio ambiente, probablemente más que nunca.



Estamos implementando una política ambiental que no es una más de las políticas del Gobierno. Es una política transversal que integra el esfuerzo de todas las dependencias Federales.



Una política orientada a ampliar el bienestar de los mexicanos de hoy sin comprometer el desarrollo de las generaciones futuras. Eso es el desarrollo humano sustentable, que es el título mismo del Plan Nacional de Desarrollo: ampliar las libertades y las capacidades de los mexicanos de hoy, sin comprometer a las generaciones futuras, y eso es, precisamente, desarrollo sustentable.



Hemos sostenido, en palabra y en obra, que sí es posible reducir la pobreza y al mismo tiempo cuidar nuestros recursos naturales. Por ejemplo, muchas comunidades indígenas o campesinas que viven en selvas y bosques del país, antes se veían obligados a talarlos, a desmontarlos, para rasguñar lo poco que pudieran sacar ahí de maíz, por unos cuantos años, o de ganadería de muy baja productividad.



En este Gobierno hemos creado quizá uno de los mecanismos más ambiciosos de pago de servicios ambientales. Se trata de pagar, se trata de retribuir económicamente a los dueños de esos terrenos forestales el servicio que nos dan, a cambio de que dejen los árboles ahí, de que preserven los bosques y las selvas o que, incluso, los reforesten.



Lo hemos hecho, por ejemplo, a través de ProÁrbol, con lo cual hemos incorporado casi tres millones de hectáreas al esquema de Pago de Servicios Ambientales. Y, con ello, nosotros cuidamos el ambiente y ellos tienen un ingreso que antes no tenían.



Además, hemos reforestado casi dos millones de hectáreas en los últimos cuatro años y, si midiéramos las hectáreas en términos de la población promedio de árboles que inicialmente se plantan, evidentemente, como es programado y como es de esperarse, muchos de ellos se quedan en el proceso de desarrollo, pero hemos plantado más de mil millones de árboles en los últimos años, en mi Gobierno, en nuestro México.



Hemos decretado más de tres y medio millones de hectáreas de áreas naturales protegidas. Todo eso, amigos, nos va a permitir avanzar en el aprovechamiento sustentable de los bosques y revertir la terrible tendencia a la deforestación que tiene nuestro México.



En los años 90, según la FAO, se perdían 354 mil hectáreas de bosque o selva cada año. Sin embargo, entre 2005 y 2010, según la FAO, también, hemos logrado reducir, de 350 mil a 150 mil hectáreas en promedio. Y si se sigue adelante, en estos planes, en esta década, México llegará a la meta que anhelamos: tasa de deforestación cero, que nos permita cuidar nuestras selvas y bosques.



También, al inicio de mi Gobierno sólo un tercio de las aguas residuales del país se trataban. Ciudades tan grandes, como la Ciudad de México, o la Ciudad de Guadalajara, no trataban el agua que utilizaban.



Toda el agua utilizada se iba a los ríos, a las lagunas, contaminando y convirtiendo esos ríos en auténticos drenajes. Y así había sido en todo el país.



En este Gobierno hemos construido o rehabilitado más de 400 plantas de tratamiento. Por lo cual, al final de estos proyectos, con los proyectos que hemos echado en marcha, y cuando concluyan los proyectos que están ahora en ejecución, como es la Planta de Atotonilco, que va a tratar la mayoría de las aguas que todos usamos en la Ciudad de México, y que es la planta de tratamiento de aguas residuales más grande del mundo en construcción en este momento, México llegará al 70 por ciento de tratamiento de aguas residuales, y nuevamente, puesto en la ruta de lograr la meta anhelada, en esta década, de tratamiento de 100 por ciento de las aguas residuales.



Eso no nos ha impedido velar por la seguridad hidrológica de las comunidades que más padecen el propio desastre humano. Tanto el Plan Hídrico de Tabasco, como el Plan de Sustentación Hídrica del Valle de México.



En Tabasco, amigas y amigos, todos recordamos la inundación de 2007. En 2010, llovió en Tabasco varias veces más que lo que llovió en aquel octubre y noviembre de 2007.



Y, sin embargo,  gracias al Plan Hídrico de Tabasco, que hicimos, la Ciudad de Villahermosa no se inundó, quizá, por primera vez, en muchos, muchos años.



Y aquí, en la Ciudad de México, estamos construyendo el Túnel Emisor Oriente. Un túnel que llega a tener casi 70 kilómetros de largo; un diámetro de más de 15 metros, y que va a profundidades que llegan entre los 20 y los 150 metros de profundidad.



Se trata de construir una carretera allá abajo, en la tierra, que va a sacar el agua de la Ciudad de México, cuando llueva torrencialmente, desde el Valle de México, el Lago de Texcoco, hasta el Estado de Hidalgo. Con lo cual, evitaremos inundaciones catastróficas en el Valle de México.



México, amigas y amigos, ha asumido un liderazgo en el tema del combate al cambio climático. Rompimos este tabú, de que la lucha contra el cambio climático sólo les tocaba a los países ricos y poderosos.



Sí, exigimos que se comprometan. Pero, también, decimos que ese cambio climático está afectando a nuestros hijos. Que hoy, la sequía que existe en México no se explica sin el cambio climático. Es cambio climático.



Que los incendios forestales y la sequía en Estados Unidos son cambio climático. Que  las inundaciones en Tabasco o en Colombia son cambio climático. Que los huracanes en Veracruz o en Monterrey, son cambio climático.



Y por eso, decimos que todos debemos de colaborar de acuerdo con nuestras capacidades, porque tenemos una responsabilidad común.



Y por eso, México fue el primer país en desarrollo que presentó su propio Programa de Lucha contra el Cambio Climático, y un compromiso unilateral  para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.



México, así, se convierte en parte de la solución.



Décimo séptimo. Para fortalecer la democracia, hemos impulsado la mayor ampliación de derechos y de libertades de los mexicanos en la historia contemporánea de México. Se dice fácil, pero no lo es.



Hoy, nuestro país vive una democracia vibrante, y desde el Gobierno Federal, hemos trabajado para ensancharla y profundizarla.



Nuestro compromiso con la democracia, con los principios de respeto a la dignidad humana y a los derechos humanos, que profesamos, nos ha llevado a ser profundamente respetuosos de la libertad de expresión y de manifestación.



Es probable que nunca en la historia moderna de México haya habido tanta libertad, no sólo para hablar, para insultar, para calumniar a un Gobierno o a un Presidente; pero creemos más en la libertad, que en la capacidad autoritaria del Estado.



Y nunca antes en México un Presidente había dialogado pública y abiertamente con tantos grupos de personas, con comunidades indígenas, con víctimas de la violencia, con partidos políticos.



Estamos fervientemente dispuestos a fortalecer el diálogo, porque creemos en él, porque sabemos que la riqueza de México está en su pluralidad, y que mientras seamos todos respetuosos de esa pluralidad y mientras preservemos los espacios de diálogo y el diálogo sea capaz de generar bienes públicos, México saldrá adelante.



Por esos mismos principios, amigas y amigos, en esta Administración, no en otra, fue cuando se han hecho las mayores reformas que garantizan y amplían los derechos humanos.



La Reforma en Materia Penal, por ejemplo, que sustituye el viejo modelo inquisitorial en materia procesal penal, por un modelo oral, donde públicamente se contraponen las pruebas y los argumentos de las partes, con mayor transparencia, con garantía para las víctimas.



Por eso, también, amigas y amigos, en este Gobierno salió la Reforma de los Derechos Humanos, que eleva a rango constitucional, no sólo los derechos que dice la Constitución Mexicana, sino todos los derechos humanos que aparezcan en los tratados internacionales suscritos por México.



Por eso, en este Gobierno se aprobó la Reforma en materia de amparo, que protege, entre otras cosas, a todos los ciudadanos. Antes, un amparo sólo protegía a quien lo interponía ante un Juez. Hoy, un amparo protege a todas las personas que estén en la misma situación jurídica que el quejoso, el principio erga omnes, uno de los mayores avances del derecho en México.



Y fue en este Gobierno, a iniciativa del Presidente, que se aprobaron nuevas leyes de migración y de refugiados. Fue ahora cuando se despenalizó la migración. Fue ahora cuando se aprobaron estas reformas, que defienden los derechos humanos y las garantías individuales de los extranjeros, incluso, de quienes transitan por nuestro país rumbo a otro, o se asilan en México, porque así fortalecemos nuestro régimen de libertades.



Por eso, amigas y amigos, con la Reforma en Materia Penal, con la Reforma en Materia de Derechos Humanos, con la Reforma en Materia de Amparo, con la Reforma en Materia Migratoria, podemos afirmar, categóricamente, que es en este Gobierno en el que se ha registrado la mayor ampliación de libertades y derechos de las personas en el México moderno.



Décimo octavo. México ha retomado su liderazgo internacional y su participación activa y decisiva en la solución de problemas mundiales.



Hemos hecho un esfuerzo por reencontrarnos con nuestros pueblos de América Latina. Y fue en México donde convocamos y organizamos a los pueblos de todo el Continente, de nuestra cultura y de nuestra identidad.



Y fue aquí, en la Riviera Maya, donde se fundó la CELAC, el primer organismo formal que reúne, en toda nuestra historia independiente, a todos los países latinoamericanos y caribeños. La primera organización política propia de América Latina fue fundada en, y a iniciativa de México.



Y es México, también, el que ha presidido ya el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En 2010, también, fuimos anfitriones de la Conferencia de Naciones Unidas, precisamente, sobre cambio climático, la COP-16.



Y contra toda esperanza, contra todo pronóstico, fue en México y bajo la conducción de México, que se concretaron los Acuerdos de Cancún para frenar el calentamiento global. El mayor avance que se haya hecho en la materia desde el Protocolo de Kyoto.



Y en este 2012, México asumió la Presidencia del Grupo de los 20, y será anfitrión, en junio de este año, de la Reunión Cumbre de ese mecanismo. Es decir, México preside hoy el grupo de las naciones más importantes del mundo, que agrupan al 80 por ciento de su población y al 80 por ciento de su Producto Interno Bruto.



Hemos defendido los intereses de México. Lo hemos hecho con contundencia, en todo el mundo. Hemos defendido, también, los intereses de la humanidad, lo mismo en el desarme, que en la lucha contra el cambio climático, que en la lucha contra la delincuencia organizada transnacional.



Hemos defendido los derechos del hombre, porque creemos en él, creemos en su dignidad, creemos en la libertad y creemos en la democracia; creemos en el bien común nacional y, también, en el bien común universal, rasgos inequívocos de un Gobierno humanista, como el que me precio en encabezar.



Señoras y señores.



Queridos mexicanos:



En estos cinco años y cuatro meses que llevo al frente de la Administración Pública, el Gobierno Federal ha hecho un esfuerzo enorme y en muchos de los rubros, como ustedes han visto, un esfuerzo sin precedentes para generar bienestar y mejorar la calidad de vida de todos los mexicanos.



Todas y cada una de las transformaciones a las que he me referido, son producto de ustedes, del esfuerzo de millones y millones de mujeres y de hombres que todos los días se levantan para dar lo mejor de sí para sacar adelante a sus familias.



Son producto de la visión y el empuje de nuestros emprendedores. Son producto de la fuerza y la entrega de nuestros trabajadores. Son producto de la tenacidad de amas de casa, de madres de familia. Son producto del esfuerzo generoso de servidores públicos. Son producto del sacrificio enorme que han hecho soldados, marinos, policías.



Este México nuestro, éste, el que queremos, es un México en el cual en estos años se ha sembrado la semilla de su prosperidad, de su seguridad y de su justicia.



Hasta ahora, amigas y amigos, a pesar de la adversidad, hemos salido adelante y seguiremos adelante.



Los años recientes han sido, especialmente, adversos para México. Nos ha tocado enfrentar la peor crisis económica de la que tengan memoria las generaciones contemporáneas en el mundo. Sufrimos el embate cruel y sin precedente de la violencia de los grupos criminales, producto de un largo proceso de corrupción y descomposición de nuestras instituciones  y, también, de penetración en nuestra sociedad.



Sufrimos epidemias, como la del virus de influenza A/H1N1, que dejó miles de víctimas. Inundaciones, como las de Tabasco, en 2007; o huracanes, que destrozaron Monterrey, en 2010, o buena parte de Veracruz.



Sequías, como la que ahora se vive en el Norte del país, por no hablar de otros eventos y tragedias donde hemos perdido a colaboradores y seres queridos.



No ha sido fácil. Y, sin embargo, todas esas adversidades, de todas esas adversidades, hemos salido adelante y hemos salido fortalecidos.  Estamos, los mexicanos, enfrentando nuestros problemas y los estamos superando.



A pesar de la adversidad, ampliamos las oportunidades en educación, en salud, en vivienda, en infraestructura, en apoyo a los más pobres, en apoyo a los indígenas. Lo hemos hecho de una forma sin precedente, en varios de esos rubros.



Y todo lo hemos hecho, no sólo no aumentando, incluso reduciendo el déficit en las finanzas públicas.



Hemos enfrentado directamente los problemas más graves, sin eludirlos, entre otros, el de la inseguridad.



Sabemos, por ejemplo, que hasta ahora algunos policías o Ministerios Públicos habían sido, más bien, un pasivo, un lastre para el país. Su deficiencia y su vulnerabilidad debilitaban gravemente a México. Y, desde luego, que aún tenemos un profundo problema en este frente.



Pero el mérito de esta generación, es que nos decidimos a empezar. Es que hemos emprendido los primeros pasos de esta larga marcha para reconstruir  las instituciones de seguridad y de justicia.



Y, hay que perseverar en ese camino, porque lo que hoy es un pasivo para México se va a convertir, se está convirtiendo, por lo pronto ya en el orden Federal, en un verdadero activo, que le da solidez, que le da fuerza y que le da viabilidad al México futuro.



Hay que perseverar en esa afanosa tarea, por delicada y compleja que sea. Hay que perseverar en esa depuración y fortalecimiento de los órganos de seguridad y justicia que en esta Administración hemos iniciado, porque sólo así México va a contar con policías y Ministerios Públicos capaces, fuertes y, sobre todo, confiables.



Una garantía, como nunca debieron dejar de serlo, de la seguridad de los mexicanos y de nuestros visitantes.



En ese proceso hemos avanzado sustancialmente en el ámbito Federal, que es en el que nos corresponde. Pero hay que decirlo con claridad, el país no estará completamente seguro, hasta que no se avance, al mismo ritmo y con la misma profundidad, en todas y cada una de las entidades de la República y en todos los municipios donde haya policía.



Todos tenemos que sumarnos, sin cortapisas, a este restablecimiento de la vida institucional del país.



El México seguro al que aspiramos, vendrá. De eso no tengan la menor duda. Y ese México será posible a partir, precisamente, del esfuerzo extraordinario de las mexicanas y de los mexicanos en estos años de prueba y de desafío.



Y, al mismo tiempo, hemos trabajado por reconstruir el tejido social, porque sabemos que es la única solución de largo plazo para una paz duradera.



Estamos construyendo, también, así, una sociedad más justa, en la que nadie se quede atrás. Hemos defendido el bienestar de los mexicanos sin incurrir en el endeudamiento irresponsable que cancele las oportunidades de progreso de las futuras generaciones.




Falta mucho por hacer, lo sé perfectamente, pero también sé, que si México no crece más rápido, es, también, porque se le han escatimado reformas fundamentales, como la laboral, que permitiría la generación de empleos de más calidad y mejor pagados.



O bien, porque muchas de las reformas que he propuesto y, ciertamente, han sido aprobadas, no han tenido los alcances propuestos, originales, y que son necesarios para el crecimiento que México requiere, a pesar de los avances que sí han contenido.



En pocas palabras, amigas y amigos, hoy me presento ante ustedes, con la certeza de que falta mucho por hacer, pero, también, con la seguridad de que hemos hecho el mayor esfuerzo que se haya visto en México en muchos años.



El mayor esfuerzo para cambiar el rumbo del país. El mayor esfuerzo para hacer de éste un país más humano, más seguro, más próspero, más limpio y más justo.



En estos cinco años de trabajo y esfuerzo, los mexicanos sembramos, y sembramos bien. Sembramos la semilla de ese México que soñamos. Y lo hicimos, a pesar de la adversidad, a pesar de las dudas, superando obstáculos, venciendo inercias y venciendo la desesperanza, porque estamos seguros que cosecharemos, de esa semilla en el futuro, el bien para nuestros hijos.



Cada una de las transformaciones que he enumerado, son retoños de la semilla que hemos plantado. En sí mismas, constituyen un cambio radical en el rostro de México, pero, sobre todo, un buen augurio del país distinto y mejor que vendrá, si perseveramos en nuestros esfuerzos.



Siempre he soñado con un México diferente, y siempre he trabajado intensamente para lograrlo. Ese México, también lo sé, a partir del sacrificio y el esfuerzo, ese México ahora está más cerca de lo que le encontramos.



Sé que en muchos rubros, con la tranquilidad de conciencia que da el deber cumplido, sé que en muchos rubros: en salud, en educación, en infraestructura, en hospitales, en vivienda, en fortaleza macroeconómica, en crédito, México es mejor que lo que era hace seis años.



Y sé, también, que a México le esperan y le enfrentan todavía innumerables desafíos.



Lo que sí puedo asegurarles, amigas y amigos, es que he actuado conforme a lo que el deber me indicó, pensando siempre e invariablemente en el bien de México y en el futuro de las mexicanas y los mexicanos que vendrán después de nosotros, en el futuro de nuestros hijos.



A todos ustedes, agradezco su apoyo y su comprensión.



Ha sido larga y compleja la travesía; ha sido intensa y llena de experiencias y de aprendizajes.



Aprendí de mi padre que la política es para servir, y que el servicio público y la política, son un deber.



Y lo que he aprendido aquí es que servir a México, servir a la Patria, particularmente en momentos de desafío y de prueba, como los que me ha tocado vivir, más que una carga, han sido un privilegio y un honor, que no tendré jamás forma de pagar.



Quiero agradecerles a todos su apoyo. Quiero agradecer a todos los servidores públicos, desde el primero hasta el último, porque sé que han dado no lo que tienen, sino lo mejor de sí.



Quiero agradecer, especialmente, a Margarita, mi esposa, y a mis hijos, por toda su comprensión, todo su apoyo y toda su generosidad.



Y quiero pedirles a todos, en el puesto o en el frente donde estén, a todos los que tenemos el privilegio  y el honor de servir a México, que lo hagan intensamente, con  mayor  intensidad, ahora, más que nunca, hasta la última hora de este Gobierno, el 30 de noviembre de 2012.



A México, la razón de mi ser, le seguiré sirviendo al límite de mis capacidades y limitaciones, no sólo hasta el último día de mi mandato, sino hasta el último de mis días.



Y vayamos, todos, a  trabajar por México, y a construir la Patria que queremos, que es la Patria que viene.



Muchísimas gracias a todos ustedes.

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