El
papa Benedicto XVI dice adiós/Daniel
Shoer Roth
Publicado en El Nuevo Herald, miércoles 27 de febrero del 2013
Cuando
el sol decline hoy y sus rayos de luz se hagan más tenues sobre la fachada de
la imponente Basílica de San Pedro, el papa Benedicto XVI abandonará el Palacio
Pontificio del Vaticano, será despedido en el Patio de San Dámaso y subirá a un
helicóptero para trasladarse a la residencia veraniega de Castel Gandolfo donde
hará su último acto público como Vicario de Cristo. Durante el viaje de unos 15
minutos sonarán a voleo todas las campanas de Roma como tributo.
A
las 8 p.m. hora de Italia, la Guardia Suiza que presta protección en la puerta
del palacio papal abrirá paso a la Gendarmería Vaticana y Joseph Ratzinger
pasará a ser “Papa Emérito”, convirtiéndose en el primer líder supremo de la
Iglesia Católica que abdica a la silla de Pedro en más de seis siglos.
En
sus aposentos rodeados por amplios jardines y bosques, Benedicto XVI dejará a
un lado la esclavina que cubren los hombros de los Pontífices, y cambiará los
zapatos rojos por un par marrón que le obsequiaron artesanos zapateros
mexicanos en la ciudad de León, cuando el Santo Padre visitó la nación azteca
el año pasado.
“Dejaré
de llevar la potestad de gobierno, pero permanezco en el entorno de San Pedro
con el servicio de la plegaria”, anunció el miércoles Benedicto XVI a su grey
sereno y sonriente durante su despedida pública en la Plaza de San Pedro. A lo
largo de su papado de ocho años, subrayó rodeado por decenas de miles, “he
tenido momentos de gloria y luz”, al igual que otros “de aguas agitadas y
viento contrario”.
Agregó
que nunca se sintió solo y agradeció a sus cardinales y colegas por su guía y
por “comprender y respetar esta importante decisión”.
A
sus 85 años, el teólogo alemán Ratzinger se despide de su papado dejando un
importante legado a la Iglesia al haber convocado a cinco asambleas del Sínodo
de los Obispos, y servido como un gran predicador que ha hecho accesibles a
todo tipo de personas los contenidos de la fe. También deja tras de sí
escándalos y controversias sobre la protección a los curas pederastas y la
corrupción de algunos miembros de la curia romana que han salpicado su
pontificado.
“No
abandono la Cruz”, expresó al compás de una sinfonía de aplausos y llanto. “La
Iglesia está viva”.
En
días recientes, Benedicto XVI publicó un documento papal en el que otorgó a los
cardenales electores la facultad de anticipar el inicio del cónclave para elegir
a su sucesor, el Pontífice número 266 de la Iglesia Católica.
El
portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, ha manifestado que el nuevo
líder será electo a tiempo para presidir los actos litúrgicos de la Semana
Santa.
“Para
Pascua tendremos un nuevo Santo Padre”, aseguró Lombardi el pasado 11 de
febrero al darse a conocer la dimisión de Benedicto XVI.
Hoy,
después de las 8 p.m, la Iglesia entra en la Sede Vacante, el interregno que va
desde que fallece o renuncia un Papa hasta que es elegido el sucesor. Se espera
que el viernes el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Angelo Sodano,
convoque a los purpurados, “o sea que probablemente las congregaciones se
inicien el lunes 4 de marzo”, precisó el sacerdote jesuita.
Se
trata de reuniones preparatorias del cónclave, cuya fecha se decidirá en los
próximos días.
Entonces,
los cardenales electorales, tras un juramento de confidencialidad, se reunirán
a puerta cerrada en la Capilla Sixtina sin contacto con el mundo exterior, para
votar por la persona que liderará a más de 1,000 millones de católicos
alrededor del mundo.
Si
no se llega a un acuerdo durante el primer día de deliberaciones, se quemarán
las papeletas de los votos con sustancias químicas que produzcan una fumata
negra por la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando al mundo que hubo una
elección fallida. Entre jornadas de oración, lecturas de textos sagrados y
negociaciones secretas, los purpurados continuarán haciendo votaciones mañana y
tarde hasta que un candidato reciba más de dos tercios de los votos. En este
caso, al arder las papeletas, se les agregará un químico especial para que el
humo resultante sea blanco.
Posteriormente,
desde la logia de la Basílica el cardenal Protodiácono anunciará a la multitud
congregada en la Plaza de San Pedro Habemus Papam (tenemos Papa) y dará a
conocer el nombre escogido por el nuevo Santo Padre.
Mientras
tanto, el “Papa Emérito” se encontrará en Castel Gandolfo, en una colina que se
asoma al lago de Albano, donde tendrá el mismo número de habitaciones que en
Roma: estudio, capilla privada, comedor y biblioteca, en la que seguramente
podrá revisar sus documentos y apuntes privados, ya que los del pontificado y
de la época en que fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe quedarán
archivados en el Vaticano.
Después
de una estancia de dos meses en el palacio veraniego, se trasladará al
monasterio de clausura Matter Ecclesiae, dentro de los muros del Vaticano. Allí
el otrora papa Benedicto XVI vivirá sus últimos días en recogimiento, oración y
silencio.
Esta
información fue complementada con servicios cablegráficos de El Nuevo Herald.
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