El
Papa nombra a Alfred Xuereb secretario general de Economía
Radio
Vaticano
Exactamente
a una semana de la publicación del “motu proprio” con el que instituyó la
Secretaría para la Economía (el ministerio de finanzas vaticano), de la que se
ocupa el australiano George Pell, Francisco nombró como secretario general
del ente a monseñor Alfred Xuereb, que fue secretario particular de Benedicto
XVI y ha estado al lado de Bergoglio desde los primeros días de su Pontificado.
La
sorpresa de este nombramiento radica en el hecho de que la decisión del
Pontífice haya ido justamente hacia Xuareb y no hacia aquel en quien el mismo
cardenal Pell había presentado como candidato al puesto, es decir el actual
secretario de la Prefectura para los Asuntos económicos de la Santa Sede, el
español Lucio Ángel Vallejo Balda, cercano al Opus Dei, y que actualmente se
ocupa de coordinar los trabajos de la comisión referente sobre los problemas
económico-administrativos de la Santa Sede.
Monseñor
Xuereb desde hace tiempo se ocupa de cuestiones económicas y financieras.; el
pasado 28 de noviembre, de hecho, el Papa lo nombró “delegado” para la
Pontificia Comisión referente sobre el IOR y para la Pontificia Comisión
referente sobre las finanzas vaticanas. Una actividad de coordinación, para ser
el vínculo entre Francisco y ambas comisiones. Xuereb recibi’o en aquella
ocasión la tarea de «vigilar y mantener informado» al Papa «en colaboración con
la Secretaría de Estado sobre los procedimientos de trabajo y sobre las
diferentes iniciativas» en curso.
El
nuevo puesto confirma la confianza de Bergoglio en su colaborador. Al mismo
tiempo, con la cantidad de trabajo en el nuevo “ministerio de Finanzas” la
ayuda de Xuareb en la secretaría particular del Pontífice irá disminuyendo en
el futuro.
Monseñor Alfred
Xuereb, secretario del Pontífice y nombrado este lunes 3 de marzo secretario general de la nueva
Secretaría para la Economía, en una entrevista con la revista italiana “Oggi”.
«Ha
sido un año extraordinario. Si tuviéramos que dar una definición de la
actuación del Papa, como pastor universal de la Iglesia y como obispo de Roma,
me viene a la mente la figura del misionero. Papa Francisco, justamente como
misionero, va al encuentro de las personas y las llama hacia sí para volver a
llevarlas al corazón del Evangelio», añadió.
Xuereb,
de 55 años y de origen maltés, estuvo también en la secretaría de Benedicto
XVI: «Supe de su renuncia poco antes del anuncio oficial del 11 de febrero. Y,
naturalmente, sobre la noticia reservada pendía el sigilio. Por la forma en la
que lo dijo, estaba claro que era una decisión irrevocable. Me salió
espontáneamente decirle que lo pensara bien, pero no lo hice. Quién sabe cuán
profundamente había reflexionado y cuánto había rezado intensamente».
Xuereb
recuerda también el día de la elección de Bergoglio, cuando le pasó la llamada
telefónica a Ratzinger, que había seguido desde Castel Gandolfo todo el
Cónclave. «Esta tarde, al escuchar a Benedicto XVI pronunciar la palabra
“Santidad”, cuando se dirigió a Papa Francisco, percibí un signo de humildad y
de grandeza. Ratzinger agradeció al Papa por haberlo recordado en el balcón del
Palacio Apostólico y por haber pedido que rezaran por él. Le dijo: “Desde ahora
yo prometo mi obediencia y mi oración”. Y también se lo había declarado a los
cardenales que habían llegado a Roma para el Cónclave».
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