Resulta
que sí, que el presidente sí tiene amigos!/Ricardo Alemán
El Universal, 11 de marzo de 2015
Dijo
Peña: “Tengo claro que el Presidente de México no tiene amigos, el Presidente
de México está comprometido con un único interés...
Pero
el problema no termina con la designación de Medina Mora como Ministro de la
Corte, por el Senado. En realidad el “dedazo presidencial” es una crisis de
Estado que involucra a los Tres Poderes de la Unión; corresponsables de la
simulación, imposición y complicidad para convertir en Ministro de La Corte a
un amigo del presidente.
Parece
que un buen día Medina Mora despertó deseoso de ser Ministro de la Corte. Le
comunicó su deseo a su amigo, el jefe del Ejecutivo, quien a través de un
grosero dedazo cumplió el deseo de su amigo y lo propuso al Senado una terna
con “dos bultos” para simular. Los Senadores del PAN y del PVEM aceptaron el
capricho presidencial y, a cambio de pingües beneficios, palomearon a Medina
Mora.
Al
final, la cabeza del Poder Judicial, la Suprema Corte, aceptó la imposición. De
esa manera intervinieron en el capricho presidencial los poderes Ejecutivo,
Legislativo y Judicial. ¿Y la división de poderes? ¿Y la independencia de los
poderes? ¡Eso a quien le importa! Lo importante es que el presidente si tiene
amigos. Y que es generoso con sus amigos.
Pero
la historia no termina ahí. Lo que pocos saben es que Medina Mora ya había
estado “en los cuernos de la luna”, pero su impericia política le hizo perder
el premio mayor. Resulta que en su primer viaje internacional como presidente
electo, al Reino Unido, Enrique Peña le propuso a su amigo y embajador, “Lalo”
Medina Mora, ser el titular de Relaciones Exteriores. Torpe, Medina Mora le
dijo al presidente electo que “la mejor noticia sería estar cerca de nuestros
hijos”.
Los
hombres del presidente entendieron la respuesta de Medina Mora como la
solicitud para ser embajador de México en Estados Unidos, a donde estudiaba un
hijo de Medina y un hijo de Peña Nieto. Entonces el presidente electo complació
a su amigo y lo hizo embajador de México en Washington.
Tener
un amigo así, no tiene precio, dirá Medina Mora. Al tiempo.
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