Palabras
de Su Majestad Felipe VI, Rey de España, durante la cena que ofreció en su
honor el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña
Nieto
Señor
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Señora
Angélica Rivera de Peña.
Autoridades
del Estado.
Cuerpo
Diplomático.
Gobernadores.
Distinguidos
invitados:
Al
honrar y agradecer vuestra amable invitación, señor Presidente, la Reina se une
a mí para daros las gracias más afectuosas, de corazón, por vuestra
hospitalidad y por vuestras palabras de hoy.
México
hoy nos abraza una vez más y nos recibe por primera vez en Visita de Estado
como Reyes de España, también, como ya saben, la primera que hacemos al
Continente Americano.
En
esta oportunidad, como ya os expresamos en vuestra Visita de Estado a España
hace un poco más de un año, deseamos subrayar nuestra cercanía y la fortaleza
de los lazos que unen a nuestras dos naciones, así como el lugar que México
ocupa en el corazón de todos los españoles.
Hace
un año reafirmamos nuestra condición de socios de primer orden mediante un
importante impulso a nuestra asociación estratégica, que encuentra sus bases
más sólidas en nuestros vínculos humanos.
En
España se respeta a México, se conoce a México, se piensa en México y se siente
a México con la fuerza de la verdadera amistad.
Señor
Presidente:
Nuestros
países viven momentos de evolución política, social y económica, generada desde
el vigor de nuestras sociedades, que reclaman siempre con justicia las cotas
más altas de exigencia y de compromiso ético.
Ello
requiere respuestas efectivas, precisas y directas que satisfagan las demandas
de nuestros ciudadanos.
En
este contexto, desde España seguimos, con especial interés, el proceso de
transformación que experimenta México gracias a las reformas puestas en marcha
en vuestro país, cuyo ejemplo de madurez política, sienta las bases de un
crecimiento económico sostenido para los próximos años.
España
quiere acompañar a México, en este proceso que busca la mayor prosperidad del
pueblo mexicano.
Somos
socios y amigos, compañeros y aliados en la senda del progreso.
Nuestras
relaciones bilaterales se caracterizan por su vitalidad y dinamismo y cuentan
con políticas ágiles que hacen posible una colaboración estrecha y eficaz.
Nos
anima y alegra saber que disponemos de intercambios muy fructíferos en asuntos
clave para ambos países, como son la lucha contra el terrorismo y su financiación,
el combate contra la delincuencia organizada, la trata de personas, el lavado
de activos o las amenazas a la Ciberseguridad.
En
materia de cooperación al desarrollo, hemos apostado por una cooperación
horizontal y triangular que nos permite, por ejemplo: compartir recursos y
experiencias para asistir con mayor eficacia y visión regional al desarrollo
integral de Centroamérica y el Caribe.
Esta
aproximación innovadora y sensible a la realidad es posible, igualmente, en
otras áreas en las que nuestros países tienen intereses y fortalezas comunes,
impulsando de esta manera nuevas líneas de trabajo.
Señor
Presidente.
Señoras
y señores:
México
es un actor de primera magnitud en la escena internacional, con un peso y una
proyección global que lo ubican en el centro de una gran arquitectura de
acuerdos de libre comercio que se están configurando y fraguando entre Europa,
el Continente Americano y la región de Asia-Pacífico.
Y
creo, en este sentido, que México y España nos debemos congratular por tener la
oportunidad magnífica de poner aún más en valor en la esfera internacional,
nuestra condición de estrechos aliados que compartimos valores e intereses y
mantenemos un alto nivel de concertación bilateral.
México
ha sido un firme aliado de España en su candidatura al Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas, apoyo que agradecemos profundamente.
Ambos
países mantenemos una coordinación constante en el ámbito multilateral y de
Naciones Unidas. Cuentan con nuestro compromiso para seguir trabajando juntos.
México
es además, socio estratégico de España en su relación con la Unión Europea.
España
reitera, una vez más, su compromiso activo y su acompañamiento en este
trascendente proceso de modernización y diversificación de las relaciones entre
México y la Unión, como se ha demostrado en la reciente Cumbre de la Unión
Europea a México, en Bruselas.
En
el contexto de la comunidad Iberoamericana de Naciones, la exitosa Cumbre de
Veracruz sirvió para reafirmar el compromiso de nuestras naciones, con la
conferencia y el sistema Iberoamericano y mostró, al mismo tiempo, el impulso
decidido de las demás naciones hermanas para trabajar conjuntamente con la
Secretaría General Iberoamericana, en favor de una mayor proyección
internacional de Iberoamérica y de un mayor impacto positivo y visible en las
vidas de nuestros ciudadanos.
Señor
Presidente:
Mis
sinceras felicitaciones a México por un trabajo bien hecho.
Asimismo,
somos conscientes de la gran proyección de México hacia el Pacífico. España,
con su ayuda, busca potenciar su participación y reforzar sus vínculos como
observador prioritario en la Alianza del Pacífico, impulsando activamente el
conjunto de iniciativas de colaboración.
Las
relaciones económicas y comerciales bilaterales reflejan de una manera
fidedigna la intensidad y la riqueza de los intercambios de toda índole que
existen entre nuestros países.
Mañana
inauguraremos juntos un importante encuentro empresarial, con más de 700
empresas inscritas, en el que tendremos la oportunidad de comprobar, que las
empresas españolas y mexicanas resultan ser un excelente binomio en términos de
trabajo y resultados.
Ese
impulso compartido que queremos seguir dando a nuestras relaciones, alberga un
potencial ilimitado, con tantas posibilidades como dicta el entusiasmo, el
talento y la visión de nuestras sociedades, de nuestras empresas, de nuestros
investigadores.
Señor
Presidente:
Un
aspecto ineludible, consustancial a nuestras relaciones, es el relativo a la
lengua y la cultura. El idioma español es símbolo de identidad compartida, un
valioso patrimonio común.
Es
por ello que México y España, hogar de casi 170 millones de hispanohablantes,
tienen con otras naciones hermanas, la especial responsabilidad para hacer de
nuestra lengua un mecanismo de integración social, un motor de desarrollo
económico y un eje articulador de la identidad iberoamericana, así como
impulsor de su dimensión internacional en éste y en otros continentes.
Por
ello, quiero resaltar, especialmente, la importancia del acuerdo sobre un
servicio internacional conjunto de evaluación y certificación del dominio de la
lengua española, llamado SIELE, que mañana concluirán la Universidad Nacional
Autónoma de México, el Instituto Cervantes y la Universidad de Salamanca.
Este
mismo año conmemoramos el quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de
Jesús, figura primordial para las letras y la poesía en español, como lo fue
Sor Juana Inés de la Cruz, intelectual también, luchadora esencial de las
letras, la poesía y el teatro en español.
Dos
mujeres separadas por un siglo, por un océano, pero unidas por sus sentimientos
de irrefrenable libertad. Dos mujeres que elevaron la lengua española a altas
cotas de excelencia. Un ejemplo de cómo mexicanos y españoles se entrelazan con
naturalidad y ferviente cariño y afecto.
Por
ello, señor Presidente, hoy en este Palacio Nacional, situado en la Plaza del
Zócalo, donde se manifiesta con profundidad el alma de México y la rica
personalidad de este pueblo, quiero rendir homenaje a los españoles y mexicanos
que han tejido con su pensamiento, su sentimiento y acciones, las relaciones
únicas e ilimitadas que unen a nuestras naciones.
Tengo
presentes, especialmente, a nuestros compatriotas, que generación tras
generación llegaron a México en busca de una utopía, un futuro, un refugio.
Entre estos últimos quiero referirme a miles de intelectuales españoles
exiliados que formaron a innumerables alumnos mexicanos con sabiduría y rigor.
No
sólo se distinguieron por ello en las aulas, sino que enriquecieron ésta su
Patria de adopción con una ingente obra, llevaron a cabo traducciones de
diversas lenguas, fundaron y mantuvieron revistas científicas y literarias, y
promovieron importantes estudios sociales, con ellos se mezclaron arquitectos,
escritores, cineastas y artistas. Y desde aquí, desde México, los propios
españoles transterrados defendieron el valor de la obra de civilización y
cultura realizada por su Patria.
Y
en fin, como afirmó Ortega y Medina, reivindicaron a la tan vilipendiada cuanto
incomprendida España.
El
filósofo Ramón Xirau, llegó a confesar en sus memorias: en México he
descubierto España.
Fecundo
pasado, dinámico presente, ilimitado futuro, esa es la instantánea que ofrecen
nuestras relaciones en el momento en que la Reina y yo con verdadero
agradecimiento y genuino orgullo visitamos esta gran Nación.
Con
este sentimiento y con los mejores votos por vuestra aventura personal, señor
Presidente, Angélica Rivera, quiero que nos acompañen en levantar nuestra copa,
por esa ilimitada amistad entre España y México y por el bienestar de nuestros
pueblos.
Salud,
Presidente.
Palabras de Su Majestad Felipe VI, Rey de España, durante la Ceremonia Oficial de Bienvenida, en el marco de su Visita de Estado
Palabras de Su Majestad Felipe VI, Rey de España, durante la Ceremonia Oficial de Bienvenida, en el marco de su Visita de Estado
Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Señora Angélica Rivera.
Señores miembros del Gobierno.
Autoridades.
Señoras y señores.
Querido Presidente:
Al aceptar, honrados y agradecidos, su pronta invitación a visitar oficialmente México, la Reina y yo sentimos hoy la emoción de ser recibidos en esta gran Nación tan cercana y hermanada a España, que ocupa un lugar tan especial en nuestro corazón y en nuestra visión del mundo.
Y queremos subrayar la trascendencia de esta visita a los Estados Unidos Mexicanos como destino de nuestro primer viaje de Estado al Continente Americano.
Así nos lo ofrecieron, así lo apreciamos y quisimos también; y así lo quiere el gobierno español.
Las relaciones de España con México son de una importancia capital, no sólo porque somos socios estratégicos y porque nuestros intercambios se producen en infinidad de frentes y ámbitos, sobre todo son importantes porque, como ha señalado, se han ido formando a lo largo de una experiencia histórica y cultural común muy amplia y, porque se basan en vínculos mucho más profundos que los políticos o comerciales.
Son relaciones construidas entre personas que, por tanto, trascienden gobiernos e instituciones, y eso las hace aún más sólidas.
En esta Ceremonia de Bienvenida en el Campo Marte y tras haber rendido homenaje hace unos momentos a los héroes de la Nación mexicana, no dejamos de sentir el peso de la historia mexicana y la extraordinaria personalidad de esta gran Nación.
Durante los próximos tres días tendremos el privilegio de conocer más de cerca esta tierra tan querida, y de disfrutar de unas gentes por las que la Reina y yo siempre hemos sentido un profundo aprecio y respeto.
Nos reuniremos con representantes del Poder del Estado, del mundo cultural y académico, del ámbito económico y empresarial; y, también, con españoles y descendientes de españoles que viven acá y son parte de la realidad actual de este gran país.
Estoy convencido, señor Presidente, de que esta Visita servirá para que 170 millones de mexicanos y españoles podamos comprobar, nuevamente, lo mucho que tenemos en común, la fuerza y la vitalidad de nuestras relaciones y el enorme potencial que hay delante de nosotros.
Muchas gracias, de nuevo, por vuestra invitación, que es un gesto de profunda amistad de la Nación mexicana a la Nación española, y que lo es, también, suyo, señor Presidente, por cuanto sé lo intenso de su compromiso personal para que esta visita tuviera lugar lo antes posible desde el comienzo de mi reinado.
Así nos lo manifestó durante su Visita de Estado a España, que tuvo lugar hace ahora poco más de un año, y pocos días después del anuncio de abdicación de mi padre, el Rey Juan Carlos.
Pues de su parte, junto a la de mi madre, la Reina Sofía, le traigo saludos llenos de afecto y amistad a vuestra Excelencia, a su esposa y al querido pueblo mexicano.
Y gracias de manera especial por el esfuerzo añadido de mantener las fechas previstas, y que podamos compartir la alegría de esta visita, por nosotros tan deseada y esperada.
Señor Presidente:
Todos los españoles de cualquier origen y condición siempre han sentido, sienten y sentirán aquí como su propia Patria; la Reina y yo, también.
Por todo ello, pero, sobre todo, porque nos sale del corazón, permítame, señor Presidente, que acabe con un emocionado: que viva México.
Señora Angélica Rivera.
Señores miembros del Gobierno.
Autoridades.
Señoras y señores.
Querido Presidente:
Al aceptar, honrados y agradecidos, su pronta invitación a visitar oficialmente México, la Reina y yo sentimos hoy la emoción de ser recibidos en esta gran Nación tan cercana y hermanada a España, que ocupa un lugar tan especial en nuestro corazón y en nuestra visión del mundo.
Y queremos subrayar la trascendencia de esta visita a los Estados Unidos Mexicanos como destino de nuestro primer viaje de Estado al Continente Americano.
Así nos lo ofrecieron, así lo apreciamos y quisimos también; y así lo quiere el gobierno español.
Las relaciones de España con México son de una importancia capital, no sólo porque somos socios estratégicos y porque nuestros intercambios se producen en infinidad de frentes y ámbitos, sobre todo son importantes porque, como ha señalado, se han ido formando a lo largo de una experiencia histórica y cultural común muy amplia y, porque se basan en vínculos mucho más profundos que los políticos o comerciales.
Son relaciones construidas entre personas que, por tanto, trascienden gobiernos e instituciones, y eso las hace aún más sólidas.
En esta Ceremonia de Bienvenida en el Campo Marte y tras haber rendido homenaje hace unos momentos a los héroes de la Nación mexicana, no dejamos de sentir el peso de la historia mexicana y la extraordinaria personalidad de esta gran Nación.
Durante los próximos tres días tendremos el privilegio de conocer más de cerca esta tierra tan querida, y de disfrutar de unas gentes por las que la Reina y yo siempre hemos sentido un profundo aprecio y respeto.
Nos reuniremos con representantes del Poder del Estado, del mundo cultural y académico, del ámbito económico y empresarial; y, también, con españoles y descendientes de españoles que viven acá y son parte de la realidad actual de este gran país.
Estoy convencido, señor Presidente, de que esta Visita servirá para que 170 millones de mexicanos y españoles podamos comprobar, nuevamente, lo mucho que tenemos en común, la fuerza y la vitalidad de nuestras relaciones y el enorme potencial que hay delante de nosotros.
Muchas gracias, de nuevo, por vuestra invitación, que es un gesto de profunda amistad de la Nación mexicana a la Nación española, y que lo es, también, suyo, señor Presidente, por cuanto sé lo intenso de su compromiso personal para que esta visita tuviera lugar lo antes posible desde el comienzo de mi reinado.
Así nos lo manifestó durante su Visita de Estado a España, que tuvo lugar hace ahora poco más de un año, y pocos días después del anuncio de abdicación de mi padre, el Rey Juan Carlos.
Pues de su parte, junto a la de mi madre, la Reina Sofía, le traigo saludos llenos de afecto y amistad a vuestra Excelencia, a su esposa y al querido pueblo mexicano.
Y gracias de manera especial por el esfuerzo añadido de mantener las fechas previstas, y que podamos compartir la alegría de esta visita, por nosotros tan deseada y esperada.
Señor Presidente:
Todos los españoles de cualquier origen y condición siempre han sentido, sienten y sentirán aquí como su propia Patria; la Reina y yo, también.
Por todo ello, pero, sobre todo, porque nos sale del corazón, permítame, señor Presidente, que acabe con un emocionado: que viva México.
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