Revista
Proceso
# 2031, 4 de octubre de 2015..
Fuga del
“Chapo” Los custodios desarman la versión oficial/
PATRICIA DÁVILA
Las
autoridades federales dijeron que, durante la fuga del Chapo Guzmán, “se
siguieron los protocolos” en el penal del Altiplano. Pero los custodios
detenidos por esa evasión refutan ese dicho: ni siquiera conocían tales
protocolos. Proceso consiguió las declaraciones ministeriales de 13 de esos
guardias, que reconstruyen con todo detalle los minutos siguientes a la huida
del líder del Cártel de Sinaloa, y enumeran las fallas que campeaban en dicha
cárcel “de máxima seguridad”: 30% de las cámaras perimetrales no servían, los
monitores fallaban y el Ejército, la Marina, Gobernación y el Cisen supieron en
tiempo real lo que estaba ocurriendo.
Las
declaraciones de 13 de los custodios y encargados de monitoreo presos en el
penal de El Altiplano acusados del delito de evasión por la fuga de Joaquín El
Chapo Guzmán Loera, ocurrida el 11 de julio, muestran paso a paso lo ocurrido
esa noche en el penal de máxima seguridad y lo que las autoridades federales
han ocultado.
Los
testimonios señalan las fallas de la penitenciaría, como el hecho de que el
sistema geofónico –que detecta ruidos en el piso– no funcionaba desde hace un
año y dos meses; que 30% de las cámaras de vigilancia perimetral estaban
descompuestas; que los monitores se pasman, y que a los custodios les dieron a
leer el protocolo de actuación… un mes después de la fuga.
Demuestran
también que a través de correo electrónico o radio tipo Matra, la base central
de la Policía Federal en avenida Constituyentes recibió de manera inmediata las
incidencias durante la noche de la evasión.
En
sus declaraciones ante el Ministerio Público Federal –integradas en la causa
penal 48, radicada en el Juzgado Tercero de Distrito de Procesos Penales
Federales en León, Guanajuato; y en la causa penal 55, del Juzgado Cuarto de
Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México– los guardias
señalan que fueron detenidos con engaños y sin orden de aprehensión. Durante 24
horas, acusan, fueron retenidos desnudos en las oficinas de la SEIDO y fueron
amenazados para aceptar su participación en la huida.
Luis
Alberto Aguilar Morales, monitorista de la Policía Federal en El Altiplano,
declaró: “Mi compañero Emanuel Galicia Conchillos –quien en el momento de la
fuga monitoreaba la estancia 20 destinada a Joaquín Guzmán Loera, líder del
Cártel de Sinaloa–, me reportó que no veía al interno. En ese instante me
indicó que me comunicara a dicha área, lo hice en repetidas ocasiones pero no
respondían al llamado”.
Erick
Sorcia Martínez apuntó, por su parte: “Empiezo mi trabajo a las 20 horas, tengo
designado monitorear el dormitorio A y B. En ese momento mi monitoreo está
enfocado hacia los internos de estas áreas que se encuentran en el comedor.
Como a las 20:30 horas, terminan su cena y regresan a su dormitorio, por lo que
monitoreo los pasillos de esa área del dormitorio que ya no tenía actividad.
“Transcurrido
un tiempo, a las 21:10 horas, escucho a Emanuel Galicia, que dice que no le
contestan en el área de tratamientos especiales. Me levanto y me dirijo a su
estación, dice de nuevo que no contestan. Regreso a mi lugar y sigo
monitoreando, a la vez, marco al área de tratamientos especiales, pero no se
enlaza la llamada. Intenté varias veces pero suena ocupado.
“Me
dirijo nuevamente con Emanuel Galicia, le digo que marqué al (módulo) Diamante
8, que se encuentra en el área de tratamientos especiales y me contestó una
compañera, le indiqué que tratamos de localizar al comandante o al encargado de
tratamientos especiales para que verifique una incidencia, me contestó que a
simple vista no ve a nadie pero que en cuanto localice a alguno se lo hará
saber”, narra en su declaración.
“Pasaron
minutos, escucho a compañeros preocupados porque no ven al interno. El enlace
operativo Vicente Flores se levanta de su lugar y da indicaciones, me pide que
monitoree el área de perimetrales y azoteas para verificar que todo se
encuentra bien. Todo es normal.”
El
comandante Roberto Cruz Bernal, quien pertenece al área de seguridad y custodia
interna del penal, complementa en su declaración: “A las 21:25 horas recibo la
llamada vía radio del comandante Juan Carlos Ortiz Calderón, me dice que le
pida al oficial de tratamientos especiales que realice un rondín en la estancia
20. Me recibió la llamada el oficial Juan Ignacio Cuarenta Orozco, para
entonces yo ya iba camino al área”.
Alrededor
de un minuto después, Cruz Bernal le marcó nuevamente para preguntar sobre las
novedades, y Cuarenta Orozco le dijo que no veía al interno. Le indicó que
abriera la primera puerta de la celda para tener mejor visión. Sin perder la
comunicación esperó su respuesta, le confirmó que no estaba el interno y que se
alcanzaba a ver un hueco en la regadera.
Cruz
Bernal le marcó a Ortiz Calderón para informarle. Este último ordenó que
alguien se metiera en el agujero. Cruz Bernal, quien ya estaba en el área de
tratamiento junto con personal del centro del control, tomó las llaves de la
estancia y todos ingresaron.
“Ahí
no doy el código rojo, ya que el oficial que notó la ausencia del interno es
quien debería de darlo, si yo lo daba, en ese entonces se bloquearían las
puertas y tardaríamos más en ingresar al agujero, ya que teníamos
aproximadamente 30 segundos para entrar. Después de que se abrió la estancia,
le indican al comandante de la zona, Luis Humberto Flores Martínez, que coloque
a un oficial frente a cada estancia del área de tratamientos especiales”,
explica Cruz Bernal.
Más
tarde, Flores Hernández le ordenó a Herminio González Albarrán, otro de los
detenidos, tomar una cámara y un radio Matra de la Policía Federal: “Pidió que
fuera a la estancia 20 para grabar el lugar, llegué junto con Emanuel Galicia,
Cruz Bernal y Cuarenta Orozco. Mientras grababa, oficiales de seguridad
abrieron”.
Encontraron
un orificio cuadrado en el piso de la regadera, de unos 45 centímetros por
lado. Por la radio que portaba, González Albarrán informó la ausencia del
interno a Jaime Galindo Hernández, apoyo de enlace operativo. Le describió las
características del orificio y las herramientas que se encontraban dentro del
mismo.
Posteriormente
se introdujeron en el hoyo el comandante Cruz Bernal y Galicia Conchillos. Les
comentaron a sus compañeros que se encontraba una placa metálica tapando el
agujero, la cual impedía que pudieran acceder hasta el interior. Se les
complicó retirarla, pero después de un tiempo lo lograron y entraron al túnel.
Continúa
González Albarrán: “Luego arribó Reyez Amyr Mota Carrillo, quien ante la
negativa del personal de seguridad de acompañar al comandante Cruz Bernal y a
Galicia Conchillos, decidió introducirse al túnel para alcanzarlos. Se llevó la
cámara y el radio que yo portaba. El oficial Sergio Rodríguez también trató de
entrar al túnel, pero debido a su complexión no pasó y tuvieron que auxiliarlo
para sacarlo. Luego llegaron a la estancia el enlace operativo Flores Hernández
y Héctor Rodríguez”.
En
su testimonio, Reyes Amyr Mota Carrillo asienta que en enero de 2014 fue
“comisionado al centro federal (El Altiplano) de manera verbal”, aunque luego
recibió un oficio en el que le indicaban que realizaría una misión “tipo
confidencial en Toluca, Estado de México”.
Mota
Carrillo señala: “Siendo las 21:30 horas (del día en que se fugó El Chapo), me
percaté de que los monitoristas se comenzaron a movilizar, situación que no era
algo extraordinario ya que continuamente por alguna incidencia dentro del penal
se movilizaban de esta manera. Después alcancé a escuchar a Vicente Flores dar
indicación de que monitorearan las áreas perimetrales y azoteas. Luego me llamó
y me pidió que trasladara a una persona del Cisen hacia la estancia 20 y
apoyara a los compañeros que ya se habían trasladado a este punto.
“Al
llegar, veo a Cruz Bernal y Emanuel Galicia tratando de abrir una tapa metálica
para acceder al hoyo, por lo que le ayudé –a Herminio González Albarrán– a
videograbar lo que estaba ocurriendo. Después llegó el oficial Sergio
Rodríguez, apoyo del enlace operativo. Dio la indicación de introducirnos él y
yo después del comandante Roberto Cruz y Emanuel Galicia. Me introduje por el
hoyo, él me dio la cámara, una lámpara y un radio de Policía Federal, sólo que
Sergio Rodríguez no pudo entrar.”
Al
realizar el recorrido por el túnel, junto con Roberto Bernal y Emanuel Galicia,
videograbó el interior: “No llevamos ningún tipo de arma o protección,
exponiendo nuestras vidas. Al salir al otro extremo encontramos un arma y dos
cargadores dentro de una pequeña maleta”.
Por
radio, “el comandante Bernal avisó nuestra ubicación, mientras que a mí, a
través del radio que llevaba de la Policía Federal, se me dijo que permaneciera
en el punto hasta que llegara más personal de seguridad y guarda. Vicente
Flores, quien después de una hora y 20 minutos arribó junto con Valentín
Cárdenas Lerma, director del Altiplano, revisó el lugar. A las cinco de la
mañana recibí la indicación de trasladarnos hacia el Centro (de control de la
prisión).
“Mi
actividad era el envío de información de todo lo que se generaba en el centro
federal, en referencia a internos, visita, empleados o cualquier situación
relevante. Se enviaba a través de correo electrónico a base central en el
complejo (de la Policía Federal) en avenida Constituyentes (Ciudad de México)”,
señaló en su declaración Jaime Galindo Hernández.
Indica
que el día de los acontecimientos, aproximadamente a las 20:30 horas le daba
seguimiento al interno Servando Gómez Martínez La Tuta, quien había sido
trasladado al servicio médico.
Cuando
le notificaba a Vicente Flores las novedades, “él recibió una llamada del Cisen,
de pronto preguntó que en dónde estaba Guzmán Loera, y como no cuento con
monitor, me dirigí con el suboficial Luis Alberto Aguilar Morales. Me informó
lo sucedido con el interno y (…) le comuniqué eso a Vicente Flores”.
Roberto
Cruz Bernal, el primero en ingresar al túnel, dice sobre los protocolos de
operación y el código rojo: “No entiendo el protocolo de operación para centros
penitenciarios, ya que me lo dieron y mostraron para leerlo el día 17 de agosto
de 2015 y me hicieron firmar una relación en la cual estaba mi nombre: “Me
pedían que firmara con fecha 24 de marzo de 2015, me negué”. Sus compañeros
también se negaron.
Ya
se sabía
En
entrevista, Alberto de la Cruz, abogado defensor de siete de los detenidos,
señala que en el momento en que Vicente Flores Hernández se entera de que hay
un hoyo en la estancia de Guzmán Loera, va a la dirección del penal, en donde
la directora jurídica, Leonor García García, habla por teléfono con el
director, Valentín Cárdenas. Según el letrado, Flores le quita la bocina a
García y le dice a Cárdenas que ocurrió una fuga. El director le responde que
va para allá. Además, en la dirección existe un monitor que exclusivamente
vigilaba la celda de El Chapo, de modo que García pudo estar al tanto de la
“desaparición” de Guzmán Loera desde que ésta ocurrió.
En
ese momento ya estaban abiertos los enlaces con las secretarías de la Defensa,
Marina, Gobernación, la Policía Federal y la Comisión Nacional de Seguridad
debido a que los radios de los custodios se enlazan automáticamente con esas
dependencias, además de que agentes del Cisen monitorean en tiempo real lo que
ocurre en El Altiplano.
“Aquí
entra ya la situación de código rojo, procedimiento que sólo tiene Previsión y
Readaptación Social, en los radios Matra. Además, Flores Hernández semanalmente
realizaba un informe semanal de fallas del sistema geofónico, que dejó de
operar hace un año y dos meses, casualmente desde que se compró el terreno
donde se construyó el túnel”. También mencionaba fallas en el sistema de
monitoreo, entre las que destaca el hecho de que 30% de las cámaras
perimetrales no funcionaban y que los monitores del centro de control se
pasmaban. El informe lo recibía David Fernando Rodríguez Robledo, director de
monitoreo en la Policía Federal.
Ante
esta situación, el abogado solicitó al juez Cuarto de Distrito de Procesos
Penales Federales en el Estado de México que realice peritajes a los sistemas
de videovigilancia y geofísicos para que se confirmen las fallas reportadas por
sus defendidos. También denuncia que el juzgador se niega a otorgar copia del
pliego de consignación argumentando que el asunto se encuentra en “sigilo”.
Paralelamente,
considera que en el proceso las autoridades tienen que explicar por qué sólo se
impermeabilizó la zona de tratamientos especiales y por qué, sólo allí, dos
semanas antes las autoridades cambiaron los pisos de los pasillos, ya que estas
obras originaron los ruidos que los propios internos escucharon semanas antes
de la fuga de El Chapo.
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