Revista
Proceso
# 2031, 4 de octubre de 2015..
“La
Barbie”, aspirante a soplón/ANABEL
HERNÁNDEZ
Extraditado
a Estados Unidos el miércoles 30 de septiembre, Édgar Valdez Villarreal es un
personaje contradictorio: narcotraficante durante la mitad de su vida, fue
aprehendido en 2010 y, una vez en prisión, además de convertirse en fanático
religioso violó el código de silencio que es regla de oro entre los mafiosos.
Ahora está en su país natal y se cree que allá, si llega a un acuerdo, revelará
información muy sensible, capaz de afectar las estructuras de poder en México.
Édgar
Valdez Villarreal, La Barbie, es un delincuente singular. Tras pasar media vida
comerciando con drogas, en prisión se convirtió al cristianismo –en El
Altiplano deambulaba con una Biblia bajo el brazo– y desobedeció el código de
silencio al que se someten los narcotraficantes.
Incluso
aseguró haberle dado dinero él mismo a García Luna.
Tras
el envío de esa carta, La Barbie fue sujeto de represalias dentro del penal del
Altiplano. Fuentes cercanas a los procesos penales de Valdez Villarreal afirman
que éste tiene guardadas importantes pruebas de la corrupción de las
autoridades mexicanas y las daría a conocer, si llega a algún acuerdo con la
Fiscalía de Estados Unidos.
Fue
extraditado a Estados Unidos en función de una orden de arresto girada en su
contra por la Corte de Distrito Norte en Atlanta, Georgia, dentro del caso
criminal 1:2009-cr-551. Ya han sido arrestados tres de sus coacusados: Jesús
Ramos, Rubén Hernández y Juan Montemayor (éste, hermano de Carlos Montemayor,
El Director, suegro de La Barbie). El expediente criminal, que Proceso pudo
consultar, muestra que todos ellos llegaron a arreglos con la Fiscalía.
Rebelde
sin causa
Más
de la mitad de su vida, refieren las acusaciones, Valdez, nacido en 1973, ha
sido un delincuente. Su primera acusación criminal por tráfico de drogas fue
hecha en 1998, en la Corte de Distrito Este en Laredo, Texas; ahí se dice que
comenzó a traficar drogas desde los 20 años, a las órdenes de Adelmiro Ramírez,
quien controlaba una red de transporte, distribución y venta de mariguana.
En
marzo de 2002, en la Corte de Distrito Este de Luisiana, se le acusó de
posesión y distribución de más de cinco kilogramos de cocaína.
Según
la ficha elaborada por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional en 2007,
de la cual la reportera tiene copia, Valdez manejaba tres organizaciones
armadas: Los Negros, Los Chachos y la Mexican Mafia, cuyo objetivo era combatir
al Cártel del Golfo y a su entonces brazo armado, Los Zetas.
Averiguaciones
previas abiertas por la Procuraduría General de la República (PGR) indican que
La Barbie se integró a la llamada Federación de Cárteles, constituida a
iniciativa de Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada en 2001; ésta
aglutinaba principalmente al Cártel de Sinaloa, al de Juárez y las
organizaciones de los Valencia, los Beltrán Leyva, Ignacio Coronel y Juan José
Esparragoza Moreno, El Azul.
En
2002 La Barbie fue enviado por Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, a Nuevo Laredo,
Tamaulipas, a invadir territorio que desde hacía décadas estaba bajo control
del Cártel del Golfo.
El
primer alfil de la Federación en Nuevo Laredo fue Dionisio Román García
Sánchez, El Chacho, quien trabajaba en la plaza con permiso del Cártel del
Golfo.
En
2002 El Chacho mató a un mando de Los Zetas y para evitar que se desatara una
guerra, Beltrán Leyva lo entregó para que lo asesinaran y le pidió a Osiel
Cárdenas, entonces líder del Cártel del Golfo, que dejara operar a Valdez.
La
Barbie fue el detonador de la sangrienta guerra entre la Federación y el Cártel
del Golfo. En 2003, tras el arresto de Cárdenas Guillen, el joven capo envió un
ultimátum a Heriberto Lazcano, entonces líder de Los Zetas: “Tienes una semana
para dejar la plaza desde Reynosa hasta Nuevo Laredo”, advirtió.
Los
Zetas no se replegaron; por el contrario, invadieron ciudades ya controladas
por La Federación.
Tras
la ruptura de la Federación, en enero de 2008, luego de la captura de Alfredo
Beltrán Leyva, El Mochomo, La Barbie optó por seguir trabajando al lado de El
Barbas, entonces ya en guerra con el Cártel de Sinaloa.
Aunque
los gobiernos de México y de Estados Unidos atribuyen su rápido ascenso en el
mundo del narcotráfico a una salvaje carrera de homicidios, quienes lo conocen
bien dicen que él afirma nunca haber matado, personalmente, a nadie.
Señalado
como jefe de sicarios del Cártel de Sinaloa y luego del clan de los Beltrán
Leyva, La Barbie se define como un capo independiente, sin jefes, y quien
trabajó de manera coordinada con El Chapo, El Mayo y con los Beltrán Leyva.
Su
esposa es hija de Carlos Montemayor, con quien presuntamente La Barbie hacía
negocios ilícitos. Tras el arresto de su yerno, Montemayor fue detenido en
2010, acusado de ser líder del Cártel Independiente de Acapulco.
En
2012 fue pieza clave en el caso abierto por la PGR contra cinco militares,
entre ellos el exsubsecretario de Defensa, Tomás Ángeles Dauahare. La Barbie denunció
ante el juez Tercero de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales con
sede en Toluca que la Procuraduría había intentado obligarlo a declarar
falsamente contra los militares, que primero le ofrecieron beneficios y luego
lo amenazaron (Proceso 1881).
“Querían
que yo declarara en contra de ellos para ayudar a la SIEDO. Yo les pregunté en
qué querían que les ayudara si yo no los conocía. Ellos me indicaron que lo
único que yo tenía que decir era que yo los conocía”, dijo al juez. Su
declaración sirvió para liberar a los cinco militares en 2013.
Estado
de México
Desde
2000 los hermanos Beltrán Leyva han tenido fuerte presencia en zonas
residenciales del Estado de México. Sus operaciones crecieron notablemente
durante el gobierno de Enrique Peña Nieto en la entidad.
En
la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/439/2010 de la PGR se afirma que desde
2006 hasta por lo menos 2009, los Beltrán Leyva, La Barbie y Gerardo Álvarez,
El Indio, ocuparon el aeropuerto internacional de Toluca como base de operaciones
para aterrizar y descargar aviones Grumman provenientes de Venezuela cargados
con cocaína, gracias a una red de corrupción establecida con la Policía Federal
y autoridades aeroportuarias.
La
concesión de la administración de ese aeropuerto la tenía la empresa española
OHL, según el título de concesión otorgado en 2006 por la administración de
Peña Nieto.
El
periodo de operaciones de los Beltrán Leyva y Valdez Villarreal en el Estado de
México coincide con la época en que Enrique Peña Nieto fue gobernador. En ese
tiempo la entidad fue mucho más que una pista de aterrizaje para los narcos.
Hay referencias en otras averiguaciones previas a que Arturo Beltrán Leyva,
Valdez Villarreal y El Indio tenían casas de seguridad en Huixquilucan y
contaban con la protección de la Agencia de Seguridad Estatal.
El
21 de septiembre de 2010 el testigo colaborador de la PGR –identificado con el
nombre clave de Lucero– detalló las operaciones de El Barbas, El Indio y La
Barbie en el Estado de México.
Según
un informe del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el
Combate a la Delincuencia, elaborado en 2012, en el Estado de México, en
particular en los municipios de Huixquilucan, Cuautitlán, Ecatepec, Naucalpan,
Tlalnepantla, Coacalco y Nezahualcóyotl, operaban “reminiscencias de la célula
base de Valdez Villarreal y de Héctor Beltrán, llamadas ‘Cártel del Centro’,
‘La Nueva Administración’ y ‘La Mano con Ojos’”.
El
expediente en Atlanta
En
2009, en la Corte de Distrito Norte, en Atlanta, se abrió el expediente
criminal 01:2009-cr-551 contra La Barbie, su suegro y cuatro coacusados: Juan
Montemayor, Rubén Hernández, Roberto López y Jesús Ramos. En total suman nueve
cargos federales. Tres de los coacusados fueron detenidos entre 2010 y 2013.
Valdez
tiene dos cargos en su contra: conspirar y organizarse para importar, poseer y
distribuir al menos cinco kilogramos de cocaína entre 2004 y 2006; y
transportar, transmitir o transferir dinero proveniente de las ganancias del
narcotráfico que él mismo o a través de cómplices contaba, procesaba y empacaba
antes de enviarlo a México para pagar a sus proveedores. La orden de arresto en
su contra fue girada el 16 de diciembre de 2009.
“La
presente acusación está enfocada en México, donde estaba la base de
supervisores de la organización de (Héctor) Flores y la fuente de
abastecimiento a los consumidores de cocaína”, afirmó el representante de la
Fiscalía, John A. Horn, en una audiencias en junio de 2013.
Durante
la investigación realizada por la DEA, señaló Horn, se hicieron múltiples
escuchas telefónicas “a una organización de tráfico de cocaína mexicana
dirigida por Édgar Valdez Villarreal, aka La Barbie, y se estableció que la
organización de Valdez Villarreal fue la fuente de más de mil 500 kilogramos de
cocaína que se venden a los clientes de Atlanta identificados en las múltiples
escuchas telefónicas.
“Del
inicio a la mitad de la década del 2000 el señor Valdez Villarreal transitó de
ser un distribuidor local de cocaína en su pueblo de origen, Laredo, Texas, y
Nuevo Laredo, México, para convertirse en un distribuidor de muchos cargamentos
de cocaína para distribuidores regionales en Estados Unidos”, apuntó Horn.
La
investigación respectiva afirma que durante esa etapa La Barbie entró en
contacto con Carlos Montemayor, “quien desarrolló una red para transportar la
cocaína de la organización a través de la frontera a Laredo y procesó las
ganancias en efectivo para ser llevadas a México.
“Carlos
Montemayor eventualmente formó una sociedad con Valdez Villarreal en la cual
juntaron sus recursos para comprar cocaína en México. Mientras ellos mantenían
a sus clientes en Estados Unidos, ellos comenzaron a compartir con otros sus
proveedores de cocaína y las redes para transportarla, señala el documento.
Por
los cargos en su contra, La Barbie podría ser condenado a cadena perpetua, a
menos que negocie, como lo hicieron sus coacusados.
Se
presume que este caso significó la caída de La Barbie. Su coacusado Jesús Ramos
fue detenido en febrero de 2010 por la DEA, en Laredo. En junio de ese mismo
año llegó a un arreglo con la Fiscalía: le dejaron un solo cargo en contra a
cambio de colaborar en la detención de sus cómplices y proporcionar información
a la agencia antidrogas.
Valdez
fue detenido a finales de agosto de 2010 cerca de Salazar, Estado de México. El
Director fue aprehendido en noviembre de ese mismo año. Estaba establecido en
Huixquilucan, en la misma entidad, donde se hacía pasar por un empresario que
organizaba eventos de charrería.
Ramos
fue inusitadamente liberado ese mismo mes de noviembre, y en enero de 2011
recibió una benévola sentencia de ocho años de cárcel.
Rubén
Hernández fue detenido en octubre de 2012 y también llegó a un arreglo con la
Fiscalía. Juan Montemayor fue arrestado en marzo de 2013, acusado de poseer y
distribuir al menos cinco kilogramos de cocaína del 21 al 24 de junio de 2005.
Tras un convenio con la Fiscalía se declaró culpable de los tres cargos que se
le imputaban. En octubre de 2013 fue sentenciado a 262 meses de cárcel, pero
gracias a su colaboración con la DEA, fue liberado en diciembre de 2014.
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