23 sept 2016

Ricardo Anaya…, debe renunciar

Las columnas políticas hoy, 23 de septiembre de 2016
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 TRASCENDIÓ/Milenio
Que el presidente del PAN, Ricardo Anaya, recibió un mensaje de apoyo del coordinador de los senadores panistas, Fernando Herrera, quien pidió a los suspirantes contención para dejar el debate sobre la elección del candidato a la Presidencia hasta que concluya el proceso electoral de 2017 en el Estado de México.
Ante los cuestionamientos para que Anaya defina si quiere seguir al frente del PAN o buscar la candidatura presidencial, Herrera les recordó que se trata del dirigente panista más exitoso, electoralmente hablando, en los últimos tiempos, valor que debe preservarse y, por tanto, llamó a la paciencia a Margarita Zavala y a Rafael Moreno Valle.sos viajes.
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Moreno Valle, por la candidatura
Rozones./ La Razón
- Así que tras confirmar ayer su aspiración a la candidatura del PAN a la Presidencia, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, subió la aceptación entre las audiencias televisivas. La casa encuestadora #Fuerometria hizo un sondeo telefónico, a 500 personas, el cual arrojó que el poblano se va a la delantera. Incluso en uno de los rubros quedó 11 puntos por delante de Margarita Zavala.
 Anaya, ausente del debate
 - Entregó la plaza el dirigente del PAN, Ricardo Anaya, a sus competidores por la candidatura panista a la Presidencia. Ayer rechazó asistir al debate organizado por Carlos Loret en su programa Despierta con Loret, de Televisa. Dejó así que Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y Gustavo Madero se unieran en su contra para exigirle definir de una vez si va a contender por la candidatura desde la dirigencia.
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Lenguas Viperinas/LSR
RAFAEL MORENOValle, gobernador de Puebla, aceleró el paso en la carrera presidencial 2018. Nos dicen en el PAN que el destape del Mandatario en televisión ya era esperado, pero nos aseguran que sí generó expectativas al interior del grupo del presidente nacional del albiazul, Ricardo Anaya, quien de plano su poca claridad respecto a si quiere o no ser aspirante le puede resultar contraproducente, pues creen que ya debió renunciar al cargo de dirigente.
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¿Será?/24 Horas
Enredos panistas
La presidencia de Ricardo Anaya en el PAN se complica. Para nadie es un secreto que aspira a ser Presidente de la República en 2018 y, como lo han dicho varios de sus correligionarios, dirigencia y candidatura son incompatibles. Para estar en igualdad de circunstancias con otros aspirantes como Margarita Zavala, Gustavo Madero y Rafael Moreno Valle, nos comentan, es necesario que deje de usar la plataforma del blanquiazul en su beneficio. Y éste es un reclamo que seguirá creciendo en los próximos días. Además, está por verse si la renovación del Consejo Nacional catapulta al Joven Maravilla o fortalece a sus adversarios. ¿Será?
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Archivos Cordero, el rezago legislativo y los popotes
 Confidencial ./ El Financiero
Cordero. El senador pidió a Ricardo Anaya “que se concentre en dirigir el partido, (para) construir la posibilidad de ganar Los Pinos en 2018”.
Mientras cientos de iniciativas de gran calado presentan un serio rezago legislativo en el Senado de la República, o de plano ya están en la congeladora, ese órgano legislativo recibió con bombo y platillo un proyecto de ley del senador del PAN, Ernesto Cordero, para erradicar el uso de popotes de plástico en el país, por el severo daño ambiental que provocan. “Esas sí son prioridades”, ironizaron algunos legisladores
por ahí.
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Columna ITINERARIO POLÍTICO/Ricardo Alemán
Milenio
¡Que renuncie Ricardo Anaya!
 Si entendemos bien el mensaje de los tres panistas que debatieron con Carlos Loret, la conclusión es lapidaria: que renuncie RicardoAnaya a la dirigencia del PAN.
 ¿Y por qué la contundencia del intercambio de opiniones entre tres de los más influyentes panistas?
 Elemental, porque, según lo que dijeron Margarita Zavala, Gustavo Madero y Rafael Moreno Valle, el joven Ricardo Anaya “juega el juego” de la sucesión presidencial —dentro del PAN— con cartas marcadas. Es decir, haciendo trampa.
 ¿Y por qué hace trampa Anaya?
 La respuesta está a la vista de todos. Porque el aún presidente del partido azul no solo construye su candidatura presidencial desde el asalto a la dirigencia del PAN —igual que lo hizo Roberto Madrazo en 2006—, sino que el queretano literalmente se robó todos los spots del partido, no para posicionar al partido azul, sino para hacer crecer su figura.
 En pocas palabras, que el joven Anaya hace todo aquello que el PAN criticó del PRI —como convertir al partido en instrumento al servicio de y para un solo hombre—, además de que sigue los pasos del mayor de los peligros para la democracia en México: el señor López Obrador.
 Dicho de otro modo, que por increíble que parezca y por contrario a los principios del PAN que resulte, Ricardo Anaya ha recurrido al tramposo expediente del lopezobradorismo. ¿Y eso qué significa?
 Poca cosa, que igual que el sátrapa de Obrador, el señor Ricardo Anaya ha convertido al PAN en una institución de su propiedad, al servicio exclusivo de sus intereses personalísimos y cuyos recursos económicos —traducidos en millones de spots— sirven para aplaudir la imagen de Anaya, no la del PAN, no las de sus gobiernos, no la de sus principios y su doctrina.
 Por eso —y frente a la conversión del PAN en una mala copia de la Morena de AMLO—, no pocos militantes azules preguntan por la doctrina democrática de Acción Nacional, por la mística del partido, por la historia y el origen de los azules. ¿Dónde están los principios que dieron vida al PAN como emblema de la democracia en México?
 Pero el debate entre la señora Zavala y los señores Madero y Moreno Valle también mostró la feria de traiciones de que es capaz la política mexicana y, en especial, el nuevo PAN, el de Ricardo Anaya.
 ¿Y cuáles son esas traiciones?
 1. Vale recordar que el señor Ricardo Anaya llegó a la dirigencia del PAN gracias al apoyo, primero, de Gustavo Madero y, luego, de Rafael Moreno Valle.
 2. En un primer momento, cuando Madero debió dejar la presidencia del PAN, intentó convertir a Anaya en su instrumento para controlar el partido desde afuera. Está claro que el señor Madero poco o nada entiende de política y menos de condición humana.
 Por eso Ricardo Anaya cultivó la soberbia de Madero y —una vez que se apoderó de la dirigencia del PAN— operó la traición a Madero mediante uno de los típicos parricidios de la política mexicana. El hijo mató al padre político.
 3. A su vez, Rafael Moreno Valle también empujó a Ricardo Anaya a la presidencia del PAN, bajo la premisa de que sería “su hombre” en la dirigencia azul. Sin embargo, Moreno Valle cometió el mismo pecado de Madero. ¿Y cuál fue ese pecado?
 Creer en la palabra de Ricardo Anaya, quien al minuto siguiente de apoderarse de la presidencia del PAN “rompió lanzas” con Moreno Valle. Y es que Anaya no es un político de grupos o de equipos. No, el único equipo y el único grupo de Anaya se llama Ricardo Anaya.
 4. Al final —y gracias a una grosera feria de traiciones—, Anaya es un influyente precandidato presidencial del PAN. El problema es que una de sus mayores virtudes —la de unificar al PAN— es su peor enemigo.
 ¿Por qué?
 Porque unificó a todos, pero en su contra. Por eso cobra fuerza la especie de que Anaya debe renunciar a la dirigencia del PAN si quiere ser candidato. Y debe renunciar a la candidatura presidencial si quiere seguir al frente del PAN.
 Y es que hoy el escenario en el PAN es “todos contra” Ricardo Anaya.
 Al tiempo.
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SE FUE LA MARAVILLA, SE QUEDÓ EL NIÑO/Carlos Loret de Mola
Columnas Historia de Reportero
El Universal
El día que renunció al gabinete el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, pedí una entrevista con el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya.
 Me parecía periodísticamente relevante sobre todo por la enorme cercanía de Anaya con Videgaray, y los poderes que le otorgó el ex secretario de Hacienda al dirigente partidista para constituirse dentro del PAN en ventanilla única de negociación del presupuesto, lo cual le daba una fortaleza enorme frente a gobernadores y legisladores, apuntalando así su aspiración presidencial.
 La respuesta que recibimos del área de prensa del PAN me dejó atónito: Ricardo Anaya con gusto tomaría la entrevista, siempre y cuando no se le preguntara del PAN.
 ¡Ah, caray! ¿El dirigente del PAN no quiere hablar del PAN? ¡Vaya, vaya! ¿Anaya en plan de condicionar sus entrevistas?
 Le contestamos que no, gracias. Yo no podía preguntarle sólo del relevo de su aliado en Hacienda y no cuestionarlo sobre las declaraciones de Gustavo Madero, ex dirigente del partido y alguna vez considerado su padrino político, quien lo acusó de no tener palabra, de traicionarlo y de jugar sucio en la búsqueda de la candidatura presidencial del PAN.
 A los pocos días convocamos a una mesa de análisis con las figuras más relevantes del panismo: Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle, Gustavo Madero y Ricardo Anaya. Desde un inicio, aceptaron Margarita, Moreno Valle y Madero. Anaya primero no contestó y luego se negó a sentarse con los líderes más importantes del partido que dirige.
 La mesa finalmente se transmitió ayer… sin Anaya.
 Moreno Valle arrancó destapándose ya oficialmente. Sin medias tintas, anunció que a partir del 1 de febrero que termina su gobierno en Puebla se dedicará “de tiempo completo, en cuerpo y alma, a ser candidato a la Presidencia de la República de mi partido”.
 Margarita le dio la bienvenida a la contienda. Madero resaltó el valor de definirse y aprovechó para criticar a Anaya por usar la dirigencia del partido para promover su propia aspiración presidencial en lugar de ser el árbitro imparcial que han sido históricamente los dirigentes nacionales del PAN.
 De manera conjunta, en televisión nacional, las tres figuras más relevantes del panismo exigieron a Anaya que se defina: árbitro o jugador, que deje de hacer trampa, que abra las discusiones internas para que no tengan que darse en los medios de comunicación, que deje de usar la estructura del partido (spots incluidos) en su beneficio.
 Margarita, Moreno Valle y Madero desnudaron a Anaya como un competidor deshonesto y un líder irresponsable y ventajista.
 Anaya, dueño de una capacidad oratoria notabilísima, de una natural eficacia para el debate, no estuvo ahí para decir nada. Caso histórico para el análisis: fue la primera ocasión en que un segundo lugar no acepta debatir con quien encabeza las encuestas (en este caso, Zavala). Estoy seguro que su sola presencia hubiera implicado otro tono de los participantes que, claramente, se sintieron de nuevo ninguneados, atropellados, agandallados por el que debiera ser líder.
 Por su juventud y trayectoria, en el mundo de la política le apodan el niño maravilla. Con estos lances parece que se fue lo de maravilla y ya nomás se quedó lo de niño.
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 Columna ARSENAL/ Francisco Garfias
Excelsior
El síndrome de El Peje contagió al “Joven maravilla”
 Le tundieron ayer a Ricardo Anaya. Culpa suya. Le entró el “síndrome López Obrador”. Como lo hizo en su momento el tabasqueño, el jefe nacional del PAN dejó su lugar vacío en el debate televisado entre aspirantes presidenciales del PAN, que organizó el movidísimo conductor de Televisa, Carlos Loret de Mola.
 En el estudio estaban Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle. Y enlazado, desde Chihuahua, Gustavo Madero, quien ya se descartó para la grande.
 El exjefe del PAN ya dijo que él no va por la candidatura, pero aprovechó la cobertura del canal 2 para apoyar la exigencia de Margarita a Anaya para que defina públicamente, y a la brevedad, si va o no a buscar la candidatura presidencial del PAN, en el 2018.
 En corto, todos sabemos que el “Joven maravilla” sí quiere, pero no puede confesarlo en razón de que ocupa la jefatura nacional del PAN. Ser árbitro y jugador pone dispareja la cancha. Favorece su proyecto, gana simpatías, aprovecha los spots en medios electrónicos.
 En el CEN del PAN nos dicen que, como jefe del partido, Anaya debate con los presidentes de otras agrupaciones políticas y con el gobierno. “No desea polemizar con otros panistas en medios de comunicación”, nos dijo el vocero  del CEN, Fernando Rodríguez Doval.
 Ricardo sabe que el partido está en una posición inmejorable para regresar a Los Pinos en el 2018. Las elecciones de junio pasado fueron oxígeno puro. Ganaron siete gubernaturas —tres en alianza con el PRD— y ya mandan en once entidades. Polemizar desde ahora por la candidatura presidencial, puede ir contra la unidad partidaria.
 “Antes de hablar del 2018, hay que atender los retos del 2017. Los que estamos en el CEN del PAN, empezando por el presidente, estamos concentrados en ello. Aún no es tiempo de definiciones de otro tipo”, puntualizó el vocero.
 Margarita, Madero y Moreno Valle aprovecharon la vía libre que dejó Anaya en el Canal de las Estrellas. Le exigieron a Ricardo que se defina.
 La esposa de Felipe abrió la ofensiva en el debate en contra del jefe panista. Una y otra vez pidió que defina ya si quiere ser candidato presidencial o presidente del partido. “La  gente está cansada del doble lenguaje…”, destacó.
 Madero se cobró una parte de las cuentas pendientes que tiene con el jefe nacional del azul. Fue su más duro crítico:
 “Ricardo modificó los estatutos para estar, hasta un día antes de su registro como candidato, en la presidencia del partido. Y utilizar esa plataforma para, desde allí, construir su proyecto. Eso es lo que no hace una cancha pareja. Ya he señalado la necesidad de que se constituya una ‘Comisión de piso parejo’ y que él no tenga ese conflicto de interés. Ayer vi los spots. ¿A quién benefician? ¿Al PAN o a Ricardo Anaya?”.
 Y Moreno Valle: “Nunca antes en la historia del PAN se ha dado el caso de que un presidente del partido en funciones sea candidato a la Presidencia de la República. No le pido que renuncie, sino que termine su mandato como jefe nacional”.
 La ofensiva de los aspirantes en contra de Anaya podría entenderse al leer la sorpresiva encuesta que dio a conocer ayer GEA-ISA.  El presidente del azul encabeza las preferencias entre los “identificados con el PAN” con un 40% de las preferencias. Le siguen Margarita con 36% y Moreno Valle con 6 por ciento.
 En esa encuesta, que se terminó de levantar el 21 de septiembre, el “Joven maravilla” supera incluso a López Obrador cuando la pregunta se abre a los potenciales candidatos de otros partidos.
 El joven panista recoge el 21% de la intención del voto; Osorio Chong el 15%; Andrés Manuel el 14%; Mancera el 6% y El Bronco el 3 por ciento.
 “Por eso andan tan bravos”, nos dijo un anayista.
 El programa Despierta con Loret fue balcón de las intenciones presidenciales del gobernador de Puebla. Por primera vez abrió completamente las cartas.
 “Voy a gobernar el Estado hasta el último día de mi mandato. Pero a partir del 1 de febrero me dedicaré, de tiempo completo, en cuerpo y alma, a ser candidato a la Presidencia de la República por el PAN”. Margarita aplaudió el gesto. “Lo que es importante es la claridad con la que se presentan las cosas”, dijo.
 Menudo susto se llevó el nuevo dirigente estatal  del PAN en el Estado de México, Víctor Hugo Sondón. La madrugada que siguió a su elección apareció una corona de muertos en su domicilio particular de Toluca. La bronca es que nadie de su familia había fallecido.
 No hay duda de que se trataba de un mensaje intimidatorio. De inmediato se desataron las especulaciones.  Unos piensan que fue un mensaje político perverso para intimidarlo. Otros creen que las manos anónimas que colocaron la ofrenda floral tienen la intención de frenar su “perfil opositor a malos gobiernos”.
 El dirigente local del PAN prefirió no especular sobre el hecho. No señaló a nadie, pero sí reiteró que su partido mantendrá una postura crítica frente a acciones del gobierno que afecten a los ciudadanos.
 En Sinaloa se gesta una rebelión de productores de maíz blanco y de pescadores en contra del delegado de la Sagarpa,  Jorge Márquez, y del mismísimo secretario del ramo, José Calzada. ¿La causa? Los subsidios que andan escasos, los precios del grano por los suelos, y con la pesca “no alcanza ni para la gasolina”.
  Los productores de ese estado se quejan de que Calzada ha comentado que sólo saben “estirar la mano” y que no buscan diversificar sus cultivos. “¿Con qué?”, se preguntan.  Nos dicen también que el tema de los subsidios ha distanciado a los otrora amigos: el gobernador Malova y el secretario Calzada.
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Columna Razones/Jorge Fernández Menendez.
Moreno Valle se planta ante Anaya
Excelsior
Parte de la responsabilidad en la derrota del PAN en 2012 pasó por su división interna y por las serias dificultades de construir una candidatura presidencial que incluyera a todos los principales actores de ese partido y del gobierno.
El que el PAN haya ganado con un margen tan apreciable los comicios estatales del 5 de junio pasado no es un indicativo de que necesariamente ha superado esa etapa. El PRI en los comicios de 2003 y 2004, con Roberto Madrazo como presidente y Elba Esther Gordillo como secretaria general, ganó prácticamente todo, pero Roberto quería ser candidato presidencial. Para alcanzar su objetivo se deshizo, primero, de Gordillo, con lo que entregó buena parte de la fuerza del magisterio a la que sería la candidatura panista de Felipe Calderón, y luego se enfrentó a lo que se llamó el TUCOM (Todos Unidos contra Madrazo), donde estaban aliados buena parte de los priistas con mayor peso en ese momento: Arturo Montiel, gobernador del Estado de México, Enrique Martínez, de Coahuila, Natividad González Parás, de Nuevo León, Tomás Yarrington, de Tamaulipas, el líder del Congreso, Enrique Jackson, el excandidato presidencial Francisco Labastida y Diódoro Carrasco, que había sido el último secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo. El TUCOM realizó su elección interna, mediante un complicado procedimiento cuyo resultado sorprendió porque en lugar de proponer como precandidato a Jackson, que era el favorito, terminó dando esa posición a Arturo Montiel.
Cuando Montiel apenas comenzaba a construir su equipo, desde el madracismo se filtraron fotos de propiedades privadas, cuentas bancarias y otras acusaciones, algunas ciertas, otras no, que lo sacaron de la competencia. El TUCOM se rompió y Madrazo fue solo hacia la candidatura.
Pero el daño estaba hecho: nunca regresó en aquellas fechas la unidad al PRI, muchos de los integrantes de aquel grupo antimadracista terminaron de una u otra forma apoyando en 2006 a Calderón, otros se reunieron en torno al nuevo gobernador del Estado de México, Enrique Peña, y otros junto a quien sería desde 2006 el líder del Senado, Manlio Fabio Beltrones. Lo cierto es que el PRI, con Madrazo, hizo en 2006 la peor campaña de su historia y se fue a un lejano tercer lugar, después de haber ganado todo en 2003 y 2004.
Esa historia la conoce de primera mano Rafael Moreno Valle, el gobernador de Puebla que, en aquellos años era un joven y muy poderoso secretario de Hacienda en Puebla y luego, precisamente por las elecciones de 2003, diputado federal del PRI. Vio cómo la ambición de Madrazo iba desmoronando al priismo. Fue de los que se opuso a su candidatura y tiempo después terminó abandonando el PRI e incorporándose al PAN.
Ahora Moreno Valle es uno de los tres precandidatos oficiosos que tiene el panismo para buscar el regreso a Los Pinos, los otros son Margarita Zavala y el propio presidente del partido, Ricardo Anaya. Moreno Valle acaba de hacer una serie de declaraciones que no deberían echarse en saco roto: primero insiste, como lo han hecho otros panistas desde la época en que Gustavo Madero fue presidente del partido, en que el padrón de militantes tiene graves insuficiencias que lo hacen poco útil para ir a una elección interna sólo entre militantes; por eso pide que el candidato o candidata de su partido sea elegido en una elección abierta, y sobre todo demanda que Ricardo Anaya si quiere competir por la candidatura de 2018 deje la presidencia del partido. Y tiene toda la razón.
Anaya, como Madrazo hace doce años, tiene todo el derecho de querer ser candidato presidencial, pero querer hacerlo desde la presidencia del partido generará una ruptura de la que el PAN difícilmente se recuperará para 2018. Las elecciones del 5 de junio pasado y las gubernaturas logradas pueden ser la base para el asalto panista a Los Pinos o un simple espejismo, todo de acuerdo a cómo el PAN resuelva su proceso interno. Y en ese camino sólo queda una opción: si Anaya quiere competir por la candidatura, debe dejar la presidencia del partido, si quiere ser el líder partidario que encabece el proceso hacia 2018, debe abandonar sus aspiraciones presidenciales, por lo menos para esos comicios, y garantizar piso parejo para los demás aspirantes. Cualquier posibilidad intermedia provocará un cisma que le costará la elección federal al panismo, como le costó al PRI en los comicios de 2006.
Con un elemento que no debería desdeñarse: si se tienen garantías de que desde la presidencia del partido no se operará a favor de una candidatura, se allanará también el camino para otro tipo de acuerdos entre los aspirantes que quizás no requieran llegar a un proceso tan costoso (económica y políticamente) como puede serlo una elección abierta de candidato.
Anaya tiene todo el derecho de buscar la candidatura presidencial, pero como sostiene Moreno Valle, y también Margarita Zavala, no puede hacerlo desde la presidencia partidaria. De esa decisión dependerá, en mucho, lo que suceda con el PAN en 2018.

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