El Secretario de Estado de la Santa Sede Cardenal Pietro Parolin, le envió una carta dirigida al Presidente de México, Enrique Peña Nieto, que presidirá la Plataforma Global 2017 para la Reducción de los Riesgos de Desastres, que se realiza en la ciudad mexicana de Cancún del 22 al 26 de mayo.
La Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres, establecida en 2006 y reconocida por las ONU, es el foro principal a nivel mundial para el asesoramiento estratégico, la coordinación, el desarrollo de asociaciones y la revisión de los avances en la implementación de instrumentos internacionales para la reducción del riesgo de desastres.
En su carta el Cardenal afirmó que en la búsqueda de la reducción de los devastadores efectos de los desastres no basta con realizar valoraciones técnicas o teóricas, sino que hay que ir a lo concreto.
“Cuando tomamos en consideración el futuro de la humanidad –indica el Secretario de Estado en su carta–, no podemos limitarnos a áreas específicas técnicas o sectoriales: estamos hablando de valores, de responsabilidad, de solidaridad compartida para la causa del bien de toda la familia humana”.
Frente a este desafío, “quisiera subrayar tres aspectos en particular”:
1. El primer aspecto es “el relativo a la necesidad de reforzar las actividades de prevención, educación y formación para reducir las pérdidas humanas, materiales y económicas causadas por los desastres naturales”, indicó.
El Purpurado subrayó que “desarrollar la concienciación de los riesgos derivados de los peligros naturales exige favorecer una verdadera y específica toma de conciencia en la confrontación de dichos riesgos y las diferentes posibilidades de la prevención”.
Según argumentó el Cardenal Parolin, esto incidiría también en una mejor gestión de la actividad humana en muchos campos, como la gestión del agua, “valioso recurso que es también una de las principales causas de los desastres naturales”.
En este sentido, exhortó a cultivar “una verdadera y propia cultura de la reducción de desastres naturales” que pueda reducir notablemente el número de vidas perdidas. Esa cultura tendrá efectos positivos “en la lucha contra la pobreza y el cambio climático, y del reconocimiento de la dignidad humana y de la centralidad del ser humano”.
2. El segundo aspecto citado por el Cardenal Parolin es el de “la importancia de que dichos procesos de concienciación den una particular atención a las poblaciones más vulnerables”.
Con frecuencia, “son los más pobres las principales víctimas de los desastres naturales, que desestabilizan las economías y las sociedades más frágiles y golpean los hábitats y los ambientes precarios”.
Además, destacó que, tras un desastre por causas naturales, “se exige no solo asistencia material, sino también humana y espiritual. Tras los daños derivados de los desastres naturales, hay que considerar también las ‘heridas interiores’”.
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