La serpiente no pide perdón/Arcadi Espada
El Mundo, domingo, 9 de abril de /2017
Mi liberada:
A lo largo de toda la sanguinaria historia de ETA, los demócratas trataron de no contaminarse con la lengua del terrorismo. Así se resistieron a llamar violencia al terrorismo, conflicto a la agresión, ejecución al asesinato, impuesto al chantaje, o comandos operativos a bandas. La resistencia fue difícil y no siempre exitosa. Demasiadas veces el terrorismo, que ya le disputaba al Estado el monopolio de la violencia, se apoderaba también de su prosa. Baste ver la escritura ministerial con la que el diario El País dio cuenta de la decisión de ETA de reanudar sus crímenes en la primavera de 2007: “La medida entrará en vigor a partir de las 00.00 horas de mañana 6 de junio”. Y cómo no hablar de la Bbc, abecé. Siempre ha preferido que los terroristas le dicten la manera en que deben escribirse sus noticias. Hasta el punto de que evita llamar a los terroristas por su propio nombre, tan técnico y desprovisto de sesgos. La calamidad de la televisión británica llega hasta hoy mismo, en que al informar de su penúltima operación de propaganda proclama que los terroristas son “la última insurgencia de Europa”, ooh, la, la, la.