12 ago 2018

La red gordillista que ayudó a AMLO/

Revista Proceso # 2190, 12 de agosto de 2018..”.
La red gordillista que ayudó a AMLO/
ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA

En los mítines de campaña de López Obrador era posible ver a personas que llevaban en la ropa las siglas RSP: formaban parte de las Redes Sociales Progresistas Magisteriales, un grupo –desprendido del Panal– organizado por los estrategas del círculo más cercano de Elba Esther Gordillo. Se encargaron de apoyar los actos proselitistas del candidato de Morena, pero sobre todo, crearon una estructura de defensa del voto que cubrió literalmente todas las casillas del país… a esta vigilancia en las urnas se atribuye buena parte del triunfo del tabasqueño. 
La tarde del 13 de mayo, en Huatusco, Veracruz, Andrés Manuel López Obrador encabezó un mitin de campaña en el que, a diferencia de la mayoría de las concentraciones de Juntos Haremos Historia –tumultos teñidos por los colores de los partidos de la coalición–, destacaba la asistencia de mujeres y hombres con camisolas blancas en las que se leían las letras RSP.

Eran las siglas de las Redes Sociales Progresistas Magisteriales que, entonces pocos sabían, estaban integrando una estructura electoral para la jornada del 1 de julio.
Las RSP estaban presentes en cada uno de los tres o cuatro eventos proselitistas que López Obrador tenía a diario. Pero en Huatusco se trataba de una mayoría que vitoreó al candidato y a uno de los convidados al templete: el profesor Rafael Ochoa Guzmán.
“Me da mucho gusto que esté aquí con nosotros un paisano suyo”, exclamó López Obrador, presentando al exdirigente del magisterio, enlazando sus manos en lo alto y detonando una salva de aplausos.
Diputado federal por el PRI, Ochoa Guzmán fue parte de aquella bancada que dejó ese partido en solidaridad con Elba Esther Gordillo Morales –enfrentada con el entonces dirigente nacional, Roberto Madrazo, que la destituyó de la coordinación parlamentaria en San Lázaro–, para irse con ella a fundar el Partido Nueva Alianza (Panal).
Por Panal Ochoa fue senador a partir de 2006, pero en 2007 interrumpió su labor legislativa para –supeditado a “La Maestra”– ocupar la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
El Panal se presentó a la elección presidencial de aquel 2006 llevando como candidato al actual secretario del Trabajo, Roberto Campa Cifrián. Pero en los días previos a los comicios, Gordillo convenció a varios gobernadores priistas de movilizar electores a favor de Felipe Calderón, a fin de derrotar a López Obrador.
Doce años después los objetivos de Ochoa Guzmán ya eran otros, como expuso en entrevista con Proceso, en Huatusco, el 13 de mayo: desfondar al Panal por haber traicionado a su base, primordialmente el magisterio, una traición que consideró aun mayor en el caso del SNTE, que encabeza Juan Díaz de la Torre.
Así, resumía el exdirigente magisterial, su “mayor anhelo en la vida” era que ganara López Obrador, que el Panal perdiera el registro y que Díaz de la Torre cayera de la dirigencia magisterial.
Para conseguirlo, tanto él como el círculo íntimo de Gordillo –su yerno, Fernando González; su nieto, René Fujiwara; Ricardo Aguilar Gordillo, su sobrino; la exdiputada veracruzana Jacqueline García y el abogado Juan Iván Peña Neder– armaban dos esquemas de participación: uno enfocado a apoyar las actividades proselitistas de López Obrador y otro, formar una estructura electoral para la defensa del voto.
Ochoa Guzmán recordaba que el propio López Obrador había dicho que la falta de una estructura electoral para la defensa del voto en casillas había jugado en su contra en las elecciones de 2006 y 2012. En efecto, la vieja consigna de su primera y dudosa derrota era, precisamente, “voto por voto, casilla por casilla”, que aludía a la necesidad de un recuento.
De hecho el asunto era parte de un análisis realizado por los estrategas de Morena, que habían procesado datos de las elecciones de 2006 y 2012, la intermedia de 2015 –primera en la que participó dicho partido–, así como en las estatales de 2016 y 2017. 
El resultado de dicho análisis fue explicado a este semanario (Proceso 2161) por Horacio Duarte, representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral (INE): “Encontramos que, en general, el comportamiento atípico de mucha participación y, en consecuencia, muchos votos para el PRI tiene como lógica poca presencia de partidos distintos al PRI en las casillas. Para nosotros es un tema fundamental, pues se alteran los resultados en las casillas, derivado de la nula vigilancia electoral de los partidos, aun cuando han acreditado representantes.
“Digámoslo así: el PRI se despacha con la cuchara grande y eso puede incluir que la gente no llegue a votar, que se falsifiquen las actas, que se inventen los resultados, para que con ello el PRI garantice la victoria en un territorio. Es la constante que encontramos.”
Ochoa Guzmán recordaba en la entrevista del 13 de mayo que López Obrador había reconocido que en 2006 y 2012 “perdió o le robaron la elección porque no tenían estructura electoral”, de manera que las RSP participarían en eso.
“Nosotros, como RSP, no tenemos facultades para darle nombramiento de representante a nadie, pero ya que tenemos las redes, los nombramos vía Morena, PT y PES. Vamos a tramitar el reconocimiento del INE con su nombramiento respectivo para que cubran todo el país”, explicó.
La última semana de junio Proceso obtuvo una explicación –off the record– sobre la forma en que se movilizaría la estructura de Juntos Haremos Historia y que, en el caso de las RSP, consistiría en responsabilizarse en todo el país de las llamadas “casillas prioritarias”, aquellas en las que López Obrador habría ganado en 2006 y 2012, pero donde –según análisis hechos años después– en una suerte de operación hormiga –y por falta de vigilancia– se le anulaban o no se le contabilizaban los votos, lo que impactaba en el resultado nacional.
La innombrable
En mayo de 2017 Fernando González y Ochoa Guzmán habían hecho público su apoyo a la candidata al gobierno mexiquense Delfina Gómez. El día 30 de ese mes, Fujiwara –quien ya había emitido varios mensajes de apoyo a la exalcaldesa de Texcoco– fue más claro en sus descalificaciones a Díaz de la Torre.
Disimulada su presencia por ser aún militantes del Panal, la mayoría de los líderes de RSP mantuvieron un bajo perfil en 2017 y, desde entonces hasta el proceso electoral de este año, mantuvieron al margen de sus posiciones a “La Maestra”, lo mismo que el propio López Obrador.
El pasado 16 de diciembre Gordillo dejó la clínica donde cumplía su aprehensión, con la autorización de seguir en prisión domiciliaria, a casi cinco años desde su detención. Aquel día López Obrador no quiso referirse directamente a ella y sólo respondió que no le gustaba hablar mal de los presos y de los enfermos.
Diez días después, en una entrevista banquetera, le preguntaron si se reservaba el derecho de admisión con Elba Esther. Respondió: “Ella está retirada, según lo entiendo… y está en una situación delicada. Yo no hago leña del árbol caído”.
A partir de entonces los hechos se aceleraron. 
Se adelantó la elección del comité nacional del SNTE: debía tener lugar el próximo octubre pero ocurrió en febrero. Ahí Gordillo se reposicionó por medio de Alfonso Cepeda Salas, quien asumió la secretaría general, aunque Díaz de la Torre pudo quedarse al frente de la organización gremial.
El grupo cercano a Gordillo –entre ellos, Fujiwara–, que forma parte de las RSP, renunció formalmente al Panal; en abril, con el inicio de las campañas, las Redes Sociales plagaron las actividades de López Obrador.
El 3 de mayo, durante la entrevista que López Obrador dio a Tercer Grado, el entonces candidato admitió que Fujiwara colaboraba en su campaña, aceptó que Gordillo era corrupta y añadió:
“Usaron a la maestra (…) como suele pasar en estos casos la convirtieron en chivo expiatorio, porque así lo hacen. Les ayudó (Gordillo). Ya cuando no les sirven, los desecha (el sistema). Y yo tengo una debilidad: no me gusta que se ensañen con la gente. O sea, respeto a los perseguidos, a los presos.”
Un día después, una orden judicial restringió las visitas a Gordillo en su prisión domiciliaria, además de prohibirle el uso de internet y de servicios de mensajería como WhatsApp. 
Fujiwara expuso entonces que lamentaba haber metido a su abuela en ese problema, apuntando a que se trataba de una consigna por su posición de apoyo a López Obrador, algo en lo que ella nada tenía que ver.
Y así, el nieto, como los demás cercanos, se mantuvieron en su posición pública, igual que López Obrador: distancia para evitar reivindicar la posición de Gordillo.
Respecto al acto en Huatusco, el momento era clave para la presentación de Ochoa que hizo López Obrador, pues un día antes, el 12 de mayo, en San Pablo Guelatao y reunido con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el tabasqueño había presentado su proyecto educativo, en el que reiteró que derogará la reforma en la materia. Estuvo con el magisterio disidente, pero no con el inconforme, pero del SNTE.
Nutriendo mítines
La noche del 5 de mayo López Obrador llegó a Linares, Nuevo León. Sin ser espectacular, la concentración era importante para una localidad donde el PRI ha mantenido su hegemonía. Incluso en las elecciones que en la entidad ganó el PAN en 1997 y el independiente, Jaime Rodríguez Calderón, en 2015, en esa localidad el priismo siempre ganó.
Los dirigentes de los partidos de Juntos Haremos Historia se rezagan en la accidentada carretera Matehuala-Linares. El candidato presidencial ya está por iniciar su mensaje cuando los colaboradores de Ricardo Monreal –coordinador de la circunscripción– intentan infructuosamente ingresar a la zona del templete. 
Alejandro Rojas Díaz Durán, mano derecha de Monreal, queda fuera. Alguien avisa a Jacqueline García, una de las coordinadoras nacionales de RSP, quien gira instrucciones a los simpatizantes voluntarios que se ocupan de la seguridad… y la valla se abre de inmediato. Hasta entonces los equipos estarán completos.
Durante la campaña presidencial, en la mayoría de las ciudades donde López Obrador se presentó, tuvo plazas llenas en las que con frecuencia se distinguían las siglas RSP.
Esa era la otra vertiente en la que la organización participó activamente desde 2017: apoyo –abierto y “silencioso”– de actividades proselitistas de Morena, específicamente en el Estado de México, donde respaldaron a la profesora Gómez.
La reportera Areli Villalobos, en entrevista con los coordinadores nacionales de RSP, consignó que, para ellos, el apoyo a López Obrador sí implicaba activismo y presencia en mítines, pero también una operación “silenciosa” con jóvenes en redes sociales, universidades y otros espacios de la sociedad (Proceso 2170). Precisamente esa labor era la que Fujiwara tenía a su cargo.
Pero no fue todo. Los activistas de RSP, con la coordinación de Jaqueline García, participaron activamente en la campaña de López Obrador: formaban parte del equipo que, entre atención a invitados especiales, acceso de reporteros y diferentes aspectos logísticos, se apoyaban en voluntarios locales de la misma organización, mayoritariamente exintegrantes del Panal.
Con todo, ninguno de los coordinadores nacionales admitió públicamente que Gordillo haya tenido algún papel en la elección, como tampoco López Obrador lo hizo entonces ni el pasado miércoles 8, cuando se convirtió formalmente en presidente electo, en coincidencia con la absolución de “La Maestra”.
El jueves 9 López Obrador no encontró relación entre una cosa y otra e inclusive, a pregunta expresa de reporteros, luego de su reunión con el presidente Enrique Peña Nieto, bromeó: “Ayer también fue el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata”.
Para entonces Gordillo había mandado difundir que aparecerá el lunes 20 para dar un mensaje. Nueva coincidencia: López Obrador se volverá a reunir con Peña Nieto en la misma fecha.
Ante la expectativa de que Gordillo retome el control del SNTE, por sí o mediante incondicionales –como ya se plantea en videos firmados como “Despierta Magisterio”–, hay más: en conjunto, con las dos estructuras que operaron en la campaña de López Obrador –según datos de las RSP–, habría alrededor de 400 mil operadores, lo que les daría la posibilidad de conseguir el registro para un nuevo partido con base magisterial, en sustitución del Panal.
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Sobre el cadáver del Panal podría erigirse un nuevo partido/
JOSÉ GIL OLMOS
Luis Castro Obregón, dirigente del Partido Nueva Alianza, se rehúsa a hablar de Elba Esther Gordillo, quien mediante sus familiares apoyó a Andrés Manuel López Obrador en la reciente elección. En cambio, afirma que la derrota de ese partido no se debió a la falta de apoyo de los maestros, sino a errores estratégicos de la coalición que postuló para presidente a José Antonio Meade. De todas formas, confía en que su organización conservó la fuerza suficiente para reconstituirse o dar paso a otro partido, también con bases magisteriales. 
Fundado en 2005 por Elba Esther Gordillo con una base de más de 1 millón 400 mil integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el Partido Nueva Alianza (Panal) está en proceso de desaparición justo cuando la maestra recobra su libertad tras cinco años de cárcel.
Expulsada del partido junto con su familia desde 2013, cuando su hija Mónica Arriola renunció a dirigirlo, Gordillo también fue desconocida como dirigente del SNTE después de su detención por los cargos de delincuencia organizada y lavado de dinero por mil 978 millones de pesos.
A pesar de que estuvo recluida y pasó los últimos meses en prisión domiciliaria, Gordillo movió sus influencias a través de su familia para apoyar la campaña de Andrés Manuel López Obrador y fue absuelta y liberada el día que éste recibió la constancia de mayoría, con lo que se formalizó su carácter de presidente electo.
Luis Castro Obregón, actual presidente del Panal, guarda silencio y se pone nervioso cuando el reportero pregunta sobre el peso de Gordillo en el proceso electoral en el cual fue derrotada la coalición del PRI, PVEM y Panal, y en el cual este último no alcanzó el 3% mínimo de votos para mantener su registro: “Lo digo de manera expresa: no voy a opinar hasta que no termine el proceso de revisión; por lo pronto no voy a emitir ninguna opinión”.
–Tengo la impresión que tiene miedo. 
Como Castro mira fijamente, mantiene el silencio y se ríe nerviosamente, se le insiste:
–Usted trabajó con ella y la conoce bien.
–La decisión de comunicar más importante para nosotros en este momento es clarificar que estamos luchando por el acceso a la justicia. Ahorita no está en la agenda abordar otros temas. Si nos dedicamos a hablar de los otros temas que están en la agenda pública vamos a desviar nuestra atención de lo que para nosotros es vital y por eso estamos trabajando para que el tribunal nos escuche. 
De pronto arenga en solitario: “¡Alianza vive y la lucha sigue!”, y aduce que ya vendrá el tiempo adecuado para emitir su opinión de otros temas. 
“Una cosa es la cuestión emocional –explica– y otra la racional. Ahorita nos importa el balance de la situación electoral, trabajar ante el tribunal y prepararnos para la fase siguiente. Después hablaremos de estos temas y de éste, que tiene particular interés. Sólo es una decisión racional, hay que esperar tantito.”
Se le vuelve a plantear que Gordillo, su nieto René Fujiwara, su yerno Fernando González y el exlíder del SNTE Rafael Ochoa apoyaron la campaña presidencial de López Obrador a través de las Redes Progresistas en todo el país y que pudieron haber mermado el apoyo magisterial al Panal, y por consiguiente a su candidato José Antonio Meade.
Contesta: “Tenemos estimado que el voto del magisterio por Nueva Alianza fue de 918 mil 376. Tuvimos 239 candidatos maestros y estimamos que 473 mil votos fueron ciudadanos. Desde nuestro punto de vista, no influyó, lo otro que señalas fue periodístico, fue mediático. Si se ve con números reales, nunca se salieron los maestros de Nueva Alianza y los que se fueron no eran de nuestras filas”. 
Muestra fotos de mujeres de babero y ropa ajada, de gente que organizó protestas en contra del partido, y señala que les pagaron para realizar esos mítines: “Fue una estrategia eficaz con una buena cobertura de medios”.
–¿Pero no les afectó en nada porque la base de Nueva Alianza es el magisterio?
–No, ahí están los números. Lo que tuvimos enfrente fue la exigencia ciudadana de cambio, el castigo social a los privilegios. 
–Pero a Nueva Alianza lo identifican con Elba Esther Gordillo.
–Es una pregunta que… no voy a hablar.
–Pero es un tema inevitable.
–De eso no voy a hablar.
–Usted dijo que después de la elección iba a hablar del tema.
–Todavía no lo haremos. En marzo dijimos que cuando concluyera el proceso judicial, pero todavía no termina y estoy muy ocupado en él. Cuando acabe emitiremos una opinión.
 –Aunque no se quiera, hay una identificación de Elba Esther Gordillo y Nueva Alianza. Ella lo fundó y fue líder del SNTE. Y se decía que parte del voto de castigo fue por los privilegios, como los tiene la maestra; no sé qué tanto les afectó a ustedes.
–Lo que te puedo decir es que en el balance, reconociendo que nos estamos jugando el registro en los tribunales, disminuimos nuestra votación con una enorme diferencia respecto de las otras fuerzas políticas. Pero los maestros votaron por los candidatos maestros.
–¿Seguirán siendo los maestros la base del partido?
–Sin lugar a dudas la alianza estratégica con el magisterio, la participación voluntaria e individual de las maestras y maestros ha sido fundamental para Nueva Alianza, pero siempre he sostenido que miente quien diga que puede manipular el voto de los maestros. 
Castro sostiene que la dirigencia del Panal nunca ha pretendido manipular ninguna votación, sino representar mejor los intereses de los profesores y defender la agenda de la reforma educativa.
–Pero la nueva administración va a impactar en el magisterio y, si la base de Nueva Alianza son los maestros, ¿qué va a pasar con el partido?
–Nueva Alianza tiene el interés y está en nuestra agenda la defensa de la educación pública, laica y de calidad, con inclusión. Creemos que es vigente esta agenda.
¿Un nuevo partido?
Mientras apoya sus palabras con diagramas y números en hojas de papel, Castro Obregón admite que la coalición Todos por México cayó en errores de estrategia y que se desdibujó el perfil ciudadano y de funcionario preparado de José Antonio Meade.
Deja para después el análisis crítico del trabajo del equipo de campaña encabezado por Aurelio Nuño, pero advierte que el PVEM aflojó mucho en toda la elección y se dedicó a la guerra sucia junto con el PRI, no a destacar las propuestas de cambio.
–¿No fue un error hacer esta coalición con el PRI, el partido con más negativos por la imagen de corrupción y el mal gobierno de Peña Nieto?
–Con la información que teníamos fue que tomamos la decisión. Nos planteamos si era mejor ir con un candidato propio porque teníamos aspirantes, pero vimos que había hasta cuatro candidatos independientes con quienes íbamos a competir por un 5% de la votación y no con los candidatos de las otras coaliciones. 
“Además, de acuerdo a la información disponible en el momento, había ya dos coaliciones bien definidas y si íbamos solos no únicamente íbamos a competir por un espacio electoral disputado y sin perspectiva de triunfo. Entonces, si cometimos un error no fue en las decisiones fundamentales, sino en el transcurso de la campaña. Pero no fue un error estratégico.”
Castro afirma, en cambio, que el voto de castigo ya se venía perfilando desde la elección de 2015, cuando el PRI, PAN y PRD bajaron al 60% de la votación y el 40% restante se los llevaron los partidos pequeños, pero sobre todo Morena.
No obstante, reconoce que en la reciente elección la ciudadanía castigó al sistema de partidos, por lo que PRI, PAN y PRD perdieron 6.9 millones de votos, por 600 mil del Panal: “Tampoco estuvimos al margen de la crítica de la sociedad, pero por cada 100 votos que perdieron los partidos grandes, nosotros sólo perdimos ocho. Nueva Alianza tuvo 1 millón 300 mil sufragios; la votación más baja había sido de 1 millón 400 mil y la más alta de 1 millón 900 mil”. 
Basado en esos datos, considera que el Panal puede aprovechar los 501 triunfos que obtuvo en presidencias municipales, de regidores, síndicos y juntas municipales, además de dos diputaciones federales (en Yucatán y Coahuila), así como dos senadurías con sus suplencias.
Subraya que consiguieron más de 3% de la votación en 20 estados, lo cual les da la esperanza de mantener el registro a pesar de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha rechazado todas sus impugnaciones alegando “determinancia”: que si la impugnación no altera los resultados del primero y segundo lugar, no se toma en cuenta.
“Lo que nosotros pedimos es que la determinancia debe ser por abajo también, esto es, que se tome en cuenta que el voto no es sólo para ocupar un puesto, sino para participar en otras elecciones, tener espacios en radio y televisión y tener prerrogativas. Eso es lo que alegamos, que el tribunal nos está cancelando esto. Entendemos que las salas regionales no tienen capacidad para emitir criterios, pero la Sala Superior sí lo puede hacer y confiamos que podrían revisar nuestras demandas desde esta perspectiva”.
El dirigente del Panal confía en que el TEPJF le dé acceso a sus alegatos, que asegura son causas de anulación, o también que se presente la anulación de algún distrito federal, lo cual llevaría a elecciones extraordinarias. Esta fue la ruta que siguió el Partido del Trabajo en el anterior proceso electoral.
Adelanta que, si logran mantener el registro, lo primero que harán es un reajuste estratégico, un relanzamiento. En caso contrario buscarían el registro con un nuevo partido, basado en el registro local que mantienen en 18 estados donde tienen más de 3% de la votación. 
Si este fuera el escenario, en enero de 2019 podrían solicitar el registro del nuevo partido para que un año después le entreguen el acta y pueda participar en la elección intermedia de 2021.
Comenta que de hecho es más fácil registrar un nuevo partido que realizar una convención nacional estatutaria de Nueva Alianza, ya que esto implica realizar convenciones en cada estado, mientras que lo primero requiere sólo 20 asambleas estatales o 200 distritales, con las cuales ya cuentan.
Sin embargo, no adelanta el posible nombre del nuevo partido porque, insiste, aún está en el proceso de mantener el registro del Panal “y no nos hemos planteado la segunda fase”. Sin embargo, asegura que esa organización mantendrá como base el magisterio porque, argumenta, defiende los derechos de los maestros y el proyecto de educación pública. 

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