11 dic 2019

La detención de García Luna en columnas, hoy

@fredalvarez
Muchas especulaciones en el caso de Genaro García Luna, hoy sólo esta indiciado en EU, goza de la preunción de inocencia...; pero ya lo crucificaron!
El testigo estrella fue Jesús Zambada García, alías El Rey” -y hermano del El Mayo- quien fue detenido en México en 2008 y extraditado a Nueva York en 2012;
Los testigos protegidos mienten parta salvarsu pellejo y dinero...
¡Casos?
Muchos...
Daremos seguimiento..
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Las columnas políticas, hoy a miércoles 11 de diciembre de 2019
TEMPLO MAYOR/Reforma
SEGURAMENTE lo que más sorprendió a Genaro García Luna al momento de su detención fue que los agentes del FBI no llegaron con cámaras de televisión, ni unidad de microondas, para transmitir en vivo y en directo el arresto.
FALTA VER qué tan sólidos y serios son los datos de la Fiscalía de Estados Unidos en contra del ex secretario de Seguridad Pública, pues ya se sabe cómo se las gasta con eso de los testigos protegidos. Por lo pronto, García Luna ya duerme en una celda y el que seguramente no puede conciliar el sueño es Felipe Calderón.
Y NO PORQUE el ex Presidente pudiera ser cómplice, sino porque ooobviamente la detención de uno de sus más cercanos, inevitablemente, le pega en su imagen, en su proyecto político y, de paso, le da arsenal a Andrés Manuel López Obrador para seguirlo linchando en el púlpito mañanero.
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Lucha anticrimen en entredicho | Editorial El Universal
Investigado por dar protección al Chapo a cambio de millonarios sobornos que lo hicieron cómplice, a los ojos de la justicia estadounidense, de participar en la cadena de tráfico de drogas hacia el territorio norteamericano, la detención en Dallas, Texas, de Genaro García Luna, hombre clave en el gobierno de Felipe Calderón, por acusaciones por conspiración en tráfico de drogas y falsedad en declaraciones, constituye el más fuerte cuestionamiento a la guerra contra el crimen organizado emprendida por el polémico expresidente panista.
Preocupante que se conozcan tales acusaciones precisamente de la persona que tuvo su paso por instancias tan delicadas como el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Agencia Federal de Investigación (AFI) y la Secretaría de Seguridad Pública. De hecho, algunas versiones señalan que García Luna estaría detrás del reposicionamiento de Joaquín Guzmán Loera en el negocio del narcotráfico tras su inesperada primera fuga del Penal de Puente Grande, en Jalisco, en 2001, durante el gobierno de Vicente Fox. El líder del cártel de Sinaloa estuvo fuera del alcance de la justicia justamente durante las administraciones panistas hasta ser reaprehendido en 2014, en el gobierno del priista Enrique Peña Nieto.
Hace poco más de un año y en el marco del juicio al Chapo Guzmán en Estados Unidos, el también narcotraficante Jesús “El Rey” Zambada aseguró haber entregado a García Luna más de seis millones de dólares por concepto de sobornos cuando éste era titular de la AFI.
García Luna, junto con Eduardo Medina Mora (exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien también dirigió al Cisen y fue secretario de Seguridad Pública y Procurador General de la República), formaban los dos brazos de la estrategia contra el crimen organizado durante la Presidencia de Felipe Calderón Hinojosa. Mientras uno se retiró de la Corte bajo acusaciones de lavado de dinero, el otro es detenido por la justicia de Estados Unidos. Estas dos caídas ponen en entredicho la estrategia contra el crimen adoptada durante los gobiernos panistas, pues de comprobarse la serie de acusaciones en su contra, se revela el grado de infiltración que tiene el Estado mexicano al más alto nivel de autoridad y que hace comprender el porqué del empoderamiento criminal. Preocupa también que estas acusaciones vengan del exterior mientras que al interior pareciera que nadie nunca detectó que la corrupción del narco también penetraba las altas esferas del gobierno, comprando el silencio precisamente de quienes estaban encargados de combatir al principal riesgo de seguridad nacional.
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TRASCENDIÓ/Milenio Diario
QUE apenas anteayer Felipe Calderón se escandalizaba por el video que exhibió al embajador morenista Ricardo Valero robándose un libro en Argentina y se congratulaba por el eventual registro a su partido, que nacerá muerto a juzgar por el tiro de gracia que acaba de darle la justicia estadunidense con la aprehensión de Genaro García Luna, su ex todopoderoso secretario de Seguridad Pública.
La hiperactividad del ex presidente en Twitter se limitó ayer primero a darse por enterado del caso y después a deslindarse y exigir un juicio justo, mientras que Vicente Fox, otro asiduo a las redes y ex jefe del hoy detenido, nunca se apareció.
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García Luna, la punta de la madeja/Salvador García Soto
EL UNIVERSAL
Serpientes y Escaleras
La orden de arresto de la Corte Federal del Este de Nueva York en contra de Genaro García Luna por cargos de conspiración para tráfico de cocaína (5kg) y falsedad en testimonios, está fechada el 4 de diciembre de 2019, justo un día antes de que el presidente López Obrador recibiera en Palacio Nacional al fiscal general de los Estados Unidos, William Barr.
Y ayer, apenas unas horas después de que el exsecretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón había sido detenido en Dallas, previo a su traslado a NY donde será juzgado, la Fiscalía General de la República anunció la apertura de una carpeta de investigación en contra de García Luna por los mismos delitos que le atribuyen en Estados Unidos, anunció su disposición de “mandar todas las pruebas” que solicite el gobierno estadounidense e incluso dijo que el gobierno de México planea pedir la extradición del ex funcionario calderonista para ser también juzgado en nuestro país por delitos contra la salud y actividades con recursos de procedencia ilícita.
¿Todo esto fueron simples casualidades? Todo indica que no. El caso de García Luna y su relevancia política, por la conexión directa que tuvo con el expresidente Felipe Calderón, es el primer paso de la “nueva cooperación para luchar contra los cárteles de la droga” pactada entre el gobierno de Donald Trump y el de López Obrador, y fue parte de lo que México aceptó en la reunión de la semana pasada con el fiscal Barr. Una cooperación, según fuentes federales, que más que de armas o recursos económicos o de la injerencia de fuerzas y agencias de seguridad estadounidense en territorio mexicano, se centra en la inteligencia que proveerá Washington a cambio de que México colabore para el desmantelamiento de cárteles como el de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación, entre otros.
La captura de García Luna es en ese sentido la punta de una madeja que Estados Unidos empezará a desenredar, con la “total cooperación de México”, como ayer declaró el canciller Marcelo Ebrard, para buscar ya no sólo la captura de capos y “objetivos prioritarios”, sino también la exhibición, investigación y captura de funcionarios de sexenios anteriores, particularmente los de Calderón y Peña Nieto, que tuvieron nexos claros con los cárteles de la droga y que les brindaron protección y ayuda para sus actividades ilícitas o incluso para escapar de la cárcel –como el caso de las dos fugas del Chapo Guzmán— y en ese objetivo la figura del poderoso exsecretario de Seguridad federal es clave.
No es casualidad que el documento de la orden de captura girado por la Corte Federal del Este de Nueva York y que se titula “United States of Amércia vs. Genaro García Luna”, el Gran Jurado, cuando formula sus seis cargos contra el mexicano, tres de ellos referidos a la “conspiración para el tráfico de sustancias como la cocaína”, mencione textualmente: “En o entre enero de 2001 y el presente (diciembre de 2019) ambas fechas siendo aproximadas e inclusivas… el acusado Genaro García Luna junto con otros, hizo consciente e intencionalmente conspiración para distribuir y poseer, con intención de distribución, una o más sustancias controladas”, y luego mencionan distintas sustancias entre ellas la cocaína. Enero de 2001 es la fecha en que García Luna fue nombrado director de la desaparecida AFI en el gobierno de Vicente Fox, cargo desde el cual después ascendería a secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón, es decir, que en el juicio que le van a iniciar en Nueva York, en la corte de Brooklyn, la misma donde fue enjuiciado y sentenciado a cadena perpetua Joaquín El Chapo Guzmán, estará a revisión toda la trayectoria pública de Genaro García Luna en las áreas de seguridad federal en México.
Finalmente, es muy posible que la madeja que empezaron a desenredar entre Trump y López Obrador –con el caso de García Luna basado totalmente en las declaraciones de testigos como Jesús “El Rey” Zambada o de Vicente Zambada “El Vicentillo”— el hilo llegue hasta otros políticos y funcionarios mexicanos que también fueron mencionados en el llamado “juicio del siglo” y a los que también, los mismos testigos que acusan a Genaro, señalaron de haber recibido sobornos millonarios del Cártel de Sinaloa. Y esa lista, en la que pueden sumarse muchos nombres más, por ahora están a la cabeza Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, los dos últimos presidentes de México y los dos claramente en la mira de su sucesor, Andrés Manuel López Obrador.
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Tenemos que hablar de Genaro /Alejandro Hope
Plata o Plomo
El Universal
Como todo México sabe, Genaro García Luna, secretario de seguridad pública en el gobierno de Felipe Calderón, fue detenido ayer en Dallas, Texas, acusado de proteger al Cártel de Sinaloa a cambio de sobornos millonarios.
Van algunos comentarios sobre el tema:
1. ¿Con qué evidencias cuenta la fiscalía? No se sabe aún, pero por el documento presentado ayer ante un juez federal en Nueva York se deriva que el caso está construido mayormente sobre declaraciones de testigos protegidos, varios de los cuales habrían participado en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán. Parecería asimismo que una pieza clave es Jesús El Rey Zambada, hermano de Ismael El Mayo Zambada, y quien declaró en el juicio de Guzmán haber entregado personalmente sobornos a García Luna en algún momento entre 2005 y 2007. El caso por tanto gira sobre la credibilidad de esos testigos protegidos.
2. ¿Es posible que García Luna haya recibido sobornos del Cartel de Sinaloa? Sí: no hay ningún alto funcionario del sector seguridad en México que no esté expuesto a ser corrompido por las bandas criminales. Además, supongo que la DEA y el Departamento de Justicia no intentarían un proceso de este calibre si no tuviesen un caso medianamente armado. Sin embargo, un hecho me intriga: Jesús Zambada fue detenido en 2008 por la Policía Federal y extraditado a Estados Unidos en abril de 2012, aún bajo el gobierno de Calderón. Como mínimo, habría tal vez que preguntar por qué, si en efecto ocurrieron los sobornos narrados, García Luna no temía lo que pudiera declarar ese personaje a las autoridades estadounidenses. Tan no lo temía que se fue a vivir a Estados Unidos después de que dejó el cargo.
3. Por otra parte, no deja de sorprender que los sobornos en cuestión se hayan mantenido por debajo del radar de las agencias de inteligencia de Estados Unidos durante los seis años en los que García Luna presidió la SSP. La DEA cuenta con una red enorme de informantes en todas las bandas del narcotráfico. Parece difícil que no se haya enterado o no haya recibido rumores creíbles sobre sobornos millonarios a un integrante del gabinete de seguridad. A pesar de ello, las agencias estadounidenses no suspendieron la colaboración y el intercambio de información con la Policía Federal (y con García Luna directamente). Mike Vigil, exdirector de Operaciones Internacionales de la DEA, declaró ayer que “Nosotros, la DEA, teníamos una muy buena relación de trabajo con Genaro [García Luna]. En esa época, no había acusaciones de corrupción. Coordinamos investigaciones con ellos y nunca vimos evidencia de que pudieran estar comprometidos [con el narcotráfico]”. Cabe por supuesto la posibilidad de que la DEA estaba enterada de los sobornos y decidió proteger a García Luna por algún motivo poco claro.
4. Por otra parte, no está de más recordar que García Luna se fue a vivir a Estados Unidos apenas dejó el cargo en 2012 y luego recibió la condición de residente permanente. Es decir, los presuntos sobornos también habrían pasado inadvertidos para las autoridades migratorias del país vecino, las cuales voltean todas las piedras posibles e imaginables antes de otorgar la condición de residente a una persona políticamente expuesta. De nuevo, suena raro.
5. Nada de lo anterior significa que García Luna sea inocente o que no haya incurrido en actos de corrupción. Pero cabe la duda de por qué, teniendo a su disposición un presupuesto enorme, habría incurrido en la única forma de corrupción en México que importa a los estadounidenses (recibir sobornos de narcotraficantes), máxime cuando pensaba irse a vivir a Estados Unidos.
En resumen, hay que esperar al juicio. Todo lo demás es especulación.
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El expediente militar de García Luna | Raúl Rodríguez Cortés
Gran Angular
El Universal
La trayectoria de Genaro García Luna, operador central y pieza clave de la estrategia contra el narcotráfico de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, ha estado ligada a los escándalos en su desempeño y a la sospecha no sólo de sus adversarios políticos, sino también de las fuerzas armadas.
Un dosier de inteligencia militar sobre el exsecretario de Seguridad Pública, detenido ayer en Grapevien, Texas, acusado de recibir millonarios sobornos del cártel de Sinaloa, lo describe como “una persona individualista, envidiosa, negada al trabajo en equipo, altamente protagonista, falsa, deshonesta, muy proclive a la ilegalidad en la búsqueda de sus objetivos personales y un protector a ultranza de todas las personas que trabajaban cercanamente para él”.
El expediente refiere como primer antecedente, una denuncia penal del 13 de julio de 2001 (recién designado director de la hoy extinta AFI en el gobierno de Fox), por el presunto desvío de 151 millones de pesos en la adquisición que realizó de 11 aeronaves cuando era coordinador general de Inteligencia de la Policía Federal Preventiva, en el último año del gobierno del expresidente Ernesto Zedillo.
Por el peso político de sus socios y cómplices en aquella operación, el sistema lo salvó de ir a la cárcel y, desde entonces, quedó claro que estaría blindado contra las acusaciones que pudieran enderezarle en su ascendente carrera.
Ninguna investigación generó, por ejemplo, la acusación que desde la cárcel le hizo el 23 de marzo de 2002 Marcos Tinoco Gancedo, alias El Coronel, jefe de una peligrosa organización de plagiarios. El delincuente aseguraba que García Luna y Alberto Pliego Fuentes, entonces comandante del grupo antisecuestros de la AFI, daban protección a bandas de secuestradores.
Vino después, el 8 de diciembre de 2005, la detención de Israel Vallarta y su banda de plagiarios Los Zodiaco, en la que figuraba la ciudadana francesa Florence Cassez. La mañana del día siguiente, García Luna ordenó recrear la captura para su transmisión en vivo por televisión. Cassez fue sentenciada a 60 años de cárcel, pero el montaje televisivo del entonces secretario de Seguridad Pública fue dictaminado por la Corte como una violación al debido proceso, lo que derivó en la liberación y expatriación de la detenida.
De manera que, mientras protegía a bandas de plagiarios —según las acusaciones— daba golpes contra el secuestro para registrar en estadísticas, una reducción en ese delito que todavía muchos le reconocen.
A la vez, por lo visto, daba protección a cárteles de la droga, de acuerdo con la acusación que durante el reciente juicio en Nueva York de Joaquín Guzmán Loera le enderezara el también jefe narco Jesús El Rey Zambada, hermano del poderoso socio de El Chapo, Ismael El Mayo Zambada, que ahora lo tiene indiciado en una corte federal estadounidense.
En ese mismo sentido, el expediente de inteligencia militar al que le hago referencia, enfatiza en una carta fechada el 27 de noviembre del 2012, en la que el jefe de sicarios del cártel de los Beltrán Leyva (escisión del de Sinaloa), Edgar Valdez Villarreal alias La Barbie, acusa desde prisión a García Luna de recibir dinero sucio del narco desde 2002, primero como director de la AFI y después como titular de la SSP.
En esa carta, La Barbie (detenido el 31 de agosto de 2010), incluye en su lista de sobornados a un “grupo selecto” de subordinados de García Luna, entre otros Luis Cárdenas Palomino, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño y Domingo González Díaz.
A este último, de acuerdo con un reporte de la SEIDO, lo alertó y facilitó su fuga cuando llegaron a detenerlo a la AFI por haber recibido cuatro millones de dólares del cártel de los Beltrán Leyva para que facilitara la captura de varios integrantes del cártel de Osiel Cárdenas Guillén y cambiara al comandante de la agencia en Nuevo Laredo, para facilitarle al Chapo el control de Tamaulipas.
El dossier de inteligencia militar señala también que desde 2015 existe una averiguación previa contra García Luna, Luis Cárdenas Palomino y otros cómplices, por abuso de autoridad y uso indebido del servicio público, misma que fue archivada por órdenes de Humberto Castillejos Cervantes, consejero jurídico del expresidente Enrique Peña Nieto, cuñado de Cárdenas Palomino y gran amigo de García Luna.
¿A poco no sabían de todo esto Fox y Calderón? Bien dice el dicho: “Para tener el pico largo hay que tener la cola corta”.
Instantáneas
1. AUDIENCIA. García Luna compareció ayer en una corte federal de Dallas, Texas. No tardó ni diez minutos, pues renunció a su derecho a una audiencia de identificación y no realizó declaración de culpabilidad o inocencia. El próximo martes 17 de diciembre se celebrará otra audiencia en la que se determinará cuándo se le traslada a la corte federal de Brooklyn que lo procesará. Es la misma que sentenció recientemente a Joaquín Guzmán Loera a cadena perpetua. Si se comprueban todos los cargos en su contra, García Luna podría ser sentenciado a la misma pena.
2. T-MEC. Hablando de fechas, es muy probable que sea el miércoles 18 de diciembre cuando el Congreso de Estados Unidos ratifique el T-MEC. Para la estancada economía mexicana es una gran noticia. A México se le cedió el escenario para anunciar y firmar ayer, en el Palacio Nacional, el protocolo modificatorio del acuerdo comercial. ¿En que cedió México? Ya lo sabremos en los próximos días. Por lo pronto un exultante Marcelo Ebrard y el jefe negociador mexicano, Jesús Seade, aseguraron que no habrá inspectores en materia laboral sino paneles de votación rápida para la solución de controversias.
3. PREGUNTA. El término inglés enforcement significa compromiso en español. Pero en términos jurídicos tiene un significado más pesado y comprometedor, pues remite a la obligatoriedad del cumplimiento de la palabra empeñada aun sin que medie firma. Aquí le contaba el viernes antepasado que México incumplió el enforcement de tener listos el 31 de diciembre de 2018 los cambios comprometidos sobre libertad sindical y justicia laboral. Eso fue parte de las más recientes complicaciones en la negociación del T-MEC que muchos atribuyen a la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde (https://bit.ly/34ant6w). Eso explica por qué ayer, en Palacio Nacional, el jefe negociador mexicano, Jesús Seade, preguntó si la joven funcionaria ya está lista para que, ante una eventual demanda laboral estadounidense, esté en condiciones de responder en un plazo no mayor de 35 días.
4. PENALES. Haberse colocado en el primer lugar nacional del Diagnóstico de Supervisión del Sistema Penitenciario elaborado por la CNDH, dio lugar a que Querétaro, gobernado por Francisco Domínguez Servién, haya sido elegido por la Asociación Americana de Prisiones (ACA) como sede de la Cuarta Reunión de la Asociación de Correccionales de América.
@RaulRodriguezC
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Gran día para el Presidente: T-MEC y García Luna | Joaquín López-Dóriga/
Milenio
Coincidíamos en todo hasta que nos dimos cuenta de que hablábamos de dos cosas diferentes. Florestán
En Privado
Ayer fue un gran día para el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Primero, logró, con el T-MEC, lo que ni Carlos Salinas cuando firmó el TLC en San Antonio, Texas, el 7 de octubre de 1992, acompañado del presidente George H. W. Bush y del premier canadiense Brian Mulroney, y luego vino la captura en Estados Unidos del secretario de ex Seguridad Pública federal Genaro García Luna (2006-12) acusado de nexos y protección al narcotráfico.
La firma del protocolo modificatorio al T-MEC fue inesperada, y menos en Palacio Nacional, luego de frenéticos días de negociaciones. Eso fue lo trascendente.
Pero lo noticioso fue la detención de García Luna, a siete años y ocho días de haber dejado el cargo, el 30 de noviembre de 2012, lo que rebasó, como siempre, lo trascendente. Nadie traía en el radar que el miércoles pasado el departamento de Justicia de Estados hubiera presentado cuatro cargos de narcotráfico y conspiración en su contra ante la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, mismo ante que llevó el juicio del siglo contra Joaquín Guzmán Loera.
El ex secretario de Felipe Calderón fue detenido el lunes por la noche en su departamento de Grapevine, un suburbio de Dallas, Texas, y encarcelado hasta ayer cuando fue presentado ante una Corte Federal que en menos de 10 minutos decidió una segunda audiencia el próximo martes, cuando sería trasladado a Nueva York para que el fiscal  acredite sus cargos ante una corte federal.
Por su parte, la Fiscalía General de la República dio a conocer que no solo colaborará con este proceso, sino que solicitará orden de aprehensión contra García Luna, con fines de extradición.
En fin, que ayer fue un gran día para López Obrador: T-MEC y detención de García Luna, lo que cierra y abre su discurso crítico sobre el combate al narcotráfico en el sexenio de Felipe Calderón.
Ahora habrá que esperar, claro, la letra chiquita del T-MEC y las pruebas del fiscal contra el ex secretario.
RETALES
1. YERNO. La presencia más importante de ayer en Palacio Nacional, fue la del superasesor y yerno de Donald Trump, Jared Kushner, con el que su suegro mandó un mensaje de peso en este acuerdo y en esta relación;
2. CHOFER. Para quienes se escandalizaron porque el Presidente viaje en una camioneta en sus giras, les agrego que desde unos meses se tomó la decisión de que su chofer de confianza le maneje en esos recorridos, no uno desconocido que le asignaban en cada visita; y
3. CALORÍAS. La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas se comprometió a una reducción adicional de 20 por cientos de las calorías de sus productos, que se suma al 55 por ciento que le bajó en la última década. El objetivo es acortar 70 por ciento en todas sus bebidas para 2024. Lo que buscan es participar en el proyecto nacional contra la obesidad, el principal problema de salud del país.
Nos vemos mañana, pero en privado
lopezdoriga@milenio.com
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Genaro García Luna: historias de oscuridad/ Héctor De Mauleón
En Tercera Persona
El Universal
En mayo de 2008 la guerra entre los hermanos Beltrán Leyva y sus antiguos aliados del Cártel de Sinaloa —Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada— alcanzó uno de sus momentos más intensos. Los Beltrán acusaban a los de Sinaloa de haber pactado la entrega de Alfredo Beltrán Leyva. La lucha no solo se daba en las calles, sino en el interior de los cuerpos de seguridad que los narcotraficantes intentaban infiltrar para garantizar su superviviencia.
En mayo de 2008 una filtración del Mayo Zambada llegó a la Policía Federal, que desde diciembre de 2006 se hallaba bajo la responsabilidad de Genaro García Luna, el superpolicía que había pasado por el Cisen, que había desaparecido la Policía Judicial Federal para formar la Agencia Federal de Investigación, y que desde la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia ocupaba el cargo de Secretario de Seguridad Pública.
La filtración, entregada al inspector Edgar Bayardo, decía que Arturo Beltrán Leyva iba a reunirse con sus allegados en un motel a las afueras de Cuernavaca. Resultó cierta. Cinco camionetas blindadas salieron del motel y fueron perseguidos por federales, en un intercambio de tiros que duró varios kilómetros y terminó con varios vehículos chocados.
Beltrán Leyva escapó, pero El Mayo le había entregado también a Bayardo los domicilios de Morelos en los que el capo se resguardaba. Alguien detuvo la incursión de la federal en dichos domicilios, en el último minuto. El oficial que había coordinado el operativo contra Beltrán fue asesinado esa misma noche en el garaje del edificio donde vivía con sus padres por cinco sicarios de Tepito.
Más tarde se supo que un compañero había abierto su locker, había sacado copias de sus llaves, y las había entregado a quien dirigió a los sicarios. Al oficial lo esperaron dentro del garage con las luces apagadas. Le metieron once tiros. Se le consideraba el “cerebro” de García Luna en la guerra contra el narco.
El inspector de operaciones Edgar Bayardo siguió recibiendo informes del Mayo. Supo que en una casa del Desierto de los Leones, en la que incluso había zoológico, el contacto colombiano de los Beltrán, Harold Poveda, estaba celebrando una fiesta con prostitutas de lujo. Se realizó una incursión. Los testigos señalaron más tarde que a Poveda lo habían dejado ir a cambio de 500 mil dólares, y que a cambio los federales se habían quedado con las chicas.
No se supo qué ocurrió en realidad, porque parte de la guerra consistió también en acusar a los funcionarios de todo lo imaginable. Mediáticamente le servía al gobierno de Calderón para mostrar los avances de su guerra contra el narcotráfico, pero al poco tiempo los involucrados quedaban en libertad porque la mayor parte de las acusaciones se basaban en testimonios no probados.
Una de esas versiones indica que los funcionarios de García Luna cobraban 500 mil dólares por cada enemigo importante que era detenido. El pacto incluía recibir filtraciones, practicar intervenciones telefónicas y dejar que los detenidos fueran interrogados por los operadores del cártel.
Los Beltrán fueron acusados, a su vez, de recibir información, desde la PGR. Un testigo protegido que había trabajado como investigador criminal en la embajada de Estados Unidos, y entregado información sensible al Cártel de Sinaloa, dio los nombres de varios funcionarios de la PGR involucrados con ese cártel —algunos de los cuales se volvieron testigos protegidos, y entregaron los nombres de otros funcionarios.
Una década más tarde nadie puede decir qué pasó en realidad. Cuando la policía iniciaba en Lindavista el operativo de detención de Jesús El Rey Zambada, hermano del Mayo, este se comunicó con el inspector Bayardo para pedirle que le enviara refuerzos: “Voy, padrino, voy”, contestó Bayardo.
Bayardo también se volvió testigo protegido, aunque lo mataron un año más tarde mientras tomaba café en un Starbucks.
En el juicio del Rey Zambada, el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, fue acusado de haber recibido, personalmente, millones de dólares del Cártel de Sinaloa, a cambio de entregarle un “pasaje seguro” hacia Estados Unidos.
El exsecretario manejaba una empresa de seguridad en el país del norte y vivía, según se publicó hace poco, en un departamento cuyo valor era también de varios millones de dólares.
Ignoro qué tan sólida será la acusación contra él. Lo cierto es que él puede aclarar mejor que nadie todas estas historias: lo que ocurrió en uno de los momentos más oscuros de México: un momento en el que, a causa, sobre todo, de la corrupción, la violencia se brincó las trancas y arrinconó al país. Acorraló al país, y lo devastó.
@hdemauleon
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El altar de AMLO, “sobre un socavón” /Francisco Garfias
Arsenal
Excelsior...
El Presidente tiene motivos para estar preocupado. El desgaste de su gobierno crece por las controvertidas decisiones, su discurso polarizante, la violencia creciente y el mediocre crecimiento le han abollado su popularidad.
La aprobación de Andrés Manuel López Obrador perdió firmeza. “Está en un altar sobre un socavón”, nos dice Guillermo Valdés, socio del Grupo de Economistas y Asociados, “puede derrumbarse en cualquier momento”.
Charlamos con él poco antes de que diera a conocer los resultados del estudio de GEA-ISA México: La gobernabilidad  en tiempos de la Cuarta Transformación.
El hombre sabe de lo que habla. Dirigió el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) de enero del 2007 a septiembre del 2011.
El estudio muestra que en el último trimestre, López Obrador perdió cuatro puntos de popularidad.
De 61 por ciento de aprobación en septiembre, pasó a 57 por ciento en noviembre. Los que desaprueban crecieron, en el mismo lapso, de 30 a 38 por ciento.
GEA-ISA es la encuestadora que más bajo lo trae.
“El estado de ánimo de la población ha decaído significativamente en el último trimestre. El porcentaje de entrevistados que afirmó sentir esperanza ante la situación del país decreció siete puntos (de 48 por ciento a 41 por ciento)”, puntualiza.
Un 45 por ciento de los encuestados cree todavía que México va por el camino correcto, contra 42 por ciento que cree que va por el rumbo equivocado.
Si no corrige, López Obrador está en riesgo de perder la mayoría en el Congreso en el 21 y el revocatorio en el 22.
Le ayuda que los puntos perdidos no los capta ningún partido de oposición.
 *Ni una palabra de Felipe Calderón en defensa su exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, detenido ayer en  Dallas, Texas, bajo acusaciones de recibir millonarios sobornos del Cártel de Sinaloa, conspiración con narcotraficantes y falsas declaraciones, según un comunicado del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Sólo puso un tuit que parece más un deslinde.
 “Desconozco detalles y estoy al pendiente de la información que confirme el hecho, como de los cargos que, en su caso, se le imputen. Mi postura será siempre a favor de la justicia y la ley”, escribió el expresidente.
¿Le sabrá algo?
Genaro, a quien este reportero consideraba un buen policía, ha sido acusado de recibir sobornos en varias ocasiones. La que hizo más ruido fue la de Jesús Zambada, hermano de El Mayo,  durante el juicio, en Brooklin, a El Chapo Guzmán. También lo hizo La Barbie.
Zambada jura que entregó seis millones de dólares a Genaro, en un restaurante, a cambio de protección para el Cártel de Sinaloa cuando era secretario de Seguridad Pública.
Embarró también a Gabriel Regino, subsecretario de Seguridad Pública de la CDMX durante la gestión de López Obrador como jefe de Gobierno de la CDMX.
Lo sobornaron, dice la transcripción de la declaración de Jesús Zambada que publicó ayer El Sol de México, porque  se perfilaba como secretario de Seguridad Pública.
Llama la atención que, a toro pasado, la FGR anuncie que pedirá la extradición de García Luna, quien dejó el cargo de titular de la SSP en 2012, hace siete años.
*Rosario Robles no se prestó al circo que organizaron diputados con motivo del juicio político que le abrieron de última hora. La exsecretaria de Estado ya no tiene cargo y está inhabilitada por diez años. Son las dos sanciones que le podría imponer la Sección Instructora en San Lázaro, si fallan contra ella.
La exsecretaria enfrenta su proceso en el penal.
Es la única de los involucrados en la llamada Estafa Maestra. Detrás del juicio sólo ve un “show” de los diputados de Morena para lucirse.
A San Lázaro envió con sus abogados un documento, mediante el cual solicita sobreseimiento de su proceso que, asegura, “ha estado plagado de inconsistencias, irregularidades y violaciones procesales”.
Los abogados advirtieron que en caso de que los diputados insistan con el juicio político, a sabiendas de que lesionan derechos humanos de Robles, “incurrirán en una responsabilidad tanto jurídica como política, la cual se hará valer en el momento procesal oportuno y ante instancias nacionales”.
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 T-MEC y García Luna, lo mejor y lo peor
Razones/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Excelsior...
• El T-MEC es una buena noticia –en un buen momento– que ayudará a la economía, pero también impulsará, más allá de las diferencias ideológicas y políticas, una lógica integradora con América del Norte.
                Para mi hija Ana, uno de mis
                grandes motivos de orgullo
 La firma del T-MEC es, sin duda, una muy buena noticia por todo lo que ello implica. No hay instrumento más liberal, o neoliberal, si se lo quiere calificar así, que el mayor tratado de libre comercio vigente en el mundo; ampliado, mejorado y llevado a otros terrenos, incluso lejos de lo estrictamente comercial, respecto al TLC firmado en 1993, y que tan buenos resultados ha dado para el país.
Hoy México sería otro país, mucho peor, sin aquel tratado: la apertura no fue sólo comercial, sino también política y social. Y, estoy seguro, cambiará todavía más con la firma del T-MEC. Mucho se ha dicho, él mismo lo ha expresado en innumerables ocasiones: que el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere acabar con el régimen político y económico que imperó en los últimos 30 años. Pero la realidad siempre se impone. Y el presidente López Obrador parece ser consciente de que no puede correr contra la realidad ni en contra de los principales intereses del país.
México no es, únicamente, una economía abierta, sino que está inscripta en un bloque que, además de geográfico, es también político, social y económico: el de América del Norte. Eso no le quita ni le agrega nada a la relación que podamos tener con cualquier otro país. Pero hay que asumir que esa pertenencia tan profunda que tenemos con Estados Unidos y Canadá, determina políticas, alianzas y exigencias comunes.
Este nuevo tratado es mucho más integrador que el pasado. El TLC era un gran acuerdo comercial que trascendió a muchos otros ámbitos. Pero el T-MEC, con sus cláusulas laborales, ambientales, de derechos de propiedad, de medicinas y de muchos otros capítulos, prácticamente obliga a una integración regional que, necesariamente, irá avanzando en muchos ámbitos. Un ejemplo claro es la energía. En el T-MEC existe un capítulo energético que no tenía el Tratado de Libre Comercio: la idea que subyace en él es terminar conformando una suerte de mercado común energético para América del Norte. Resultará inevitable proseguir, una vez firmado el T-MEC, con el proceso de apertura y coinversión en el terreno energético, uno de los temas de debate interno en el propio gobierno federal. Y esa es una muy buena noticia porque, no nos engañemos, la verdadera palanca de crecimiento y desarrollo está en el sector energético, con capacidad, incluso, para impulsar a todos los demás.
El tema laboral es trascendente: los demócratas y los sindicatos estadunidenses lograron sacar adelante no sólo la reforma laboral en nuestro país (que ya que estaba en la agenda de López Obrador), sino también la construcción de mecanismos de control que certifiquen que esas reformas se cumplan, una vigilancia que no estará a cargo, como pedían los sindicatos estadunidenses, por inspectores de sus propias agencias, sino por paneles trilaterales que verificarán el cumplimiento de las mismas.
El T-MEC es una buena noticia –en un buen momento– que ayudará a la economía, pero también ayudará a impulsar, más allá de las diferencias ideológicas y políticas, una lógica integradora con América del Norte que dará seguridad jurídica e incentivos a la inversión y el crecimiento.
 García Luna
Desconcierta profundamente la detención de Genaro García Luna en Estados Unidos. Se toma una medida extrema contra el exsecretario de Seguridad Pública por presuntos nexos con el Cártel de Sinaloa, a partir de las acusaciones sin pruebas de dos narcotraficantes, Jesús El Rey Zambada, hermano del jefe de esa organización criminal, Ismael El mayo Zambada, y Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, ligado al grupo de los Beltrán Leyva.
El exfuncionario, con estrechos lazos con los más diversos estamentos de la seguridad y la inteligencia estadunidense, es un hombre controvertido que hizo amigos y enemigos, que tuvo aciertos y errores, pero que en el combate a la delincuencia y la construcción de la Policía Federal tuvo un rol protagónico.
Se puede o no estar de acuerdo con la estrategia de seguridad implementada en aquellos años, pero no en la voluntad de lucha contra los grupos criminales.
Todos los cárteles recibieron fuertes golpes durante la gestión de García Luna, incluyendo sus ahora acusadores: tanto Jesús Zambada como Édgar Valdez fueron capturados por García Luna. Que ellos sean sus acusadores simplemente quita legitimidad a sus dichos, más aun cuando no parece existir prueba documental alguna más allá de sus dichos.
El tema está en manos de la justicia estadunidense y se le debe exigir que actúe con responsabilidad y rapidez.
Muchos, en los ámbitos de seguridad e inteligencia mexicanos y estadunidenses están más que sorprendidos con esta detención.

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 Fiscal carnal con aval de romeritos…
De naturaleza política/ENRIQUE ARANDA
Excelsior.,..
Asteriscos
* Más que una detención “escandalosa”, la del titular de la Agencia Federal de Investigación y de Seguridad Pública en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón apunta a ser utilizada, además de como una suerte de “primera llamada” a los panistas, para alentar una campaña más de polarización y confrontación social. Que se investigue y, si hay caso, que se sancione… 
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El gran día de López Obrador/Pablo Hiriart
Uso de Razón
PabloHiriart
El Financiero...
Ayer fue el mejor día para Andrés Manuel López Obrador desde que tomó posesión como Presidente de la República.
En la Ciudad de México se firmó el acuerdo alcanzado para el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
Y en Texas, Genaro García Luna fue detenido por autoridades estadounidenses.
Cayó el poderoso exsecretario, símbolo de la política de seguridad del archienemigo y único opositor político de peso de López Obrador, Felipe Calderón.
Día redondo para el Presidente, “haiga sido como haiga sido”.
No importa el costo del nuevo tratado: se firmó en Palacio y eso es un triunfo del Presidente.
Tampoco importará mucho, en términos mediáticos, conocer cómo se gestó y el derrotero de la detención de García Luna en Texas, a solicitud de la Corte de Brooklyn.
Lo ocurrido ayer en Texas tiende a validar todas las críticas de López Obrador a la estrategia anticrimen del expresidente Calderón.
Y lo que sucedió en Palacio lo pone como un paladín del libre comercio.
La popularidad del Presidente ayer se fue a las nubes, “haiga sido como haiga sido”.
En los detalles, en la letra chica y pormenores de ambos temas, TMEC y García Luna, está la verdad. Pero en política importan, y mucho, los golpes de alto impacto.
La tarea de los periodistas y analistas políticos es distinta: hay que buscar el fondo de los sucesos y decirlo.
La detención de Genaro García Luna se da un contexto de otorgar concesiones de México a Estados Unidos en materia comercial con el TMEC, y a cuatro días de la visita a México de William Barr, el procurador de Donald Trump.
Habrá que analizar el detalle de lo que se acordó en reglas de origen, en vigilancia de nuestra (sic) legislación laboral y ambiental, y en el plazo de las patentes de medicinas biotecnológicas.
Estados Unidos, por su parte, capturó al exponente máximo de la estrategia de seguridad del expresidente Calderón.
Ambos hechos no están desconectados entre sí, salvo que aún existan personas que crean que en política hay casualidades.
Por lo viso, lo que no consiguió el jefe de la negociación comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, lo obtuvo el procurador William Barr.
Con razón Donald Trump dice que se entiende mejor con AMLO que “con el otro”. Hubo concesiones que no estaban en el acuerdo firmado apenas el 30 de noviembre de 2018.
Faltan que sucedan más cosas, porque la acusación contra García Luna está prendida de alfileres. De cualquier manera, habrá show.
Se le acusa con base en una declaración del Chapo Guzmán hecha hace meses, en su juicio en Brooklyn, en que dice que le contaron que García Luna recibió en dos ocasiones sobornos de entre tres y cinco millones de dólares, para proteger al Cártel de Sinaloa.
Ahí está el cimiento de la acusación contra García Luna, de la que se desprenden cargos como conspirar para llevar cocaína a Estados Unidos, posesión de cocaína con intención de distribuirla en ese país, y haber mentido en las formas migratorias en que firma no haber cometido ningún delito.
Estamos ante el dicho de un narcotraficante, El Chapo, a quien le dijeron otros narcotraficantes, que habían comprado a García Luna.
Si eso es todo –habrá que esperar–, el cargo es débil y la detención de García Luna, muy probablemente, se realizó a pedido del gobierno mexicano. Una negociación secreta, pues.
Pero de aquí a que se conozca todo y García Luna sea liberado, si es que lo sueltan, pasarán los meses, tal vez los años. Y el golpe político al sexenio de Felipe Calderón es de efectos inmediatos y contundentes.
¿Será Genaro García Luna el único en caer preso por los acuerdos con el procurador de Estados Unidos?
La lista de enemigos del gobierno es extensa y a partir de hoy cualquiera puede caer por los dichos de un narcotraficante al que le contaron tal cosa.
Por cierto, hace algunos años Estados Unidos solicitó la extradición del entonces gobernador de Puebla, Manuel Bartlett Díaz.
Un narco dijo que el secretario de Gobernación del presidente Miguel de la Madrid (Bartlett), junto con el secretario de la Defensa, Juan Arévalo Gardoqui, y el entonces gobernador de Jalisco, Enrique Álvarez del Castillo, habían estado en la casa y en el momento en que era torturado a muerte el agente de la DEA Enrique Kiki Camarena Salazar.
¿Quién hizo esa solicitud de extradición? El entonces procurador William Barr, que ahora es el fiscal de Donald Trump y hace cuatro días vino a México en una visita cuyos frutos empezamos a conocer.
La extradición de Bartlett fue negada por el gobierno mexicano por “falta de lógica y contener datos falsos”, así como “no tener ni pies ni cabeza”, según explicó el que fuera un gran procurador general de la República en aquel entonces, Ignacio Morales Lechuga.
Pero Kiki Camarena es más que un héroe para la DEA: es un santo. Y tal vez Barr no ha olvidado sus agravios contra Bartlett. No como para insistir en extraditarlo, pero algo puede ocurrir con su presencia en el gabinete en las siguientes semanas.
Suceda lo que suceda, los dos golpes de ayer significan un triunfo para el presidente López Obrador. Se ha quitado el estigma de opositor al libre comercio (sin duda lo era), y propina un golpe bajo la línea de flotación de su enemigo, el expresidente Felipe Calderón, sin –aparentemente– meter las manos. Fueron los del norte, dirá.
Hay que ver la letra pequeña del TMEC y en detalle la acusación contra García Luna, pero golpe dado ni Dios lo quita.
Día redondo para AMLO, “haiga sido como haiga sido”.
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Seguridad anti cárteles de México estará normada en Washington
INDICADOR POLÍTICO/CARLOS RAMÍREZ 
El Debate
A partir del criterio de que no había posibilidad aún remota de que la estrategia mexicana contra los cárteles transnacionales pudiera moverse en espacios mínimos de autonomía, la visita del fiscal estadounidense William Barr fijó los tres puntos de dominación estadounidense: la fuerza, el consumo de droga y los intereses hegemónicos.
En este contexto, las negociaciones de la semana pasada no se llevaron a niveles de secretarios de Seguridad de ambos países, ni siquiera se exploraron las relaciones institucionales y dinámicas entre los jefes militares de cada nación, ni menos aún se bajaron al nivel deseado de jefes de inteligencia. La agenda bilateral que le interesa a Trump quedó en manos del canciller mexicano.
Los entendimientos formales-pero-no-escritos entre los EU y México volvieron a pasar por el arco de la seguridad estratégica anti narcóticos de Washington: migración, comercio y seguridad nacional. La condescendencia del presidente Donald Trump hacia México al perdonarle el tema de los cárteles mexicanos como terroristas sólo probó que el control de la iniciativa bilateral está en la Casa Blanca.
Como el tema anterior de los aranceles, la amenaza de declarar terroristas a los cárteles mexicanos era un farol --o bluff en inglés-- que hubiera enredado a Trump dentro de los EU y hubiera permitido a México escalar nuevas formas de negociación sobre agendas maduras y reales.
Y esa declaratoria hubiera obligado al gobierno de Trump a organizar primero una ofensiva sin precedentes dentro del territorio estadounidense para combatir a los nueve cárteles que según la DEA están controlando la venta de drogas al menudeo en ciudades estadounidenses. Hasta ahora, esas representaciones de los cárteles mexicanos parecen tener el beneplácito de las leyes laxas, de las autoridades policiacas y sobre todo de las instancias financieras que lavan los narcodólares de ventas domésticas.
La cacería de las sucursales de los cárteles mexicanos en los EU hubiera estallado la violencia en las calles, hubiera reducido la disponibilidad de droga a los consumidores pobres no wasp y hubiera elevado los robos, la violencia y los crímenes en la disputa por la poca droga disponible para el consumo cotidiano de las masas.
Pero en política y sobre todo en los temas de seguridad estratégica interior-nacional no existen los hubiera. México pareció haber negociado el tema de la cooperación en la lucha contra el narco en términos anteriores --aunque sin un Plan formal-- y sólo con la condición de que la nueva fase de persecución de capos se hiciera con una lista muy precisa y sin causar estragos de violencia como en Culiacán.
El acuerdo no escrito sobre seguridad y cárteles allanó buena parte de los pendientes del Tratado de Comercio Libre 2.0 y acercó las cosas a su aprobación en el Congreso estadounidense, aunque con costos adicionales en concesiones de rubros de producción. Sin embargo, al final de cuentas el más interesado en la firma de la segunda etapa del Tratado era México.
Los objetivos estadounidenses en materia de cárteles se reducen no tanto a capos, sino a estructuras que tienen que ver con el control de drogas químicas dañinas --el fentanilo, sobre todo, que opera nada menos que Ovidio Guzmán Lopez, el hijo de El Chapo que no pudo ser deportado el pasado 17 de octubre--, los narcodólares en el sistema bancario y sobre todo las actividades de narcos en materia de contrabando de migrantes en una frontera marcada por la corrupción del lado estadounidense.
México perdió la oportunidad de redefinir los términos de la relación de seguridad en el rubro del narcotráfico al ceder antes por la amenaza de decretar terroristas a los narcos. El gobierno y el pueblo de los EU no son enemigos ideológicos o religiosos de los cárteles mexicanos, sino que asumen la condición sencilla de consumidores o clientes. Una jugada audaz debió ser cualquier negociación con la Casa Blanca, pero después de que Trump decretara terroristas a los narcos.
Pero con habilidad, Trump primero amenazó y después envió a su fiscal a negociar lo que nunca iba a decretar.
Mensajes políticos. A partir del inicio del segundo año de gobierno presidencial, las tendencias en las encuestas se mueven en otros significados, dejan señales para el reacomodo legislativo en el 2021 y sobre todo fijan atenciones del 2024. De ahí el dato mayor de que el gobernador priista sinaloense Quirino Ordaz Coppel sigue en punta de gobernadores mejor calificados de todos los partidos, con un primer sitio y 61% de aprobación. La encuesta de Arias Consultores se realizó después del culiacanazo de octubre que afectó más al gobierno federal que al estatal.
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Qué cedió México/Raymundo Riva Palacio
Estrictamente Personal
El Financiero
Ceder, en una negociación, no es necesariamente perder. De hecho, en una negociación se cede para poder avanzar y el resultado óptimo es cuando todas las partes ganan. En el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, México tuvo que ceder. Mucho en este caso, para que los demócratas y los sindicatos, que son su base electoral, estuvieran de acuerdo en ratificarlo. Los demócratas se han adjudicado una gran victoria política, quitando reflectores a Trump, que finalmente cumplió su promesa de campaña de acabar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y remplazarlo con un acuerdo que presume superior. El presidente Andrés Manuel López Obrador podrá sentirse tranquilo, pese a aceptar los chantajes demócratas que llevaron a su gobierno a perder soberanía. A cambio, gana certidumbre ante el mundo, recupera parte de la confianza perdida en su liderazgo y, sobre todo, le da una viabilidad económica a su administración y al país. Aislar a México del mundo, como su retórica machaca, era irreal.
La negociación de este acuerdo comercial duró dos años, y la comenzó el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. La continuó el de López Obrador bajo el mismo modelo, que también se usó durante la negociación del TLCAN hace un cuarto de siglo, dejándose acompañar por el sector privado. Pero en la última semana, cuando los negociadores estadounidenses, forzados por los demócratas y con la urgencia de Trump por concluirlo, presionaron a los mexicanos como no lo habían hecho antes, sacaron al sector privado de la negociación y lo mantuvieron en la oscuridad sobre lo que estaban discutiendo. De otra manera, no podrían haber aceptado las condiciones que les planteó el representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer. La molestia empresarial por la marginación en el último tramo de la negociación, será acicalada cuando terminen de estudiar los adendos que aceptó México.
No habrá intervención dentro de las empresas, pero en realidad sí habrá, utilizando un término diplomático: attaché laboral. Los attachés, en el argot diplomático, son los agregados en las embajadas. En este caso, no estarán dentro de la Embajada de Estados Unidos, pero serán representantes de los sindicatos en México que “proveerán información in situ sobre las prácticas laborales” en este país. Es decir, sí habrá una supervisión indirecta dentro de las empresas, que forma parte de lo que le llamaron “un monitoreo robusto” que hará las veces de un instrumento de certificación estadounidense de que las reformas laborales se están aplicando tal y como lo prometieron. Esta era una de las quejas que tenía el líder de la AFL-CIO, Richard Trumpka, quien cuando vino a México en septiembre le dijo a la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, que sólo querían que se aprobara el acuerdo para no hacer nada. No les creemos, espetó.
La presión demócrata se trasladó al gobierno mexicano, que al final aceptó la creación de un comité interagencias que vigilará la reforma laboral, y que estará informando al Congreso de Estados Unidos, así como el establecimiento de metas y objetivos que deben implementar los mexicanos para la reforma laboral. De incumplirlo, se aplicarán las medidas y sanciones que se añadieron al acuerdo, y que contemplan los mecanismos reforzados para resolución de disputas. Una de las grandes innovaciones impuestas fueron lo que llaman “reglas de evidencia”, que le permitirá a Estados Unidos litigar “exitosamente” temas laborales, de medio ambiente y otros temas de alta controversia.
Estos nuevos mecanismos reducen significativamente las capacidades mexicanas para litigar en los paneles de resolución de disputas, que hubieran tenido objeciones y observaciones por parte del sector privado. Junto con ello, en un punto que modifica por completo los equilibrios que se habían logrado, es un cambio de lenguaje en el texto, donde removieron el fraseo que permitía ambigüedades en las garantías de protección de violencia a los trabajadores. Mediante el fortalecimiento de estas reglas, “se crea la presunción de que las violaciones laborales afectan al comercio y la inversión y requerirá que las otras partes prueben lo contrario”. Es decir, México sería culpable hasta demostrar lo contrario, y una violación laboral no se restringiría al capítulo laboral, sino que impacta en el conjunto del acuerdo. De esta manera, el costo de una violación laboral lleva a litigio todo el acuerdo comercial.
Los demócratas impusieron a los mexicanos una serie de incisos en el tema de propiedad intelectual que difícilmente el sector privado habría aceptado sin resistencia, particularmente la industria químico farmacéutica. Los demócratas presionaron a Trump para remover las provisiones que contribuían a precios más altos en medicinas, revelado por primera vez la semana pasada en el Financial Times, pero mantenido en secreto al sector privado por parte de los negociadores mexicanos. Esto llevó, dentro del acuerdo, a la disminución de la exclusividad de las patentes en medicinas y de la información clínica de las medicinas, empleadas por la industria, alegaron los demócratas, para retrasar la competencia y el acceso a medicinas a buen precio. La puntilla fue tender hacia una homologación en los criterios legales entre Estados Unidos y México, para balancear la competencia y los incentivos por innovación, como establece la ley en aquel país, que no se reflejaba en el acuerdo.
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Detención que apesta /Carlos Marín
Milenio
El Asalto a la Razón
Lo periodístico siempre se impone a lo importante. Por esta fatalidad, la detención de Genaro García Luna opaca la predecible aprobación del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá.
Al ex secretario federal de Seguridad Pública, que llevaba viviendo en Miami desde 2012, se le acusa de tres crímenes presumiblemente cometidos… ¡entre 2001 y 2019!: traficar cinco tristes kilos de cocaína, conspirar para contrabandearlos y negar en su declaración aduanal haber cometido algún delito.
Poco perspicaces, las autoridades estadunidenses repararon apenas ayer en que desde hace siete años tenían avecindado a un sujeto que en 2011 fue condecorado por la DEA en la Cumbre Mundial Antidrogas. O que durante una semana, a mediados de enero de 2012, fue apapachado por la directora de esa agencia, Michelle Leonhart, en su Comando Central; por el de la CIA, el general David Petraeus; la titular de la Agencia de Seguridad Nacional, Janet Napolitano; del FBI, Robert Muller y, en la Casa Blanca, por el zar antidrogas, Gil Kerliskowske, y hasta que el fiscal general, Eric Holder, le ofreció un almuerzo en su oficina.
Entre otros méritos, aquellos funcionarios le reconocían su desempeño en una de sus creaciones, la Agencia Federal de Investigación (que tuvo el mérito de resolver, con rescate de las víctimas y captura de los delincuentes, centenares de secuestros) o, ya como secretario de Estado, capturar a los asesinos del hijo de Javier Sicilia y otros muchachos, o dar con la verdadera Güera implicada en el plagio y homicidio del hijo de Alejandro Martí, pero sobre todo por haber hecho (con el apoyo de la Marina Armada) el mayor decomiso de cocaína en el mundo al Cártel de Sinaloa, en Manzanillo: 23 y media toneladas, que hasta la fecha no ha sido superado.
Por su destacada trayectoria (y no obstante el descalabro que le significó el famoso montaje televisivo en el caso de la secuestradora Florence Cassez), el Departamento de Estado le concedió en 2013 la honrosa y codiciada Visa Einstein (¿mientras él iba acarreando pequeñas dosis de cocaína?) por sus aportaciones a la lucha contra el crimen, distinción que solo se otorga a celebridades no estadunidenses (premios Nobel, Pulitzer o ganadores de la estatuilla del Óscar, por ejemplo).
Algo muy indecente hay detrás de la captura porque, fuera de la acusación formal (con los tres cargos descritos), donde ninguna referencia se hace a declaraciones refritas en el juicio contra Joaquín Guzmán Loera, en el boletín de prensa se cuelan afirmaciones hechas por el Rey Zambada de 2008 que fueron desestimadas en tribunales por carecer de sustento (tras su extradición, en 2009, para obtener beneficios de testigo protegido, afirmó que entregó a García Luna tres millones de dólares en una maleta que ni en una de las más grandes cabrían, pero en el proceso del Chapo ya no ratificó este dicho.
De otro testigo son los cinco kilos, dizque ¿introducidos entre 2001 y 2019?
Seguro: en las uñas y gramo por gramo, ¿verdad…?
cmarin@milenio.com
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García Luna y T-MEC: un gran día para el presidente /Carlos Loret de Mola
Historias de Reportero
El Universal
Fue aprehendido por las autoridades de EU, de las que tanto presumía su aval, respaldo y confianza
La investigación que llevó a la aprehensión en Texas de Genaro García Luna por presuntamente recibir millones de dólares del cártel del Chapo Guzmán y ayudarlo a introducir toneladas de droga a Estados Unidos, pone a varios de sus excolaboradores en la mira: Luis Cárdenas Palomino, José Antonio Polo, Maribel Cervantes, Ramón Pequeño, Facundo Rosas. De ellos, casi todos están en actividades privadas. La única con cargo público es Maribel Cervantes, secretaria de Seguridad en el gobierno del Estado de México.
Pero eso es revisando el organigrama hacia abajo.
Porque si lo revisamos hacia arriba, es un golpe que salpica al que era su jefe, el entonces presidente Felipe Calderón, quien está ahora en el intento de formar un partido político opositor al gobierno. García Luna no sólo era su secretario de Seguridad Pública. Era por mucho el hombre que mandaba por encima de todos en los temas del combate al narcotráfico. Dentro del gabinete de seguridad, bromeaban que García Luna era el jedi, y Calderón su joven padawan. Estaba de moda la Guerra de las Galaxias.
Los secretarios de Defensa y Marina, los varios que pasaron por Gobernación, y los varios procuradores Generales de la República en el gabinete calderonista, se quejaban de cómo García Luna tenía la última palabra en las estrategias y las acciones contra el crimen, y de cómo para él nunca había escasez de recursos. La multimillonaria creación de Plataforma México, quizá el ejemplo más acabado.
Eran tiempos de gloria para García Luna. En contraste con lo que enfrenta desde ayer martes, cuando fue aprehendido por las autoridades estadounidenses de las que tanto presumía su aval, respaldo y confianza, al grado que al terminar su tarea de funcionario se avecindó por allá.
Está acusado de recibir millones de dólares del cártel de Sinaloa. El señalamiento surgió como parte del juicio al Chapo, en voz del Rey Zambada frente a la corte de Brooklyn, Nueva York.
Me pregunto si como parte de esta andanada de acusaciones surgirá una añeja historia, contada por al menos un par de sus compañeros de gabinete: el día en que, de tránsito por Xochimilco, en la Ciudad de México, García Luna habría sido secuestrado por los Beltrán Leyva, con quienes habría llegado a un acuerdo a cambio de su liberación.
SACIAMORBOS
Fue un día de grandes noticias para el presidente López Obrador. No sólo encarcelaron al gran consejero y colaborador de su antagonista político Felipe Calderón, sino que se selló en Palacio Nacional la ratificación del T-MEC. Es sin duda, sin escatimar, una gran noticia para la economía mexicana. En esta columna muchas veces hemos señalado los enormes defectos del manejo económico, la generación de desconfianza a los inversionistas por parte gobierno del presidente AMLO. La apuesta decidida del presidente por el T-MEC, desde que era candidato y cuando era políticamente más caro avalar una negociación encabezada por el gabinete de Peña Nieto, es un factor que ayuda, que suma, que se cuenta entre lo positivo.
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La Ley de Amnistía para liberar a presuntos criminales; AMLO quiere justicia (Sic)

  Conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador del 24 de abril de 2024 Miguel Arzate, del Sistema Público de Radio Difus...