11 dic 2021

'Nos dijeron cállense', relato de un sobreviviente

'Nos dijeron cállense'


Migrantes que sobrevivieron al accidente registrado el jueves en Chiapa de Corzo fueron atendidos ayer en la Cruz Roja de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Foto: Mariana Morales

Nota de Mariana Morales

Reforma, Tuxtla Gutiérrez, México(11 diciembre 2021).- Desde un angosto pasillo de la Cruz Roja de este municipio chiapaneco, donde son atendidos los migrantes heridos durante el trágico accidente del jueves, un indígena guatemalteco habla sobre el viaje en el que compatriotas y otros indocumentados perdieron la vida.

"Momentos antes del accidente el tráiler se detuvo unos 5 minutos. Logré ver entre la rendija de la ventilación un anuncio que parece que decía migración, no recuerdo bien, pero decía algo. El guía que venía con nosotros nos pidió que nos calláramos porque algunos decían que ya estaban cansados de estar parados. Yo pienso que ese fue el momento en que el chófer estaba sobornando", relató Luis, a quien llamaremos así por cuestiones de seguridad.

El centroamericano, quien pagaría 95 mil quetzales (256 mil 900 pesos) por intentar cruzar a Estados Unidos, describió ayer las tres casas en las que estuvo junto a más extranjeros, días antes de la tragedia migrante.

El día que el hombre de 33 años dejó su ciudad, repleta de cascadas y lagos, a su esposa y tres hijos, fue la madrugada del pasado martes. Cargó una mochila, algo de dinero y un teléfono celular nuevo, que el "guía", le pidió comprar.

Ese día andaba ansioso, admite. Se le taladraba en la cabeza la idea de que en breve andaría por las calles Houston, hasta donde debía llegar. El trato con el "coyote", de acuerdo con Luis y otros migrantes que son atendidos en la Cruz Roja, fue que los 95 mil quetzales serían pagados hasta pisar Estados Unidos.

"Tuve que dejar de prenda las escrituras de mi casa de cemento al 'coyote', para cerrar el trato", afirma.

Al llegar en autobús el martes a Madre de Dios, en Guatemala, muy cerca de La Trinitaria, Chiapas, observó a más migrantes.

"Había mujeres, niños y niñas, éramos bastantes. Caminamos unos 10 minutos y nos subieron a dos camioncitos, en cada carro entramos unas 40 personas", recuerda.

El trayecto que Luis describe es de casi tres horas. Ambos vehículos iban escoltados por dos motos manejadas por hombres de ropa oscura, dice.

"Llegamos a una casa de dos pisos que se ubica como a las afueras de San Cristóbal, ahí descargaron a la gente, pero ya había como unas 40 personas tiradas en el piso, éramos bastantes", reitera.

"Nos sacaron y por grupos caminamos tres cuadras, hasta llegar a otra casa de dos pisos, donde también ya habían como 40 personas, en esa casa éramos como 60 en total. Fue el jueves como a las 8 de la mañana cuando nos sacaron de ahí, en un camión donde íbamos como 50. El trayecto fue como de media hora.

En la última casa en la que Luis estuvo, dice que era grande, en la orilla de la carretera, como una bodega, con un patio amplio donde vio a decenas de migrantes tirados. Recuerda que al fondo estaba una cocina, una tienda y una mujer a la que le llamaba "La Patrona".

"Nos dieron de comer carne y de ahí llegaron los dos tráileres por nosotros. En cada uno yo calculo que iban como 200 personas, todos parados, con el celular apagado, y nada de enviar ubicación a nadie, esa era la regla", relata.

"El tráiler en el que yo venía agarró velocidad después de la parada que hizo, donde le digo que yo creo que estaban sobornando", dice mientras pide una pastilla para calmar el dolor de cuello.

Dice que el segundo táiler sí logró seguir. Lo pactado era llegar hasta Puebla, y de ahí tomar otra unidad de carga a San Luis, y luego a Reynosa, en Tamaulipas. 

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