La verdadera historia de Cortázar y Fantomas/
QrR, editorial.
Milenio../ 28.09.2014
EL ÁNGEL EXTERMINADOR
Gonzalo Martré
En 1911 apareció en París un folleto novelado con un personaje novedoso de nombre Fantomas, asesino y ladrón cruel que sobrevivía gracias a su conocimiento del sistema de alcantarillado de París. Fantomas usaba antifaz con el que conservaba celosamente el anonimato y robaba a los ricos, mas no para regalar a los pobres sino para atesorar una fortuna personal. Era siniestro y despiadado.
El folletín fue creación de dos escritores franceses Marcel Allain (1885-1970) y Pierre Souvestre (1874-1914), tuvo gran éxito y sus tirajes fueron inusuales para la época. Ingresó a la literatura universal.
La guerra de 1914 y luego el tiempo se encargaron de la declinación de las aventuras del personaje, pero la saga completa fue recogida en una edición francesa y luego traducida en España.
En México, allá por 1968, se le ocurrió a Guillermo Mendizábal, quien después sería el dueño de Editorial Posada, revivir a Fantomas en forma de historieta pero despojándolo de su carácter de criminal empedernido para dotarlo de características propias de un Robin Hood modernizado. Fantomas seguía actuando en París, pero ahora utilizando la tecnología propia de la posguerra; Mendizábal creó a su equipo compuesto fundamentalmente por el profesor Semo, su robot C-19 y sus bellas ayudantes con nombres del Zodiaco. El diseño gráfico de toda su parafernalia estuvo a cargo del excelente dibujante Rubén Lara
Lo llevó a la Editorial Novaro, por aquel entonces la principal maquiladora de historietas gringas que cubría México, Centroamérica y parte de Suramérica. Novaro estaba dividida en dos secciones, la primera, la que dejaba mayor ingreso, a cargo de Alfredo Cardona Peña, fino poeta y cuentista; la segunda, la que se comía parte de los ingresos de la primera, la sección de libros, literatura, poesía, arte, etcétera a cargo del argentino Luis Guillermo Piazza, sedicente intelectual perteneciente a la mafia de Fernando Benítez.
La historieta Fantomas, la Amenaza elegante fue un éxito; a la altura del sexto número Mendizábal creyó llegado el momento de tratar el nada deleznable asuntillo de sus regalías, pero encontró una sorpresa sumamente desagradable, Novaro no pagaba regalías, sino que hacía pago una sola vez por el argumento y sus derechos así como de la realización gráfica. No pagaba mal, pero nada comparable a las regalías que debería cobrar el autor y su dibujante cuando la historieta llegó a ser de tiraje masivo de hasta 750,000 ejemplares por número.
Mendizábal se enteró asimismo de que Novaro había registrado al personaje y su parafernalia como propios. Esto es, despojó a Mendizábal y Lara, quienes optaron por no entregar más números.
Alfredo Cardona Peña buscó quienes los sustituyeran, pues Fantomas crecía desmesuradamente. Los encontró en el bar Salón Palacio, donde los sábados sesionaba la Liga de Escritores y Artistas Borrachos (LEAB) cuya mayoría colaboraba en el suplemento cultural de El Nacional dirigido por el poeta español Juan Rejano. Cardona Peña era el patriarca de la LEAB y un buen día ofreció a los contertulios la oportunidad de mejorar sus ingresos escribiendo argumentos para Fantomas. Aceptamos unos cinco miembros distinguidos de la LEAB, dos no dieron el ancho y quedamos Xorge del Campo, Gerardo de la Torre y yo, Gonzalo Martré. Junto con Rosa María Philips quien ya trabajaba para Novaro, durante un año hicimos argumentos para Fantomas; durante ese año la Philips se retiró por enfermedad grave, Xorge por parecerle ese trabajo indigno de su talento como ensayista literario y Gerardo porque encontró mayores ingresos en la TV educativa. Me quedé como único argumentista durante los siguientes 8 años; aporté nuevos personajes y modalidades para hacer a Fantomas más atractivo para los lectores. Entre esas invenciones mías introduje la modalidad de que Fantomas tuviese amigos famosos en el mundo del arte y el intelecto, y para resolver ciertos problemas que se le presentaban, Fantomas consultaba o platicaba con gente como Sartre, Fellini y otros figurones similares. Decididamente, Fantomas era una historieta sui géneris y yo la mantenía viva conservando y mejorando sus características de bandido generoso sin llegar a los extremos del asesinato.
En 1975 entregué a Cardona Peña el argumento titulado “La inteligencia en llamas” (título sacado de un verso del poema Muerte sin fin de José Gorostiza), cuya trama trata de una secta de fanáticos que andan quemando libros por todo el mundo y amenazando a sus autores. En ese número, Fantomas se comunica telefónicamente con varios altos personajes de la literatura e intelectualidad, entre ellos Julio Cortázar (con todos se habla de tú) y cambian impresiones sobre la amenaza mundial que se cierne sobre la cultura universal. El dibujante —Víctor Cruz— se esmeró en retratar bien a Cortázar y su nombre apareció exactamente igual a como era.
El inefable ( el argentino Luis Guillermo ) Piazza, amigo y paisano de Cortázar remitió un ejemplar al célebre autor quien vivía en París desde hacía algunos años, exiliado. Al verse como personaje de historieta sin habérsele pedido permiso para ello, Cortázar halló el pretexto ideal para difundir sus ideas en una historieta, medio para hacerlas llegar a un lector distinto al habitual de su obra. Esto es, ampliar considerablemente el alcance de sus ideas. Piazza era colaborador en la página editorial del periódico Excélsior y le fue fácil convencer a Julio Sherer su director de que publicara un folletín de Cortázar. Por su parte, Scherer no lo pensó dos veces, aceptó en el acto la propuesta Cortázar-Piazza. Así nació en 1975 el folletín Fantomas contra los vampiros multinacionales con ilustraciones tomadas de “La inteligencia en llamas”, tiraje de 30 mil ejemplares que se agotó rápidamente.
En 1975 yo enfrentaba serios problemas para publicar mi novela Los símbolos transparentes cuya temática es del 68 mexicano, Cortázar vino a México para la presentación de su folletín pero no pude contactarlo, sin embargo conseguí su dirección en París y le escribí posteriormente identificándome como el autor del argumento de la historieta “La inteligencia en llamas” , contándole mis problemas con mi novela y solicitando su apoyo para publicarla en Argentina; me contestó luego explicándome que por el momento no estaba en buenas relaciones con los editores argentinos lo cual le impedía ayudarme. Conservé esa carta muchos años hasta que hace unos tres la doné al Museo del Escritor y ahí está. En la actualidad, la historieta Fantomas es de culto; en el Internet se ofrecen colecciones de la misma a precios estratosféricos, algunos números son muy buscados y codiciados como aquel de “La inteligencia en llamas” y la primera edición de “Fantomas contra los vampiros multinacionales” (existe una segunda, publicada en Argentina).
Caso notable, lo que en 1975 yo buscaba infructuosamente, ver mi novela LST publicada en una editorial internacional, finalmente lo conseguí a través de Cortázar 39 años después, en el 2014, pues es indudable que, la incursión de Cortázar en la historieta debida a mí, pesó mucho en la decisión de Alfaguara.
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Ahora sí me "fantomicé": Gonzalo Martré
QrR
Editoriales
En los años setenta, Gonzalo Martré fue argumentista de "Fantomas. La Amenaza Elegante".
A sus 89 años, el escritor es lúcido y una catarata de recuerdos aparece cuando se menciona a ese ladrón al que él convirtió en un ejemplo a seguir.
Milenio, Editoriales; / 03.01.2018
EL ÁNGEL EXTERMINADOR
David Cortés
Es autor, entre otras, de novelas como Los símbolos transparentes, El cadáver errante y Safari en la Zona Rosa (reeditada hace un par de años en Nitro / Press), articulista y escritor de culto. Hay un par de generaciones a las cuales probablemente su nombre no les dice nada, aunque sí el personaje al que le dio vida durante casi una década.
En los años setenta, Gonzalo Martré fue argumentista de Fantomas. La Amenaza Elegante, cómic en donde un culto ladrón se encargaba de golpear a los ricos para robarles su fortuna y enriquecer su colección de obras de arte. Ayudado por la tecnología desarrollada por el Profesor Semo, el robot C-19 y sus 12 ayudantes (todas ellas féminas con nombre de signo zodiacal), el enmascarado que hacía rabiar a Gerard, el inspector de policía, marcó a un buen número de adolescentes y ahora regresa, ya en formato de libro, con una novela semigráfica titulada La justicia de Fantomas. La Amenaza Elegante (El Angelito Editor).
A sus 89 años, el escritor es lúcido y una catarata de recuerdos aparece cuando se menciona a ese ladrón al que él convirtió en un ejemplo a seguir: “La idea de recuperar a Fantomas no fue mía sino de un amigo (Carlos Gómez Carro) que es un estudioso del Fantomas de Cortázar [una novela corta —Fantomas contra los vampiros multinacionales (Excélsior, 1975)—que el argentino escribió luego de que Martré lo hiciera aparecer en una de sus historietas como personaje secundario). Un día me dijo ¿por qué no haces una novela con Fantomas? Y dije (se le iluminan los ojos al rememorarlo) buena idea y me puse a escribir El regreso de Fantomas. La Amenaza Elegante (UAM Azcapotzalco, 2013)”.
En La justicia de Fantomas, el héroe de Martré tiene 91 años, radica en un asilo de ancianos junto con el profesor Semo (quien ha completado un siglo de vida) y los dos platican de su próximo fin. Sin embargo, el científico le comenta que él preparó clones de ambos que serán despertados por Alphaville (una computadora) y cuando esto sucede, el malandro decide venir a radicar a México e impartir justicia.
¿Es consciente de la existencia de una generación a la que usted educó en pintura, literatura, música y escultura con las alusiones que desperdigaba en el cómic?
Estoy muy consciente, porque me lo recuerdan constantemente. Era una revista diferente a las otras, porque traía alusiones a otras cosas y algo se les pegaba. Claro sí, estoy orgulloso. La verdad nunca creí que Fantomas fuese a trascender en mi vida tanto como lo ha hecho. Yo entré al mundo de este ladrón llevado por la necesidad. Estaba bien pagado y necesitaba dinero, ya tenía 40 años, estaba casado, tenia compromisos.
En "La justicia de Fantomas", éste se traslada a México y al llegar aquí el profesor Semo le hace ver que si los mexicanos viven así es por culpa de Tezcatlipoca.
Ah sí, desde luego, él es el maldito, nuestro enemigo mortal que a veces toma forma humana como Salinas (de Gortari). Yo quise meter algo de filosofía de tipo mexicano, algo que se saliera de lo común y Tezcatlipoca está muy estudiado por Manuel Aceves y Jorge Cuesta, entre otros.
En el traslado a nuestro país, Fantomas perdió algo, la parte erudita, europeizada…
Sí, claro, me lo traje para México y aquí se adaptó durante el tiempo que estuvo que fueron unos tres o cuatro años, incluso aprendió a hablar como chilango.
Fantomas es el estereotipo de la elegancia: un hombre culto, sibarita, hedonista y de pronto, la gente que aparece a su alrededor, todos ellos políticos, llevan nombres que parecen tomados de la Familia Burrón.
Efectivamente, hay algo de influencia, yo soy admirador de Gabriel Vargas. Sí hay un contraste, pero él sigue manteniendo su espíritu francés. Lo que sí ha cambiado es que ahora se ha convertido en un filántropo ciento por ciento, cosa que no tenía en la historieta; allá era un villano y a veces, a veces, filántropo, pero siempre era villano. Aquí ya es un paladín de los pobres, una especie de Chucho el Roto, un Malverde.
¿A qué atribuye que muchos se enamoraran de un delincuente en su adolescencia?
No me lo puedo imaginar. Sabemos que su inventor fue Guillermo Mendizábal y yo lo heredé de él a los seis números. Aunque le di algunas de sus características, fundamentalmente siguió siendo el Fantomas de Mendizábal, no voy a hacer caravana con sombrero ajeno. El de los libros ya es mío ciento por ciento.
¿Cómo ha sido convivir con Fantomas?
Últimamente empecé a fantomizarme, cuando comencé a hacer la historieta lo hice porque estaba bien pagada; luego encontré que tenía vocación para ello porque no me costaba ningún trabajo hacer los argumentos y además tenía gusto al trabajarla.
¿Alguna de las chicas de Fantomas era su preferida?
No, la verdad no… tal vez sí hubiese una que fuese la preferida de él, pero ya no recuerdo cuál.
¿Alguna tropelía o asalto que le hubiera gustado haber cometido a Fantomas y que no pudo llevar a cabo…?
Todas las tropelías o secuestros que no pude poner en la historieta, están en los libros. La historieta tenía sus límites y no podía meterme con gente de la vida real. Yo inventé que intervinieran personas de la vida cotidiana, pero siempre circunstanciales, muy secundarios; lo hice libremente porque el editor no me constriñe, así que hice lo que quise.
¿Alguna nueva obra en puerta?
Este va a ser mi último libro publicado, porque el último escrito es una novela de aventuras de hace unos 20 años con un personaje que rescaté y volví a utilizar y se llama La película perdida. Para publicar La justicia de Fantomas esperé a que se viniera el tiempo político de las elecciones y ahora ya está encima. Creo que aunque sea con un granito de arena, podría contribuir para sanear un poco este país, un poquito, poquito, porque un libro no va a cambiar la historia del mismo, pero sí puede contribuir . Nadie ha tratado, como yo trato, a todos estos personajes de la política mexicana en este libro. [Emigdio Balboa Ladrón, Carlos Mils, Herman Diarrea Mota del Asco, Charlie Balines Recortari, Gavioto Copetín, El Dr. Aspemitos, entre otros, son algunos de estos personajes.]
¿Alguna cosa que se le quedó en el tintero, que deseara hacer?
¿Libro? No, este colma mis aspiraciones literarias e ideológicas. Es mi testamento. Tengo 89 años y una insuficiencia cardiaca que no va a tardar mucho en llevarme al otro mundo, así que lo que me queda de vida es muy poco.
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