2 ago 2006

After Fidel


Jorge Castañeda publica hoy en Reforma: ¿El Padrino en Cuba? y nos mete ruido para leer algunos textos para entender lo que pasa en Cuba. La recomendación es leer el texto de Brian Latell: After Fidel: The Inside Story of Castro's Regime and Cuba's Next Leader, Palgrave MacMillan, Nueva York, 2005 (Después de Fidel: la historia íntima del régimen de Castro y el próximo líder).
¿El padrino en Cuba?
El anuncio de la crisis de salud de Fidel Castro ha dado lugar a muchas especulaciones: que si ya murió; que su viaje a Argentina a ver la casa de la familia del Che fue su despedida; que se va a recuperar para la Cumbre de los Países No Alineados; que el traspaso provisional de poderes a Raúl es el principio del fin, que se retira y no está enfermo. Por supuesto que es inescapable la analogía con otros líderes semejantes: Stalin, Mao o Brezhnev. Todo en Cuba desde hace 50 años depende de un hombre, y ese hombre depende de su salud.
Como es imposible saber qué pasará hasta que pase, toda especulación sobre el desenlace fatal es ociosa. En cambio, no lo es tanto tratar de discernir lo que puede suceder, siguiendo la frase de Marifeli Pérez-Stable, "después del velorio". Discernir no es adivinar, pero sí consiste en recurrir a fuentes disponibles.
Libros como La hora final de Castro, de A. Oppenheimer; Fin de siglo en La Habana, de J.F. Fogel y B. Rosenthal; o La autobiografía de Fidel Castro, de N. Fuentes son útiles, como también lo son recopilaciones recientes entre las que destaca la de Rojas y Bobes. Pero todos hablan más del pasado que del futuro, y todos ya resienten el peso del paso del tiempo.
Por eso es que el libro, probablemente más reciente y más pertinente para el caso, que ocupa a todos los cubanólogos, cubanófilos, cubano, es el de Latell After Fidel: The Inside Story of Castro's Regime and Cuba's Next Leader, publicado hacia finales del año pasado. Latell fue el oficial nacional de Inteligencia para AL de la CIA entre 90-94, pero antes de ocupar ese cargo fue uno de los analistas secretos más encumbrados de la CIA para temas cubanos, y por cierto también para temas mexicanos (además de haber escrito un texto clave sobre México a mediados de los ochenta, en una entrevista que le hizo Proceso hace unos meses afirmó que en su opinión, no la de la CIA, Salinas había perdido en 88. Opinión fundada en toda la información con la que contaba en esos años).
Además de conocer a Latell desde 86, conozco el trabajo que realizó sobre Cuba para la CIA porque la mayoría de los análisis desclasificados en años recientes sobre la salida del Che de Cuba de 65 y hasta su muerte en 67, que consulté para mi biografía del Che, fueron escritos por Latell aunque no los firmaba. Es alguien que lleva 40 años tratando de entender lo que pasaba, lo que pasa y lo que pasará (ahora desde la U. de Miami) en Cuba. Dicho sea de paso, si los últimos siete gobiernos de EU le hubieran hecho caso, quizás no se encontrarían hoy frente a un abismo en Cuba.
Latell combina en su libro, al igual que en sus trabajos clasificados, el recurso -a veces superficial, a veces penetrante- de los perfiles psicológicos con un conocimiento detallado de las biografías de los hermanos Castro y la historia de Cuba. Llega a una serie de conclusiones sobre Raúl muy sugerentes y que además se han ido comprobando en los últimos meses conforme Fidel, según Latell, le ha ido entregando ya las riendas del poder a su hermano a partir de que su salud ha ido decayendo, hace más o menos un año.
El ex analista de la CIA describe a un Raúl que ha vivido en la sombra de su hermano, bajo su férula y apoderado de un complejo de inferioridad, pero que puede, el día que eso cambie, cambiar también radicalmente: en lugar de ser Raúl el "terrible" -por la persecución homofóbica, los juicios a Ochoa y De la Guardia, la persecución de disidentes y que disolvió el Centro de Estudios de América-, puede surgir Raúl el compasivo, de los contactos de las FAR con militares de EU, de la eficiencia económica en las empresas del Ejército, con una actitud más tolerante frente a las alternativas de Cuba, en una palabra, el reformador, aunque nada democrático, del postfidelismo. Apoyado en la única institución cubana que sí sirve, las FAR, con una disciplina personal legendaria y con una formación intelectual más sólida que la de su hermano por ser comunista en serio desde sus años mozos, el Raúl después de Fidel puede ser distinto al Raúl con Fidel.
Tampoco exageremos: Raúl no va a ser Gorbachev, porque la democratización de Cuba implicaría su autodestrucción. Pero puede ser Andropov, si Latell o Norberto Fuentes tienen razón. Pero si en realidad Fidel no está ni enfermo ni muerto, sino que se retiró para supervisar la sucesión de lejos pero en vida, entonces puede ser Michael Corleone con don Corleone en vida. Y sí sería un cambio, menos de lo necesario pero más de lo esperado. (fin)

Hasta ahí el artículo del guero, hay empero, una nota sobre el libro escrita el 20 de junio por Emilio J. López de la agencia EFE desde Miami, EE UU y difundida en varios impresos: Brian Latell: "el cambio de mando en Cuba ya ha comenzado"

La comparto.
Miami (EE UU), 20 jun (EFE).- El cambio de mando en Cuba ya ha comenzado y ese traspaso de poder está en las manos de Raúl Castro, hermano de Fidel, que controla, "como si fuera un regente", los principales resortes del poder.
Esta es la tesis de Brian Latell, uno de los analistas estadounidenses más respetados y conocedores de la realidad cubana, tanto por su pasado de analista en la CIA como por sus estudios ahora de profesor en la Universidad de Miami.
La publicación del ensayo "Después de Fidel: la historia íntima del régimen de Castro y el próximo líder" ha generado una profunda polémica en Miami y entre los grupos de la disidencia cubana. Latell, 65 años, sostiene que, tras la muerte de Fidel Castro, la revolución cubana descansa en un sólo hombre: Raúl Castro, hermano menor de Fidel, y que el pasado día 3 cumplió 75 años. Raúl
Castro "controla las fuerzas armadas, los servicios de seguridad y una gran parte de la economía", explicó a Efe Latell, quien se muestra convencido de que "los mandos civiles y militares harán una piña a su alrededor". "Si no lo hacen sería una invitación al desastre para todos ellos", apostilla.
Latell, quien desde 1964 y durante cuatro décadas ha analizado cada discurso, gesto y obsesión del mandatario cubano, destaca que "las facultades mentales y físicas de Fidel Castro se han deteriorado de forma clara estos dos último años". "El cumplirá pronto los ochenta años, sufre de Parkinson y probablemente de otras seria dolencias", y sus apariciones en público "se han vuelto embarazosas", ya que suele "desbarrar en incoherencias cuando habla", señala Latell.

Por ello, Raúl Castro "ha estado desempeñando un papel de liderazgo más importante". El es una especie de "regente que enmienda, interpreta y filtra las decisiones de Fidel" y es muy probable que, subraya, " el cambio de mando haya comenzado".
Preguntado si es posible que, tras la muerte de Castro, se produzca un aumento de la represión en Cuba y se declare la ley marcial, responde: "Es muy posible que se sucedan manifestaciones populares a favor de un cambio". "La generación más joven - argumenta- está especialmente alienada y marginada", y se encuentra "ansiosa de un cambio liberador" que ponga punto final a un "gobierno de características dictatoriales".Muchos cubanos "podría echarse a la calle en demanda de una vida mejor",y, en el caso de que esto suceda, el "régimen sucesor podría utilizar a la policía civil y a los agentes encubiertos" para disolver las protestas, o incluso recurrir a "la fuerza militar".
Al explorar la vía de una teórica revolución de terciopelo, sin derramamiento de sangre, como la que vivió la desaparecida Unión Soviética, Latell opina que es "un futuro posible en Cuba".

"Muchos oficiales de rango podrían rehusar matar civiles inocentes en las calles" y, por ende, dijo, existe "la posibilidad de que los militares bajo las ordenes de Raúl se dividan". Hechos de este tipo, diagnostica, "causarían la ruptura del régimen sucesor" y significarían "el comienzo de un serio conflicto en la isla".
A su juicio, "es imposible prever cuánto tiempo Raúl Castro preservará el poder", en el caso de que "suceda a su hermano"; además, "no ha sido probado todavía como máximo dirigente", ya que Fidel "ha monopolizado siempre la toma de decisiones y el manejo de las crisis". "Raúl carece de las más importantes cualidades de liderazgo de Fidel", afirma, y califica al hermano menor de Fidel de "torpe orador", nada "carismático"; alguien a quien, en realidad, la mayoría de los cubanos temen" y encuentran "desagradable". Asimismo, continúa, es conocida de todos la afición de Raúl a "beber en exceso".
"¿Qué sucedería -se pregunta Latell- si se halla borracho en el momento de tener que enfrentarse a su primera crisis interna?" No obstante, dijo, el "régimen sucesor" iniciará un "proceso gradual de transformación", dado que Raúl discrepa de "muchas de las políticas y prioridades" desarrolladas por Fidel.
Un nuevo escenario que podría suponer el fin del embargo comercial impuesto por Estados Unidos desde 1960 al país caribeño. Una vez que Fidel Castro "abandone el poder", el embargo "no durará mucho", afirmó. En este sentido, indicó la posibilidad de que Raúl "quiera mejorar las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea" y, gradualmente, "descentralizar la economía, permitir empresas privadas e inversiones extranjeras bajo mejores términos".
Se trataría de un acercamiento al modelo político-económico chino, con medidas que "proporcionen a la gente pan... no circo". En este proceso de transición, continúa, Raúl Castro trataría de fraguar un régimen capaz de transmitir a la "comunidad internacional" una imagen alejada del estilo "puramente pretoriano y militar" que hoy impera.

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