3 feb 2008

Las mil y una noches



Dice Carlos Martínez Assad -quizá uno de los intelectuales más lúcidos de México-, en un libro que le dedica a su madre -Memoria de Líbano, Ed. Oceano, 2003- que a su abuelo materno "le paso como otros (el Mayor Julio Sabines) que abandonaron forzadamente su país (Libano) y llegaron a México a encontrarse con el torbellino de la Revolución.” 
Agrega, "habíamos hablado en alguna ocasión sobre el Mayor Sabines que se unió a los revolucionarios y, sin más, éstos le dieron un caballo y cananas que tercio sobre el pecho para alimentar su maúser. (El Mayor) estuvo a punto de morir en una contienda que no era la suya, (Lo iban a fusilar, incluso estaba frente al pelotón, cuando intervino un amigo militar y lo salvó) pero sobrevivió para casarse y tener como hijo al poeta más leído de México: Jaime Sabines.

El recordaba los maravillosos relatos de su padre que, como libanés, habían heredado de la cultura de los árabes los reursos narrativos de Las mil y una noches; es decir, un cuento que se enlazaba con otro sin llegar nunca al final. Compartiste, madre, con el padre del poéta Sabines esa cualidad para contar historias, los recursos escepcionales para narrar los pasajes de tu vida, de la vida con u familia, en relatos llenos de recuerdos, de sueños y fantasías que mezclan la realidad con la invención del mundo deseado por haberlo perdido."
El libro de Carlos es ampliamente recomendable relata sus viajes a Libano, el primero en 1975 y el otro, veintitrés años después en el otoño de 1998. "Con mucho fue ese espirítu tuyo (de su madre) el que me hizo venir al Bled, la tierra de la que tanto escuche hablar, fuiste tú quién me hizo albergar todos los sentimientos que me confiaste".
(...) La vida estuvo llena de esas añoranzas que te gustaban relatar porque afirma Gibrán Khalil Gibrán: "las cosas que el niño ama quedan en poder del corazón hasta la vejez".
(...) Seguías con interés la redacción de este libro y como si buscarás encontrar conmigo el final, te adelantaste para no dejar inconcluso el úlimo capítulo. Entonces pensé en Dante. "Nunca digas fuí feliz sino hasta el día de tu muerte. No hay mayor dolor en la desgracia que recordar el tiempo feliz. Continué este relato porque necesitamos los recuerdos para saber quienes somos y el recordarte me permite pensar cuando estaba la luz y eras la luz, cuando estaba el amor y eras el amor".
¡Poético, Felicidades Carlos!
PD: La semejanza de la mamá de Carlos y el Mayor Sabines era que se sabían de memoria los cuentos de Las mil y una noches, y todos los días antes de dormir se los contaban a sus hijos.
Y seguramente fue por por la relación de sus padres pero Carlos y Jaime fueron amigos; a ambos les toco dirigir la Asociación de Artistas e Intelectuales de Ascendencia Libanesa Al Fannán (El Artista), primero a Sabines y luego a Carlos.
Recomiendo la lectura de todo el libro.

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