3 mar 2008

Confidencias guerrilleras


Confidencias guerrilleras
José Gil Olmos,
reportero
Publicado en la revista Proceso, No.1635, 2/02/2008;
Entrevistas y documentos obtenidos por Proceso en torno a la detención del Comandante Antonio han dado lugar a versiones inquietantes sobre la guerrilla mexicana. Mientras Ruth Ortega, exiliada en Canadá, niega haber sido infiltrada por el gobierno para capturar al dirigente del ERPI, el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas asegura que el grupo armado que ella dirigía (el Ejército Villista de Liberación Nacional, EVLN) era “punta de lanza” para infiltrar al resto. Además, da a conocer una carta de Antonio según la cual varias organizaciones guerrilleras (incluyendo el EVLN) rechazaron “la decisión unilateral” del Subcomandante Marcos de hacer estallar la rebelión sólo en el estado de Chiapas, pues aquéllas pretendían que el movimiento insurgente se extendiera por todo el país.
Antes del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, varios grupos armados discutieron con el ahora llamado Subcomandante Marcos la necesidad de hacer estallar la rebelión en todo el territorio nacional.
Pero ante “la decisión unilateral” de Marcos de concentrar la rebelión en esa entidad y abrir fuego el primero de enero de 1994, las organizaciones guerrilleras discordantes abandonaron el plan y decidieron reunirse después para determinar la fecha y las dimensiones de la ofensiva.
Tal es una de las versiones (en este caso atribuida a Ruth Ortega) que se desprenden de las entrevistas y documentos reunidos por Proceso a raíz de que, en su edición número 1632, publicó el reportaje Traicionado y torturado, donde se relatan los pormenores de uno de los golpes más fuertes que el gobierno federal ha asestado a la guerrilla.
Se refiere allí que el 19 de octubre de 1999 fueron aprehendidos los guerrilleros Gloria Arenas, Coronela Aurora, y Jacobo López Nogales, el Comandante Antonio, máximo dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), cuya detención se atribuye a un trabajo de infiltración gubernamental.
Ahora, el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB) confirma la información de Proceso: el operativo para detener al Comandante Antonio se basó en el trabajo de una agente infiltrada, Ruth Ortega Orozco, alias La Juchiteca, a quien considera “una leyenda ideada por algún servicio de inteligencia militar”, probablemente el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
Desde Canadá, donde vive como “asilada política”, Ruth Ortega –cuyo paradero se reportaba como desconocido en el reportaje aludido– se comunicó a Proceso para asegurar que no entregó al líder guerrillero Antonio y, a su vez, acusar de la traición a un integrante del Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN).
El MRLCB entregó a este semanario una serie de documentos, entre ellos una carta que tenía resguardada y que fue elaborada por el Comandante Antonio el 13 de septiembre de 1999 –un mes antes de su captura–, donde se expresan al EVLN sospechas en torno a una de sus dirigentes, Ruth Ortega, quien se hacía llamar Rosario o Mariela.
La versión de Ruth Ortega
Pero desde Canadá, Ruth Ortega se comunicó con este reportero para dar su versión de los hechos.
Sostiene que nunca trabajó para el gobierno, que no es delatora y que fue usada por un presunto miembro de EVLN –no quiso revelar su nombre– con el fin de llegar hasta el Comandante Antonio y golpear a la dirigencia del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
En entrevista –la primera que concede a un medio de comunicación–, Ruth afirma que nunca perteneció al Ejército Popular Revolucionario (EPR) ni al ERPI ni a ninguna otra agrupación clandestina. “Mi trabajo siempre ha sido político”, asegura.
Sin embargo, no niega el acercamiento que tuvo con estos dos grupos, contactados por ella cuando era integrante del Comité Estudiantil Metropolitano, formado en 1996 por estudiantes rechazados en el examen de admisión de la Universidad Nacional Autónoma de México y otras instituciones de educación superior.
“Sí tuve contacto con el ERPI, pero no es verdad que estuviera reclutando gente para la guerrilla, como se empezó decir en los medios”, sostiene.
Recuerda que a ella también la detuvieron con el Comandante Antonio y que fue torturada durante dos semanas en instalaciones posiblemente militares, “donde se escuchaban aviones”, hasta que logró salir gracias a la intervención de “un familiar”, al que tampoco quiere identificar “para no ocasionarle problemas”.
“A mí me detuvieron junto con Antonio. No eran personas vestidas de pordioseras, sino de albañil –precisa–. Nos detuvieron a la entrada del café (Pekín). Yo apenas había entrado cuando volteo y ya estaban deteniendo a Antonio. Yo soy la persona que les grita: ‘¡Suéltenlo!’, y después me agarran a mí. Me soltaron semanas después. Me torturaron. Tengo huellas en el cuerpo de lo que me hicieron.”
Se le cuestiona por el hecho de que a ninguna persona vinculada con la guerrilla las autoridades la han dejado ir después de haberla capturado.
“Lo sé. Para mí ha sido difícil esto. Cuando sales libre sientes culpabilidad y piensas que mejor no lo hubieran hecho. Hubo muchas cosas en medio que voy a aclarar cuando sea necesario. Aurora y Antonio saben perfectamente que las cosas no son exactamente como todo mundo dice. Ellos me conocieron y siento que, en un momento determinado, no creen al ciento por ciento lo que están diciendo.”
Acepta que hubo muchos descuidos cuando los atraparon, pero rechaza las acusaciones de que traicionó al ERPI.
“Aparte de eso, yo no iba sola; iba con otra persona que hasta el momento nadie sabe dónde está. Nadie sabe dónde quedó y no está reportada como desaparecida”, reitera.
–¿Quién era esa persona?
–Era integrante de otra organización, pero no aparece. Al final de cuentas nos detuvieron, pero él no apareció. Eso lo sabe Antonio, porque fue con quien yo estaba. Puedo aceptar que tengo una responsabilidad, pero no como han dicho de que lo denuncié o lo delaté. Quizá la responsabilidad que tengo es haber caído también en una trampa. Esa persona nos citó ahí, en ese café. Fue quien organizó todo. Creo que nos puso una trampa porque desapareció totalmente. Nosotros quisimos verlo tiempo atrás y siempre nos decía que mejor después.
“Lo único que quiero aclarar es que yo no los delaté. Yo intenté hablar con ellos (ERPI) para aclarar las cosas, pero nunca quisieron hablar conmigo. Sin embargo, no voy a permitir que todo el tiempo se esté diciendo que fui la persona que lo traicionó, que yo fui quien lo torturó, que fui quien lo denunció. No es así.”
Sentencia de muerte
Durante 1996 y 1997, Ruth Ortega y otros estudiantes de la Facultad de Ciencias de la UNAM organizaron el Movimiento Estudiantil Metropolitano (MEP). Entre sus compañeros universitarios corrió la especie de que estaba ligada a un movimiento armado y de que hacía invitaciones para incorporarse a la guerrilla.
La madrugada del 7 de junio de 1998, en la comunidad El Charco, municipio de Ayutla de Los Libres, Guerrero, el Ejército realizó un operativo contrainsurgente en el que resultaron 11 personas muertas, cinco heridas y 27 detenidas, bajo las acusaciones de que formaban parte del ERPI. Entre los muertos estaba Ricardo Zavala Tapia, de 24 años, compañero de Ruth Ortega.
Dice que desde entonces fue perseguida y hostigada. Aunque en la entrevista no quiere hablar de su familia, en aquel momento señaló que su hija había sido secuestrada y que por ello la presionaron para entregar a Antonio.
A pesar de esta situación, durante un año siguió trabajando en la clandestinidad. Fue en esa etapa cuando se vinculó con el EPR, justamente cuando la organización sufrió las divisiones que derivarían en la creación del ERPI.
Poco más tarde, Ruth Ortega estableció conexión con el ERPI, hasta que fue detenido el Comandante Antonio.
Señala que, tras su propia detención y liberación, vivió en la clandestinidad otros dos años. “Ya no me sentía bien. Estaba viviendo de manera clandestina, sin utilizar mi verdadero nombre, por miedo a que me detuviera el gobierno, no el ERPI, porque con ellos ya no tuve ningún contacto, ya no escucharon mi versión”.
–¿Fuiste recibida como asilada política en Canadá?
–Sí, pero en ningún momento por las amenazas del ERPI o del EPR, sino por las presiones que sufrí del gobierno. Eso es lo que yo manejé desde el principio
Comenta que fue a raíz del asesinato de Digna Ochoa cuando decidió dejar el país y refugiarse en Canadá, en 2001.
Dice que ahora se siente segura en Canadá porque no cree que vayan a viajar hasta ese país para hacerle daño. Tampoco piensa regresar a México porque teme al gobierno, sobre todo después de esta entrevista, ya que, afirma, “la van a tomar como si yo hubiera pertenecido al ERPI”.
No obstante, la especie de que formó parte de la guerrilla y traicionó al Comandante Antonio le ha creado problemas en el trabajo de asesoría que da a inmigrantes en Canadá.
“No me interesa si me creen o no”, dice dirigiéndose al ERPI. “Lo único que quiero es que dejen de estar desprestigiando y que Antonio y Aurora, a quienes aprecio, me escuchen. El sentimiento de culpa no es hacia el ERPI, sino hacia ellos, que están encarcelados”.
Acusa al ERPI de intransigencia: “Ellos tienen mucha gente y siempre sale su versión, me echan tierra y dicen: ella es agente del gobierno, es infiltrada. Incluso han señalado que soy gente de la CIA. ¡Por favor! Si vieran las condiciones en las que vivo, no dirían eso”.
Y es que gente allegada al ERPI le ha expresado que tiene una sentencia de muerte porque fue condenada como delatora en “un juicio revolucionario”.
En el diálogo telefónico, Ruth Ortega cuida cada palabra y dice: “Si yo hubiera sido la persona que los entregó, no hubiera sido sólo a ellos dos, sino a todos, porque yo tenía acceso a más cosas”.
Pero la mencionada carta de Antonio aporta otros elementos de la historia de Ruth que la ponen en entredicho y que ella no quiso abordar.
La otra historia
El 13 de septiembre de 1999, el Comandante Insurgente Antonio envió una carta de 11 hojas al Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN) sobre Ruth Ortega, a quien identificaba como Mariela.
La misiva, entregada a Proceso por el MRLCB, plantea que, conforme a lo manifestado por la propia Ruth al Comandante Antonio, ella sí formó parte del EPR desde 1997 y después se fue al ERPI.
Siempre de acuerdo con esa carta, desde el primer contacto le dio a entender a Antonio que formaba parte de otra agrupación guerrillera, pero no fue sino después de los sucesos en El Charco (junio de 1998), a raíz de la crisis que provocó la muerte de su compañero Ricardo Zavala, cuando se decidió a revelarles su verdad: que ella provenía del EVLN y que este grupo estuvo relacionado con el EZLN antes del estallido del conflicto armado de Chiapas en 1994.
Una parte de la misiva de Antonio asienta textualmente:
Fue en el mes de noviembre de 1998 cuando nos informó, entre otras cosas:
–Que la organización a la que había pertenecido era el EVLN, llamado ERIP en un inicio.
–Que el EVLN era producto de una división en el proyecto que dio origen al EZLN, ocurrida en enero de 1994.
–Que esa ruptura se dio en una situación tensa en la que llegó a haber insultos entre ella y M. (El Subcomandante Marcos.)
–Que ella había sido la principal dirigente del EVLN y que esta organización se estaba reestructurando con motivo de su salida.
En otras palabras, antes de 1994 varios grupos armados independientes discutían con el EZLN el plan de levantarse en armas. El Ejército Villista de Liberación Nacional, supuestamente comandado por Ruth Ortega, no aceptó el plan de abrir fuego sólo en Chiapas en enero de 1994. Tanto el EVLN como otras agrupaciones habrían llegado al acuerdo de hacer un levantamiento armado, sí, pero a nivel nacional –no sólo en Chiapas– y en una fecha por determinar. Para discutir los detalles, dichas organizaciones programaron reunirse de nuevo en mayo de 1994.
Antonio le atribuye a Ruth haber dicho que el Subcomandante Marcos tomó la decisión de levantarse en Chiapas en enero de 1994 de manera unilateral, por lo que varias de las partes discordantes determinaron integrar el Ejército Revolucionario de Insurgencia Popular (ERIP), que posteriormente sería denominado Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN).
En 1998, al enterarse el Subcomandante Marcos de que Ruth y el EVLN estaban cerca de otra agrupación guerrillera, los mandó a llamar para reunirse en Chiapas. En ese encuentro, según la misma versión, el Subcomandante Marcos le puso una pistola en la cabeza amenazándola con matarla si revelaba los orígenes del EZLN y los desacuerdos que hubo antes de la rebelión.
Según la versión de Ruth, el Subcomandante Marcos cambió de actitud cuando presuntamente ella le dijo que, antes de asistir a ese encuentro, dejó una carta al ERPI y a algunos periodistas en la que revelaba la historia del EZLN y que ese testimonio sería dado a conocer públicamente si algo le ocurría.
Las sospechas y la trampa
Por lo que se refiere a su situación personal, Ruth le expresó a Antonio que su hija había sido secuestrada por Inteligencia Militar y que la soltarían a cambio de que se entregara. Esta presión, más la muerte de su compañero Ricardo Zavala, le causaron “una enfermedad en la cabeza” y la llevaron a dos supuestos intentos de suicidio.
Sin embargo, su hija fue liberada “por medio de la negociación, bajo el acuerdo de no realizar ninguna denuncia pública (al respecto) ni hacer posteriormente alguna referencia al hecho”.
Más tarde, cuando Ruth aseveró que el EVLN tuvo dos reuniones con el EPR y que en una de ellas éstos acusaron al ERPI de ser “agentes del Estado”, Antonio buscó afanosamente tener un encuentro directo con los miembros del cuerpo dirigente del EVLN, ya que durante casi año y medio sólo habían mantenido una comunicación indirecta a través de Ruth Ortega.
Ante la insistencia de Antonio por reunirse directamente con la dirigencia en pleno del EVLN, Ruth arguyó que la perseguían miembros del EZLN y que integrantes del EVLN habían sido asesinados. Le pidieron los nombres y ella mencionó una lista de 13.
Pero días después, al solicitarle que dijera de nuevo los nombres ante una cámara de video para hacer una denuncia ante organizaciones civiles, ella se negó. Argumentó que, debido a la enfermedad que tenía en la cabeza, había olvidado esos nombres.
En la carta, Antonio formuló 20 preguntas al EVLN, todas cuestionando cada una de las historias de Ruth Ortega, conocida entonces como Mariela. Y aunque la seguía considerando “compañera revolucionaria”, Antonio propuso una pronta reu-nión con la comandancia del Ejército Villista para disipar todas las dudas.
Días después, Ruth Ortega confirmó por fin la cita. Sería el 19 de octubre de 1999 a las 4:30 de la tarde en el café Pekín, a un costado de la estación del Metro Normal.
Pero en lugar del encuentro para despejar las dudas y, en su caso, firmar una alianza con el EVLN, ese día el Comandante Antonio cayó en una trampa y fue detenido.
Para el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas, la intención del cuerpo gubernamental de inteligencia era de mayor alcance: disponer de una organización (el EVLN) que le sirviera de punta de lanza para infiltrar a otras organizaciones guerrilleras que decidieran unirse a una sola coordinación.
Ante las sospechas que ya pesaban sobre Ruth Ortega Orozco, el gobierno habría optado por atrapar, por medio de la misma Juchiteca, al menos a uno de los personajes más importantes de la guerrilla mexicana: el Comandante Antonio.
Los infiltrados
José Gil Olmos, reportero
Los métodos de la infiltración, una práctica que el gobierno federal utilizó en la “guerra sucia” para terminar con la guerrilla, fueron renovados en los últimos años en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) bajo la dirección del Ejército Mexicano, lo que se ha traducido en golpes como el descabezamiento de dos grupos armados y la detención de dirigentes históricos del Ejército Popular Revolucionario (EPR).
En entrevista con Proceso y mediante documentos entregados al reportero, la dirigencia del Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB) revela que debido a esa labor de infiltración el Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN) –ligado en sus orígenes al Ejército Zapatista de Liberación Nacional– fue totalmente desarticulado, mientras que el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) tuvo una baja importante con la detención de dos de sus principales dirigentes: Jacobo Silva Nogales (comandante Antonio) y su esposa Gloria Arenas.
De igual manera, afirma, el trabajo de inteligencia e infiltración militar llevó a la detención y desaparición de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, miembros del EPR. El movimiento cabañista sostiene que esas mismas tareas se desarrollan en los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, pero ataja que no todas las organizaciones guerrilleras han sido infiltradas.Incluso reconoce que algunos grupos, “en su prisa política, permitieron el acceso a individuos ligados a la delincuencia, incluso al narcotráfico, los que hoy colaboran con los servicios de inteligencia del Estado”.
Según el MRLCB, desde el gobierno de Vicente Fox ya se había detectado entre los grupos guerrilleros el trabajo de infiltración por parte de las fuerzas militares. Pero en el de Felipe Calderón, dice, se abrió “un nuevo período de guerra sucia” contra los movimientos sociales y la guerrilla, con el apoyo de grupos “paramilitares y una nueva variante: “narcomilitares”.
Señala a Proceso: “El esfuerzo por infiltrar y dar seguimiento a las organizaciones revolucionarias clandestinas es un elemento constante de la labor contrainsurgente. Tiene momentos en que por circunstancias, principalmente políticas, fluctúa su importancia. Pero ante las necesidades económicas y políticas de la clase dominante este esfuerzo tarde que temprano se intensifica.“La infiltración puede darse en diversos niveles, pero la que más le interesa al Estado es la infiltración en los niveles de la conducción estratégica, para golpear importantemente o controlar e incluso cambiar la actividad de una organización. Esta infiltración a nivel de dirección es la más difícil de conseguir. Actualmente el gobierno contrainsurgente de Calderón da a la lucha política un enfoque militar, abriendo un nuevo período de guerra sucia…”.
–¿Se trata de una estrategia del Cisen o del Ejército?
A partir de las contradicciones al interior del priismo y luego con el arribo del panismo al poder, hay más cuerpos o servicios de inteligencia.(Carlos) Salinas se llevó parte de los archivos oficiales del Cisen. Luego, cuando sube Fox, desconfía del Cisen priista y forma otro (equipo), hace a un lado a unos que se ven obligados a irse a servir a la iniciativa privada. Por ejemplo, (Jorge) Tello Peón se fue a Cemex, Wilfrido Robledo anduvo en Telmex y ya lo rehabilitaron, e incluso los gobiernos estatales tienen sus propios aparatos de inteligencia, que incluyen escuadrones operativos.
“La infiltración es un esfuerzo que realizan todos los aparatos de inteligencia: civiles y militares, federales o estatales. Quienes han mantenido la labor de inteligencia de una manera permanente son las Fuerzas Armadas.”
–¿Qué tan efectiva ha sido?
–No la subestimamos ni la sobreestimamos. No es la generalidad ni todas las organizaciones están infiltradas. Si fuera efectiva, no nos habría permitido actuar político-militarmente en las coyunturas en que lo hemos hecho, y muchos de nosotros no existiríamos físicamente.
Los “narcomilitares”
Pero según el movimiento cabañista, la estrategia gubernamental no sólo se circunscribe a la infiltración, sino también al apoyo o creación de grupos “narcomilitares”. En su comunicado del 8 de noviembre de 2007, advirtió: “Previendo un nuevo estallido social en el campo, el mal gobierno intensifica la paramilitarización de pistoleros al servicio de los caciques, del narcotráfico y de inteligencia militar. Son las nuevas guardias blancas, con permiso para sembrar el terror y asesinar a la población civil, armados por el mal gobierno y protegidos por los gobiernos estatales, sean del PAN, del PRI o del PRD, como sucede en Oaxaca, Puebla, Chiapas, Veracruz, Hidalgo y otros estados.”
El MRLCB se formó a finales de 2001 como producto de las divisiones en el EPR. Se autodefine como “un colectivo regional de una organización revolucionaria que, protegido por la clandestinidad, coadyuva en la formación de un poder popular”. De acuerdo con sus propios comunicados (20 hasta la fecha), tiene presencia en los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero, al igual que en el Valle de México, y en algunos momentos ha firmado “Manifiestos a la Nación” junto con otros grupos, como Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP); Colectivo Revolucionario-Francisco Javier Mina (CR-FJM); Organización Insurgente-1º de Mayo (OI-1º M); Brigada de Ajusticiamiento-2 de Diciembre (BA-2D), y las Brigadas Populares de Liberación (BPL).
Precisamente en coordinación con estas agrupaciones, la madrugada del 6 de noviembre de 2006 células del MRLCB colocaron las bombas que explotaron en la sede nacional del PRI, así como en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y en una sucursal bancaria de la zona de Tepepan, al sur del Distrito Federal, como protesta por el “fraude” que llevó al poder a Felipe Calderón, a quien califican como “presidente ilegítimo”.
En cuanto al EVLN, el grupo cabañista dice que, de acuerdo con información de otras agrupaciones, esa organización surgió como un proyecto organizativo auténtico, pero que fue infiltrado y utilizado en parte para golpear a otras organizaciones.
“Después de la detención de Jacobo, el gobierno intentó mantener vivo al EVLN como organización y a la Juchiteca (Ruth Ortega) como supuesta militante revolucionaria. El supuesto EVLN dio a conocer un parte el 20 de noviembre de 1999, enviado al director de Página 24 de Aguascalientes, Ramiro Luévano, un mes después de la detención de Jacobo y Gloria.”En dicho comunicado, el único que ha emitido, y firmado por El Comandante Centauro, este grupo amenazaba con usar “escuadrones de la muerte” contra funcionarios y diputados de esa entidad.

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