11 sept 2008

Miedo al miedo


Miedo al miedo/Fred Álvarez, analista político
Publicado en el número 0 de Código Topo que dirige Jorge Fernández Menéndez; Excelsior, 8 de septiembre de 2008. Pag. 10-13.
No te dejes vencer por el (miedo y el ) desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Walt Whitman.
El Presidente Felipe Calderón, al término de la reunión que sostuvo con los organizadores de la marcha Iluminemos México, reconoció que el mayor problema de México es la inseguridad pública (…). Dijo, “la delincuencia, lo sabemos todos, es en gran medida fruto de la impunidad y ésta, a su vez, es consecuencia de la falta de acción de las autoridades, por negligencia, por incapacidad institucional o por franca corrupción en algunos casos.Subrayó que muchas poblaciones de México –si no es que todas- se han visto presas de la violencia y el miedo ante la embestida de las bandas de delincuentes…
En el Acuerdo para la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, leído por Roberto Campa, Secretario Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública el pasado 21 de Agosto se aceptó que “muchas personas tienen miedo de transitar por las calles y plazas (….) Superar esta situación no es una tarea fácil ni rápida.”, agregó.
Y para contrarestarlo el gobierno implantó 75 medidas. Todo aparentemente muy bien, muchas de esas acciones debieron ser aplicadas desde hace mucho si necesidad de un acuerdo. Por eso la gente ha dejado de creer. No quiere más rollo, exige resultados. Sus gobernantes, hoy no le transmiten confianza.
En efecto, las decapitaciones perpetradas por el crimen organizado buscan generar miedo entre la población, además de atemorizar a grupos adversario y establecer zonas de control. No es casual que durante las últimas cuatro semanas han sido descabezadas 30 personas.
El objetivo de ello no es otra cosa que la “siembra del terror”, por el crimen organizado e intimidar a sus rivales, al gobierno y sobretodo a la ciudadanía.
Y no sobra decir, el papel jugado por medios que se prestan si saberlo, para generar miedo, incertidumbre e inseguridad.Varios analistas han abordado el asunto del miedo. La pregunta obligada es ¿todo es una cuestión de miedo?
En parte sí. El mayor miedo de un padre o madre de familia es respecto a la perdida a la muerte de uno hijos, mucho más que perder la suya propia; tenemos miedo a que no Lleguen a la casa. La pérdida de un hijo no tiene nombre, por cierto no se puede describir, no aparece en el diccionario. Eso es lo más doloroso que le puedo suceder a una persona.
Enfrentar el miedo
¡La verdad es que no hay nada más humillante que el miedo!
Dice Joanna Bourke (Nueva Zelanda, 1963), profesora de Historia en el Birbeck College de la Universidad de Londres y autora de El miedo: una historia cultural, (Virago Press, 2005), que "hoy tenemos tanto miedo como en la Edad Media y más que en el XIX, ya que vivimos en un mundo sobrecargado de peligros: la alimentación, el cáncer, el cambio climático... estamos sobreexpuestos a información que produce miedo. E incluso hoy el miedo es menor que en la guerra fría, con la posibilidad de la devastación nuclear mundial. Debido a que entonces, la gente no era complaciente como ahora con los miedos, la gente respondía positivamente a ellos, con protestas y tomas de posición políticas.”
Por su parte, el analista español Gregorio Moran (LA VANGUARDIA, 10/02/2007) menciona que “el miedo nos delata en nuestra condición de animales crueles, gregarios y frágiles. Cobardes hasta el espasmo ante todo lo que es capaz de infundirnos terror. De ahí la eficacia del terrorismo. En el fondo, y en la forma, el terrorismo no es otra cosa que un chantaje social basado en el miedo.”
En el mismo sentido coincide con el profesor Zbigniew Brzezinski, ex consejero nacional de Seguridad del presidente Jimmy Carter, cuando éste dice que “el terrorismo no es un enemigo sino una técnica de guerra, que consiste en la intimidación política mediante la matanza de civiles desarmados (…) La referencia constante a la guerra contra el terror conseguía un objetivo superior: estimulaba la aparición de una cultura del miedo. El miedo nubla la razón, intensifica las emociones y facilita a los políticos demagogos la movilización de la gente en apoyo de las políticas que quieren poner en marcha.”
Pero cuando el presidente Calderón refiere que la delincuencia, “es en gran medida fruto de la impunidad y ésta, a su vez, es consecuencia de la falta de acción de las autoridades, por negligencia, por incapacidad institucional o por franca corrupción en algunos casos.”, habría también que agregar, ¡por Miedo!, Sr. Presidente
Hay que decirlo y reconocerlo. Muchos –no todos-, de nuestros gobernantes tienen miedo. Y algunos lo han reconocido sin pudor. Lo dijo, hace meses un presidente municipal en Guerrero. Lo acepta el gobernador de Sinaloa y varios presidentes municipales. Esta situación ya es una realidad alarmante.
Y no es malo tener miedo, es normal, es un rasgo de la condición humana, pero también es el enemigo más poderoso de la razón, como dice Brzezinsky. El miedo nubla la razón y es el más peligroso de los sentimientos colectivos. Es la emoción más fácil de estimular. Es un juego de niños hacerlo. Incluso es más fácil hacer a la gente sentir miedo que odio.Y la verdad, como lo expresó concretamente hace unos días el señor Fernando Martí, es que nuestros gobernantes deben renunciar si tienen miedo. Su primer trabajo es brindar seguridad a los ciudadanos, no todo lo contrario.
O como podemos interpretar esto:
Dijo un famoso conductor de TV: "¿De qué tamaño estará el asunto, de qué tamaño estará su tarea que la PGR -que si bien podemos entrevistarla y mencionar su nombre y su cargo-, no podemos divulgar su rostro?"
En efecto, casi encapuchada como los jueces sin rostro, se presentó a un programa de televisión la fiscal antisecuestros de la PGR, Nicandra Castro. De repente, pensamos que esa era la nueva política de comunicación social de la PGR.
Desgraciadamente no es así. Fue un grave error de la institución que la fiscal apareciera así, debido a que incrementó la percepción de la ciudadanía hacia el ambiente de miedo, en lugar de aminorarlo. Además, fue una forma de reconocer que el crimen organizado ha podido derrotar a las instituciones del Estado.
¿Una fiscal de delincuencia organizada con miedo?
Hace años se intentó en este país instaurar la figura del juez sin rostro, sin éxito afortunadamente. Y es que es una garantía que se sepa quién es el juez que nos juzga; lo mismo el presunto delincuente tiene derecho a saber quien lo juzga. Y salvo, que se cambie la ley, el Ministerio Público debe de dar la cara.
Por eso, a muchos nos indigna que los servidores públicos tengan miedo. Por cierto, en la lista también de “miedosos” no sólo hay presidentes municipales y/o gobernadores, sino también legisladores y hasta jueces y magistrados. Incluso, muchos de ellos solicitan constantemente protección hacia su integridad personal debido a las distintas amenazas que éstos reciben, poniendo a su disposición camionetas blindadas, agentes especiales, y toda clase de tecnología necesaria para dicho cometido, con altos cargos al erario.
La verdad es que muchos no lo necesitan, y llegan al extremo de hasta inventar esas amenazas. Y eso lo sabe la inteligencia de este país: el Cisen.
Y no es malo darles seguridad a nuestros servidores públicos que estén en riesgo por su trabajo. De hecho la mayoría de servidores públicos de nivel la tienen. Por lo que indigna que hagan su trabajo con miedo. Es de celebrarse la forma en que se llevó la manifestación del 30 de agosto pasado. La verdad fue impresionante ver la gente decir, ¡ya basta!, ¡ni un secuestro más!, ¡renuncien sino pueden!, entre otras. Lo más sorprendente es que ese sábado la gente manifestante vestida de blanco y con veladoras dejo como por arte de magia de tener miedo. Más bien o enfrentó con coraje y valentía y también porque eran muchos: cientos de miles en una sola voz. ¡Ya basta!
Además que la calle era de ellos y sobretodo era segura aunque fuera de noche.
La gente se dio cuenta que el salir nuevamente a protestar fue un excelente antídoto.
¡Eso fue lo positivo de la marcha!
Como decía el presidente Roosevelt “¡A lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo!
Ojala la epidemia del miedo se haya ido. O por lo menos detenido y poco a poco se pueda entre todos combatir.
¡No se debe ser complaciente con el miedo!
Para Joanna Bourke puede ser positivo sentir miedo, debido a que “es una fuente de creatividad; también puede resultar excitante, igual que el riesgo. Depende de a qué tengas miedo y cuánto. Podemos elegir cómo responder al miedo. Lo peor es cuando te abandonas ante él y lo afrontas sin esperanza.”
Y hoy por lo menos lo que hay es esperanza. Esa no debe morir.
Por lo pronto hay que esperar los resultados da que se comprometieron el pasado 26 de agosto, por cierto ya van varios días.
La gente seguramente volverá a tomar las calles.
Ah, y por cierto, la renuncia de nuestros gobernantes no resuelve el problema, pero si en mucho ayuda el que no estorba.
Al margen.
Por cierto. ¿Nos hemos puesto a pensar la cantidad de gente y de empresas que viven gracias al miedo?
El miedo genera una industria, es un negocio, donde muchos ganan, bufetes de abogados, empresas de seguridad, vendedoras de cámaras, de alarmas, de armas, negociadores de crisis, asesores, etcétera.
Ojala y no sea una empresa privada –creada ex profeso- la que hará los exámenes de Control de Confianza a los más de 500 mil policías del país.
Y es que la moda de hoy son las empresas de seguridad privadas, por cierto impuestas por el miedo. Fue el fenómeno del 11 de septiembre del 2001, cuando crece la empresa militar-industrial Blackwater, la mayor de las empresas “contractuales militares privadas” que operan en Irak Afganistán y es considerada por analistas como "el ejército mercenario más poderoso del mundo" y que dan empleo a aproximadamente a 50,000 profesionales de la seguridad.Blackwater fundada en 1997 por un ex comandante de los Navy Seals y cuenta con cinco compañías especializadas. Se define a sí misma como "la compañía militar profesional más completa del mundo”, que tiene entre sus clientes, además de las empresas multinacionales, al Pentágono y al Departamento de Estado.
Se especializa en la “imposición de la ley, el mantenimiento de la paz y las operaciones de estabilidad”.
El miedo lo justifica todo en incluso se olvida que el monopolio legítimo del uso de la fuerza es una atribución del Estado moderno, y se le pasa a particulares.
Hay que decirlo el miedo a la delincuencia es un motor económico de primer orden, un territorio en expansión, simplemente habría que preguntar ¿cuántas empresas de seguridad privada existen en el País?
Y la verdad es que cada día son empresas privadas las que se encargan de la seguridad pública, por lo menos en todos los aeropuertos y oficinas públicas, son las que cuidan la seguridad de nuestros servidores gobernantes.
En algunos lugares, y como medida de eficiencia nuestros gobernantes han pensado que las cárceles sean administradas por empresas privadas. Como si fueran empresas.
¿No es esto contradictorio? Además a ellas no les conviene bajar los delitos, es un asunto de lógica empresarial.
Dice Moran que “si de las cárceles se ocupa una empresa privada y en la represión del crimen participan también grandes agencias de detectives en función de la libre competencia en el variopinto mercado delincuencial, afrontaremos un seguro incremento del delito.” Y no le falta razón, “a menos delincuentes menos trabajo, menos ganancia” Agrega, “no me imagino yo un consejo de administración de una empresa de seguridad cuya ambición económica fuera alcanzar la quiebra por falta de mercado.”
Y no podemos más que coincidir con Moran no hay nada más contradictorio que la privatización de las competencias del Estado en materia de seguridad, ya eso tiende a favorecer la delincuencia, no a paliarla.
“Porque mientras el Estado tiene como objetivo reducir sus gastos, una empresa privada tiene como misión conseguir mayores beneficios. No es el terrorismo el que ha generado una industria del miedo, sino que es el miedo, expandido como base del mercado, el que está creando una industria de una potencia tal que acabará hablando de tú al propio Estado, si es que no lo ha hecho ya.”, subraya Gregorio Moran.
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