Tenemos que volver a reconocernos en el otro para resolver nuestras diferencias, dice el poeta Javier Sicilia
Daniela Rea, reporter.
PUBLICAOD ENCReforma, 3 mayo 2011.-
Ha pasado poco más de un mes desde que su hijo Juan Francisco fue asesinado con un grupo de amigos. Javier Sicilia tiene el alma mutilada. Si antes cada mañana era motivo de festejo "como si el mundo fuera hecho por primera vez", ahora las recibe con una dolorosa pregunta "¿por qué amaneció?".
Al poeta le gustaría permanecer en el reposo de la noche y no despertar en una pesadilla.
Aún así, incompleto y un poco más delgado, Sicilia irradia fuerza y voluntad "de toda la gente que acogió mi dolor y el de las familias de 40 mil muertos".
Día y noche atiende entrevistas aunque lo pesquen en mitad del desayuno o de un respiro, se duele con otras víctimas que buscan en él fuerza o consuelo, persuade a políticos que sólo tienen imaginación para la violencia, escucha a líderes empresariales o religiosos que, distanciados del otro, del pobre, del radical, temen que la Gran Marcha Nacional por la Justicia y Dignidad derive en violencia.
"Tenemos que volver a reconocernos en el otro para resolver nuestras diferencias", les dice convencido.
Como poeta que es, Sicilia habla al corazón de los hombres. Diverge con Thomas Hobbes que ve al hombre como el lobo del hombre y justifica en eso la creación de un Estado que controle.
"El problema es que ahora el Estado no controla nada. Si hubiese sido lo que dice Hobbes no estaríamos sentados aquí, hace mucho nos habríamos devorado", insiste con esa mirada de río, transparente.
Sicilia encabezará el 5 de mayo una caminata que recorrerá 80 kilómetros desde Cuernavaca hasta el Zócalo. Ahí, sobre las ruinas de la Gran Tenochtitlán, llamará a refundar la Nación.
Sobre ese día prefiere la esperanza y no lanzar expectativas, que considera uno de los grandes males del mundo moderno por sus limitaciones. El poeta habla de un día después de la marcha. Le gustaría verse leyendo, regresar a su soledad de escritorio, escribir una novela.
"Esto (la marcha) debe ser la Nación, que todos la retomen. Puedo ser una voz, quiero volver a ser pueblo (...) México ya no necesita tantos símbolos, necesitamos acciones y esas las construimos entre todos".
-Usted habla desde el corazón del hombre. Parece que los políticos no hablan ese idioma.
-He estado hablando al corazón de los hombres, de los políticos que parece que tienen resuelta su vida y se vuelven insensibles a los dolores de los otros. No podemos seguir insistiendo en esa Cámara de Senadores con la que pudimos haber construido 10 universidades.
Creo que en el Presidente, en el peor de los diputados porque hay peores, hay un espacio todavía no oscurecido, pero que se puede encontrar si se hace silencio y se escucha a otros que persiguen dialogar, conocer, sentir. Necesitamos una cura de silencio, hay ruido, discurso, vacío por todos lados. Es un trabajo muy largo. ¿Estamos dispuestos a asumirlo? Ese es el gran reto que tenemos cada uno.
-A esta marcha la anteceden al menos dos en contra de la inseguridad, que a largo plazo fracasaron en su objetivo. ¿Qué hace a esta diferente?
Todo depende de que las redes sociales, cada una con su agenda, coincidamos para que haya una verdadera fiscalización, consecuencialidad.
Hay un joven que se llama (Douglas) Lummis, autor de un libro muy bello "La Democracia Radical". Dice que la democracia no es un hecho consumado, nunca lo es, es un horizonte que se construye todos los días. Ahora es un gran momento democrático. La belleza con la que soñamos no se va a establecer de la noche a la mañana, pero es un avance. El fenómeno democrático aparece en un momento dado y nos habla de lo que debe ser, de lo que algún día debemos esperar que sea. Esta democracia es el ya de este momento, pero no aún plenamente.
-¿Teme a una derrota política de la marcha?
-No, porque la verdad es la verdad, la diga uno o la digan un millón, no importa. Lo que estamos diciendo, aunque haya uno solo en esa plaza, es verdadero. Necesitamos una paz justa y un silencio que dice más allá de lo que podríamos definir, lo que es la justicia. Porque el horror que traemos detrás es del orden de lo indecible. Hay que leer ese silencio con mucha fuerza.
Que al día siguiente la sociedad amanezca con un 'no pasó nada'.
Hay que contar siempre con el fracaso. Jesús fracasó, el hombre que habló del amor, de la paz, acabó muerto como un delincuente, con un fracaso total, abandonado de los suyos y sin embargo, lo que dijo es verdadero y es punto de referencia para los hombres y las mujeres que saben de qué se trata la vida. Puede ser un fracaso político, pero no es un fracaso de la verdad. Quiero ser fiel a eso, nada más.
La marcha puede dejar una mayor conciencia para fiscalizar, para exigir, para llamar a la desobediencia ciudadana cuando no se cumpla. Eso queda.
-Después de la marcha ¿piensa formar algo a largo plazo más estructurado?
-Si me preguntas que quisiera hacer, quisiera estar leyendo. No, no lo pienso. Soy un poeta y los poetas no planeamos. A los poetas les sorprende la palabra, les sorprende el trabajo en la soledad. Puedo apoyar, eso sí, puedo decir cosas, quizá decir veo la ventana allá, pensar en soluciones.
¿Esta marcha sería su 'hasta aquí'?
Sí, creo que esto debe ser la Nación, que todos la retomen. Puedo ser una voz en el pueblo, quiero volver a ser pueblo. Uno sabe sus limitaciones. Si uno no es humilde consigo mismo, terminarás por decepcionarte, por traicionar.
Creo que México ya no necesita tantos símbolos, ya hay muchos, necesitamos acciones y esas acciones las construimos entre todos y yo no quiero ser, no quiero llegar a confirmar el principio de Peter que tantos diputados, tantos gobernantes tienen, llegar a mi nivel de ineficiencia. Mi nivel de ineficiencia es querer ser un líder, un político. No, yo soy un poeta y aunque está mi silencio, quisiera volver a escribir una novela.
¿Qué decirles a quienes lean esto como una claudicación?
No es una claudicación, quisiera que se leyera como una lección de humildad. Ellos también tienen que saber medirse y ser humildes, hasta dónde se comprometen, hasta dónde pueden, y no mentirle a nadie.
Yo no le estoy mintiendo a nadie, soy lo que soy y no pretendo ser nadie más y en ese sentido quiero volver a ser lo que siempre he sido y que sigue siendo lo que soy ahora. Si la gente tiene confianza en mí, no es porque me inventé, es porque soy el hombre que siempre he sido, sólo que ahora más público.
-Habla usted de una candidatura de unidad al año 2012, ¿a quién ve encabezándola?
-Para empezar no a mí. Pero tampoco estoy en la condición de decir como Javier Sicilia, quién. No soy un político, soy una voz moral, pero estamos en tiempos políticos y nombrar a alguien es politizar algo que no es mi interés. Hablo de un candidatos morales, que no tengan partido, que tienen camino en las instituciones. Hay mucho. Para mí, la referencia, es el doctor Salvador Nava, un hombre inquebrantable que hizo de la política una ética y de la ética una política.
-Si encontraran a los culpables del homicidio ¿cesaría la lucha?
-No, son dos cosas distintas. Esto deben hacerlo, es su función, pero no resuelve el caso político y tampoco el caso judicial. Hay 40 mil muertos, hay que identificarlos y darles la misma justicia que se le daría a mi hijo. Hay un pendiente que tiene que ver con las instituciones y la vida ciudadana.
Llaman a un pacto para la paz
La Gran Marcha por la Dignidad y la Justicia que encabezará Javier Sicilia busca llamar a un pacto que permita hacer la paz.
Sin anticiparse a los puntos que se plantearán en ella -"somos muchas voces, no es el pacto de Sicilia", dice- el poeta y escritor delinea algunos de los aspectos que serán considerados: llamar a la fiscalización de las nstituciones por parte de la sociedad, a la reforma de una Ley de Seguridad Nacional que se base en el ciudadano, a la apertura política a través de la segunda vuelta presidencial y la revocación de mandato, y a la búsqu da de un candidato de unidad nacional, que aclara desde el principio, no es él.
"Yo llamaría a esa conciencia ciudadana. A ver partidos, a ver (Andrés Manuel) López Obrador, (Enrique) Peña Nieto, a ver el CEN del PAN porque todavía no tienen candidato, ¿van a renunciar a las candidaturas, vamos a bu car un candidato de unidad nacional y hacer una agenda para que el debate y lucha política puedan ser sanas? ¿No lo harán? Pues no vamos a las urnas. Tenemos que seguir construyendo la conciencia ciudadana, cada marcha h aportado a ello", dijo a REFORMA.
Ha pasado casi un mes de la primera marcha en una veintena de ciudades convocada a raíz del asesinato del joven Juan Francisco Sicilia, Luis y Julio Romero, Gabriel Alejos, Álvaro Jaime y Socorro Estrada. La respuesta de Presidente fue un "dirijan el 'ya basta' a los delincuentes, mientras que los partidos políticos han permanecido ajenos.
"(Felipe Calderón) quiere oír, pero está rebasado. Creo que el País se le fue de las manos y no tiene más visión, por desgracia, que la de una Ley de Seguridad basada en la violencia. O está tan débil políticamente que n puede imaginar otra cosa. Creo que no está viendo correctamente el problema, la crueldad e impunidad (con que están matando) es porque también hay complicidad en las instituciones", consideró.
Para el poeta, una posibilidad de pacto es que el Presidente reconozca que se equivocó en la estrategia, lo cual lo dignificaría moralmente.
"Si reconociera eso, buscaría hacer los consensos necesarios para trabajar, para reformar las instituciones, sería un gesto que esperaría, ese acto de humildad. Ojalá pudiera hacerlo antes de la marcha, no por un acto de presión, sino de conciencia, coherencia consigo mismo y la nación", sostuvo.
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