3 may 2011

¿Negociar con el crimen?

¿Negociar con el crimen?
Por Fred Alvarez
Publicado en Código Topo de Excélsior, 2 de mayo de 2011, pags 18-23.
Algunos analistas e intelectuales mexicanos —realmente muy pocos—, han manifestado la urgente necesidad de negociar, de pactar con el crimen organizado, para con ello acabar con la narcoviolencia que actualmente existe en el país y que han costado miles de vidas, muchas de ellas de personas inocentes.
Este debate ha resurgido a propósito de la lamentable muerte, a manos del crimen organizado de siete personas, entre ellas el joven Juan Francisco Sicilia, hijo del escritor y poeta Javier Sicilia.
En medio de dolor que se tiene ante la pérdida de un hijo, Sicilia llamó a las autoridades a hacer un pacto con el crimen organizado para frenar la violencia que, dijo, sólo está generando muerte y angustia. "Hablemos claro otra vez: ahí están, tenemos que convivir con ellos. Y, si no están haciendo bien la guerra, pues vamos a los pactos. Las guerras terminan en pactos al final de cuentas. Cuando se acaban de destrozar y destrozar a la humanidad, terminan en pactos. Y esto va a terminar en un pacto, tarde o temprano".
Sicilia —quien después rectificó— dijo que lo que realmente debemos concretar es un pacto, fortalecer el tejido social.
"Tenemos que rehacer el tejido social de toda la Nación, con todos (...) desde el Presidente de la República, hasta los zapatistas, pasando por las madres y las familias destruidas, y todas las instancias de Gobierno, junto con partidos y empresarios, un pacto nacional donde todos estemos de acuerdo para corregir la Nación. "No perdamos de vista todos los ciudadanos y todos los que hacemos esta Nación, empresarios, partidos, sindicatos, sociedad civil, organizaciones indígenas, obreras, campesinas, que nos unamos verdaderamente a rehacer este suelo (...) hay cinco elementos prioritarios que tenemos que firmar como pacto: la seguridad, pensar el asunto de la droga, trabajo, rehacer el tejido social con trabajo, pero también con educación", subrayó.
Pero lamentablemente muchos se quedaron con la primera expresión, la de negociar, para acabar con la violencia. Y obviamente en esa parte NO podemos estar de acuerdo con lo dicho por el premio de poesía Aguascalientes, por más grande que sea su dolor, no se puede ni debe negociar con criminales. Los países que lo han hecho y no abiertamente, como Italia, Colombia y Rusia, quizá consiguieron en el muy corto plazo bajar los niveles de narcoviolencia, pero a la larga les salió el tiro por la culata., no sólo no se frenó la violencia sino al contrario se duplicaron sus niveles y los criminales en algunos casos aprovecharon para apoderarse de de las instituciones democráticas. Fue el caso de Italia donde la democracia cristiana permitió la entrada de cuadros de la Cosa Nostra ´-el más grande grupo delincuencial-, cargos públicos, y ni se diga en Colombia donde pablo Escobar Gaviria en un momento llego a controlar las instituciones políticas; o el caso del presidente Boris Yeltsin, en Rusia, que les dio concesiones a sus viejos colegas de la antigua KGB, la denominada Mafya rusa, con resultados desastrosos para ese país, los datos duros es que los índices delictivos se incrementaron considerablemente, todo ello nos lleva a concluir que los criminales no son unos caballeros, que si los dejas entrar a tu sala, en un rato estarán durmiendo con tu mujer.
Hay un caso —sólo un caso— y por tanto paradigmático donde el estado se vio obligado a negociar coyunturalmente con un grupo delincuencial muy particular y gracias a esa negociación se pudo parar en seco la violencia.
Brasil y el Primer Comando Capital
Fue en Sao Paulo, Brasil. Era mayo de 2006, la ciudad se convirtió durante cuatro días —12 al 15 de mayo— en un territorio de guerra en donde el miedo obligó a paralizar a toda la ciudad; los daños fueron tremendos.
Se contabilizaron 274 ataques contra comisarías, bancos, cines, centros comerciales, vehículos privados y de trasporte público: e incluso sistema de telefonía celular quedó colapsado. El saldo 147 muertos, entre ellos policías, civiles y presos.
Fueron cuatro días donde el único lenguaje que se uso fue el ruido de las armas ¿El motivo de la violencia? Se generó en una cárcel, y es que 775 presos de la banda narco-delictiva más poderosa y temida de Sao Paulo y de Brasil, el Primer Comando de la Capital (PCC), iban a ser trasladados a un penal de alta seguridad.
Los responsables de la ola de violencia fueron el PCC comandada por Marcos William Herbas Camacho, alias Marcola. La pregunta obligada es ¿Y cómo se paro la violencia?
Por increíble que parezca fue suficiente una llamada telefónica–desde un celular para que de manera simultánea, los prisioneros de 87 cárceles liberaran a los rehenes que tenían en su poder y volvieran a sus celdas, y la violencia en las calles cesó como cosa de magia. ¡Y claro hubo toma y daca!
¿Qué logró el PCC a cambio? Entre otras condiciones, se le garantizó que las fuerzas de choque de la policía no entrarían en las cárceles para acabar con los motines. Que se relajaría el régimen de visitas de los familiares a las cárceles y que se aplicará un "régimen de adaptación" (unas condiciones menos duras) a los prisioneros que iban a ser trasladados a un penal de alta seguridad.
Las reacciones de los especialistas fueron de total rechazo; "Me cuesta creer que en un Estado como São Paulo..., sea necesario negociar para alcanzar la tranquilidad de la población. El Estado no puede acobardarse ante la presión de los marginales", subrayó Pedro Franco de Campos, ex ministro de Seguridad de São Paulo.
Empero, la guerra de los delincuentes llenó de temor a los ciudadanos de Sao Paulo y la actitud de las autoridades llenó de indignación a muchos brasileños.
“La sociedad es rehén del crimen organizado —dijo un editorial de O Estado de Sao Paulo— pues ha prevalecido una absurda complacencia con los criminales, que se traduce en indultos y otros beneficios.”
Ese pacto con el PCC permitió a las autoridades brasileñas aplacar en ese momento la tempestad; pero también ese reconocimiento de que existe un Estado mafioso dentro de la sociedad a la larga, fortalece a la delincuencia organizada.
Por eso la pregunta es ¿negociar o no?
La primer pregunta que hay que hacer es ¿con quién? ¿Con cuál de todos los grupos? ¿Con el más violento? ¿Con todos? Como dice Jesús Silva Herzog¿quién sería el embajador plenipotenciario con el que se firmaría "la paz"? ¿Alguien podría creer en la palabra de los firmantes?
En general los especialistas han dicho que no se debe negociar, salvo algunas excepciones. Y es que pactar además de que es un termino inadecuado, pues necesariamente implica complicidad, no es ética ni moralmente justificable. Lo que se debe hacer evitar la narcoviolencia.
Negociar implica darles licencia para matar: FCH
Es muy fácil descalificar y criticar al gobierno del Presidente Calderón diciendo que es “su guerra", y que él es el responsable por el número de muertos. En lo personal, creo, -y estoy convencido-. que en este asunto el Presidente Calderón tiene razón. No se puede pactar con el crimen organizado, se debe lanzar un ¡Ya basta! si pero a los delincuentes No es la primera –ni la última vez que el presidente ha respondido firmemente te sobre el tema. En un discurso el pasado 15 de abril en la toma de protesta del Consejo Nacional Directivo 2011-2012 de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, reconoció que –si bien es cierto- se debe exigir que el gobierno cumpla su responsabilidad en seguridad "- y así lo aceptamos, dijo-, pero también es indispensable la unión contra la criminalidad, que es el verdadero enemigo de México. El presidente afirmó que es que es erróneo pensar que la violencia va a desaparecer "como algunos sugieren", si el gobierno dobla las manos y deja de actuar contra los criminales; "qué ingenuo", expresó. (Algunos medios lo tergiversaron y escribieron que ingenuos).
Dijo que no puede ni debe haber repliegue ya que ello "significaría darles el paso franco y licencia para matar." Subrayó que muchos de los delitos que padece el país son del orden común, por tanto (es) responsabilidad de los estados y municipios. "deberían ser enfrentados por las autoridades locales y que, sin embargo, en muchos lugares del país ocurren a diario sin que las policías intervengan y, en algunos casos, hasta dan protección.
Urgió que todos los gobiernos,"específicamente los estatales y municipales, también actúen y, por lo pronto, depuren, capaciten, y fortalezcan a sus cuerpos policíacos. No es posible que en muchos lugares la policía no sólo no cumpla su responsabilidad, sino que incluso trabaje en favor de los delincuentes.", subrayó.
Puso de ejemplo el caso de San Fernando, Tamaulipas, donde los propios policías municipales son señalados por testigos de haber ayudado a brindar protección e información a Los Zetas
Y pidió el apoyo de la sociedad; "una sociedad que nos llame a cuentas a todos los gobernantes y a todos los representantes; que nos exija a todos, sin excepción, cumplir el mandato ciudadano; una sociedad activa y participativa, que promueva valores: el valor de la honestidad, el valor del respeto a la vida, el valor del respeto a los demás, el valor del respeto a la ley; una sociedad que rechace, sin titubeos y sin pretextos, la violencia de los criminales."
Por último señaló: la solución no es negociar y claudicar con los delincuentes. La solución no es volver a cerrar los ojos a la realidad del crimen, como si éste no existiera. La solución tampoco es dejar hacer o dejar pasar; o pretender que si no actuamos contra la delincuencia, como algunos sugieren, la violencia desaparecerá." ( ahí si debió haber dicho que ingenuos) ya que pretenden decir que "si no actuamos contra los criminales, éstos simple y sencillamente un buen día se van a empezar a portar bien y van a respetar a los ciudadanos.".
La lucha costará muchas vidas dijo FCH en 2006, y lo ha sostenido hasta hoy
En noviembre del 2006 un desplegado dado conocer en medio impresos en el estado de Michoacán, la entonces naciente organización denominada La Familia michoacana, pedía –de alguna manera-, negociar con el gobierno que estaba por iniciar, decía que eran michoacanos, buenas personas, que querían cambiar el estado, en suma que los dejaran trabajar.
La respuesta del entonces Presidente electo fue concreta, y pidió en ese momento el apoyo social, porque dijo no será fácil, porque eso implica tomar decisiones difíciles. Entonces y lo repetido muchas veces, señaló que el combate al crimen organizado sería costoso sobretodo en pérdidas humanas. “no habrá resultados inmediatos; costará dinero y hay que decirlo, costará muy probablemente también, (muchas) vidas humanas. Sin embargo, esta es una batalla en la que no tenemos alternativa, no podemos dejar a nuestro país en manos de la delincuencia."
A manera de conclusión:
¿Considera a Calderón culpable de lo que está ocurriendo? le preguntan al poeta Javier Sicilia en una entrevista para el periódico Reforma.
-Creo que Calderón es responsable, no culpable. Es responsable fundamental porque él decidió ir a esta guerra y es responsable porque la planteó mal, desató a los demonios. A partir de ese momento todos los demás somos responsables porque no hemos impedido, no hemos dicho, a ver una cura de humildad, vamos a sentarnos a pensar esto. Y en ese sentido la clase política y nosotros, por nuestro silencio, cada vez que hay un muerto.
Javier Sicilia juega con las palabras dice es responsable pero no culpable, el quid es que ambas palabras se usan como sinónimos. Debemos decir que los demonios llevan años ahí, lo que hizo Calderón fue enfrentarlos, quizá debió exorcizarlos con más inteligencia, pero bueno tomo una decisión, no tenía muchas alternativas.
Javier Sicilia por otro lado, ha dicho –y en eso si estamos totalmente de acuerdo-, una gran verdad: no podemos quedarnos callados. Hay que alzar la voz, tomar las calles y encauzar las protestas. Hay que comprometer a nuestros gobernantes federales, estatales y municipales La movilización es el gran antídoto para el miedo. Además no podemos, ni debemos guardar silencio.; “la mayoría viven en un silencio espantoso” diría el poeta norteamericano Walt Whitman. ¡Cuántos acontecimientos nocivos podrían evitarse si se hablara a tiempo! Lo advirtió Martín Luther King: “Nuestras vidas empiezan a acabarse el día que guardamos silencio sobre las cosas que realmente importan”. Creo que lo más fuerte que ha calado en el caso de Sicilia no es el hecho de decir “negociemos con el crimen” sino en el “Estamos hasta la madre... (Carta abierta a los políticos y a los criminales Proceso # 1796, 3 de abril de 2011).
Enrique Krauze, nos dice que Sicilia ha acudido a la fuente primera y última de su ser -su fe religiosa-, y desde allí lanza un llamado estremecedor a "todos los grupos" de este país (incluidas "las mafias del crimen organizado") para llegar a un pacto que nos permita detener la violencia y "recuperar el amor". Agrega el escritor y director de Letras Libres, en un texto publicado en Reforma que hay una evidente impregnación mística en tal actitud. En la marcha que encabezó vio la palabra encarnada en acción cívica, vio la poesía transfigurada en comunión. Sicilia – subraya Krauze-, reencarna hoy, entre nosotros, el alma franciscana, la misma que fundó la espiritualidad de México. Y concluye que “algunos pensarán que el llamado de Javier Sicilia es ingenuo. Yo no. Creo que no hay una vía única para combatir la violencia. Creo que debe combatirse por varias vías. Y una de ellas es la movilización de las conciencias. A muchas almas buenas conmoverá. A algunas malas almas tocará. A otras, que ni siquiera tienen conciencia de lo que está mal, las alertará. En suma, además del combate armado a la violencia armada, es bueno que Sicilia nos recuerde que la conciencia mexicana puede despertar.”
Como dice Federico Reyes Heroles ojala- quiera ala-, la fuerza de la poesía rompa la sordera nacional.
Hay que pactar si, Pero con la sociedad, hay que obligar a los partidos políticos a que se comprometan más con sus votantes, y dejar un lado sus diferencias.
Por otro lado, el Presidente Calderón tiene razón hay que hay que reclamarle –también- a los gobiernos locales mayores resultados, pero también el gobierno federal debe revisar una y otra vez su estrategia; y cambiarla cuando sea necesaria, y consultar para ello a los especialistas. Debe invertir más en la inteligencia, no es con operativos aparatosos como se consigue el orden, el estado debe sentirse en todo el territorio nacional, aunque no se vea. No es poniendo policías cada kilómetro como se podrá disuadir a los delincuentes, hay que actuar de manera quirúrgica, como lo hacen otros países. Asimismo hay que pegarle al crimen organizado donde más le duele; en el bolsillo: es increíble que no tengamos hoy una ley fuerte contra el lavado de activos (y esta es una responsabilidad hoy del Congreso), éste es un gran negocio; por oro lado, la ley contra la extinción de dominio tienen fallas y por eso no se aplica. (También el balón esta del lado del Congreso ya que hay desde hace meses una iniciativa de reforma a la ley federal de extinción de dominio, sin dictaminar). Hay muchas cosas más que deben de hacerse., por ejemplo una profunda reforma al Poder Judicial. Bienvenidos los acuerdos del Consejo de la Judicatura Federal para solicitar directamente a las instituciones financieras información sobre las cuentas de los jueces de distrito, magistrados, consejeros y demás servidores públicos del Poder Judicial. El Acuerdo General – 10/2011 - menciona que lo requerimientos de información financiera se establecen sin perjuicio de que se puedan generar otros mecanismos para verificación de situación patrimonial y recursos económicos. Es increíble que antes no se hiciera esa revisión.
Por último hay que reabrir el debate seriamente en despenalizar y legalizar las drogas: el crimen organizado no se va a acabar, pero si se puede controlar: Recuerdo al periodista argentino Tomas Eloy que dijo que en 1933, cuando Franklin D. Roosevelt derogó la Ley Seca, el crimen violento descendió dos tercios. Obviamente no se acabaron los borrachos, al contrario, pero entonces desaparecieron los Al Capone; después cambiaron de giro. Por lo que el arma más efectiva contra los jefes del narcotráfico es arruinarles el negocio. Y la única vía posible para hundirlos es legalizando el consumo. No se trata de alentar el consumo, sino de controlarlo mejor, invirtiendo en campañas efectivas de salud pública.
Hay muchas cosas por hacer, insisto, pero NO se debe negociar con el las mafias.
“De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sinsentido. Antiguamente ustedes tenían códigos de honor. No eran tan crueles en sus ajustes de cuentas y no tocaban ni a los ciudadanos ni a sus familias. Ahora ya no distinguen. Su violencia ya no puede ser nombrada porque ni siquiera, como el dolor y el sufrimiento que provocan, tiene un nombre y un sentido. Han perdido incluso la dignidad para matar. Se han vuelto cobardes como los miserables, declaró Javier Sicilia.

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