Isabel Ayala, la niña que decidió seguir a Cabañas
La mujer asesinada el domingo pasado determinó hacerse guerrillera a los 14 años, cuando Lucio pasó por su pueblo
Andrés Becerril, reportero
Excélsior, 6 de julio.- A principios de noviembre de 1973, Lucio Cabañas y un grupo de cien guerrilleros enfiló hacia la Costa Grande de Guerrero, en un intento por despistar al Ejército, pues ya habían detectado su campamento en Los Riegos, cerca de San Cristóbal, Chilpancingo.
Según documentos de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), el 11 de noviembre de 1973, entre las comunidades de Yerbasantita y Las Compuertas, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, al mando de Lucio Cabañas, y elementos del Ejército se enfrentaron, con un saldo de cinco muertos: cuatro soldados y un guerrillero.
Esa acción provocó que Lucio se atrincherara en Santa Rosa de Lima, municipio de Coyuca de Benítez. Ahí, el fundador del Partido de los Pobres, el profesor rural que puso de cabeza al gobierno y secuestró al priista Rubén Figueroa, escogió a una niña de 14 años como compañera: María Isabel Ayala Nava.
El domingo pasado, a la salida de un templo cristiano en Xaltianguis, Guerrero, Isabel, la madre de la única hija que tuvo Lucio Cabañas y compañera en el último año de vida del guerrillero, fue asesinada junto con su hermana Reyna.
Isabel, quien en 1973 era una de las alumnas del profesor Antonio Palox Palma, decidió irse con Lucio, no solamente como compañera sentimental del hombre 20 años mayor que ella, sino como una guerrillera más de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento.
El gobierno federal, mediante la DFS y el Ejército, identificaron entonces a Isabel Ayala con tres alias. El general Mario Arturo Acosta Chaparro, en su libro Movimientos subversivos en México, dice que Isabel adoptó el nombre de Carmen. Otros documentos oficiales, de cuando la mujer estuvo presa en el Campo Militar Número 1 con todo y Micaela, la hija de ella y Lucio, se menciona que la guerrilla era conocida como Flor María Libertad y/o Eva María Libertad.
Pablo Cabañas —hermano del guerrillero que nació en 1939 y murió el 2 de diciembre de 1974— dijo a Excélsior que desde cuando Isabel recuperó la libertad, en 1977, se convirtió en un referente de lucha en la sierra de Guerrero y desde entonces se dedicó a ayudar a la gente. Durante varios años estuvo fuera del país, pero a su regreso se fue a vivir a Xaltianguis.
Isabel Ayala participó en los últimos años con agrupaciones Izquierdas Unidas del Sur y la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero, además de que seguía con atención la participación de su hija Micaela Cabañas Ayala en la Asociación Civil Nacidos en la Tempestad y era una promotora de reorganizar la lucha para la presentación de los detenidos-desaparecidos de la guerra sucia en Guerrero.
“Isabel era una persona tranquila; sí tenía su genio, tenía su valor, era gente de lucha, de empuje, le gustaba ayudar a las personas”, dijo Pablo Cabañas, quien estuvo en el sepelio de la madre de Micaela Cabañas y la tía de ésta, Reyna Ayala Nava.
Tras la verdad histórica
Se ha tratado de esclarecer la verdad histórica de la guerra sucia en México con documentos. Por ejemplo, a través de un telegrama que el entonces secretario de la Defensa Nacional, Hermenegildo Cuenca Díaz, envió al comandante de la 27ª Zona Militar, le hace saber que un documento de la DFS titulado “Estado de Guerrero”, muestra que Lucio Cabañas tuvo reuniones en San Cristóbal.
A su vez, la 27ª Zona Militar informó a su superior que en Santa Rosa se habían sumado al grupo de Cabañas “dos personas: Pedro Sonora Mendoza y la Srita. María Ayala Nava, de 14 años de edad”.
Actualmente, Pedro Sonora Mendoza o Pedro Sonora González es una de las personas que siguen teniendo reporte de “desaparecida” por la guerra sucia de los años setenta, según documentos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
El 18 de noviembre de 1973 el Ejército tomó posiciones en los puntos donde creía estaba Cabañas. Hubo encuentros entre fuerzas federales y rebeldes, como en La Llave, Los Riegos, Yerbasantita, Las Trancas y Santa Rosa.
El Ejército reportó que ese día la gente de Lucio los emboscó en La Llave, justo “cuando efectuaban la Operación Luciérnaga, de contrainsurgencia, elaborada por la comandancia de la 35ª Zona Militar”. Ese encuentro armado entre la gente de Lucio y el 32º Batallón de Infantería fue al oeste de Yerbasantita.
Por parte de los guerrilleros eran tres civiles armados con carabinas M-2; uno de ellos murió, detuvieron a uno y el otro huyó. Del Ejército hubo cuatro muertos, un herido y un desaparecido, según el radiograma 11577 de la Sedena.
Ese fue uno de los episodios que a Isabel Ayala le tocó vivir de cerca al lado de Cabañas que, de acuerdo con un calendario, debió de haber procreado en enero de 1974 a su única hija, Micaela Cabañas Ayala.
Micaela ha comentado que conoció de boca de su madre la historia de su padre mucho tiempo después, debido a que la ex guerrillera vivió temerosa de que algo le pudiera ocurrir por las amenazas recibidas por haber sido compañera del guerrillero.
Micaela ha dicho que Isabel Ayala fue sumamente desconfiada de que la gente supiera que ella era hija de Lucio.
Aunque no se sabe si Isabel participó en el secuestro de Rubén Figueroa Figueroa, en mayo de 1974, la DFS asegura en sus documentos oficiales que Carmen, junto con Lucio y otras tres personas formaron la comisión ejecutora del Partido de los Pobres.
El 25 de noviembre de 1974, Isabel Ayala y su hija Micaela Cabañas, junto con varios familiares del jefe guerrillero, incluida su mamá, Rafaela Gervasio Barrientos, fueron desaparecidas-presas y llevadas al Campo Militar Número 1. Isabel y Micaela fueron detenidas en Atoyac de Álvarez. “A todos se los llevaron, no importó la edad”, recuerda Pablo Cabañas.
Tres días después de que Lucio Cabañas cayó muerto en un enfrentamiento con militares, el 5 de diciembre de 1974, los hermanos del guerrillero, Juan y David Cabañas, declararon que habían arrestado desde noviembre pasado a varios de sus familiares “para que Lucio se rindiera”.
El 21 de diciembre de 1974, José Rojo Coronado, abogado de Isabel Ayala Nava, presentó un amparo ante el juez federal Antonio Uribe Gracia en favor de la compañera de Cabañas.
Rojo Coronado no tenía la certeza de dónde estaba Isabel, si en la XXVII Zona Militar o en la Base Aérea Militar Número 7, con sede en Acapulco. El actuario Juan García González comprobó que en ninguno de esos sitios estaba Isabel.
Casi tres años después salió de la cárcel. “Ahí creció la niña —Micaela—, ella decía que su casa era allá, en el Campo Militar Número 1”, comenta el hermano de Lucio, quien afirmó que cuando soltaron a Isabel y a su hija “las tuvieron vigiladas; Figueroa les mandaba dizque ayuda, pero era para tenerlos localizados”.
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