Álbum familiar
La Redacción
Revista Proceso # 1836, 8 de enero de 2012
1. Eduardo Arellano: encarcelado desde el 26 de octubre de 2008.
2. Luis Fernando Sánchez Arellano, El Alineador: se le considera cabeza del cártel junto con su madre, Enedina Arellano. Según la policía local dispone de 10 células en activo.
3. Francisco Rafael: libre desde el 4 de marzo de 2008 luego de cumplir una sentencia en Estados Unidos por posesión e intento de distribución de una sustancia controlada y de “brincar” una fianza.
4. Benjamín: procesado en Estados Unidos, donde purgará una condena de 25 años. Al cumplirla, deberá cubrir varias sentencias que se le siguen en México, entre ellas la que lo implica en el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
5. Alicia María: una de las hermanas menores, es señalada por la PGR como lavadora de dinero junto con su esposo Demetrio Zamora Gaxiola, a quien se le confiscaron numerosos bienes por ese motivo; algunos los recuperó.
6. Carlos Alberto: las autoridades no lo han implicado públicamente en las actividades de la organización criminal.
7. Francisco Javier, El Tigrillo: cumple una sentencia de por vida en Estados Unidos. Al aceptar su culpabilidad evitó la pena de muerte.
8. Norma Isabel: según la PGR, hasta 2002 no estaba implicada en actividades delictivas.
9. Alicia Félix, madre de los Arellano Félix y prima del capo del cártel de Guadalajara Miguel Ángel Félix Gallardo, preso desde el 8 de abril de 1989.
10. Enedina: la PGR la considera la responsable de las finanzas del cártel y de encabezar, junto con su hijo Luis Fernando, la organización delictiva.
En la foto no aparece Ramón Arellano Félix, el más violento de los hermanos, quien fue asesinado en marzo de 2002 en Mazatlán, Sinaloa.
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Tijuana todavía plaza de los Arellano
Patricia Dávila
Revista Proceso # 1836, 8 de enero de 2012
Pese a los golpes recibidos en México y Estados Unidos y aun con quienes fueron sus principales capos muertos o en prisión, el cártel de Tijuana está más fuerte que nunca, ahora bajo el liderazgo de una generación de relevo encabezada por Luis Fernando Sánchez Arellano y su madre, Enedina Arellano Félix. Lejos de estar desmantelada –como se ufanó el jueves 5 la procuradora estadunidense para la región fronteriza de California, Laura Duffy–, la organización se alió con el cártel de Sinaloa, su antiguo rival, lo que parece indicar que aún habrá Arellano Félix para rato.
Desde la detención de Benjamín Arellano Félix, líder del cártel de Tijuana, en 2002, el gobierno mexicano ha mermado severamente a esa organización, pero no ha logrado desintegrarla. Fue demasiado optimista la procuradora federal para la región sur de California, Laura Duffy, cuando aseguró, el jueves 5, que “está desmantelada” y que “no representa ningún peligro para el gobierno de Estados Unidos”.
La realidad es que Enedina Arellano y su hijo Luis Fernando Sánchez Arellano, El Alineador, controlan el cártel desde 2009 y aún están libres y aparentemente boyantes.
Los hechos contradicen a Duffy. En su informe anual del año pasado Las guerras mexicanas de las drogas: el año más sangriento a la fecha, la firma consultora Stratfor Global Intelligence sostiene que en 2010 el cártel de Sinaloa “amplió su control lucrativo en Tijuana y logró un acuerdo temporal con lo que resta de los Arellano Félix”, lo que redunda “en ventaja para Joaquín Guzmán Loera para” ese 2011.
El cártel de Tijuana sigue funcionando y la plaza sigue siendo suya pues la familia Arellano Félix preparó a una nueva generación de líderes, entre ellos Luis Fernando Sánchez Arellano, El Alineador, hijo de Enedina.
De acuerdo con la PGR, Sánchez Arellano y Enedina administran casas de cambio y empresas de bienes raíces. El Alineador comenzó a prepararse para el relevo tras la muerte de su tío Ramón Arellano y el encarcelamiento de Benjamín. Su poder se afianzó cuando fueron detenidos sus tíos menores: Eduardo y Francisco Javier.
La ficha criminal de la PGR indica que El Alineador tiene 35 años y cobró fuerza como jefe del cártel de Tijuana tras asociarse con Teodoro García Simental, El Teo o El Tres Letras, con quien sembró terror en esta ciudad fronteriza y en buena parte del territorio. Con esa alianza comenzó el auge de la nueva generación del cártel de Tijuana, incluso en territorio estadunidense (Proceso 1726).
A pesar de su juventud, Sánchez Arellano es un personaje temido. Cuenta con una estructura criminal sólida y comparte el poder con su medio hermano Samuel Zamora Arellano, a quien llaman El Ingeniero.
Dado que El Teo creó su propia base de sicarios, Sánchez Arellano se vio obligado a acercarse al cártel de Sinaloa y a La Familia Michoacana, y a permitir el paso de sus cargamentos, previo pago de una cuota. Stratfor sostiene incluso que el año pasado hubo un acuerdo entre ambas organizaciones para consolidarse en Tijuana.
Para mayo de 2011, de acuerdo con una ficha de la DEA publicada el 1 de mayo último en Proceso, Enedina Arellano es la única mujer en el mundo que lidera un cártel, el de Tijuana, “uno de los más poderosos y violentos del país y cuyas conexiones se extienden a Centro y Sudamérica”.
Familia de contrabandistas
En sus orígenes, allá en los ochenta, los hermanos Arellano Félix, hijos de Benjamín Arellano Sánchez y Alicia Félix, incursionaron en el mundo del contrabando. Al principio vendían vino, cigarros y camisas estadunidenses que llevaban de Nogales, Arizona, a Culiacán, su ciudad natal. Con el tiempo controlaron el pasillo más importante para la entrada de droga a Estados Unidos: la frontera con San Diego, California.
De acuerdo con fichas elaboradas por la PGR y difundidas en 2002, Benjamín, conocido como El Min, era entonces la cabeza del cártel de Tijuana. Y aun cuando se sometió a una cirugía plástica para cambiar de rostro y evadir a la justicia, fue atrapado en Puebla el 9 de marzo de ese año. Su hermano Ramón, El Comandante Mon, el más violento de todos, con frecuencia acompañaba a Benjamín a sus viajes por Europa.
Sobre Eduardo, médico cirujano egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara, los documentos de la procuraduría indican que influía mucho en su hermano Benjamín, a quien aconsejaba ser más agresivo para dominar el mayor territorio posible y tener un control total de las rutas y mercados de la droga. Francisco Javier, El Tigrillo, hasta su detención en territorio estadunidense el 14 de agosto de 2006 controlaba las plazas de la organización.
Por lo que respecta a las mujeres, están Enedina y Alicia. La primera es licenciada en contaduría pública y, según la PGR, ha fungido como prestanombres en varias operaciones de lavado de dinero y fue representante legal de la compañía Grupo Constructor del Noroeste; la segunda también lava dinero e invierte en obras de construcción en Mazatlán. Ambas están casadas con lavadores del cártel.
Los otros hermanos son: Norma Isabel; Carlos Alberto, modelo profesional; Francisco Rafael, quien estuvo preso en el penal de alta seguridad de Almoloya, en el Estado de México y luego fue extraditado a Estados Unidos donde purgó una condena y recuperó su libertad el 4 de marzo de 2008; y Luis Fernando, de quien las autoridades no ofrecen información.
Los hermanos Ramón, Francisco Rafael, Benjamín y Francisco Javier Arellano Félix se asociaron al principio con los capos Miguel Ángel Félix Gallardo, primo hermano de su madre, con Rafael Caro Quintero e Ismael El Mayo Zambada; también con Manuel Salcido Uzeta, El Cochiloco, quien fue asesinado en octubre de 1991 en Guadalajara.
En los noventa movían toneladas de cocaína de Sudamérica y no sólo tenían protección de escoltas, sino que contrataban a policías y a juniors y pandilleros de San Diego para enfrentar a Guzmán Loera.
La organización de los Arellano Félix se consolidó a finales de los ochenta, tras la captura, el 8 de abril de 1989, de Miguel Ángel Félix Gallardo, el líder del cártel de Guadalajara, organización que se escindió y dio paso a los cárteles de Sinaloa, liderado por El Chapo Guzmán, y de Tijuana, con los Arellano Félix al frente.
La cuarteta
En los noventa el gobierno de Estados Unidos calificaba a los hermanos Arellano Félix de “criminales apuestos, multimillonarios y despiadados”. En California decían que Ramón, Francisco Rafael, Benjamín y Francisco Javier vestían y hablaban bien, andaban con esmoquin y sólo por su presentación se les abrían muchas puertas.
Francisco Rafael solía publicar desplegados en el periódico El Noroeste, de Culiacán, en los que se decía “creyente en Dios sin ser un tragasantos”; también escribía que el puerto de Mazatlán sería otro si tuviera 10 empresarios tan emprendedores como él. Era propietario de Frankie Oh, una de las discotecas “más grandes y costosas del mundo”.
En enero de 1993 el periódico Excélsior publicó un desplegado dirigido al presidente Carlos Salinas de Gortari, al procurador Jorge Carpizo, a “derechos humanos” y a Humberto Benítez Treviño, subprocurador general de la República en el que se señalaba que El Chapo Guzmán y Héctor El Güero Palma –enemigos de los Arellano– eran responsables de decenas de asesinatos.
El desplegado tenía, entre otras, las rúbricas de Norma Corona Sapién (defensora de los derechos humanos), de los narcotraficantes Javier Caro Payán y Miguel Ángel Félix Gallardo y de los exgobernadores Antonio Toledo Corro y Leopoldo Sánchez Celis (Proceso 867).
Meses después, el 24 de mayo, Guzmán Loera y los Arellano fueron señalados de nuevo, esta vez por su presunta participación en el asesinato del cardenal Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara. Ese mismo día Francisco Rafael Arellano Félix fue detenido por agentes federales en una colonia residencial de Tijuana. Después de varias horas quedó en libertad.
Cuatro días después de la ejecución del purpurado se publicó en Excélsior otro desplegado en el que los Arellano Félix insistían en que Guzmán Loera y Palma eran responsables de la balacera en la que murió por accidente el cardenal Posadas Ocampo.
El 2 de junio siguiente apareció otra inserción pagada en la que se mencionaba al nuncio apostólico Jerónimo Prigione entre los destinatarios. De manera velada se trataba de exculpar a los Arellano Félix, pues según el texto no podía afirmarse que los “asesinos tengan que ser tijuanenses”.
Una semana después fue capturado El Chapo Guzmán en la frontera de México con Guatemala. A partir de entonces el cártel de Tijuana dejó de hacer ruido en la prensa.
A finales de 1993 Excélsior publicó declaraciones de Benjamín Arellano en las que éste aseguró que luego de sostener correspondencia con Prigione, él y su hermano Ramón viajaron a la Ciudad de México para entrevistarse personalmente con el nuncio apostólico en varias ocasiones:
“El 1 de diciembre (de 1993) fue mi hermano Ramón y se quedó esperando en la casa del nuncio mientras éste iba con el presidente (Carlos Salinas de Gortari) y se juntaban Patrocinio González Garrido (secretario de Gobernación) y el procurador Jorge Carpizo. Hablaron, no sé qué entre ellos de nosotros, pero parece que dijeron ‘que se entreguen’ y nosotros dijimos: ‘Sí lo hacemos, pero que baje la presión; hacemos un arreglo y nos entregamos, pero sin tanto acoso’.”
Benjamín agregó que durante la entrevista Prigione le dijo que lo ocurrido en el aeropuerto tapatío “eran cosas que no se iban a saber nunca…” (Proceso 926).
Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional de Derechos Humanos de Baja California durante el mandato de Ernesto Ruffo, afirmaba que los Arellano compraban credenciales de policía en 8 mil y 10 mil dólares. Su enlace era Sergio Sandoval Ruvalcaba, jefe de escoltas del procurador del estado Francisco Franco Ríos.
Los intocables
La década siguiente, de acuerdo con la PGR, los hermanos lograron establecer “una importante red de narcotraficantes dedicados a la transportación de grandes cargamentos de heroína, cocaína y mariguana hacia Estados Unidos. Su área de influencia eran las ciudades de Hermosillo y Agua Prieta, Sonora; Torreón, Coahuila; Tijuana, Baja California, así como grandes extensiones de Sinaloa, donde cultivaban enervantes”.
Eran intocables. En 1997 los Arellano Félix intentaron asesinar a Jesús Blancornelas, director del semanario Zeta, el periodista que documentó sus andanzas durante años.
Cinco años después, el 12 de marzo de 2002, Ramón Arellano fue asesinado; dos meses más tarde Benjamín fue capturado en Puebla, pero el cártel seguía vivo, como lo admitieron la Secretaría de la Defensa y la PGR.
La estructura financiera de la organización seguía intacta: “Es un triunfo moral y un golpe publicitario del presidente Vicente Fox, pero no quiere decir que la organización esté acabada”, afirmó Raúl Ramírez Baena, procurador de derechos Humanos en Baja California en esa época.
El cártel se recuperó con Francisco Javier El Tigrillo como nuevo líder. Lo apoyaron sus hermanos Eduardo, Alicia María, Isabel y Enedina. Para entonces sus ganancias anuales bordeaban los 5 millones de dólares.
La Procuraduría de Derechos Humanos de Baja California revelaba que Tijuana ocupaba ya el primer lugar nacional en consumo de estupefacientes. Tan sólo en esa ciudad las autoridades tenían registrados 4 mil 500 expendios de droga, conocidos como “tienditas”, y entre 500 y 700 picaderos para el consumo de enervantes.
Además en las principales plazas y rutas del narcotráfico, como La Rumorosa, Tecate, Mexicali, Algodones y toda la zona rural del estado siguen operando grupos al servicio de la familia Arellano Félix.
Según datos de la PGR, Tijuana estaba bajo el dominio de Efraín Pérez, El Efra o El 85, que tenía a Carlos Francisco Cázares Beltrán, El Quemado, como su lugarteniente; mientras que la plaza de Mexicali la controlaba Manuel Aguirre, El Caballo. En San Luis Río Colorado, Sonora, estaba Gilberto Higuera Guerrero, El Gilillo, quien en febrero de 2001 escapó de las tropas del Ejército que detuvieron a su hermano, Ismael Higuera, El Mayel.
Benjamín Arellano y su familia vivían en San Antonio, Texas, y tenían una lujosa residencia en La Jolla, California. “Nadie los molestaba”, contó Blancornelas (Proceso 1324).
El 14 de agosto de 2006, agentes de Estados Unidos arrestaron a El Tigrillo. Su detención puso en evidencia la desconfianza de la DEA en las autoridades de México.
Auxiliado por sus hermanas, Eduardo Arellano tomó el liderazgo. El cártel seguía en ascenso. Por esas fechas operaba en Colombia, Perú, Venezuela y Bolivia, donde se le consideraba el grupo criminal más poderoso del continente.
Después de dos años de consolidación, el 26 de octubre de 2008 el Ejército detuvo en la colonia Chapultepec, en La Mesa, Baja California, a Eduardo.
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Un pacto ventajoso
Adela Navarro Bello
Los abogados de Benjamín Arrellano Félix lograron un pacto ventajoso para su cliente en la Corte Federal del Distrito Sur de California: que se le redujeran los delitos de los que se le acusa a cambio de información y de cumplir con algunos compromisos, con lo cual el capo sinaloense sólo purgaría 25 años de condena en Estados Unidos. Y aun cuando el acuerdo satisfizo a la procuradora federal en California, Laura Duffy –quien se apresuró a decir que el cártel de Tijuana está desmantelado–, lo cierto es que la organización sigue viva. Con autorización del semanario tijuanense Zeta –que incluye este trabajo en la edición que empezó a circular el viernes 6–, Proceso reproduce el siguiente reportaje.
Al final del juicio que se le sigue en Estados Unidos, Benjamín Arellano Félix se benefició con la protección de la autoridad que más lo persiguió.
Quince años después de ser nombrado uno de los criminales más buscados en ese país, la Corte Federal del Distrito Sur de California pactó con él reducir su condena a sólo 25 años a cambio de tres condiciones:
1) aceptar que efectivamente fue el líder del cártel de Tijuana y que cometió los delitos de asociación delictuosa y lavado de dinero. El resto de los delitos fueron eliminados;
2) ceder al gobierno de Estados Unidos propiedades, bienes, cuentas, instrumentos financieros y productos diversos que asciendan a 100 millones de dólares; y
3) colaborar de manera incondicional con las autoridades de Estados Unidos para la investigación e incriminación de otros miembros del crimen organizado que sean detenidos, investigados y procesados en el futuro.
Con ello el capo de uno de los cárteles más poderosos y sangrientos de América en los últimos 25 años evitó una sentencia mayor, que pudo ser de 40 a 140 años, gracias a lo cual saldrá de prisión cuando tenga 83.
Cuando se cumpla el plazo, en 2037, Benjamín Arellano tendrá que ser repatriado a México, donde se reactivarán los juicios que tiene pendientes, entre ellos el del homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas y Ocampo, ocurrido en mayo de 1993 en el aeropuerto de Guadalajara, pues en el expediente del caso existe una orden de aprehensión en su contra.
La corte californiana aceptó la propuesta del abogado de Benjamín Arellano, quien pidió benevolencia para su cliente a cambio de información que no ha sido dada a conocer por ser parte de una investigación. La procuradora federal en California, Laura Duffy, se apresuró a declarar que con el encarcelamiento de Benjamín Arellano el cártel de Tijuana quedó desmantelado.
Los pendientes en México
El capo sinaloense tendrá que rendir cuentas por el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y seis personas más en el aeropuerto de Guadalajara en 1993, pues existe una orden de captura en su contra en el Juzgado Segundo de lo Penal en la capital tapatía.
Según el expediente 222/93, a Benjamín se le imputan el homicidio calificado del prelado y otras seis personas, así como el homicidio calificado en grado de tentativa en agravio de Joaquín El Chapo Guzmán Loera y asociación delictuosa en perjuicio de la sociedad.
El mandamiento judicial nunca se cumplimentó porque desde su detención, en marzo de 2002, Benjamín fue confinado en el Centro Federal de Readaptación Social número 1 de Almoloya de Juárez, en el Estado de México, y porque el juez de Guadalajara Hugo Olveda Colunga se rehusó a procesarlo.
En el Estado de México también fueron suspendidos otros procesos federales, luego de que la Secretaría de Relaciones Exteriores anunció la extradición del detenido a Estados Unidos.
La captura de Benjamín Arellano suscitó un problema puesto que la orden de aprehensión obsequiada era a nombre de Ramón Benjamín Arellano Félix, pero quedó subsanada luego de que el Juzgado Cuarto en la causa 20/2001 acreditó que Ramón Arellano y Ramón Benjamín Arellano eran la misma persona.
“En el Juzgado Segundo de Guadalajara, Jalisco, está vigente una orden de aprehensión contra Benjamín Arellano por los hechos relacionados con el cardenal, misma que se pretendió cumplimentar, pero en aquél entonces existía el cómodo criterio de los jueces de que no se consideraban cumplimentada una orden de aprehensión si físicamente no se ponía a disposición al inculpado en el reclusorio de su jurisdicción, según consideró el licenciado Hugo Olveda. La causa penal de dicha orden es la 222/93”, explica al semanario Zeta un colegiado.
Asimismo está pendiente el caso del asesinato de Luis Valero Elizalde y el intento de homicidio contra Jesús Blancornelas, ambos ocurridos en noviembre de 1997. De acuerdo con las primeras investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del estado, los 10 elementos que emboscaron al codirector de Zeta, eran parte de la estructura criminal del cártel de los hermanos Arellano Félix, comandado por Benjamín y Ramón.
La Procuraduría General de la República atrajo el caso, pero no continuó con la indagación.
Una sentencia benévola
Jorge Fonseca Villegas, exfiscal especial para el caso Posadas Ocampo, asegura que siguió muy de cerca al capo de origen sinaloense durante varios años para que se le cumplimentara una orden de aprehensión por el homicidio del prelado.
Actual colaborador del Instituto Nacional de Ciencias Penales y catedrático de la Universidad del Valle de Atemajac, Jalisco, Fonseca Villegas contestó las preguntas formuladas por Zeta.
–¿Qué le pareció la sentencia a Benjamín Arellano en Estados Unidos?
–Como exfiscal y abogado considero que es una sentencia benévola en atención al delito y peligrosidad del sujeto… si la comparamos con la sanción que se hubiera solicitado dentro del marco legal mexicano. Afortunadamente para Benjamín y sus abogados fue posible negociar la sanción penal… pero debemos reconocer que finalmente existió una sentencia condenatoria y no absolutoria.
–El tema de la extradición atemorizó durante mucho tiempo a los delincuentes y al parecer a las propias autoridades, pero finalmente pareciera que a los criminales les va mejor del otro lado de la frontera…
–Con relación a la extradición como instrumento legal, los procesados o enjuiciados lo pueden ver como algo favorable, pero creo que es circunstancial; es decir, es en atención al delito, a la peligrosidad y principalmente a las pruebas de cargo que existan; pueden existir delitos que en México se sancionen más benévolamente que en Estados Unidos y viceversa…
–A Benjamín Arellano lo extraditaron aun con cuentas pendientes (con) la justicia mexicana, ¿qué ocurrirá con estas averiguaciones previas y causas penales pendientes?
–En lo referente a esas causas penales que tenga pendientes el señor Arellano Félix, Estados Unidos tendría que repatriarlo a México una vez cumplida su sentencia allá para que sea enjuiciado acá y continúen los procesos que pudiesen haber quedado suspensos.
–Desde luego cuenta con la orden de aprehensión pendiente de cumplimentar por el homicidio del cardenal Posadas Ocampo y seis personas más. Usted fue el fiscal especial. ¿Por qué desde 2002 hasta 2011 que Arellano estuvo preso, nunca se cumplimentó el mandamiento judicial?
–El motivo por el que no se cumplimentó la orden de aprehensión contra esa persona es en razón a que existía un criterio jurisdiccional o de los jueces en el sentido de que no tenía por cumplimentada una orden de aprehensión si no dejabas físicamente a disposición del juez competente al indiciado en la prisión de su jurisdicción.
–Durante su etapa como agente del Ministerio Público asignado especialmente al caso Posadas Ocampo, ¿tuvo usted contacto o acceso al capo referido en alguna diligencia?
–Hubo una entrevista con dicho personaje cuando integré la Comisión Interinstitucional –en la que participaron representantes de la PGR, del gobierno de Jalisco y de la Conferencia del Episcopado Mexicano–, pero simplemente te puedo decir que él se limitó a señalar que nunca estuvo presente; ni sus hermanos.
“(Dijo) que a quien realmente deberían preguntarle era al doctor (Jorge) Carpizo y a Pablo Chapa Bezanilla, quienes manipularon la investigación, puesto que él quiso entrevistarse con el doctor Carpizo y este último nunca accedió.”
Acuerdos y compromisos
El acuerdo con la Corte del Distrito Sur de San Diego le permitió a Benjamín Arellano eliminar tres de los cinco cargos por los que sería juzgado en Estados Unidos: el de delincuencia organizada, el de asociación criminal para distribuir estupefacientes en el sur de California y el de agrupación delictuosa para la compra legal de armas que se trasladan a México y a Colombia.
Los dos cargos por los que será sentenciado son los de asociación delictuosa para introducir toneladas de mariguana y cocaína y otras drogas a Estados Unidos, así como lavado de dinero.
Por el primero, Benjamín recibirá un máximo de 20 años en prisión, una multa de 250 mil dólares como máximo o el doble de las ganancias en bruto u otros ingresos derivados del defendido por la ofensa cometida; una asesoría especial obligatoria de 100 dólares por cargo y un plazo de libertad supervisada de hasta tres años, y la entrega de todas las propiedades que representan o se deriven de ingresos obtenidos directa o indirectamente por la actividad de crimen organizado.
Por el cargo de lavado de dinero, purgará un máximo de cinco años en prisión, así como una multa de 250 mil dólares como máximo o el doble de las ganancias en bruto u otros ingresos derivados del defendido por la ofensa cometida; una asesoría especial obligatoria de 100 dólares por cargo y un plazo de libertad supervisada de hasta tres años; la entrega de toda la propiedad que forma parte o esté derivada de los ingresos que el defendido recibió directa o indirectamente como resultado de la violación y entrega de toda la propiedad utilizada o que pretendió utilizarse de cualquier forma o en parte para cometer o facilitar dicha violación.
Al firmar el documento judicial, Benjamín Arellano estableció varios compromisos con el gobierno de Estados Unidos, entre ellos, que:
1) Acepta entregar una suma de dinero en contra suya y a favor de Estados Unidos, de 100 millones de dólares, más intereses, provenientes de dinero en efectivo y propiedades.
2) Acepta colaborar de manera verdadera y absoluta con el gobierno de Estados Unidos en todos los asuntos relacionados con los bienes que posee y atestiguar con la verdad en caso de que se den futuros procedimientos.
3) No instruir a ninguna otra persona o entidad para que destruya, dañe, tire o transfiera los bienes mencionados.
4) Antes de la sentencia (que será emitida el próximo 2 de abril) ayudará a Estados Unidos en la repatriación y entrega de los bienes y tomará todos los pasos necesarios para que los títulos de propiedad sean transferidos sin problemas al gobierno de ese país, lo cual abarca todos los trámites.
5) Acepta identificar y ubicar los bienes, lo cual implica también la firma de los documentos necesarios para la transferencia de las propiedades a Estados Unidos, aunque los bienes estén a nombre de terceros. La acción se aplica a cuentas bancarias, instituciones financieras, bonos, certificados, fideicomisos y seguros.
6) Acepta que no apelará ni declarará ataque colateral alguno y que renuncia a todos sus derechos constitucionales para su defensa.
7) No solicitará su preliberación.
Todos los bienes están sujetos a su declaración cuando superen los mil dólares en el valor.
De igual manera, Benjamín Arellano adquirió otras obligaciones. El acuerdo se anula si no se declara culpable, no acepta absoluta responsabilidad en los cargos que se le imputan, no se presenta ante la corte, intenta retirar su declaración de culpabilidad, incumple una orden de cualquier corte relacionada con este caso, apela o ataca colateralmente la sentencia o la condena o si realiza actos criminales adicionales desde el momento de su arresto y hasta el momento en que le dicten sentencia.
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Vivo, el cártel de los Arellano Félix
Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero, otro integrante del clan, sigue prófugo de la justicia.
Se le ha visto en Tijuana, en Ensenada, en Baja California Sur y en ciudades de Estados Unidos, según los integrantes del Consejo Estatal de Seguridad Pública de Baja California, que encabezan el gobernador José Guadalupe Osuna Millán y el general Alfonso Duarte Mújica.
Las autoridades locales documentaron la intención de El Ingeniero de reorganizar su grupo criminal, sobre todo por la creciente presencia de testaferros de Joaquín El Chapo Guzmán en Tijuana. Además, al estilo de la familia Arellano, el sobrino de Benjamín recurrió al camino conocido: reclutar personal en el barrio Logan de San Diego, California, y entre la mafia mexicana en cárceles y calles de esa ciudad.
En Tijuana es conocida la pugna que entre 2008 y 2010 tuvo Sánchez Arellano con Teodoro García Simental, antiguo lugarteniente de su estructura criminal, por el control de la venta y el trasiego de drogas por esta frontera. Con la captura de su rival, El Ingeniero recobró su poderío criminal en esa región.
La agencia federal antinarcóticos (DEA, por sus siglas en inglés) emitió una alerta para obtener información que lleve a la captura de Sánchez Arellano; lo mismo hizo la Procuraduría General de la República.
Con viejos elementos prófugos –como Manuel Aguirre Galindo, El Caballo, encargado de las finanzas desde los tiempos en que Benjamín y Ramón lideraban la organización, y colaborador de Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, detenido en agosto de 2006 y sentenciado a prisión perpetua por la procuradora Duffy–, la estructura operativa del cártel de Tijuana sigue viva.
Las autoridades mexicanas saben que El Ingeniero cuenta con una suerte de consejo que le permite mantener la organización criminal. Su tía Enedina Arellano Félix, quien jugó un importante papel en el lavado de dinero, dirige hoy a un grupo de hombres y mujeres que trabajan para el cártel.
Eso contrasta con la declaración de la procuradora Duffy, quien aseguró que la organización está desmantelada.
Directora del semanario Zeta de Tijuana.
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Los expedientes abiertos
La Redacción
2012-01-07 19:26:18· COMENTARIOS DESACTIVADOS
Narcotráfico
La extradición de Benjamín Arellano Félix en abril de 2011 y el reciente pacto que lograron sus abogados en la Corte Federal del Distrito Sur de California no invalidan los procesos que el capo tiene pendientes en México, por lo que, cuando cumpla su condena en Estados Unidos, tendrá que enfrentar los cargos que se le imputan aquí:
Caso Posadas (delitos federales)
Proceso penal: 30/96.
Juzgado: Tercero de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en el Estado de México.
Delitos: Asociación delictuosa, portación de arma de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, acopio de armas, introducción clandestina de armas de fuego, municiones y explosivos, almacenamiento de armas, cartuchos y explosivos, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación y equiparable al contrabando.
Asunto: Caso Posadas, delitos federales en el Aeropuerto de Guadalajara 24/05/93.
Resolución: El juez dictó el auto de libertad por falta de elementos para procesar. El Primer Tribunal Unitario “A” de Toluca confirmó el fallo en el toca penal 182/2002.
Caso Posadas (delitos fuero común)
Causa penal: 333/93.
Juzgado: Segundo de lo Penal en Guadalajara.
Delitos: Homicidio, tentativa de homicidio y asociación delictuosa.
Asunto: Caso Posadas, crimen del prelado y seis personas más en el Aeropuerto de Guadalajara 24/05/93.
Avance: Orden de aprehensión vigente (no cumplimentada).
Caso Posadas (indagatoria abierta fiscalía especial)
Averiguación previa: SE/001/95.
Autoridad: SIEDO (PGR).
Delitos: Homicidio calificado y otros.
Asunto: Caso Posadas, crimen del prelado y seis personas más en el Aeropuerto de Guadalajara 24/05/93.
Avance: Averiguación previa abierta, sin determinar.
Sentencia por cohecho a militares
Proceso penal: 28/97.
Juzgado: Cuarto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales de Toluca, Estado de México.
Delitos: Contra la salud y asociación delictuosa (absuelto por cohecho).
Asunto: Ofrecimiento de cohecho al general José Luis Chávez, exdelegado de la PGR en Baja California.
Resolución: En septiembre de 2007, el juez dictó sentencia de 22 años de prisión.
Líder del CAF (Cártel Arellano Félix)
Proceso penal: 29/2002.
Juzgado: Primero de Distrito “B” en Materia de Procesos Penales Federales de Toluca, Estado de México.
Delitos: Asociación delictuosa y delitos contra la salud, en la modalidad de tráfico de cocaína y marihuana.
Asunto: Asociación criminal con otros miembros del Cártel Arellano Félix y su presunto liderazgo.
Resolución: La juez dictó auto de libertad por falta de elementos para procesar. La PGR apeló a la resolución ante el Primer Tribunal Unitario “B” de Toluca.
Cargamento de droga
Proceso penal: 349/92-5B.
Juzgado: Tercero de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales de Toluca, Estado de México.
Delitos: Contra la salud, en el tipo de posesión finalista de cocaína y marihuana.
Asunto: Un tráiler con cocaína y mariguana, asegurado en 1992 en una residencia de Tijuana, Baja California, presunta propiedad de los hermanos Arellano Félix.
Resolución: El juez dictó auto de libertad por falta de elementos para procesar. El Segundo Tribunal Unitario de Toluca confirmó el fallo en el toca de apelación 180/2002.
Navío de cocaína
Proceso penal: 24/2000-V.
Juzgado: Primero de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales de Toluca, Estado de México.
Delitos: Violación a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada y contra la salud.
Asunto: Aseguramiento del barco El Pámpano en 1999 en Oaxaca, cargado con cocaína.
Resolución: El juez dictó auto de formal prisión. La PGR apeló ante el Segundo Tribunal Unitario de Toluca, que confirmó el formal procesamiento en la toca 574/2002.
Captura en Puebla
Proceso penal: 33/2002-VI.
Juzgado: Segundo de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales de Toluca, Estado de México.
Delitos: Portación de armas de uso exclusivo del Ejército.
Asunto: Aprehensión de Benjamín en Puebla, el 9 de marzo de 2002. El Ejército Mexicano y la PGR hallaron dos rifles AK-47 y una pistola calibre .38 súper.
Resolución: En abril de 2007, el juez dictó sentencia condenatoria de cinco años cuatro meses de prisión.
Proceso de extradición
Proceso penal: No se indica.
Juzgado: Cuarto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales de Toluca, Estado de México.
Delitos: Cometidos en el extranjero (contra la salud).
Asunto: Orden provisional de detención, con fines de extradición internacional.
Resolución: El juez dictó auto de formal prisión en mayo de 2007, y tiempo después declaró procedente la extradición del capo. Finalmente, el 29 de abril de 2011, la Cancillería mexicana concedió la extradición del reclamado al gobierno de Estados Unidos. (Semanario Zeta) l,
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