MENSAJE DEL PRESIDENTE CALDERÓN CON MOTIVO DE AÑO NUEVO:
Mexicanas y mexicanos:
Muy buenas noches.
Me da mucho gusto saludarles en este inicio de año, y en nombre de mi esposa Margarita, y de mis hijos: María, Luis Felipe y Juan Pablo, y en el mío propio, quiero desearles a ustedes y a su familia un muy feliz y próspero 2012.
Deseo de todo corazón que este año sea de bienestar, de progreso y de realizaciones para todos.
Ésta es la última vez que, como Presidente, tengo el privilegio de dirigirme a ti, en un mensaje de Año Nuevo.
A lo largo de los últimos cinco años, que he tenido el honor de servirte como Presidente de la República, mi objetivo ha sido el luchar por un México más seguro, más justo y más próspero.
En estos cinco años, los mexicanos hemos enfrentado, qué duda cabe, numerosos y graves desafíos. Nos ha tocado enfrentar la peor crisis económica internacional: inundaciones, sequías, epidemias.
Todo eso lo hemos enfrentado juntos y hemos salido poco a poco adelante, a base del esfuerzo de todos.
Uno de esos desafíos, tal vez el que más nos preocupa a todos, es el de la inseguridad. Por eso, mi Gobierno ha trabajado con gran firmeza en esta tarea, y lo hemos hecho con una visión integral.
Estamos combatiendo de raíz un problema que se gestó durante muchos, muchos años. Hemos actuado con la firme decisión de ponerle un alto a quienes lastiman a mexicanas y mexicanos honrados y trabajadores, como sé que lo son tú y tu familia.
Y por eso, en primer lugar, hemos combatido con toda determinación a los criminales e, incluso, ya hemos capturado a la mayoría de los más peligrosos.
Ese ha sido un primer eje de nuestra estrategia.
En segundo lugar. Estamos limpiando y fortaleciendo las policías y a todas las instituciones encargadas de aplicar la ley, como es la Policía Federal o la Procuraduría General de la República, y estamos impulsando a los gobiernos de los estados, que también limpien sus policías y las pongan en orden.
Porque es indispensable que los policías estén al servicio de ciudadanos como tú, y no al servicio de los delincuentes, como lamentablemente ha llegado a ocurrir en algunos lugares del país.
Al mismo tiempo, estamos mejorando nuestras leyes y las reglas que ordenan nuestra convivencia.
Y, en tercer lugar. La tercera parte de la estrategia es la más importante, que es la reconstrucción del tejido social. Prevenir el delito.
Y para reconstruir el tejido social estamos fortaleciendo a la sociedad. Estamos ampliando las oportunidades para todos, para que nadie se quede atrás; para que nadie se quede sin salud por falta de dinero; para que nuestros niños y jóvenes tengan una escuela, una universidad donde estudiar, que puedan tener becas para poder hacerlo.
Para que las madres solteras tengan quién cuide a sus pequeños mientras ellas van a trabajar; para que nuestros adultos mayores tengan siquiera un ingreso extra para sus gastos; para que las familias más pobres, del campo o de la ciudad, reciban, por lo menos, un apoyo del Gobierno.
Esto es igualar las oportunidades de todos, y eso nos ayuda a hacer más sólida la convivencia familiar y social. Y al fortalecer a la sociedad, también fortalecemos la seguridad.
Fortalecer a México es una tarea de todos. Por supuesto, de los gobiernos; pero también lo es de los padres de familia, de las maestras y maestros. De todos.
Es una tarea en la que mucho podemos contribuir las familias, inculcándole a nuestros hijos principios y valores, como el respeto, la honestidad, el valor del trabajo, la importancia del esfuerzo. Orientándolos en los temas que más les preocupen. Hablándoles, por ejemplo, claramente del peligro de las adicciones a las drogas y el peligro de la violencia.
Es en el hogar donde empezamos a sembrar la semilla del México que queremos para nosotros, pero, sobre todo, para nuestros hijos.
Amigas y amigos:
Con el trabajo y el esfuerzo de las mexicanas y los mexicanos de bien, con la voluntad férrea de millones de mujeres y hombres; con el amor de padres a hijos y entre hermanos, estamos sembrando la semilla de un México nuevo, de un México seguro, próspero y justo.
Y esa semilla sé que ha caído en buena tierra. Ahora debemos cuidarla para que rinda frutos, y frutos abundantes para todos.
Es hora de renovar el ánimo, de fortalecer la confianza en nuestro esfuerzo, y de mantener encendida la llama de la esperanza en un futuro de este México, que será promisorio para todos.
No hay razón para que no podamos hacerlo.
Los mexicanos somos un pueblo trabajador, un pueblo honesto, un pueblo valiente, alegre. Somos responsables, solidarios, generosos y siempre, siempre, hemos triunfado frente a la adversidad. Siempre hemos salido adelante. Esta vez no es la excepción.
Hagamos del 2012 el mejor año para México. Trabajando juntos, echándole muchas ganas, lo vamos a lograr.
Tienes mi compromiso de que nosotros, en el Gobierno, seguiremos trabajando para que haya más empleos, más oportunidades, para dar más becas, para darle más apoyo a la gente que más lo necesita.
Trabajaremos sin descanso, hasta el último día, para que, precisamente, pueda crecer esta semilla de un México seguro, justo y próspero, que hemos plantado.
Yo les deseo, a todos ustedes, un muy feliz y próspero año 2012.
Muchas felicidades.
Y muchas gracias por tu atención.
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