2 ene 2012

Sucesión en la CEM.

Retrospectiva 
Monseñor Rábago: el obispo de Fox/ Fred Alvarez
La presidencia de la CEM exige “tiempo y dinero” (por lo que) “le pido a Dios que (los obispos) no se vayan a fijar en mi para ocupar ese puesto...,”: Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia.
Publicado en Milenio Semanal, noviembre de 2003;
El jueves 13 de noviembre y después de un larga jornada, más de 100 obispos mexicanos, eligieron a Monseñor José Guadalupe Martín Rábago, obispo de León, como nuevo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, como Vicepresidente y como Secretario General, a Carlos Aguiar Retes, obispo de Texcoco y actual Vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano.Al inicio de los trabajos Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Monterrey, los encomendó al Espíritu Santo; en una homilía dirigida a sus pares los exhorto: “para que decidamos, de tal manera que cada una de las comisiones tenga los dirigentes más indicados para que sean sensibles en el quehacer pastoral que apremia en las realidades antes enunciadas. Obremos conforme a la Sabiduría de Dios.”
La elección de la dirigencia de la Iglesia Católica en México no era tan importante hasta antes de la reforma legal (1991-1992) que dieron personalidad jurídica a las Iglesias y se establecieron las relaciones diplomáticas con la santa Sede (1992).  En este momento reviste la mayor importancia en un país donde una gran parte de la población es católica.
En casi todos los países existe una Conferencia Episcopal. El Código de Derecho Canónico la define como una institución de carácter permanente y como la Asamblea de los Obispos de una nación o territorio determinado, que unidos ejercen algunas funciones pastorales respecto de los fieles de su territorio, para promover conforme a la norma del derecho el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y lugar (c.447). El canón 451 señala que “cada Conferencia Episcopal elige conforme a la norma de sus propios estatutos a su propio presidente”.
Hace un mes Juan Pablo II dio a conocer el documento Pastores gregis (Los pastores de la grey) que recoge las conclusiones del Sínodo de los obispos del mundo celebrado en el Vaticano entre el 27 de septiembre y el 30 de octubre de 2001. Ahí el líder religioso precisa que las conferencias episcopales “requieren una organización compleja, precisamente para ofrecer su servicio a cada uno de los Obispos que forman parte de ella, y por tanto a cada Iglesia. No obstante —dice— se ha de evitar “la burocratización de los oficios y de las comisiones que actúan entre las reuniones plenarias..., las Conferencias episcopales “con sus comisiones y oficios existen para ayudar a los Obispos y no para sustituirlos”.
Reglas del juego no escritas
Para elegir a la dirigencia no existen reglas o un perfil ideal. Sí hay, empero, una exclusión: “El Presidente y el Vicepresidente de la Conferencia Episcopal deben ser elegidos sólo entre los miembros que son Obispos diocesanos”, tal y como lo señala una Carta Apostólica de Juan Pablo II del 21 de mayo de 1998. Después de analizar las últimas cuatro elecciones se ha observado que para ser presidente de la CEM se debe contar con las siguientes cualidades, entre otras:
I) Tener la capacidad de cohesionar a los distintos grupos y sectores de la institución (Luis Morales hizo un excelente papel en ese nivel).
II) La acumulación de la experiencia en el gobierno diocesano que le ayudarán a tomar decisiones firmes.
III) Ser una persona moderada, discreta y con buena relación con el Vaticano.
IV) Pertenecer al clero secular necesariamente.
V) Haber estudiado en Roma.
VI) Tener mucha visión sobre las tareas evangelizadoras.
VII) Haber colaborado en alguna de las comisiones de la CEM o estar preferentemente en el Consejo de la Presidencia.
VIII) Ser cercano al Nuncio (algo fundamental).
IX) Tener diplomacia y buen trato con el gobierno en general, con instituciones laicales y con todos los partidos políticos.
X) Además, debe de considerarse su salud y la edad (la legislación eclesiástica obliga a los obispos a presentar su solicitud de renuncia al cumplir los 75 años).
XI) Y sobretodo, tener buena relación con los medios.
No ha pesado el ser cardenal, por ejemplo. El nuevo presidente no tiene todas las cualidades sería muy difícil encontrar a uno que las tuviera. Pero entre el Vicepresidente y el Secretario General cumplen con casi todos los criterios mencionados, es decir hay una buena combinación en la nueva Mesa Directiva. Esto significa que otra vez los obispos fueron sabios, y otra vez —por segunda ocasión— le negaron su voto a prelados “de mayor nivel” pero que han estado —por alguna u otra razón— en el ojo del huracán y que los medios mencionaron insistentemente.
La relación de la dirigencia de la CEM con el gobierno debe ser cordial y jamás de subordinación. Ese ha sido el papel que han tenido Don Adolfo Suárez Rivera, arzobispo de Monterrey, (1988-1994); Don Sergio Obeso Rivera, arzobispo de Xalapa, (1994-1997); y Don Luis Morales Reyes ––al ser elegido en 1997 era obispo de Torreón, después se le nombró arzobispo de San Luis Potosí- (1997-2003).
Los retos
Caso Posadas: este asunto seguirá en la agenda; los prelados exigirán una investigación completa y ética sobre el asesinato del Cardenal.
Educación: seguirán presionando para que la instrucción religiosa se imparta en escuelas públicas, en un principio como materia optativa.
Acceso a los Medios de Comunicación: buscarán incrementar la emisión de programas con contenido ético-religioso; los medios son clave para la evangelización y para contrarrestar la acometida protestante, es decir, el enorme crecimiento de los grupos no católicos, sobre todo los evangélicos.
Confrontación cultural con el Estado: temas como el de la familia, la sexualidad, la mujer, la natalidad, los derechos humanos, la ampliación de la libertad religiosa estarán en la superficie de la relación. (La ley debe de ajustarse a la realidad han dicho últimamente).
Además, antes de que el problema crezca y salga de control, deberán crear una Comisión que analice y le dé salida a las cientos de denuncias contra sacerdotes católicos acusados de pederastia. A la Conferencia del Episcopado de Estados Unidos le costó un alto nivel de credibilidad y poco más de 80 millones de dólares el problema de los abusos sexuales. 
¿Quien es José Guadalupe Martín Rábago?
Originario de San Miguel el Alto, Jalisco, donde nació el 12 de octubre de 1935.
Fue nombrado Obispo de la Diócesis de León, Guanajuato, el 23 de agosto de 1995.
De 1992 a 1995 fue obispo auxiliar de la Diócesis de Guadalajara, junto con Adolfo Hernández Hurtado. Ramón Codines Flores, Javier Navarro Rodríguez.
Fue nombrado Administrador Diocesano de la Diócesis de Guadalajara a la muerte del cardenal Posadas Ocampo.
De 1997 a 2003 fue vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Es licenciado en Derecho Canónico, así como en Filosofía y Teología, y doctorado en Derecho Económico por la Universidad Gregoriana de Roma, Italia.
Cursó Humanidades y Filosofía en el Seminario de Guadalajara y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, como alumno del Pontificio Colegio Pio Latino Americano, en donde obtuvo licenciatura en Filosofía, Teología y Derecho Canónico.
Además, estudió dos años en la Pontificia Academia Eclesiástica.
Después de su ordenación sacerdotal —ordenado sacerdote en Roma el 22 de julio de 1962—, desempeñó el cargo de prefecto de disciplina de los alumnos de Filosofía y Teología y profesor de varias asignaturas en el Seminario de Guadalajara (1964-1980).
Fue secretario-canciller de la Curia de Guadalajara, rector del seminario de la misma ciudad y en diferentes periodos miembros de la Comisión diocesana de Liturgia, de la Comisión para la Promoción del Presbiterio y del Equipo diocesano de Reflexión Pastoral.
Primer Vocal, Conferencia del Episcopado Mexicano (Enero-octubre de 1997).
Fue presidente de la Comisión de Doctrina de la Fe, durante seis años; sustituyó en el cargo a Javier Lozano Barragán.
Es de tendencia conservadora, ha expresado su abierto rechazo hacia el aborto y el uso de anticonceptivos artificiales por considerar que atentan contra la vida, pero está de acuerdo con que la educación sea laica.

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