- Nuestra Constitución y las normas jurídicas que de ella emanan, reconocen los derechos humanos como la base de nuestro desarrollo en sociedad. En este sentido, señalan las obligaciones de las autoridades, al establecer el deber básico e irrenunciable de todo servidor público: el de cumplir y hacer cumplir la ley.
Palabras
del Presidente Enrique Peña Nieto,
durante la Ceremonia de Cancelación del Timbre Postal y Develación de la Placa
Conmemorativa del Bicentenario de la Promulgación de la Constitución de
Apatzingán
22 de octubre
Muchísimas
gracias.
Muy
buenas tardes.
Me
da mucho gusto saludar, en este acto conmemorativo, a los Presidentes de las
Mesas Directivas del Senado de la República y de la Cámara de Diputados del
Congreso de la Unión.
De
igual manera me da mucho gusto saludar al señor Presidente de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
Al
señor Gobernador del Estado de Michoacán.
A
los integrantes del Gabinete Legal del Gobierno de la República, entre quienes
se distinguen al señor General Secretario de la Defensa Nacional, al señor
Almirante Secretario, al señor Secretario de Gobernación, al señor Secretario
de Hacienda, y demás Secretarios que están aquí presentes.
Me
da mucho gusto saludar a los servidores públicos de los distintos órdenes de
Gobierno.
Saludar
a los señores Legisladores: a Senadoras y Senadores de la República; a
Diputadas y a Diputados Federales, a Diputados Locales; y a presidentes
municipales aquí presentes.
Muy
distinguidos integrantes de la sociedad michoacana, y particularmente de este
Municipio de Apatzingán.
Les
saludo con mi mayor respeto, con mi afecto y con la gran satisfacción que me da
regresar al Estado de Michoacán y de manera muy señalada, precisamente, a este
municipio de Apatzingán, en esta Celebración del Bicentenario de la
Promulgación de la Constitución de Apatzingán.
Hoy
conmemoramos el Bicentenario de nuestro primer proyecto de Constitución. El 22
de octubre de 1814, en esta orgullosa ciudad, se promulgó el decreto
constitucional para la libertad de la América Mexicana, conocido hoy como la
Constitución de Apatzingán.
Este
documento histórico, fundamental, resume el proyecto de Nación libre y
soberana, por el cual lucharon nuestros Héroes de Independencia.
En
la Constitución de Apatzingán se plasmó el ideario republicano y liberal de los
Insurgentes, sentando así los cimientos jurídicos y políticos de nuestro país.
A
dos siglos de distancia, hoy rendimos homenaje al ideólogo de esta Primera Ley
Suprema, al visionario excepcional, don José María Morelos y Pavón.
En
1810, el Siervo de la Nación se había unido a don Miguel Hidalgo en su lucha
por la Independencia. A partir de 25 hombres, mal armados, formó un ejército de
hombres libres que habría de dar grandes victorias a la causa insurgente.
Morelos,
además de ser un líder y un estratega nato, era un estadista. Sabía que para
ser verdaderamente soberano, el naciente país requería de leyes e instituciones
fuertes.
Por
ello, en 1813 convocó a un Congreso Constituyente, que luego de un año de
deliberaciones y en medio de una situación de guerra, promulgó aquí esta Ley
fundamental.
La
Constitución de Apatzingán estableció la independencia de la Nación y la
soberanía popular, el régimen republicano, la división de poderes, la igualdad
de los mexicanos ante la ley, y el derecho al sufragio, así como la ciudadanía
para todos los mexicanos y su derecho a la seguridad, la propiedad, la
instrucción y la libertad.
Estos
principios que nos legó el Constituyente de 1814, se han mantenido vigentes.
Nuestra transformación legal e institucional los ha mantenido como pilar de la
vida colectiva en el país.
Nuestra
Constitución y las normas jurídicas que de ella emanan, reconocen los derechos
humanos como la base de nuestro desarrollo en sociedad.
En
este sentido, señalan las obligaciones de las autoridades, al establecer el
deber básico e irrenunciable de todo servidor público: el de cumplir y hacer
cumplir la ley.
En
el México de nuestros días, en esta Nación de instituciones, los servidores
públicos debemos obedecer a la Constitución y las leyes.
Solamente
debemos servir a los ciudadanos y a sus comunidades.
Quien
quebranta estos preceptos fundamentales, defrauda la confianza de la
ciudadanía.
Desde
el primer día de esta Administración, el Gobierno de la República trabaja en la
consolidación de un México de leyes, de un México en paz; de un Estado cuyo fin
es, precisamente, el de promover, respetar y garantizar los derechos humanos
reconocidos por la Constitución y los Tratados Internacionales que forman parte
de nuestro orden jurídico.
Esa
ha sido la diaria misión de nuestras Fuerzas Armadas, instituciones leales y al
servicio de la Nación, lo mismo que de las dependencias Federales encargadas de
la seguridad y procuración de justicia.
El
compromiso del Gobierno de la República con la ley, también se refleja en los
cambios estructurales que hemos impulsado. Las propias reformas aprobadas
fortalecen el Estado de Derecho en México.
Ejemplo
de ello, es el fortalecimiento de las normas constitucionales y legales, que
garantizan el derecho de acceso a la información y la transparencia; o la
Reforma Político-Electoral, que cuenta con innovadores mecanismos para
fiscalizar los recursos que reciben candidatos y partidos políticos.
También
destaca el Código Nacional de Procedimientos Penales, que cierra espacios a la
impunidad y que permitirá acelerar la implementación de los juicios orales en
todo el país.
Resultados
como éstos demuestran claramente que el impulso a las reformas ha tenido
siempre como objetivo primordial ampliar el reconocimiento de los derechos de
todas las personas y garantizar la aplicación de la ley para hacerlos
efectivos.
Estamos
convencidos de que la vigencia del Estado de Derecho es indispensable para que
los mexicanos gocen plenamente de sus libertades, y para que nuestro país sea
más competitivo y capaz de ofrecer mayores oportunidades de realización
personal a toda la población.
Señoras
y señores:
Michoacán
es un estado que ha dado gloria y grandes motivos de orgullo a la Nación
mexicana.
En
estas tierras, como expresara hace un momento doña Rebeca, en estas tierras
fértiles se sembró la semilla de la libertad, incluso antes de que tuviera
lugar el Grito de Independencia.
También
en Valladolid, hoy Morelia, el Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo, mandó
publicar por primera vez la Abolición de la Esclavitud, el 19 de octubre de
1810.
Este
gran estado es la cuna del Siervo de la Nación y aquí vio luz nuestra primera
Constitución.
Michoacán
ha sido puntal de nuestra historia nacional y bastión de nuestra preciada
libertad, Apatzingán y Michoacán tienen todo el respaldo del Gobierno de la
República para consolidar sus instituciones y el respeto a las leyes para
recuperar la seguridad y el bienestar de su gente.
En
todo el territorio nacional, en todas las entidades federativas, seguiremos
trabajando con firmeza, con determinación para transformar positivamente la
vida de todas las familias mexicanas.
Ese
es el compromiso del Gobierno de la República y es, también, nuestra
obligación.
Muchas
gracias.
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