Luis Cernuda, a 51 años de
difunto.../Fa
Mujer de noviembre
“…Tú justificas mi existencia
si no te conozco no he vivido
si muero sin conocerte, no
muero, porque no he vivido…“Luis Cernuda
Una tarde caminando por el
panteón jardín me topé con la tumba abandonada del poeta Luis Cernuda Bidón. Su última morada se encuentra en la fosa 48, fila 4, sector C. Está abandonada en el
Panteón Jardín de la Ciudad de México; debería estar en Sevilla, con todo
respeto. En la lápida dice: “Luis Cernuda Bidon. Poeta. Sevilla 1902-México
1963″
Y es que hoy miércoles 5 de
noviembre se conmemora el 51 aniversario luctuoso del poeta Luis Cernuda
Bridón, originario de Sevilla (21 de septiembre de 1902) y miembro de la
generación del 27, a la que pertenecieron Federico García Lorca, Pedro Salinas,
Vicente Aleixandre, entre otros.
Murió de repente en la mañana
del 5 de noviembre de 1963 en la casa de su amiga Concha Méndez, en la
calle Tres Cruces 11 en Coyoacán, Distrito Federal. Al lado de
donde quedó inmóvil estaba una máquina de escribir y un libro –Novelas y
cuentos- de Emilia Pardo Bazán. Dentro del ejemplar había dos marcadores de
página -uno con el David de Miguel Ángel y otro con el retrato de Francisco I por
Tiziano- que desvelaban en qué página había quedado interrumpida la
lectura: “el cuerpo del poeta estaba en el suelo, vestido aún con su
batín, el pijama, las zapatillas y al lado, la pipa y unas cerillas. La muerte
lo había sorprendido intentando fumar. En la máquina de escribir había frases
por terminar, anotaciones sobre el teatro de los hermanos Álvarez Quintero….”
escribió Eva Díaz Pérez en El Mundo (03/11/2013).
El día de su funeral en el sur
de la Ciudad de México acudieron muy pocas personas: 17 a decir de Ali
Chumacero, uno de ellos fue él, dijo hace años:
Yo conocí mucho a Luis
Cernuda, porque estuve encargado de la primera edición de su poesía completa
para el FCE: La realidad y el deseo. Corregimos juntos las
pruebas. Fue una edición bastante bien hecha. Ahora sé que han hecho una
edición en España que todavía no conozco. Él era un hombre muy huraño, muy
extraño. No se llevaba con los españoles. Peleaba con todos. Cuando murió,
aquí en México, fuimos a su entierro 17 personas. (…) Yo hice la observación en
el camposanto y me dijeron: ‘No, es que toda la gente fue a (la funeraria)
Gayosso. Por eso no vienen’. Pero cuando a un muerto no lo acompañan más que 17
personas, eso quiere decir que no es precisamente un personaje muy popular”.
(Proceso, no.1651, 22 de junio de 2008).
Seguramente hoy habrá
homenajes en todos el mundo.
Cernuda perteneció junto con
Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Pedro Salinas a la generación del
27.
Su estancia en México
Luis Cernuda llegó a México exiliado y para
quedarse. Nació en Sevilla en 1902 y vivió allí hasta 1928; después todo fue
exilio eterno, pero siempre pensando en volver a Sevilla. Inició sus estudios
de Derecho en la Universidad de Sevilla, donde conoció a Pedro Salinas,
que fue su profesor. Ya en los años veinte se trasladó a la ciudad de Madrid,
donde entró en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamará
Generación del 27.
Durante un año trabajó como
lector de español en la Universidad de Toulouse. Cuando se proclamó la
República se mostró dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una
España más tolerante, liberal y culta. Durante la Guerra Civil participó en el
II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia, y en 1938 fue a dar
unas conferencias a Inglaterra, de donde ya no regresó a España, iniciando un
triste exilio después de la guerra civil. Fue profesor de Literatura en
Glasgow, Cambridge, Londres, Estados Unidos y llegó a establecerse en
México en noviembre de 1952, con 500 dólares en la bolsa; antes había estado de
vacaciones; la primera vez fue verano de 1949. El poeta entonces vivía y
trabajaba “bien” en Mount Holyoke, un colegio para mujeres en Massachusetts,
Nueva Inglaterra.
En ese tiempo Cernuda vivió en
varios lugares en México
Durante el primer año vivió en
un departamento en la calle Madrid pero luego, hacia finales de 1953, animado
por su amigo Manuel Altolaguirre (quien entonces vivía con su segunda
esposa, María Luisa Gómez Mena), Cernuda fue a vivir a casa de Concha Méndez y
su hija, Paloma Altolaguirre, en Coyoacán.
Con algunas breves
interrupciones, ésta había de ser su casa durante los once años que le quedaban
de vida. Dichos años resultaron ser un período muy fructífero, aunque más productivo,
tal vez, en trabajos críticos que en poesía.
Y como era de esperarse
Cernuda se reencontró en México con amigos españoles como Altolaguirre, Méndez,
José Moreno Villa, Ramón Gaya y Emilio Prados, a quienes no había visto desde
su salida de España, en plena Guerra Civil, en febrero de 1938.
Fortaleció su amistad con
Octavio Paz e hizo relación con el pintor Manuel Rodríguez Lozano, los músicos
Salvador Moreno e Ignacio Guerrero, y el poeta Enrique Asúnsolo y Guadalupe
Dueñas.
Sus grandes amigos fueron
Octavio Paz y Concha Méndez.
A Paz incluso le dedico un
poema: Limbo. (abajo)
En 1954 y gracias a la
intervención de Octavio Paz, Luis Cernuda entró a trabajar como profesor en la
UNAM, a la vez que como becario en El Colegio de México. Paz fue el protector y
padrino y ayudó a Cernuda sin condición alguna.
¡Sólo por ayudar!
¿Cómo le hizo Paz?
Muy fácil. Le solicitó a su
amigo Alfonso Reyes, entonces presidente de El Colegio de México, que
acogiera al poeta sevillano, y Reyes le concedió de inmediato una
beca, misma que le fue con cedida de inmediato por 450 pesos mensuales –de
entonces- y para justificarla lo consideró “investigador independiente”.
Para mantener la bequita,
Cernuda propuso y el Colegio aceptó un estudio sobre poesía inglesa del siglo
XIX. Y cuatro años después, en 1958, Alfonso Reyes decide por problemas de
salud darle carácter honorario a su cargo de presidente del COLMEX y crear el
puesto de director, para el que se escogió a Daniel Cosío Villegas. A él
se dirigió don Alfonso en diciembre de ese mismo año para “hacerle tres
súplicas”, una de las cuales era sostenerle la beca a Luis Cernuda, “que vive
muy pobremente” y “es cumplido en su trabajo”.
Cernuda ya había empezado
también a escribir en la prensa mexicana, notablemente en las dos principales
revistas de esa época: México en la Cultura y Universidad de México.
No es casual que el fruto destacado de su labor de estos años son dos libros de
crítica literaria: Estudios sobre poesía española contemporánea (1957) y
Pensamiento poético en la lírica inglesa (Siglo XIX) (1958). Al publicarse en
España, el primero causó verdadero asombro y consternación por la dureza con
que el sevillano enjuició a varios de sus contemporáneos, sobretodo a sus
maestros Juan Ramón Jiménez y Pedro Salinas.
Hay en las Obras Completas de
Pedro Salinas una carta muy dura contra Cernuda. Se la escribió a
a su amigo Jorge Guillén, esta
fechada en abril de 1927, y dice:
“Si Cernuda hace versos
es casi por mi influencia, si te leyó a ti y se entusiasmo por tu lenguaje fue
por mí, y si ha publicado en alguna parte por mi ha sido también. Y yo hacedor
inconsciente, estaba formando una criatura poética a tu semejanza literaria (…)
Pero si tu contrariedad persiste, yo culpable de todo, estoy dispuesto a matar
a Cernuda, y a comparar la edición integra de su obra póstuma para regalarla a
una biblioteca pública, y evitar que así se lea”.
Un año después –el 27 de
diciembre de 1959- muere Alfonso Reyes y en agosto de 1961 Daniel Cosío le
cancela la beca al poeta español. No da mayores datos, simplemente lo hace,
quizá porque no le caían bien los poetas.
En una entrevista con
Enrique Krauze le habla de ese asunto.
Discusión pública.
Al fallecer Cernuda, apareció
en la Revista de la Universidad (julio de 1964) un artículo en el que Octavio
Paz afirmaba del poeta español que “a la muerte de Reyes, el nuevo director (de
El Colmex) lo despidió sin mucha ceremonia”.
Entonces Cosío Villegas envió
una carta de respuesta a Octavio Paz, la que apareció en el número de octubre
de la misma publicación y tachaba de “falsa de toda falsedad la acusación” de
que hubiera quitado el apoyo económico a Cernuda, pues argüía la existencia de
una carta de éste en la que anunciaba que iría a Estados Unidos como profesor
visitante de una universidad “que no nombra”, lo que motivó que le suspendieran
la beca.
Mmm.
En el mismo número de Revista
de la Universidad, Octavio Paz contestó con un texto fulminante: “Por
lo visto Cernuda no fue despedido por El Colegio de México. Me alegra saberlo.
Mis noticias eran otras y uno de mis informantes fue el mismo Cernuda.
Como el poeta muerto era todo menos un mentiroso (y como tampoco lo es el señor
Cosío Villegas) no hay más remedio que atribuir el incidente a un equívoco:...
Pero Paz perdonó a Cosio
Villegas por lo que le hizo a su amigo sevillano. Ordenó retirar ese texto de
sus Obras completas.
Para conocer bien a Cernuda el
mejor libor es de mi amigo en Facebook :el escritor y biógrafo de Cernuda,
Antonio Rivero Taravillo quien escribió: Años de exilio (1938-1963, Ed.
Tusquets.)
Taravillo describe en síntesis
a Luis Cernuda: “moderno, primero surrealista, luego metafísico, poeta del
amor, "romántico por excelencia", admirador de Bécquer.
Y recoge unas palabras de
Cernuda que dejan ver muy bien su sentir vital: "Una constante en mi vida
ha sido actuar por reacción contra el medio donde me hallaba. Eso me ayudó a
escapar al peligro de lo provinciano..."
Agrega que fue gran amigo de
Federico García Lorca, y también de Alberti, de quien dijo que era "el
cristal capaz en un instante de romperse", pero siempre le reprochó a
Vicente Aleixandre que no hablara de su homosexualidad.
Creo que los restos de Cernuda
deberían estar en Sevilla. En el Panteón Jardín hay hoy una tumba modesta, ya
la arreglaron, pero siempre que voy por ahí esta abandonada. Me detengo
deposito una flor y leo un poema del poeta.
Debo precisar que parte de
este texto le escribí hace un año para la pagina del Archivo Tomás Montero
Torres para conmemorar el 50 aniversario del poeta sevillano.
En ese momento se publicaron
dos fotografías del sevillano tomadas por Tomás Montero. Por el Facebook
le compartí mi texto al biógrafo de Cernuda. La respuesta de Taravillo fue
inmediata, me agradeció, y quizá no por mis líneas sino por las imágenes
inéditas. Me dijo que si podía publicar las fotos. Le dije que no, que debía
pedir permiso, y de inmediato lo contacte con Patricia Montero. (la imagen de
arriba es del archivo Tomás Montero DR).
Semanas después la Fundación
Cajasol publicó 'A Luis Cernuda desde Sevilla, 1963-2013', sumándose así
a la celebración del quincuagésimo aniversario de la muerte de uno más ilustres
poetas españoles del siglo XX. Dice una nota: “el libro recoge documentos y
datos inéditos, que nunca antes habían visto la luz: la partida de
nacimiento de Cernuda, dos fotos del escritor que aparecieron en México y
que han sido donadas por el fotógrafo Tomás Montero, así como fotografías
de la casa donde nació.“
La verdad es que nosotros lo
publicamos primero, dicho sea con todo respeto.
Hoy a cincuenta y un años de
difunto me beberé un trago –un tinto– en honor de Cernuda, y leeré algunos de
sus poemas. Y es que lo mejor para el poeta es leerlo y con ellos revivirlo.
Salud!
“..Tú
justificas mi existencia:
si no te conozco, no he
vivido;
si muero sin conocerte, no
muero, porque no he vivido...
Si el hombre pudiera decir lo
que ama,
si el hombre pudiera levantar
su amor por el cielo
como una nube en la luz...”
∞∞
«Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las
sombras,
bastan para que el cuerpo se
abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño,
carne y carne,
iguales en figura, iguales en
amor, iguales en deseo...«
∞∞
No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.
(...)
Sólo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su
aurora,
Sólo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el
amor levantara.
∞∞
“Aquella noche el mar no tuvo
sueño.
Cansado de contar, siempre
contar a tantas olas,
quiso vivir hacia lo lejos,
donde supiera alguien de su
color amargo.
(...)
Mas el mar se cansaba de
esperar las ciudades.
Allí su amor tan sólo era un
pretexto vago
con sonrisa de antaño,
ignorado de todos.
Y con sueño de nuevo se volvió
lentamente
adonde nadie
sabe de nadie.
Adonde acaba el mundo.
∞
Los marineros son las alas del
amor,
son los espejos del amor,
el mar les acompaña,
y sus ojos son rubios lo mismo
que el amor
rubio es también, igual que
son sus ojos.
∞∞
«No quiero, triste espíritu,
volver
por los lugares que cruzó mi
llanto,
latir secreto entre los
cuerpos vivos
como yo también fui.
No quiero recordar
un instante feliz entre
tormentos;
goce o pena es igual,
todo es triste al volver.
Aún va conmigo como una luz
ajena
aquel destino niño,
aquellos dulces ojos
juveniles,
aquella antigua herida.
No, no quisiera volver,
sino morir aún más,
arrancar una sombra,
olvidar un olvido.
∞∞
Limbo
A Octavio Paz
La plaza sola (gris el aire,
negros los árboles, la tierra
manchada por la nieve),
parecía, no realidad, mas
copia
triste sin realidad. Entonces,
ante el umbral, dijiste:
viviendo aquí serías
fantasma de ti mismo.
Inhóspita en su adorno
parsimonioso, porcelanas,
bronces,
muebles chinos, la casa
oscura toda era,
pálidas sus ventanas sobre el
río,
y el color se escondía
en un retablo español, en un
lienzo
francés, su brío amedrentado.
Entre aquellos despojos,
proyecto, el dueño estaba
sentado junto a su retrato
por artista a la moda en años
idos,
imagen fatua y fácil
del diletante, divertido
entonces
comprando lo que una fe creara
en otro tiempo y otra tierra.
Allí con sus iguales,
damas imperativas bajo sus
afeites,
caballeros seguros de sí
mismos,
rito social cumplía,
y entre el diálogo moroso,
tú oyendo alguien me dijo:
"Me ofrecieron
la primera edición de un poeta
raro,
y la he comprado", tu
emoción callaste.
Así, pensabas, el poeta
vive para esto, para esto
noches y días amargos, sin
ayuda
de nadie, en la contienda
adonde, como el fénix, muere y
nace,
para que años después, siglos
después, obtenga al fin el
displicente
favor de un grande en este
mundo.
Su vida ya puede excusarse,
porque ha muerto del todo;
su trabajo ahora cuenta,
domesticado para el mundo de
ellos,
como otro objeto vano,
otro ornamento inútil;
y tú cobarde, mudo
te despediste ahí, como el que
asiente,
más allá de la muerte, a la
injusticia.
Mejor la destrucción, el
fuego.
∞∞∞∞
“Bien sé ahora que tú eres
quien me dicta esta forma y
este ansia;
sé al fin que el mar esbelto,
la enamorada luz, los niños
sonrientes,
no son sino tú misma;
que los vivos, los muertos,
el placer y la pena,
la soledad, la amistad,
la miseria, el poderoso
estúpido,
el hombre enamorado, el
canalla,
son tan dignos de mí como de
ellos yo lo soy;
mis brazos, tierra, son ya más
anchos, ágiles,
para llevar tu afán que nada
satisface.
El amor no tiene esta o
aquella forma,
no puede detenerse en criatura
alguna;
todas son por igual viles y
soñadoras.
Placer que nunca muere
beso que nunca muere,
sólo en ti misma encuentro,
tierra mía.
Nimbos de juventud, cabellos
rubios o sombríos,
rizosos o lánguidos como una
primavera,
sobre cuerpos cobrizos, sobre
radiantes cuerpos
que tanto he amado inútilmente,
no es en vosotros donde la
vida está, sino en la tierra,
en la tierra que aguarda,
aguarda siempre
con sus labios tendidos, con
sus brazos abiertos.
Dejadme, dejadme abarcar, ver
unos instantes
este mundo divino que ahora es
mío,
mío como lo soy yo mismo,
como lo fueron otros cuerpos
que estrecharon mis brazos,
como la arena, que al besarla
los labios
finge otros labios, dúctiles
al deseo,
hasta que el viento lleva sus
mentirosos átomos.
Como la arena, tierra,
como la arena misma,
la caricia es mentira, el amor
es mentira, la amistad es mentira.
Tú sola quedas con el deseo,
con este deseo que aparenta
ser mío y ni siquiera es mío,
sino el deseo de todos,
malvados, inocentes,
enamorados o canallas.
Tierra, tierra y deseo.
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