En las visitas a
los cardenales surge el «Consistorio global del sur»
La fiesta
alrededor del nuevo cardenal Arlindo Gomes Furtado(©Ansa)
(©ANSA) LA FIESTA
ALREDEDOR DEL NUEVO CARDENAL ARLINDO GOMES FURTADO
Coros para los
nuevos cardenales de Cabo Verde, Tonga y Etiopía; el uruguayo Sturla tomando
mate; Bertone fue de los primeros en saludar a los nuevos purpurados
Después de una
hora de apretones de manos, abrazos, palmadas en las espaldas, bendiciones, el
nuevo cardenal uruguayo Diego Fernando Sturla Berthouet se quitó el birrete que
el Papa le impuso pocas horas antes. En el aula de las audiencias, adobada como
salón para las visitas a los cardenales, hacía calor, y el purpurado salesiano
se quita el birrete al que todavía no se había acostumbrado. Pasan pocos
minutos y un joven sacerdote compatriota, Gonzalo Aemilius, conocido de Jorge
Mario Bergoglio, le ofreció un mate recién preparado. El cardenal lo bebe
sonriente, «¡Qué alivio!», exclama y después abraza al sacerdote que conoce
desde hace mucho tiempo. A pocos metros de distancia, el nuevo cardenal de
Tonga, Soane Patita Paini Mafi, primer cardenal en la historia de estas islas,
está rodeado de fieles y parientes que entonan a todo pulmón un coro
tradicional. Estos últimos, unas treinta personas, llevan puesta el tradicional
camisón blanco y una foto colgando del cuello que retrata al nuevo purpurado
hace veinte años, rodeado por un consistente grupos de hermanos y hermanas.
En la otra parte
del corredor, se escuchan las melodías de la célebre cantante Cesarea Evora: un
grupo de mujeres de Cabo Verde, sentadas con elegancia, acompañaban el paso de
los fieles y amigos que van a saludar al cardenal Arlindo Gomes Furtado. Surge,
en las visitas de cortesía de este segundo Consistorio presidido por Papa
Francisco en San Pedro (y que hace tiempo eran llamadas «visitas de afecto» de
los fieles, familiares, romanos y simples curiosos), el «consistorio global del
sur».Los cardenales, como es costumbre, se dividen en dos espacios: la mayor
parte en los locales del Aula Pablo VI y un grupito de cinco cardenales en los
salones llenos de frescos del Palacio apostólicos. Entre ellos está el único
curial, Dominique Mamberti, ex «ministro del Exterior» de la Santa Sede y ahora
Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica: «Esta vez soy el
único cardenal que salió de la curia», responde a los periodistas, «el Santo
Padre quiso dar testimonio de su deseo de un colegio cardenalicio que
represente a toda la iglesia católica». Antes de que llegara la multitud, pasó
a saludarlo el Secretario de Estado emérito, cardenal Tarcisio Bertone.
En los salones del
Palacio apostólico se encuentran los nuevos cardenales con más de ochenta años
Luigi de Magistris (a quien Bertone saluda inclinándose hacia el sillón para
que no se levantara), el ex nuncio alemán Karl-Josed Rauber y el argentino Luis
Héctor Villalba (Julio Duarte Langa tuvo que anular al último momento el viaje
a Roma por motivos de salud).
Mucho más
concurrida, por el Aula de las audiencias serpentea una fila interminable para
los dos cardenales italianos Francesco Montenegro (en la multitud surgen varios
rostros africanos) y Edoardo Menichelli. Un consistente grupo de fieles saluda
al tailandés Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, a Charles Maung Bo, al nuevo cardenal John Atcherley Dew de Nuova Zelanda y al panameño José Luis
Lacunza Maestrojuán. El Patriarca de Lisboa, Manuel José Macario do Nascimento
Celmente, distribuye una imagen colorida con las palabras «d.Manuel Clemente»
(no todos los cardenales llevan estas imágenes para los fieles; la más sencilla
es la del argentino Villalba; la más elaborada es la del mexicano Suárez Inda).
El etíope Berhaneyesus Demerew Souraphiel está rodeado por compatriotas que
cantan y ondean una bandera nacional. El vietnamita Pierre Nguyen Van Nhon se
mantiene de pie, lejos del sillón, pues debe saludar a muchísimas personas.
También llega el cardenal cubano, Jaime Ortega Alamino: «Las cosas van muy
bien, no pensábamos que se llegara tan adelante», responde a los periodistas
que le preguntan sobre la evolución en las relaciones con los Estados Unidos.
Platica un poco con el nuevo «ministro del Exterior», mons. Paul Richard
Gallagher. El mexicano Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, en medio de
una de las zonas más violentas del país, explica que la situación en México «es
difícil», pero que no hay que ceder al «pesimismo». El arzobispo de Valladolid,
Ricardo Blázquez Pérez, de rasgos tímidos, está rodeado por un grupo de fieles
a poca distancia del cardenal Antonio María Rouco Varela, su predecesor como
guía de la Conferencia Episcopal de España.
Entre todos los
fieles de diferentes nacionalidades, embajadores, romanos curiosos, están el
prelado del Opus Dei, mons. Javier Echevarría, el líder de los
neocatecumenales, Kiko Argüello; además, pasan sonrientes monseñor Becciu y
monseñor Wells, el sustituto a la Secretaría de Estado, con su «brazo derecho».
El Patriarca de Jerusalén, Fouad Twal, se detiene para hablar con los
periodistas y explica que está feliz con las nuevas santas palestinas: «La
Tierra Santa no es solo guerra, violencia o muros, sino también santidad»
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