Exhibe
NYT a los Murat
The
New York Times
Reforma, Nueva
York, Estados Unidos (08 febrero 2015).- A través de una o más empresas
fantasmas José Murat Casab adquirió al menos un departamento en los condominios
Time Warner Center de Manhattan que tiene una vista privilegiada al Central
Park, revela The New York Times.
"Cabeza
de una prominente familia política mexicana y ex Gobernador de Oaxaca. Su hijo,
Alejandro, dirige una agencia gubernamental de vivienda (Infonavit). Su familia
ha adquirido media docena de propiedades en los Estados Unidos", señala el
diario sobre José Murat.
Se
descubrió que su compañía de construcción tenía empleados viviendo en Nueva
Jersey en condiciones peligrosas e insalubres.
Detrás
de las torres de cristal oscuro de Time Warner Center y sus vistas a Central
Park, una mayoría de los propietarios han tomado medidas para mantener sus
identidades en secreto, al registrar departamentos bajo fideicomisos,
sociedades de responsabilidad limitada u otras entidades.
Al
abrir el misterio de más de 200 empresas pantalla o fantasma, The New York
Times documentó una década de propiedad en este icónico destino de dinero
global en Manhattan, que transforma al mercado inmobiliario de la ciudad.
Al
menos 16 de los propietarios extranjeros de unidades en el edificio han sido
blanco de investigaciones gubernamentales en todo el mundo.
Los
casos van desde violaciones de normas de vivienda y medio ambiente hasta
fraudes financieros. Cuatro han sido arrestados y otros cuatro han tenido que
pagar multas o sanciones por actividades ilegales.
Los
dueños extranjeros han incluido a funcionarios de Gobierno y socios cercanos de
funcionarios de Rusia, Colombia, Malasia, China, Kazajistán y México.
Éstos
han podido realizar estas compras de varios millones de dólares sin que se les
hagan muchas preguntas gracias a leyes estadounidenses que alientan el
movimiento de dinero, en gran parte no rastreable, a través de empresas
pantalla.
En
todo el mundo circulan enormes sumas de dinero, como nunca antes.
Time
Warner Center se yergue como el arquetipo en Nueva York de dicho fenómeno
global, al reflejar tendencias entrelazadas; las crecientes sumas de dinero
extranjero en los bienes raíces de lujo y el uso en aumento de empresas
pantalla.
Un
mercado turbio
Cuando
en enero de 2013 la corporación con el complicado nombre 25CC ST74B, que pagó
15.65 millones de dólares por un departamento en Time Warner Center en 2010,
acusó a un contratista de cobros excesivos, la demanda identificaba al dueño
del departamento como "Vitaly Malkin, un senador ruso domiciliado en Rusia
y quien generalmente no está presente en Nueva York".
Malkin,
de 62 años, participó en 1996 en un trato para reestructurar la deuda de 5 mil
millones de dólares de Angola con Rusia, adquirida durante la larga guerra
civil de Angola, en un trato negociado en parte por el empresario Arcadi
Gaydamak.
El
pago de la deuda se llevó a cabo a través de una compañía intermediaria en la
que Malkin tenía una participación, de acuerdo con documentos del Gobierno
canadiense e investigadores suizos.
En
2007, cuando Malkin intentó entrar a Canadá, salió a la luz su nexo con
Gaydamak, quien era investigado en Francia por su conexión con la venta de
armas al Gobierno de Angola.
Los
agentes inmobiliarios que participaron en la transacción de su unidad en Time
Warner incluían a Brenda S. Powers y Elizabeth L. Sample, que representan a
muchos clientes extranjeros y viven en el edificio.
"Tienen
que tener el dinero. Por lo demás, eso es todo. Eso es todo lo que
necesitamos", reveló Sample sobre su enfoque al aprobar compradores.
Hacen
vista gorda
Las
directrices federales para la banca son claras: "Los bancos deberán tomar
todas las medidas razonables para asegurar que no ayudan, con o sin
conocimiento de causa, el encubrimiento o transferencia de ganancias generadas
por corrupción".
Esto
significa investigar a clientes y presentar un "reporte de actividad
sospechosa" si el cliente transfiere cantidades inusualmente grandes de
dinero.
Sin
embargo, no se exige implementar esas medidas sobre dinero que llega al país a
través de empresas pantalla para comprar propiedades de lujo.
Los
extranjeros que compran bienes raíces en Estados Unidos a menudo batallan menos
que los ciudadanos estadounidenses para mantener sus propiedades lejos del
alcance de investigadores.
Un
ejemplo es el caso del Pablo Ardila, ex Gobernador de Cundinamarca, en
Colombia. En 2004, Ardila reconoció que él y sus padres habían establecido una
empresa para adquirir un departamento de 4 millones de dólares en el edificio.
En 2007, cuando aún era Gobernador, Ardila fue arrestado y encarcelado bajo
cargos de enriquecimiento ilícito.
Mientras
estaba tras las rejas, la empresa vendió el departamento, con una ganancia de 2
millones de dólares.
Grandes
derrochadores
Sin
embargo, el impacto preciso de los extranjeros adinerados en la ciudad podría
ser más complejo. Al no ser residentes, no pagan impuestos sobre la renta
municipales y a menudo reciben cuantiosas exenciones fiscales sobre la
propiedad.
Otro
caso es el de la empresa Columbus Skylines, que pagó 2.5 millones de dólares
por tres departamentos. Aunque no tuvo que brindar el nombre de un dueño, sí
tuvo que presentar una dirección de destinatario, registrada a nombre de Wang
Wenliang.
Wang
es un ex funcionario municipal chino en Dandong y empresario de la
construcción, y en 2011 comenzó a recibir denuncias por el número de personas
que vivían en una residencia rentada por su constructora.
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