La
Vanguardia | 7 de febrero de 2015
Ha
habido manifestaciones masivas en Atenas, pero también en otros lugares después
de la gran victoria de Syriza en las elecciones griegas. Pero los vencedores no
deben ser envidiados. Hicieron promesas, ¿cómo las van a hacer realidad?
Tsipras, el nuevo líder, prometió, por ejemplo, que las facturas que deben
pagarse a los hospitales y para los medicamentos deben ser suprimidas,
empleados del Gobierno que fueron despedidos deben ser reintegrados, las
personas con bajos ingresos recibirán una paga extra, y así mucho más. En
resumen, el fin de la austeridad. No hace falta decir que esto es muy popular.
A nadie le gusta la austeridad y todo el mundo está a favor de la prosperidad.
Pero, ¿quién va a pagarlo?
Tsipras
y sus compañeros ministros, sobre todo Varufakis, el ministro de Finanzas,
están mostrando mucha actividad, están constantemente en movimiento. El primer
ministro inmediatamente después de su victoria fue a ver al embajador de Rusia
e hizo una gira por diversas capitales europeas, otros fueron a Chipre, a
Londres, a París a Berlín y a Frankfurt. Tsipras creía que si Atenas vetaba
nuevas sanciones contra Rusia debería ser recompensada. Pero Rusia atraviesa
graves apuros financieros y no puede ayudar a Grecia a no ser con la entrega de
petróleo y gas un poco más barato (Grecia recibe un 60% de su energía de
Rusia). Moscú todavía podía dar a Atenas un préstamo de emergencia, pero sólo
en el supuesto de que se pagará de nuevo. Esto ayudaría a Grecia durante unas
pocas semanas o meses. ¿Y luego qué?
En
cualquier caso, el principal problema de Rusia no son las sanciones sino el
colapso del precio del petróleo y del rublo y no hay nada que Grecia puede
hacer al respecto. En cuanto a Londres, París y Roma, encontrarán expresiones
de simpatía puesto que la señora Merkel y su política de austeridad no ha
tenido mucho éxito en la Europa del sur. Pero Grecia necesita algo más que
simpatía, sobre todo créditos masivos para sacar el país de la crisis. Los
griegos necesitan más que simpatía, ¿y de dónde vendrá?
La
señora Merkel es la gran pesadilla. Los griegos presentaron una gran factura a
Berlín por los daños económicos causado a Grecia por la ocupación alemana en la
Segunda Guerra Mundial. Pero esto sucedió antes de que la señora Merkel
siquiera hubiera nacido. Los alemanes hicieron mucho daño pero sólo estuvieron
cuatro años en Grecia, mientras que los turcos se quedaron cuatrocientos. ¿Por
qué no presentarles a ellos la factura?
Los
alemanes se sienten algo responsables de la crisis griega, pero de una manera diferente:
han estado rescatando a Grecia en los últimos años y quieren recuperar más de
la mitad de los miles de millones de préstamos que estaban dando a Atenas para
evitar un colapso.
Pero
si se mira más de cerca la situación se observa que los beneficios de la ayuda
de emergencia no han ido tanto a los griegos sino a los bancos alemanes que
dieron los préstamos a Grecia durante la última década y quieren recuperar su
dinero. Los bancos alemanes deberían haber sido más cuidadosos al proporcionar
préstamos a los griegos. Grecia no era un país pobre, tenía (por mencionar sólo
un aspecto) la flota mercante más grande del mundo (pero muchos griegos ricos,
pese a todo su patriotismo, no eran grandes creyentes en el pago del impuesto
sobre la renta). El turismo hizo una importante contribución a la renta
nacional. Pero el país estuvo viviendo por encima de sus posibilidades durante
muchos años y como resultado se generó una deuda masiva. Se unió a la Unión
Europea en el 2002, se convirtió en parte de la zona euro y adoptó el euro, ya
que pensaba que eso resolvería sus problemas. Pero no resolvió sus problemas.
La economía griega se contrajo significativamente, el desempleo es ahora del
25%, el paro juvenil alcanza el 50%. Tal vez la tarea principal del nuevo Gobierno
es crear nuevos puestos de trabajo pero esto, en el mejor de los casos, tardará
años, no días o semanas. Desde que Syriza llegó al poder ha habido una mayor
fuga de capitales, desastrosa para Grecia. En tres días las bolsas griegas
perdieron el 25% de su valor.
¿Qué
pasará después? El nuevo Gobierno griego dice que quiere permanecer en la zona
euro, pero no puede y no aceptará las condiciones europeas. Los negociadores
europeos han dejado Atenas. La señora Merkel dice que quiere que los griegos se
queden, pero si se niegan a aceptar la austeridad también pudiera ser que se
fueran.
Grecia
está, de hecho, en bancarrota, ha estado en quiebra durante años. Sin la ayuda
extranjera no podría pagar lo que debe a sus acreedores. Pero no es el único
país en bancarrota; de acuerdo con el Banco Mundial por lo menos once países
están en quiebra o al borde de la quiebra. Hasta finales de febrero la eurozona
ayudará a Grecia. Nadie sabe qué pasará después. Probablemente se encontrará un
arreglo a corto plazo. Habrá gran conmoción en los mercados mundiales, pero la
zona euro y el euro no se derrumbarán, por ahora. Si Grecia saliera de la UE no
sería necesariamente seguida por otros –por ahora– ya que la situación difiere
de un país a otro. Como Tolstói escribió sobre las infelices familias, cada una
es infeliz de manera diferente. Los griegos dirán que es culpa de los alemanes.
Pero es probable que también comiencen a darse cuenta de que no hay soluciones
indoloras. No hay orientación en los trabajos de Marx sobre cómo resolver este
problema. La vida seguirá pero no habrá una gran felicidad.
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