Este
viernes Santo, el papa Francisco se mostró crítico con la pasividad internacional
ante el asesinato de cristianos en países como Kenia, Siria e Irak.
"Nuestros hermanos son decapitados y crucificados ante nuestros ojos y
nuestro silencio cómplice", afirmó al final del Vía Crucis que se celebró
en el Coliseo en Roma y al que acudieron miles de creyentes.
El
Vía Crucis tuvo referencias a los cristianos perseguidos y masacrados, pero
también pidió perdón por los niños y adolecentes ultrajados, “brutalmente
profanados”
“En ti, divino amor, vemos aún hoy a nuestros
hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe en ti, bajo nuestros
propios ojos o, a menudo, con nuestro silencio cómplice”. Ese fue uno de los
pasajes centrales de la oración pronunciada por Francisco.
En
su mensaje final habló de los “hermanos abandonados a lo largo de las calles” y
“desfigurados por la negligencia e indiferencia” de los demás.
“El peso de tu cruz nos libera de todos
nuestros lastres. En tu obediencia a la voluntad del padre nosotros nos damos
cuenta de nuestra rebelión y desobediencia. En ti vendido, traicionado,
crucificado por tu gente, por tus seres queridos, nosotros vemos nuestras
traiciones cotidianas”, dijo, en italiano.
“En tu inocencia, cordero inmaculado, nosotros
vemos nuestra culpabilidad. En tu rostro escupido, desfigurado, nosotros vemos
la brutalidad de nuestros pecados. En la crudeza de tu pasión vemos la crudeza
de nuestro corazón y de nuestras acciones. En tu sentirte abandonado nosotros
vemos a todos los abandonados por los familiares, por la sociedad, por la
atención y la solidaridad”, agregó.
Invocó
a Dios para que refuerce la fe de los fieles y que esta no se derrumbe ante la
tentación y no se pierda siguiendo las “seducciones del mundo”. Pidió que
custodie la caridad, para que los seres humanos no se dejen engañar por la
corrupción y por la mundanidad.
Una
oración final a tono con todo el Vía Crucis, que empezó a las 21:15 horas de
Roma y que el Papa siguió desde lo más alto del Monte Palatino, justo frente al
Coliseo. Las meditaciones de las 14 estaciones incluyeron pasajes sugestivos
relacionados con temas como las mujeres, los niños, la pena de muerte, la
tortura y los cristianos perseguidos.
En
la décima estación, Renato Corti (obispo emérito de Novara en Italia) redactó
una meditación que evocó “situaciones terribles” como el tráfico de seres humanos,
los niños soldados, el trabajo esclavo, así como “los niños y adolescentes a
los que han robado su inocencia, heridos en su intimidad, profanados sin
piedad”.
“Tú nos haces pedir humildemente perdón a
cuantos sufren estos ultrajes y rezar para que finalmente se despierte la
conciencia de los que oscurecen el cielo en la vida de los demás. Ante ti,
Señor Jesús, renovamos nuestro propósito de vencer el mal con el bien”, agregó.
En
otro momento se refirió a los hombres y mujeres encarcelados, condenados e
incluso asesinados simplemente por ser creyentes o por su compromiso en favor
de la justicia y la paz. “Ellos no se avergüenzan de tu cruz. Son ejemplos
admirables para que los imitemos”, apuntó. Es más, entre las meditaciones el
obispo decidió citar a Shahbaz Bhatti, Ministro paquistaní de las Minorías
asesinado por un grupo de hombres armados el 2 de marzo de 2011 y que se ha
convertido en un ícono de los cristianos perseguidos en el mundo.
Este
detalle coincidió con la presencia, entre quienes llevaron la gran cruz que
encabezó la celebración, de fieles provenientes de países donde justamente los
cristianos viven momento de prueba a causa del terrorismo como Irak, Siria,
Nigeria y Egipto. También portaron el madero, en las diversas estaciones, algunas
familias, una enferma, fieles de China y Tierra Santa junto a unas monjas
latinoamericanas.
“Señor Jesús, ¡qué abismo de tristeza en
tantas almas heridas por la soledad, el abandono, la indiferencia, la
enfermedad, la muerte de un ser querido! Inconmensurable, el dolor de cuantos
sufren la crueldad de la violencia, el odio de palabras falaces o se encuentran
con corazones de piedra que hacen llorar y llevan a la desesperación”, indicó
otra de las meditaciones.
“Te vemos, Señor Jesús, clavado en la cruz. Y
nos asaltan preguntas apremiantes: ¿Cuándo quedará abolida la pena de muerte,
vigente aún hoy en numerosos Estados? ¿Cuándo desaparecerá todo tipo de tortura
y la muerte violenta de personas inocentes? Tu Evangelio es la mejor defensa
para el hombre, para todos los hombres”, agregó.
Al
final, el Papa cerró la ceremonia impartiendo la bendición a todos los
presentes e improvisando un breve mensaje: “Ahora volvamos a casa con el
recuerdo de Jesús, de su pasión, de su gran amor y con la esperanza de su
alegre resurrección”.
El telegrama,
horas antes.
Francisco
ha enviado un telegrama de condolencias al Presidente de la Conferencia
Episcopal de Kenia, Cardenal John Njue, por la matanza de 147 estudiantes
universitarios a manos de terroristas yihadistas.
En
el mensaje enviado a través del Secretario de Estado de la Santa Sede, el
Cardenal Pietro Parolin, el Pontífice asegura estar “profundamente entristecido
por la inmensa y trágica pérdida de vidas causada por el reciente ataque a la
Garissa University College”.
En
el ataque al menos murieron 147 personas, y otras 79 resultaron heridas. Los
terroristas fueron preguntando a los estudiantes si eran cristianos o
musulmanes, y abrieron fuego y decapitaron a aquellos que contestaron que
profesaban el cristianismo.
“El
Santo Padre asegura su oración y cercanía espiritual a las familias de las
víctimas y a todos los kenianos en este momento doloroso”.
Los hechos
El
pasado miércoles 1 de abril,-en Semana Santa-
hombres armados del grupo terrorista islámico Al Shabab irrumpieron en
la Universidad de Garissa, Kenia, y asesinaron a 147 personas, la mayoría
estudiantes, y otras 79 personas resultaron heridas Según testigos, los extremistas separaron a
los cristianos y los ejecutaron.
los
extremistas asesinaron a los guardias de la universidad mientras los alumnos
aún dormían, hicieron detonar explosivos y tomaron decenas de rehenes en las
habitaciones. Durante más de 15 horas estuvieron en control del centro de
estudios.
Los
atacantes separaron a los estudiantes por religión, dejaron huir a los
musulmanes a dejar y mantuvieron a decenas de cristianos como rehenes, según
informó la Agencia France Presse.
Finalmente,
los terroristas murieron en el enfrentamiento con la policía y los militares.
De
los casi 900 estudiantes que tiene la universidad, 550 jóvenes lograron huir. A
su vez, “encomienda las almas de los fallecidos a la infinita misericordia de
Dios Todopoderoso, y ora para que todos los que los lloran sean reconfortados
en su pérdida”.
“En unión con todos los hombres de buena
voluntad de todo el mundo, Su Santidad condena este acto de brutalidad sin
sentido y reza por un cambio de actitud en sus autores. Pide a todas las
autoridades que redoblen sus esfuerzos para trabajar con todos los hombres y
mujeres en Kenia para poner fin a la violencia y para acelerar el amanecer de
una nueva era de fraternidad, de justicia y la paz”.
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