Crímenes
sin castigo
http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/crimenes-sin-castigo?page=2
Hoy
se cumplen 23 años del asesinato de la pareja Gerardo Zamudio Aldaba y Patricia
Martín del Campo Dodd, una tragedia revivida recientemente por la orden de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación de liberar a quien fue procesado como
culpable de este doble crimen por las autoridades.
Hoy las tres hijas que
perdieron a sus padres la madrugada del 30 de mayo de 1992 siguen esperando
justicia entre el miedo y la frustración
POR
HIDALGO NEIRA -
Reporte Indigo, Viernes 29 de mayo de 2015
- Gerardo Zamudio le entregó la confianza al hermano de su esposa para que administrara uno de los microbuses
- Dentro de la investigación quedaron fragmentos sin resolver que resultan sospechosos al ojo ajeno
- Esta familia carga un listado de litigios que siembra la duda para quienes estén de parte de las hermanas
“¡No!
¡No!”, grita la mujer.
Entre
las 21 pruebas que se encuentran para incriminar a Alfonso Martín del Campo,
destacan hechos que inverosímiles en su historia.
Por
ejemplo, que siguiendo el curso de su narrativa como víctima, el secuestro no
pudo ser perpetuado por personas ajenas a los condominios, ya que las chapas de
las puertas se encontraban intactas.
Los
cuchillos y los guantes utilizados fueron reconocidos por la empleada doméstica
Inés Guzmán Sánchez, y el guante que se encontró sin la parte del pulgar en la
carretera a Cuernavaca, el fragmento restante estaba en el cuarto de los
difuntos.
Alfonso
alega que abrió la cajuela desde adentro, al ser secuestrado, pero la chapa no
muestra ningún forcejeo. La calavera rota fue quebrada desde afuera y para
tener que perforarla se habrían tenido que romper dos láminas, según las
diligencias de investigación.
El
presunto asesino argumenta que fue torturado para obtener la declarativa de
confesión. También asegura que fue golpeado en estómago, cara y testículos, por al menos 12 agentes
ministeriales distintos que se turnaban en la entonces llamada Policía
Judicial.
Los
actos de acoso en los cuartos de interrogatorio son una práctica habida y
constante en el fuero mexicano hasta nuestros días.
Sin
embargo, la noche del 30 de mayo –mismo día en que Alfonso alega que fue
torturado– al acudir de vuelta al domicilio de Amores 1523 para realizar la
recreación de los hechos, al fotografiarse al implicado, no mostraba golpes ni
moretones en su piel.
El
28 de mayo de 1993, el juez Juan Carlos Velázquez Manzanita emitió la sentencia
de fondo de primera instancia en la causa penal 57/92, instruida contra Alfonso
Martín del Campo Dodd, por el delito de homicidio en contra de su hermana y su
cuñado.
Las
piezas faltantes
La
cinta o cintas grabadas se extraviaron y no aparecen en ningún registro de
manera oficial, solamente Alfonso menciona posteriormente en uno de los oficios
que lo estaban grabando.
En
las uñas de Juana Patricia se encontraron restos de cabello y piel, pero
lamentablemente en la década de los 90´s las pruebas de ADN en México no eran
posibles.
Estas
son piezas incompletas de un inmenso rompecabezas que sigue a la espera de ser
resuelto.
La
familia incómoda
Por
parte de Gerardo Zamudio, hay un pasado familiar que también se torna incierto:
su hermano Roberto Zamudio Aldaba y María
del Carmen Aldaba Corral, madre de ambos.
Para
Alfonso, en su versión de los hechos, ellos son los verdaderos asesinos de la
pareja y no él.
Y
es que esta familia carga un listado de litigios que siembra la duda para
quienes estén de parte de las hermanas Zamudio Martín del Campo.
Entre
expedientes de fraude que incluye actores de la talla del Banco del Bajío, se
encuentran los nombres del tío y la abuela materna de María Fernanda, Brenda y
Tamara Zamudio.
José
Roberto Zamudio Aldaba estuvo procesado en el Reclusorio Oriente por la
imputación de fraude, pero actualmente se encuentra en libertad. El vehículo
Corvette azul que manejara su difunto hermano, Gerardo Zamudio padre de las
ahora huérfanas, estaba a su nombre, fue confiscado por falta de pago.
El
condominio vertical donde residía la familia Zamudio Martín del Campo estaba a
nombre de la abuela paterna, María del Carmen Aldaba Corral. Este inmueble se
encontraba hipotecado con Bancomer, mismo que fue embargado por la institución
bancaria al no liquidarse el adeudo.
Dentro
de la investigación quedaron fragmentos sin resolver que resultan sospechosos
al ojo ajeno
El
fallo resolutivo
El
caso llegó a oídos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y
Corte Interamericana de Derechos Humanos en 1998.
La
instancia jurídica decidió archivar el expediente en 2004 y la CIDH emitió un informe en 2009 en el cual
ratificó que el culpable había sido detenido arbitrariamente y sometido a
torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes por policías
judiciales de la Ciudad de México.
La
SCJN consideró que el acusado fue torturado para extraer la confesión de los
homicidios, lo cual violó sus derechos, tal y como lo había manifestado la CIDH
y emitió el amparo liso y llano a favor de Alfonso Martín del Campo Dodd, quien
fue puesto en libertad el 18 de marzo del presente año, cortando su condena
casi a la mitad ya que su sentencia completa era de 50 años.
Las
hermanas no daban crédito a lo sucedido. Las mujeres interpusieron una orden de
restricción, que aunque no mitiga el miedo, da un falso halo de seguridad al
posible retorno de su tío y un probable deseo de venganza.
Mientras
tanto María Fernanda y sus hermanas llevan tatuada la angustia de un crimen
resuelto por la justicia y revuelto para las emociones.
¿Víctima
o culpable?
Alfonso
Martín del Campo Dodd tuvo 21 pruebas que le incriminaron directamente en el
asesinato de su hermana Juana Patricia y su cuñado Gerardo Zamudio. Sin
embargo, hasta la fecha, él sostiene la versión de que fue secuestrado y no
estuvo en el lugar de la escena de este doble crimen.
Alfonso
va como rehén en la cajuela del vehículo de su hermana. El automóvil –que
manejan sujetos no identificados- pierde el control y se impacta provocándole
el choque una lesión en la cabeza y en la rodilla.
Esto
según el certificado de estado físico expedido en la Dirección General de
Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal, elaborado por el doctor Jesús López Sánchez el 30 de mayo de 1992.
En
su declaración preparatoria, rendida el 1 de junio de 1992, ante un juez penal,
Alfonso asegura que abrió la cajuela del auto “como pudo” para escapar de sus
captores.
>
Versión como asesino
Cerca
de las 3 y media de la mañana, Alfonso conduce el vehículo de su hermana,
pierde el control y choca a 9 kilómetros de la caseta de cobro de la autopista
a Cuernavaca y de la Oficina de la Policía Federal de Caminos.
Simula
romper la calavera de la parte trasera del auto y se deshace de los cuchillos y
de los guantes de látex.
En
la caseta de peaje busca a las autoridades, relata la versión de su secuestro y
avisa de lo ocurrido en la casa de sus familiares vía radio puesto que no
cuentan con línea telefónica.
Alfonso
va como rehén en la cajuela del vehículo de su hermana. El automóvil –que
manejan sujetos no identificados- pierde el control y se impacta provocándole
el choque una lesión en la cabeza y en la rodilla.
Esto
según el certificado de estado físico expedido en la Dirección General de
Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal, elaborado por el doctor Jesús López Sánchez el 30 de mayo de 1992.
En
su declaración preparatoria, rendida el 1 de junio de 1992, ante un juez penal,
Alfonso asegura que abrió la cajuela del auto “como pudo” para escapar de sus
captores.
>
Versión como asesino
Cerca
de las 3 y media de la mañana, Alfonso conduce el vehículo de su hermana,
pierde el control y choca a 9 kilómetros de la caseta de cobro de la autopista
a Cuernavaca y de la Oficina de la Policía Federal de Caminos.
Simula
romper la calavera de la parte trasera del auto y se deshace de los cuchillos y
de los guantes de látex.
En
la caseta de peaje busca a las autoridades, relata la versión de su secuestro y
avisa de lo ocurrido en la casa de sus familiares vía radio puesto que no
cuentan con línea telefónica.
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