6 jun 2015

El Papa durante el encuentro interreligioso

Vatican Insider, 06/ 6/2015

Francisco: Sarajevo, de símbolo de guerra a lugar de unidad entre religiones
 El Papa durante el encuentro interreligioso(©Afp)
(©AFP) EL PAPA DURANTE EL ENCUENTRO INTERRELIGIOSO
Encuentro con los representantes de las demás confesiones. El imán habló sobre el «genocidio» de los musulmanes durante la guerra; el exponente ortodoxo expresó «vergüenza» por los cristianos que matan
 Nota de IACOPO SCARAMUZZ
Sarajevo, que «en el reciente pasado se convirtió tristemente en un símbolo de guerra y de las destrucciones», hoy, «con su variedad de pueblos, culturas y religiones», «puede convertirse nuevamente en signo de unidad, lugar en el que la diversidad no represente una amenaza, sino una riqueza y una oportunidad para crecer juntos». Así se dirigió Papa Francisco a los representantes de las demás religiones (la ortodoxia, el islam y el hebraísmo) con los que se reunió durante su visita a la capital de Bosnia-Herzegovina. Francisco, que escuchó los testimonios de sus interlocutores (y ninguno de ellos ocultó las dificultades que vivieron en la guerra que ensangrentó el país entre 1992 y 1995), concluyó el encuentro con una oración común entre todas las religiones.


«El encuentro de hoy –dijo el Papa– es signo de un común deseo de fraternidad y de paz; ofrece testimonio de una amistad que están construyendo en los años y que ya viven en la cotidiana convivencia y colaboración. Estar aquí ya es un mensaje de ese diálogo que todos buscamos y por el que trabajamos»:

Francisco recordó que el local Consejo para el Diálogo Interreligioso nació «al final de la guerra, como una respuesta a la exigencia de reconciliación y frente a la necesidad de reconstruir una sociedad afectada por el conflicto». El diálogo interreligioso, subrayó el Pontífice argentino, «antes de ser una discusión sobre los grandes temas de la fe, es una conversación sobre la vida humana», y «no puede limitarse solo a pocos, a los responsables de las comunidades religiosas, sino que debería extenderse lo más posible a todos los creyentes, involucrando las diversas esferas de la sociedad civil. Y merecen una atención particular en este sentido los jóvenes, llamados a construir el futuro de este país», dijo Bergoglio, que precisó que «ser auténtico y eficaz presupone una identidad formada: sin identidad formada, el diálogo es inútil y dañino».

«Todos estamos conscientes de que todavía hay mucho camino que hacer», dijo Francisco. «Pero no nos dejemos desanimar por las dificultades y sigamos con perseverancia en el camino del perdón y de la reconciliación. Mientras hacemos justa memoria del pasado, incluso para aprender las lecciones de la historia, evitemos las reprimendas y las recriminaciones, dejémonos purificar por Dios, que nos da el presente y el futuro. Él es nuestro futuro, Él es la fuente última de la paz. Esta ciudad, que en el reciente pasado se convirtió tristemente en un símbolo de guerra y de las destrucciones, hoy con su variedad de pueblos, culturas y religiones, puede convertirse nuevamente en signo de unidad, lugar en el que la diversidad no represente una amenaza, sino una riqueza y una oportunidad para crecer juntos. En un mundo desgraciadamente todavía lacerado por conflictos, esta tierra puede convertirse en un mensaje: atesten que es posible vivir uno al lado del otro, en la diversidad pero en la común humanidad, construyendo juntos un futuro de paz y de fraternidad. Se puede vivir haciendo la paz».

El Papa concluyó invitando a los presentes, que se pusieron de pie, a recitar juntos una oración a Dios, «al eterno, al único, verdadero Dios vivo, el misericordioso», «Dios de Abraham, DIos de Isac, Dios de Jacob, Rey y Señor del pasado, del presente y del futuro, único juez de todos los hombres». Rezó además «por este país, Bosnia-Herzegovina, para que puedan habitar en paz y armonía hombres y mujeres creyentes de diferentes religiones, naciones y culturas».


El encuentro interreligioso y ecuménico se llevó a cabo en el centro estudiantil franciscano internacional. El cardenal Puljic introdujo el encuentro, garantizando el compromiso de la Iglesia en un diálogo necesario en un contexto en el que «persisten todavía muchas heridas que deben ser curadas para volver a conquistar la confianza los unos en los otros»

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