24 sept 2015

Remmy Valenzuela, el cantante de la pistola de oro

Remmy Valenzuela, el cantante de la pistola de oro
Tiroteado hace dos años en una boda, el intérprete de narcocorridos ha sido detenido por portar armas
Narcocorridos para El Chapo Guzmán
JUAN DIEGO QUESADA 
El País, México 22 SEP 2015
En Sinaloa, la tierra del Chapo Guzmán, los narcotraficantes se entierran en grandes mausoleos como si fueran faraones. En vida, viven rodeados de una corte de aduladores que hasta escriben canciones sobre sus correrías. Los cantantes de narcocorridos, auténticas celebridades que llenan por igual palenques o estadios de béisbol, viven en esa extraña ambigüedad que los sitúa en algún punto entre el mundo de la cultura y el de la delincuencia. Remmy Valenzuela, uno de los intérpretes más conocidos de este género, fue detenido el sábado por llevar encima una pistola bañada en oro.
El artista, de 24 años, fue puesto en libertad el lunes tras pagar una fianza cuyo monto no se ha hecho público, según informa la fiscalía de Sinaloa. Valenzuela viajaba en un coche por la ciudad de Guasave con unos amigos cuando fue interceptado por la policía. Ahí le encontraron, guardada en una bolsa negra, una pistola del calibre 38 con tres cargadores. Su detención tuvo mucho eco en redes sociales, donde tiene numerosos seguidores, y poco a poco se fue propagando el rumor de que los sicarios de un cartel intentarían rescatarlo de comisaría. Eso no llegó a ocurrir pero por si acaso el ejército rodeó las instalaciones.  

Valenzuela, al igual que otros intérpretes como El Komander o Gerardo Ortíz, pertenecen al movimiento alterado,  un estilo musical con raíces en Sinaloa que se ha ido extendido por la frontera con Estados Unidos y se ha convertido en un fenómeno en ciudades como Los Ángeles y San Diego. A diferencia de los clásicos narcocorridos que cantaban grupos como Los Tigres del Norte, donde los músicos no eran más que los trovadores, esta nueva generación de intérpretes destaca por la crudeza de sus letras donde se habla de descuartizados y toneladas de cocaína. La sutiliza no es su fuerte.
El movimiento alterado se compara con el gasgsta rap, un subgénero del rap que surgió en Estados Unidos. Reflejaba el estilo de vida violento de los barrios más deprimidos de Los Ángeles, de mayoría negra. Solo que ahora no se habla de tipos con los pantalones caídos y pistolas en la guantera, sino de sicarios, leopardos usados como galgos que cazan conejos en las llanuras del norte, costales de marihuana y un whisky escocés, el de marca Buchanan’s, que por alguna misteriosa razón se ha convertido en la bebida favorita de los narcos.
No es la primera vez que Valenzuela se encuentra en la diana. En su día lo señalaron directamente como miembro de un cartel. Hace dos años, la marina mexicana irrumpió a tiros en la boda de un supuesto traficante en Nayarit, en la costa del Pacífico. En el tiroteo resultó herido en la espalda el cantante, a quien las autoridades llegaron a dar por muerto. Esta vez, según el parte policial al que el portal La Pared tuvo acceso, tras ser detenido intentó sobornar a la policía con 60.000 dólares.
 El movimiento ha encontrado resistencia en algunas partes de la sociedad mexicana. Las letras son una clara apología de la violencia, según sus detractores. Los gobernadores de los Estados mexicanos de Puebla y Morelos han cancelado conciertos de El Komander. Las regiones norteñas de Chihuahua, Baja California y Sinaloa prohíben por ley que suenen los narcocorridos en la radio.

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