8 sept 2016

La salida de Videgaray, la llegada de Meade en las columnas

Las columnas políticas hoy, a 8 de septiembre de 2016…
Lenguas Viperinas/LSR
ENRIQUE PEÑA ENRIQUE PEÑA Nieto, presidente de la República, aceptó el martes en la noche la renuncia de Luis Videgaray a la Secretaría de Hacienda con el argumento de que debía resarcirse el error de la visita de la reunión con Donald Trump de hace una semana que le trajo críticas nacionales e internacionales al mandatario. No fue un tema tan planeado como parece y todo se terminó de cocinar el martes por la tarde noche mientras estaba el partido de México-Honduras y en la Ciudad de México terminaba el funeral de Juan Gabriel al que asistieron 700 mil personas pero Peña Nieto no. Nos aseguran que aunque se hablaban de más cambios, en realidad lo que urgía era la salida de Videgaray y el ascenso de otro hombre de toda la confianza presidencial, Luis Miranda, a Sedesol.
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BAJO RESERVA /El Universal
Videgaray: la cura de heridas
 La decisión de renunciar del hombre más poderoso del grupo del presidente Enrique Peña Nieto fue vista por integrantes del gabinete presidencial como un acto que permitirá curar las heridas que sangraron en los últimos años. Nos explican que la salida de Luis Videgaray de la Secretaría de Hacienda también es ponderada como una acción para evitar un mayor desgaste y golpeteo de la oposición política a la figura presidencial, afectada por la reciente visita a México del candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump. Al interior del grupo compacto del jefe del Ejecutivo se respira hoy un aire de tregua, después del encono y confrontación que generaron algunas intervenciones de don Luis en asuntos que no estaban estrictamente relacionados con las finanzas nacionales. Ahora, está por verse en cuánto tiempo sanarán estas heridas, nos comentan.
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OPORTUNIDAD EN EL GABINETE | Editorial El Universal
Los cambios de secretarios de Estado abren la oportunidad, a cualquier gobierno, de renovarse, de plantear nuevas rutas, de enderezar el timón y en ocasiones de inyectar aire fresco a sus filas. Dos de las secretarías más importantes del gobierno federal cambiaron ayer a sus titulares: la de Hacienda y la de Desarrollo Social. En la primera dejó el cargo Luis Videgaray y llegó José Antonio Meade procedente de la Sedesol, que encabezará ahora Luis Enrique Miranda Nava, ex subsecretario de Gobernación.
 En estos relevos caben las oportunidades mencionadas al principio, excepto la última, pues quienes llegan a encabezar las secretarías no representan aire fresco, sino funcionarios surgidos del mismo gobierno. Sus caras son conocidas, no son unos extraños. ¿Podrán imprimir un estilo de trabajo diferente en sus nuevos encargos? Ese es el mayor reto que tienen ante sí.
 Desde la Secretaría de Hacienda se tiene la encomienda de hacer un ordenado ejercicio de los recursos económicos con los que cuenta el país, el correcto cobro de impuestos y el manejo responsable de la deuda, tema, por cierto, que ha encendido las luces amarillas de calificadoras, las cuales han recomendado al gobierno contenerla o reducirla de aquí a 2018. Ese debe ser uno de los objetivos primordiales de Meade.
 Desde la Secretaría de Desarrollo Social la prioridad es apoyar a los más desprotegidos, pero principalmente lograr sacarlos del círculo de la pobreza, combate con escasos resultados en las últimas décadas y que por esa razón cobra relevancia el perfil de quien llegue a ella; la dependencia, además, navega siempre bajo el riesgo de que se haga uso electoral de los recursos que maneja y entrega en todo el país, aunque los partidos tienen la mira puesta en ella, principalmente en épocas electorales. Para Miranda Nava el desafío no es fácil.
 Con la salida de Luis Videgaray, artífice del encuentro con Donald Trump, que desató la repulsa casi unánime en los más diversos sectores, se espera que sean muchos los beneficiados, pues el ahora ex secretario, en los hechos, tenía injerencia e influencia en varias áreas del gobierno federal, producto de la confianza que había depositado en él el titular del Ejecutivo.
 Ojalá que los cambios contribuyan también a un mejoramiento de las tareas al interior del gabinete, pues la mencionada fortaleza que tenía un personaje cercano al presidente, como Videgaray, dificultó el desempeño de otros integrantes del gobierno. La coordinación, ahora, es un imperativo, así como la petición de que el desempeño no se supedite al interés político, sino al compromiso con los gobernados.
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 TRASCENDIÓ/Milenio
Que tras una larga conversación de madrugada con Luis Videgaray, el presidente Enrique Peña Nieto decidió aceptar la renuncia del ahora ex secretario de Hacienda, quien tomó esa decisión como un acto de responsabilidad política y coherencia frente a la crisis que desató la visita del candidato republicano, Donald Trump, ante la que el funcionario fue el primero en dar la cara.
 Se sabe que en Los Pinos se lamentó la decisión del hombre más cercano al Presidente, sobre todo porque durante su gestión México cerró 2015 con la inflación más baja de la historia y un aumento récord en los ingresos tributarios, además de haber sido el artífice de la reforma financiera.ón social.
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FRENTES POLÍTICOS/Excelsior
I.Movimiento clave. Después de aceptar la renuncia de Luis Videgaray como secretario de Hacienda y Crédito Público, el presidente Enrique Peña Nieto aseguró que asume de manera plena todas las decisiones que ha tomado a lo largo de su administración y que todas tienen como objetivo central beneficiar a los mexicanos. El mandatario nombró a José Antonio Meade como el relevo de Videgaray, quien fue criticado fuertemente tras la visita a México del republicano Donald Trump, pues se afirma que él tuvo la idea de invitar al candidato presidencial estadunidense. A Meade lo releva en la Secretaría de Desarrollo Social Luis Enrique Miranda, quien fungió como subsecretario de Gobernación. Peña Nieto reconoció que algunas de sus decisiones no se comprenden o resultan polémicas, sin embargo, confió en que el tiempo le dará la razón. Todo pasa por algo.
 II.Espaldarazo. Lejos de desestabilizarse, la clase política mostró su agrado por los cambios en el gabinete. Marko Cortés Mendoza, coordinador de la diputación panista, otorgó un voto de confianza a José Antonio Meade, el nuevo secretario de Hacienda y Crédito Público. “Lo que nosotros esperamos es que haga lo necesario y que el gobierno federal y el PRI-Verde estén dispuestos a hacer los cambios necesarios”, subrayó el legislador; Mikel Arriola, director general del IMSS, también expresó su apoyo a la decisión presidencial. Tiempo de unión; no de fracturas. Es decir, punto y aparte.ando…
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TEMPLO MAYOR/ Reforma
LA CAÍDA de Luis Videgaray es el cambio más importante que ha tenido el equipo de Enrique Peña Nieto: se va el más cercano, el estratega, el que avasallaba al gabinete, el intocable. de nuevo, el Presidente se mueve por las decisiones de otros, no por las propias. Su gobierno es de reacción, no de estrategia. El propio Peña había dicho que no había plazos fatales para los cambios en el gabinete; la realidad es que éstos se dieron, no los decidió.
 PORQUE ni siquiera es que haya despedido al responsable del miércoles negro de su gobierno, aquel en que el hoy ex secretario de Hacienda recibió a Donald Trump en el hangar presidencial. ¡Para nada! Videgaray fue quien le renunció. Y, además, lo hizo en combo con Aristóteles Núñez y Fernando Aportela.
 TAN le cayó de sorpresa la dimisión al Presidente, que el martes, de última hora, tuvo que cancelar su asistencia al homenaje a Juan Gabriel en Bellas Artes, para convocar a Los Pinos a los relevos. Por ahí de las 10 de la noche se vio a José Antonio Meade.
 HABRÁ QUE VER si con este reacomodo, Enrique Peña Nieto decide tomar el timón o prefiere seguir navegando pa’ donde sople el viento hasta el fin del sexenio.
 AL QUE seguramente le zumbaron -y fuerte- los oídos es a Miguel Osorio Chong. Cuentan que en su encuentro con el Presidente, Luis Videgaray no se guardó un solo agravio contra el secretario de Gobernación.
 DICEN QUE se quejó de haber sido atacado por la maquinaria de Bucareli, desde todos los frentes posibles, lo que hizo imposible su permanencia en el cargo. ‘Ora sí que el reloj chino le marcó la hora.
 A PESAR del entorno adverso, la llegada de José Antonio Meade a la Secretaría de Hacienda fue recibida con beneplácito por el sector económico y el político.
 AGENCIAS financieras y calificadoras internacionales tienen, desde hace tiempo, en buena estima las calidades técnicas de este economista por el ITAM, abogado por la UNAM y doctor por Yale.
 PRIISTA por herencia familiar, Meade tiene buena entrada y diálogo con la oposición. No en balde fue secretario de Energía y Hacienda de Felipe Calderón.
 POR LO PRONTO, la Coparmex ya le dio un voto de confianza en cuanto a la elaboración del paquete económico para 2017, que será uno de los años más difíciles en cuestión presupuestal.
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 Será?/24 Horas
Gabinete: se quedan dos, sale uno
Ya lo decía Álvaro Obregón: “En política no se cuentan los errores; se cuentan y se viven las consecuencias”. Y eso es precisamente lo que ocurrió con Luis Videgaray. La opinión pública, pero sobre todo el cisma que provocó en el gabinete la visita de Donald Trump lo obligó a renunciar. Nos cuentan que después de esa visita, el Presidente tuvo dos opciones en la mesa: aceptar la dimisión de la canciller Claudia Ruiz Massieu y la del titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, o la de Videgaray. Así de simple; eran dos o uno. El desenlace de este affair ya es por todos conocido. ¿Será?
El futuro de Videgaray
Tras el anuncio oficial de la renuncia de Luis Videgaray, se desató una cascada de especulaciones sobre su futuro. Algunos lo ven como candidato a la gubernatura del Edomex, sobre todo porque su salida se dio justo el día que arrancó de manera oficial el proceso electoral de la entidad. Otros lo ubican dirigiendo a distancia a la llamada “oligarquía”, el grupo pluripartidista que opera desde hace dos sexenios y busca llevar a un candidato presidencial en 2018. Y unos más lo ven retirado por un tiempo para atender problemas de salud, que lo aquejan desde hace algún tiempo. ¿Será?
Prioridades
Y a propósito de rumores, ayer trascendió que Manlio Fabio Beltrones habría recibido una invitación para incorporarse al gabinete. Sin embargo, el político sonorense ha dicho, en público y en privado, que eso no está entre sus planes. Su ortodoxia política no se lo permitiría, nos comentó uno de sus allegados. Nos comentan que más bien está pendiente del movimiento que se está gestando para modificar el método de elección de candidatos, en la 22 Asamblea Nacional del PRI. No hay fecha para su realización, pero podría convocarse en cualquier momento, incluso antes de lo que se imagina el propio Enrique Ochoa Reza. ¿Será?

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El sello de Videgaray
Rozones/La Razón
- Así que a Luis Videgaray se le recordará como la mente brillante que ideó y operó las Reformas Fiscal y Hacendaria, dio solución al riesgo que representa una menor dependencia del ingreso petrolero y creó un plan económico que amplió el número de contribuyentes. Tanto es así que el Presidente Enrique Peña no dudó en hacer público su reconocimiento a Videgaray, por su invaluable servicio al país.
Bienvenida a Meade hasta en Lotenal
- Hasta la Lotería Nacional se congratuló por el nombramiento de José Antonio Meade como secretario de Hacienda. En el marco de ayer el director general de Lotenal, Pedro Pablo Treviño Villarreal, reconoció la labor de Luis Videgaray por su trabajo al frente de la SHCP y dio la bienvenida al doctor Meade, con quien, confió, “vamos a trabajar de la mano”.
Espaldarazo de Pancho Domínguez
- Quien de inmediato reaccionó a los ajustes en el gabinete presidencial fue el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez. En su calidad de titular de la Comisión de Hacienda de la Conago respaldó los cambios y se dijo dispuesto a trabajar de la mano con el nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade, para establecer una agenda conjunta. Además agradeció al secretario saliente Luis Videgaray por el apoyo a Querétaro.
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2018: el juego cambió/Raymundo Riva Palacio |
Ejecentral.com
En la madrugada, el Presidente Enrique Peña Nieto, tras haber sido incapaz de hacer cambiar la determinación de su alter ego en el gabinete a seguir al frente de la Secretaría de Hacienda, tuvo que tomar decisiones que colapsaron el diseño de su Presidencia. La clave era quién sustituiría a José Antonio Meade al frente de la  Secretaría de Desarrollo Social, porque era el único que en las condiciones actuales –descrédito de Luis Videgaray con los agentes económicos, mediocre crecimiento y entrega del presupuesto para 2017-, podía asumir la cartera hacendaria. Peña Nieto optó por una alternativa cortoplacista: su compadre Luis Miranda, su Secretario General de Gobierno en el Estado de México y quien desde la Subsecretaría de Gobernación empoderó a la disidencia magisterial. Con los dos nombramientos, el Presidente se enconchó en una especie de repliegue táctico ante la abrumadora reacción negativa por la invitación a Donald Trump, pero cambió por completo su baraja sucesoria. Hoy, su candidato del PRI a la Presidencia en 2018, es Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación.
 Videgaray se reunió con el Presidente cerca de la medianoche en Los Pinos para presentar su renuncia con carácter irrevocable. Peña Nieto no quería aceptarla, pero la insistencia de su principal consejero en la última década, lo persuadió, como también lo hizo para invitar a Trump a México. Con él habló sobre el relevo idóneo, y dijo que junto con él renunciarían el subsecretario Fernando Aportela, su número dos en Hacienda, y Aristóteles Núñez, su eficiente jefe del SAT, que pese a que creció profesionalmente con Meade, estaba identificado con Videgaray. La razón de su renuncia no fue aclarada por Peña Nieto, pero se debió a su papel de autor intelectual de la visita de Trump.
 La opacidad para explicar los ajustes internos está directamente relacionada a las contradicciones públicas que hacerlo implicaría. Apenas en la víspera, Peña Nieto seguía defendiendo la decisión de invitar a Trump. De manera coincidente, porque no sabía que su destino cambiaría, Meade defendió en El Universal la visita con los mismos argumentos de Videgaray y del Presidente. Cuando Videgaray habló con Peña Nieto le dijo que debía aceptar su renuncia para restaurarle credibilidad y capacidad de maniobra, frente a la debacle pública que había resultado el viaje del republicano. Al hacerlo, el Presidente reconoció que esa invitación, en efecto, había sido un error. Pero al no hablar de las razones de la renuncia, dejando todo en el aire, no tuvo que explicar nada ni rendirle cuentas a la nación. El sacrificio de Videgaray queda como un gesto privado, aunque en el mismo campo de la arena pública, que tanto parece despreciar el Presidente, las razones de su salida son claras.
 La salida de Videgaray es un ejemplo claro del diseño de la Presidencia, montada en dos patas fuertes, la del ex secretario de Hacienda y la de Osorio Chong, funcional en el primer tercio, pero disfuncional en el resto de la administración, que creó un proceso endogámico en la toma de decisión. Así fue la invitación a Trump, mantenida en secreto del resto del gabinete mientras Videgaray y el jefe de la Oficina –que no ha renunciado-, Francisco Guzmán, la concretaban. El no oxigenar la idea impidió escuchar los puntos de vista del resto del gabinete para depurar la decisión y mantener el consenso. Ocultarla resultó en una crisis de gabinete que conforme pasaron los días escaló y causó la caída de Videgaray. Lo paradójico, por el diseño con que se ha manejado Peña Nieto, es que perderlo es como amputarse la pierna más fuerte. Por eso, su sustitución es mucho más que un relevo de envergadura.
 El ajuste apresurado en Hacienda eliminó a dos precandidatos a la Presidencia, Videgaray y Meade, al tiempo que dejó sangrando profusamente al equipo de los técnicos, que se habían venido apoderando, bajo la conducción estratégica del ex secretario de Hacienda, de todos los puestos de poder en el gobierno y el PRI. En términos pugilísticos, tenían en la lona a Osorio Chong, a quien Videgaray acusó privadamente de haber sido el promotor de las críticas en la prensa, pero quien tras este inesperado relevo, no sólo sacó nuevamente la cabeza, sino se convirtió en el único de los precandidatos en la baraja de Peña, con la fuerza para ir, en estos momentos, por la candidatura presidencial.
 A Peña Nieto le quedan en su mano los secretarios de Educación, Aurelio Nuño, bocabajeado por Osorio Chong por su mal manejo con la disidencia magisterial, y al de Agricultura, José Calzada, que con estos cambios quedó desdibujado. Peña Nieto, como se dijo líneas arriba, se enconchó, no balanceó. De hecho, si bien Miranda asumió Desarrollo Social, había establecido hace tiempo una alianza táctica con Osorio Chong, como representante de una clase política mexiquense a la que Videgaray había alienado con sus actitudes. 
En un día, el péndulo del poder en Los Pinos se movió de un lado a otro, y quienes estaban en el sótano del poder, ahora están en las alturas. Podría ser fortuito lo que sucedió el miércoles y los ajustes apresurados resultado de la premura con la que había que hacerlos. Sin embargo, otra lectura podría ser que el escándalo Trump le ayudó a tomar una decisión que se esperaba para otro momento: con quién competirá en las elecciones presidenciales de 2018. Cuando menos, se puede decir, esto será el escenario hasta que la realidad diga lo contrario.

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EL ASALTO A LA RAZÓN/ Carlos  Marín
Milenio
Soy reportero, no “golpista”
Abundan los vividores de lo que hacen otros para usarlo con fines aviesos.
Ocurre con la intensa conversación que tuve con Enrique Peña Nieto y que MILENIO difundió tal cual.
En una de las pestilentes páginas anónimas del vecindario cibernético se propala que Carlos Marín humilló y ridiculizó al Presidente de México.
Mutilando la frase, tergiversando su sentido, el panfleto digital inventa que el EMP me amenazó cuando dije que me hacían señas y que no quería tener problemas… omitiendo mi explicación: el avión presidencial debía ya despegar con rumbo a China.
Lo cierto es que uno y otro dijimos lo que quisimos con el mejor ánimo y la libertad que a muchos provoca ronchas.
Hice lo que supongo debe hacer cualquier periodista y de las felicitaciones que me han hecho descarto las que despiden tufos golpistas.
El Presidente soportó mis impertinencias reporteriles y, aunque yo difiera de algunas de sus respuestas, las respeto tanto como a él.
Desconfío del periodismo de causa, detesto los juicios populares y desprecio a quienes pretenden usarme para encender hogueras.
cmarin@milenio.com
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EN PRIVADO /Joaquín López-Dóriga
Milenio
Noche de martes en Los Pinos
Ahí van, poniéndole peros a la vida.  Florestán
El martes por la noche, el presidente Enrique Peña Nieto recibió en el Salón Blanco de Los Pinos a Luis Videgaray, como lo había hecho centenares de veces a lo largo de los 45 meses de su gobierno, y se sentaron a la misma mesa redonda a la que se habían sentado siempre, en esos largos acuerdos nocturnos que acostumbra y a los que han sido habituales Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño.
Pero esta vez estaban solos los dos.
Allí hablaron del tema que ha sido la constante desde el miércoles pasado, cuando el Presidente recibió en Los Pinos a Donald Trump, una decisión personal suya, como ha dicho, pero que tuvo su origen en el tema económico de Videgaray, quien propuso el encuentro en el que nada tuvo que ver Claudia Ruiz Massieu, que, al saberlo, se opuso pero sin éxito.
Por eso, al programa Si me dicen no vengo acudió el secretario de Hacienda y no la canciller, a la que el Presidente quiso mantener distante para cuidar su relación con el equipo de campaña de Hillary Clinton.
La visita del candidato republicano no salió como esperaban, al contrario, y tuvo un rechazo y crítica generalizada, lo que llegó a afectar la figura presidencial ya en niveles bajos de popularidad, como el mismo Peña Nieto ha reconocido y asumido.
Videgaray, la mente financiera más estructurada del gabinete, registró los daños y tras sopesarlos pidió cita el martes a su jefe para presentarle su renuncia, diciéndole que en ese momento es lo que más conviene a México y a usted como Presidente.
Y él, con dolor, se la aceptó.
Esa misma noche, el Presidente tomó la decisión de que José Antonio Meade ocupara su tercera cartera en su gobierno y se convirtiera en el nuevo secretario de Hacienda, y al que citó en Los Pinos donde tuvo un encuentro privado y le comunicó su nuevo destino, luego se reunieron los tres y más tarde, a solas, con Videgaray para afinar la sucesión.
Meade es el primero en ocupar en forma seguida cinco secretarías y con dos gobiernos de dos partidos: Energía y Hacienda, con Calderón, y Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y otra vez Hacienda, con Peña Nieto.
Y se convierte en uno de los presidenciables priistas más fuertes del gabinete, al lado de Miguel Ángel Osorio Chong, quien lleva ventaja.
RETALES
1. FUTBOL. Esa misma noche del martes, Luis Miranda, su más cercano, estaba en su casa para ver el partido de la selección con sus hijos cuando sonó la red y el Presidente lo llamó a Los Pinos para hacerlo secretario de Desarrollo Social;
2. FIRME. La rumorología mañanera colocaba a Osorio Chong en la Sedesol o fuera del gabinete. Su permanencia en Gobernación debe ser considerada como una ratificación; y
3. DESTINO. El primero en presentar su renuncia, en cuanto conoció la de Videgaray, que la comunicó a su primer equipo por la mañana, fue Aristóteles Núñez, a la jefatura el SAT, siendo muy cercano al presidente Peña Nieto y al mismo Meade. Tendrá futuro.
Nos vemos mañana, pero en privado
lopezdoriga@milenio.com
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PEÑA COQUETEA CON EL PAN/Carlos Loret de Mola
El Universal
Desde que Salinas de Gortari nombró a Luis Donaldo Colosio al frente de la Secretaría de Desarrollo Social y luego lo hizo candidato a la Presidencia se concluyó que la Sedesol era la nueva incubadora de delfines políticos: cartera llena para que el funcionario recorra el país regalando cosas, crezca en popularidad y establezca redes de apoyo.
Desde entonces, cada que alguien ha entrado a Sedesol se considera en automático presidenciable. Esto derivó en que a lo largo de los más de veinte años que han transcurrido desde ese episodio Salinas-Colosio, los partidos de oposición (PAN, PRD y el mismo PRI, en distintos momentos) han establecido toda suerte de candados para que no se puedan usar electoralmente los millones destinados al combate a la pobreza.
Hoy, el grueso del presupuesto de Sedesol está etiquetado y su ejercicio es muy vigilado por rivales políticos, sociedad civil y medios de comunicación. Hay margen de maniobra, claro, pero cada vez menos.
José Antonio Meade estuvo como secretario de Energía y Hacienda con el panista Felipe Calderón. De ahí saltó a Relaciones Exteriores al arranque del sexenio priísta de Peña Nieto, quien hace un año lo reubicó en Sedesol. Se interpretó como que Peña Nieto abría la baraja de la sucesión presidencial en su partido y ponía a correr a Meade por la silla grande, junto con Osorio, Videgaray, Nuño, Eruviel, Beltrones y Rosario. Se han ido borrando nombres de esa lista.
Ayer Meade fue nombrado al frente de Hacienda. Y muchos pensarán: quitarlo de la Secretaría populista y llevarlo a la neoliberal es sacarlo de la carrera; removerlo del cargo de repartir despensas y ponerlo a cobrar impuestos es anularlo. No creo. No en el México del siglo XXI, donde el secretario de Hacienda domina el presupuesto de todo el gobierno: a su escritorio llegan a pedir recursos otros secretarios, gobernadores de todos los partidos, líderes legislativos y judiciales, empresarios, con quienes puede establecer alianzas de mayor calado.
Para un perfil como el de Meade, pasarlo de Sedesol a Hacienda es un reimpulso a sus aspiraciones. Más allá. Es también una señal de Peña al PAN: poner en la primera fila de la carrera dentro del PRI a alguien con quien la base panista tiene vasos comunicantes, alguien con quien pueden hacer una alianza de facto rojos y azules si se les vuelve inalcanzable López Obrador.
Ese siempre ha sido un escenario que han contemplado en la cúpula del poder, tanto priísta como panista, con todos los bemoles que implica y lo prematuro para hablar de ello. Falta ver si el PAN quiere cuando el PRI va perdiendo 7-0.
En lo que se define, hay que ir anotando todo: como la singular presencia de Osorio Chong ayer en el anuncio de los cambios, aun cuando no tenía nada que ver.
SACIAMORBOS. ¿Qué hará el saliente? Un personaje así no desaparece. ¿Perseguirá la elección en Edomex o querrá volverse multimillonario en la iniciativa privada? ¿Miranda en Sedesol es una pista?
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Columna ITINERARIO POLÍTICO/ Ricardo Alemán
Osorio, el hombre fuerte; ¿candidato presidencial?
No es novedad que Luis Videgaray aparece como despedido en calidad de “chivo expiatorio”. Tampoco es nuevo que deba purgar culpas propias de su poderosa posición como “hombre fuerte” de Enrique Peña Nieto.
Y menos resulte extraño que el affaireTrump-Peña Nieto quiera ser utilizado como pretexto ideal para una “salida elegante” de Videgaray del gabinete.
Para muchos, incluso, la lógica política coloca al hoy ex secretario de Hacienda en posición de fusible político. Es decir, el secretario de despacho capaz de atajar las potentes descargas mediáticas, a fin de impedir que su jefe, el Presidente, haga cortocircuito.
Lo cierto, sin embargo, es que Videgaray no habría sido despedido y menos expulsado “del paraíso”. No, en realidad se trató de una renuncia que buscó salvar la vapuleada imagen del Presidente.
Y es que según una fuente oficial, Videgaray habría presentado su renuncia con carácter de irrevocable. Y la razón de la renuncia habría sido de lealtad elemental. Es decir, que antes de contribuir a seguir causando daño a la imagen presidencial, habría decidido dejar el cargo.
Como haya sido, lo cierto es que el cambio también estableció una nueva realidad en el gabinete y de cara a la sucesión presidencial.
En el primer caso, asistimos a la implantación política de la “ley de la capilaridad”. Es decir, que en política y en el ejercicio del poder el vacío no existe, y los espacios que por momentos parecen vacíos se llenan de inmediato por la fuerza inmediata.
Y ante la ausencia de Videgaray —el otrora “hombre fuerte” en el gabinete de Peña Nieto—, el vacío fue llenado de inmediato por el segundo “hombre fuerte” que, en los hechos, se llama Miguel Ángel Osorio Chong y despacha en Gobernación.
Y, por eso, el reacomodo que se produce en el gabinete presidencial rápidamente dejó en el olvido la propia caída del titular de Hacienda. ¿La razón?
Que con la salida de Videgaray no solo se pierde al “hombre fuerte” y al más influyente en el gabinete de Peña Nieto, sino que se debilita a uno de los grupos más poderosos que competían por la candidatura presidencial al interior del PRI.
Y es que si bien la titularidad de Hacienda fue ocupada por uno de los cercanos a Videgaray —José Antonio Meade—, también es cierto que el cinco veces secretario de Estado aparece muy lejos de los punteros en la lucha por 2018.
En pocas palabras, a pesar de las capacidades y buen desempeño de Meade en los encargos que ha desempeñado, lo cierto es que son nulas las posibilidades de convertirse en candidato presidencial por el PRI. Y la razón está a la vista de todos: en ninguno de sus cargos ha conseguido posicionar su imagen más allá de un buen servidor público.
Lo más curioso es que frente a la caída de Videgaray y el debilitamiento de otros secretarios de Estado, se catapulta la imagen y el oficio político de Osorio Chong, no solo como “hombre fuerte”, sino como consolidado puntero a 2018.
Y, en efecto, si hasta hace unas horas todas las encuestas colocaban al secretario de Gobernación a la cabeza de los presidenciables del PRI, con la ausencia de Videgaray se le despeja aún más el camino.
El titular de Gobernación no solo ocupará el papel de nuevo “hombre fuerte”, sino que consolida su posición de puntero y se apuntala como hombre a vencer.
Pero ese también es un grave riesgo para el titular de Gobernación. ¿Por qué razón? Porque según el “manual” resulta suicida que exista un solo aspirante presidencial. Deben existir, por lo menos, dos alternativas. Y aquí es donde muchos piensan en Eruviel Ávila.
Al tiempo.
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Luis no se va del todo, Chong, relegado y Peña se cierra/Salvador García Soto.
EL UNIVERSAL
El mea culpa de Peña explica claramente el sentido del cambio y sus enroques. Videgaray se va, pero no del todo, porque en su lugar queda su amigo y compañero de grupo José Antonio Meade, que con toda su experiencia y trayectoria, pero también su amistad, dará continuidad a la misma política económica y recaudatoria de su antecesor. Es pues un cambio para que nada cambie y la sombra del poderoso ex secretario seguirá gravitando en el manejo financiero y político de esta administración.
Y si el apego a Videgaray se hacía evidente en gestos, aplausos y abrazos, el desapego (casi desprecio) a Miguel Osorio Chong también se registraba en las imágenes y en la dureza de gestos, miradas y menciones que le dedicaba el presidente. Al secretario de Gobernación que, para dolor del “renunciado” y de su grupo, sigue siendo el priísta mejor posicionado en las encuestas, se le negó la posibilidad de crecer en la carrera presidencial y, como si cuatro años de sacrificio y lealtad de Osorio al frente de la dependencia más problemática y desgastante no importaran frente a la “eficiencia recaudatoria” y demás virtudes de Videgaray, al hidalguense se le confina a seguir al frente de Gobernación y se le niega una mejor plataforma política como la Sedesol
En este link:
http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/columna/salvador-garcia-soto/nacion/2016/09/8/luis-no-se-va-del-todo-chong

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La caída del todopoderoso/Martha Anaya 
24 Horas 
Si nos hubiéramos guiado exclusivamente por sus gestos, sus posiciones –a uno y otro lado del Presidente– y por sus expresiones corporales, habríamos asegurado que quienes salían del gabinete eran Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong.
 Sí, los dos poderosos funcionarios, los dos pilares del gabinete con equipos confrontados en disputa por la sucesión: Gobernación y Hacienda; Hacienda y Gobernación. Parecían haber tocado a su fin.
 Creíamos que ambos dejarían el gabinete porque Videgaray y Osorio aparecían juntos a la derecha de Enrique Peña Nieto (¿los salientes?), en tanto que a la izquierda del Jefe del Ejecutivo se ubicaron José Antonio Meade y Luis Miranda (¿los entrantes?).
 De hecho, eso fue lo que comentamos en el área de prensa del salón López Mateos en Los Pinos, cuando vimos cómo se situaban ante las cámaras.
 La impresión de la caída de “los dos grandes” se reforzaba por las distintas expresiones de cada uno mientras hablaba el Presidente:
 Videgaray parecía estar ausente, con la mente en otro lado. Por instantes esbozaba una leve sonrisa, pero más bien parecía no dar crédito a lo que ocurría: su caída.
 Había sido hasta ese momento el Todopoderoso del gabinete. Se le consideraba “el cerebro” de Peña y el poder detrás de la silla presidencial. Y él, durante cuatro años –hasta ayer– actuó así, como si fuera el vicepresidente de este país (con unos añadidos más: soberbia y arrogancia).
 El hecho es que cuando Peña Nieto anunció que había aceptado la renuncia de su brazo derecho, Videgaray, notoriamente pálido, parecía estar viviendo algo irreal.
 Porque ni los embates de los empresarios ni los vendavales de la economía lograron lo que el “error histórico” de haber traído a Donald Trump –y la molestia que esto suscitó en Hillary Clinton– provocó: su derrumbe político.
 Fue hasta que el Presidente subrayó –notoriamente afectado– su agradecimiento por los servicios que el ex secretario de Hacienda prestó a México, Videgaray asintió brevemente con la cabeza y apenas si sonrió.
 Recibió, sí, un abrazo de Peña Nieto que parecía llamarlo al ánimo. Pero cuando Meade cruzó para felicitarlo, Videgaray ni cuenta se dio. El nuevo secretario de Hacienda volvió discretamente a su lugar.
 Osorio Chong, entre tanto, y contra lo que uno hubiera esperado, ¡lucía acongojado! “Leyendo” su rostro, cualquiera hubiera dicho que también se iba del gabinete y que Miranda –subsecretario de Gobernación, operador electoral y compadre de Peña Nieto– entraría en su lugar.
 Pero no era así. Miranda sustituiría a Meade en la Secretaría de Desarrollo Social (ingresando así, quiérase que no, al arrancadero de los presidenciables).
 Entonces, ¿por qué la actitud tan seria y extraña de Osorio, si aparentemente terminó ganándole la partida a Videgaray?
 Van algunas conjeturas que escuchamos al respecto:
 -Que tenía que disimular su alegría.
 -Que le cimbró lo que ocurría y sabe que lo mismo le puede ocurrir a él.
 -Que el Presidente le habría dicho que se concentre en lo suyo, dándole a entender que no será el candidato (y le puso a Miranda enfrente para manejar la campaña de Meade).
 Sea cual sea la razón, hay una advertencia a tomar en cuenta: no dar por derrotado al equipo económico rumbo a 2018.
 Gemas: José Antonio Meade fue el único secretario que llegó ayer con invitados a Los Pinos. Y lucía feliz de volver a Hacienda.
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Teléfono rojo/José Ureña
El camino despejado para Osorio Chong
En agosto de 2011 hablé con Luis Videgaray en Metepec.
Altivo como es, me dijo frente al hoy subsecretario de Agricultura, Ricardo Aguilar:
-Yo no estoy para regresar a la Cámara de Diputados. No regresaré ni a la Comisión de Presupuesto ni a ninguna otra posición.
Su destino estaba ligado a Enrique Peña Nieto.
Secretario de Finanzas suyo en el Estado de México, Videgaray fue fundamental para la elección de Eruviel Ávila, tanto como el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong.
Éste fue solicitado al entonces dirigente nacional priista, Humberto Moreira –sin mácula de derrota a su paso por el PRI– por el propio Peña Nieto, y ambos fueron –y eran hasta ayer– dos pilares de la administración actual.
Pero el destino quiso castigar la altivez de Videgaray cuando, contra toda recomendación diplomática y parte del gabinete, convenció al Presidente de recibir a Donald Trump.
No nada más eso: se le dio trato de Jefe de Estado y se puso en riesgo la futura relación con la demócrata Hillary Clinton, previsible ganadora en las elecciones de noviembre próximo.
Y, circunstancias de la vida, el ganador ahora es Osorio Chong porque podrá operar sin la intriga de Palacio Nacional y, mucho más, lejano del subsecretario Luis Miranda.
Osorio puso su cabeza como precio del gravísimo error y respira tranquilo.
 Videgaray eludió la tunda en San Lázaro
 Luis Videgaray habrá medido sus circunstancias.
 Esperó el regreso del presidente Enrique Peña Nieto para entregarle, el martes por la noche, su renuncia con suficientes elementos para vencer las resistencias del hombre de Los Pinos.
 Lo hizo en el momento exacto.
 El secretario de Hacienda –hasta ayer Videgaray, desde ayer José Antonio Meade– deberá acudir hoy al pleno de la Cámara de Diputados para presentar los lineamientos de la política económica para el año próximo.
-Videgaray no se la iba a acabar –me dijeron ayer dos coordinadores de fracciones en San Lázaro.
 Le iban a armar el peor escenario, al grado de impedirle exponer con libertad, y aquello se iba a convertir –aparte de un mercado al estilo lopezobradorista– en un infierno para quien rodeó, cercó y aisló al Presidente de la sociedad.
 ¡Qué diferencia con Castillo en la Conade!
 1. Como sea, Luis Videgaray mostró una lealtad superior a la de Alfredo Castillo.
 El responsable de los escándalos deportivos en Brasil regresó y, en lugar de hacerse a un lado para evitar golpes a Enrique Peña Nieto, pidió su ratificación en la Conade.
 2. Ernesto Nemer no dejó espacio al conflicto Megacable-Televisa.
 Desde su Profeco, investiga la unilateralidad de Megacable para suspender la transmisión de 14 señales de Televisa Networks.
 Dio 10 días a la cablera para explicar por qué dejó a más de tres millones sin ese servicio y, lo más grave, sin siquiera notificarles con el mínimo plazo de ley.
 Es decir, hay violación grave y habrá consecuencias.
 3. Rafael Moreno Valle puso distancia de Ricardo Anaya:
 Si hay alianzas, dijo en Sinaloa en su exposición Gobiernos por la competitividad, debe ser con base en un proyecto y con políticas y compromisos claros.
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Los dos cambios/Rubén Cortés
La Razón
No fue casualidad que el Presidente encargara a un político de factura absolutamente mexiquense, como Luis Miranda, la operación de sus programas sociales, el día que arrancó el proceso electoral para elegir gobernador del Estado de México en 2017.
Miranda toma Sedesol tras cuatro años como segundo discreto de Miguel Osorio y ejercerá un presupuesto de 109 mil millones de pesos para beneficiar en especial a 14.7 millones de personas en condición de pobreza.
Ser amigo del Presidente podría no ser un premio: el Presidente removió a su amigo Luis Videgaray, quien no sólo era un poderoso secretario de Hacienda, sino, de facto, un primer ministro que ejecutaba las estrategias más delicadas del gobierno.
Tanto, que se inmoló por su jefe, poniendo el cuello y yéndose a casa con la losa que aceptó ponerse encima, al filtrar a los cazadores de “exclusivas” (o dejar filtrar) que fue él mismo quien urdió la visita de Donald Trump.
Como sea, Miranda no asciende sólo por amistad, una condición que en política acaba siendo un hándicap en la relación con el jefe, porque convierte al amigo en un elemento que todos los días está a un pelo de pasar de tener derecho de picaporte… a ser un cartucho a quemar.
Relación cercana aparte, Miranda llega porque conoce al dedillo el intríngulis de la política del estado del Presidente que, imposible soslayar, posee el mayor padrón electoral del país (11 millones de votantes) y es la última aduana electoral del país antes de los comicios presidenciales de 2018.
Y asume una dependencia que José Antonio Meade entrega envuelta en una polémica entre el Inegi y el Coneval por el incremento del 33.6 por ciento del ingreso en los hogares más pobres en un solo año, según el Inegi, a lo que Coneval respondió que “no es congruente con la tendencia”.
Meade toma Hacienda por segunda vez en su carrera, con lo cual se acentúa como el funcionario más completo del país en la última década, tiempo en el que encabezó cinco secretarías con dos gobiernos diferentes: Energía y Hacienda con el PAN, y Sedesol, SRE y Hacienda con el PRI.
Se fortalece también como peso pesado para 2018, como político versátil, integral y curtido: una indiscutible acumulación de sapiencia de los asuntos de Estado. Además, nadie le ha regalado nada, pues transitó sin problemas de un gabinete panista a uno priista.
Y no era secretario de Estado en el primer borrador del gabinete del Presidente, pero como su Canciller lo acercó a los 18 países que representan una inversión extranjera directa de 87 por ciento del total mundial. Todo se lo ha ganado a pulso.
Eso, hoy día, es un mérito del que pocos se pueden ufanar.
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¿Nos quedamos sin vicepresidente?/FRANCISCO GARFIAS
Excelsior
Más en serio que de broma, el diputado Agustín Basave Benítez soltó: “nos quedamos sin vicepresidente”.
El también exjefe nacional del PRD se refería, obvio, a la salida de Luis Videgaray de la Secretaría de Hacienda, y al vacío de poder que deja tras de sí el hombre que, hasta ayer por lo menos, le hablaba al oído al presidente Peña.
Simultáneamente, el ahora diputado del amarillo se hacía una pregunta muy válida: ¿Seguirá siendo consejero áulico (de palacio) o de plano se retira de la vida pública?
El tema no es menor. Para nadie es un secreto la enorme influencia de Videgaray. El hombre ¿era? un auténtico poder tras el trono. El Presidente tuvo que deshacerse de su alter ego. Ni más, ni menos.
Luis era el más fuerte de la llamada “triada” que integraba junto con Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño.
Su influencia rebasaba el ámbito económico y financiero.
Quedó demostrado con la llegada de Enrique Ochoa al PRI, en lugar de Manlio Fabio Beltrones. Una apuesta muy arriesgada dado el perfil del exdirector de la CFE que, a mi juicio, ahí la lleva.
Pero también con la salida de la experredista Rosario Robles de Sedesol y su reemplazo por José Antonio Meade.
Esa invasión de competencias fue su tumba. Videgaray fue quien aconsejó al Presidente para que invitara a Donald Trump —el hombre que más ha insultado a México— con la intención de blindar la economía de un eventual triunfo del candidato republicano en noviembre.
Error garrafal. Pensó en las finanzas y la economía y no en la dignidad de los ofendidos mexicanos.
Su salida es la confirmación de que el presidente Peña lo escuchó a él en un asunto que era del resorte de Claudia Ruiz Massieu quien, nos dicen, se sintió desplazada y alarmada por la visita del repudiado magnate.
La renuncia la presentó el secretario de Hacienda con carácter de irrevocable. No fue una destitución, según círculos oficiales.
El Presidente la aceptó contra su voluntad. No le quedaba de otra, después del fiasco de la invitación a Donald Trump y la forma en que el republicano se comportó durante y después de su entrevista con el Presidente en Los Pinos.
El xenófobo magnate ya hasta anda presumiendo que la salida del poderoso secretario es una muestra del “éxito” de su viaje, aunque no precisó porque lo considera así.
“Si nos fijamos que pasó, mira el resultado de hoy. La gente que organizó el viaje se ha visto forzada a estar fuera del gobierno”, comentó. No dijo más.
A Videgaray se le mencionaba durante la primera parte del sexenio como posible aspirante presidencial del PRI en el 18. Su cercanía con Peña era más que evidente.
El bajo crecimiento, la caída de los precios del petróleo y los nuevos impuestos hicieron crecer sus negativos. Sus aspiraciones dejaron de ser viables. No le alcanzaba ni para el Estado de México.
Pero no hay duda de que hay un proyecto que encabeza, del cual forman parte Enrique Ochoa, desde el PRI, y José Antonio Meade, ahora desde la SHCP. ¿Se desbarata? ¡Mmmmm!
Basave, quien no es muy devoto del ahora exsecretario de Hacienda, está convencido de que a Peña Nieto no le quedaba otra que aceptar la renuncia.
La víspera de los cambios, escribió en El Universal que Videgaray le hace daño al país y que debería de irse.
En la charla que tuvimos ayer precisó: “Su salida puede mitigar la madriza al Presidente y evitar que se vaya al despeñadero. “Si no enmienda, no va a poder gobernar dos años más”, advirtió.
Meade reemplazó ayer a Videgaray en la SHCP. A él lo substituyó Luis Enrique Miranda, otro cuate de Peña Nieto, en Sedesol.
No sabemos si el cambio favorece las aspiraciones de José Antonio en el 18 o si de plano las entierra. La economía es terreno fangoso. No es lo mismo repartir recursos que cobrar impuestos a lo mexicanos.
En círculos oficiales ya citados nos explican que el nombramiento de Meade en Hacienda es una señal a los mercados.
“Pusieron a alguien que conoce y que ya conocen en los mercados internacionales. No hay curva de aprendizaje”, puntualizaron.
Un aspecto positivo de la renuncia es que Videgaray ya no comparecerá para presentar el paquete económico para 2017.
El mismísimo Javier Bolaños, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, nos comentó, la víspera,  que esperaba una sesión muy caliente, el 20 de septiembre,  durante la comparecencia de Videgaray para presentar el paquete económico 2017.
Y es que el Presupuesto viene con recortes que se calculan en 300 mil millones de pesos. “Es casi 15 veces el presupuesto de Morelos”, destacó el panista Bolaños.
Los recortes van primordialmente a educación y salud.
El presidente de la mesa directiva temía, sobre todo, que los grupos parlamentarios se salieran del tema del paquete económico y atacaran a Videgaray por haber sido el artífice de la visita de Trump.
Pero el hecho de que sea Meade el que presente el paquete hace prever un ambiente más relajado, de cara a la obligatoria comparecencia del titular de Hacienda.
Como señala el perredista Basave: “José Antonio tiene un rostro amable. No está enfrentado con nadie. Es suave”.
El panista Bolaños, por lo demás, nos dice que el paquete económico para 2017 traerá dos noticias. Una buena y una mala.
“La buena es que no habrá más impuestos. La mala, que no habrá más deducciones”, remató sonriendo.
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Cambios en el límite/Jorge Fernández Menendez
Excelsior
Luis tuvo un poder enorme en esta administración y eso genera adhesiones y enemigos.
Los cambios en el gabinete no se dieron en el contexto del IV Informe. Lo que obligó la salida de Luis Videgaray, el movimiento más importante que ha hecho en su gabinete el presidente Peña Nieto en lo que va del sexenio, fue consecuencia directa de la visita de Donald Trump y, como decíamos ayer, de la inocultable división que ello generó en el equipo presidencial.
Videgaray, artífice de la visita, fue exhibido por las propias filtraciones internas. Por la oposición evidente que mostraron otros miembros prominentes del equipo gubernamental. El presidente Peña trató, incluso, de proteger la durísima ola de críticas que sufrió Videgaray asumiendo toda la responsabilidad por la visita del candidato republicano. Irónicamente parecía que el Presidente era el fusible de sus colaboradores. Pero el proceso interno, incluyendo la presentación del Presupuesto 2017, la dureza de la oposición dentro y fuera del gobierno, el desenlace que tuvo la visita con el propio Trump y con Hillary Clinton, ambos distanciados del Presidente, hacían imposible que toda la carga fuera para Peña Nieto. El costo político, elevadísimo, no podía ser asumido de forma íntegra por el propio Presidente. Por eso la renuncia de Videgaray terminó siendo impostergable. Ésa y no otra, es la principal causa de su salida, de una renuncia que el propio Videgaray le presentó al presidente Peña.
También, era evidente que ante ese movimiento su reemplazante natural no podía ser otro que José Antonio Meade. Nadie en el equipo directo de Videgaray tenía el empaque y el conocimiento como para reemplazar a su jefe. Meade es un hombre que tenía y tiene la confianza de empresarios, de los mercados, un hombre que los conoce y a quien conocen dentro y fuera de México. Es el único funcionario que ha estado en cinco carteras ministeriales tanto en el pasado sexenio como en este: en Energía y la SHCP con Felipe Calderón, en la cancillería, en Sedesol y ahora de regreso a Hacienda con Peña Nieto. Y lo notable es que en todas esas responsabilidades lo ha hecho bien, se ha ido con buena fama y por eso regresa a Hacienda generando confianza.
Desconcertó, por otra parte, que no llegara a Sedesol Osorio Chong, un  movimiento que muchos esperaban, incluso, cuando el propio Meade fue encargado de esa cartera, hace más de un año. El movimiento lógico hubiera sido Osorio a Sedesol y que en su lugar se quedara en Segob, Luis Enrique Miranda, subsecretario de Gobierno, amigo de toda la confianza del presidente Peña Nieto. El Presidente decidió invertir el movimiento: el que llegó a Sedesol fue Miranda. El Presidente cambió en el centro de su confianza personal dentro del gabiente a un Luis por otro Luis.
Ese movimiento tiene que entenderse, también, como relacionado con el 2018. Osorio está al frente en todas las encuestas entre priistas, pero no tiene asegurada la candidatura y parece obvio que el presidente Peña no quiso enviar una señal tan fuerte en ese sentido como hubiera sido colocar a Osorio en Sedesol. Por el contrario, al colocar en esa dependencia a Miranda, la ocupa con alguien de toda su confianza personal, mientras que le da a Meade una cartera clave como es Hacienda, con posibilidades de mayores costos políticos, pero donde también puede cosechar en su favor, paradójicamente, el antagonismo que había generado Videgaray, con o sin razón, en torno a su persona.
Luis tuvo un poder enorme en esta administración y eso genera adhesiones y enemigos. No los hereda Meade, por lo que puede quedarse con unos y neutralizar a otros. Quien crea que su nueva responsabilidad lo aleja del 2018 se equivoca. En realidad lo pone seriamente en esa carrera.
Mientras tanto, Osorio Chong sigue en Gobernación y sabe, más aún después de lo ocurrido este miércoles, que si quiere llegar a la candidatura priista en el 2018, más allá de las encuestas, deberá seguir caminando en el límite y picando piedra. Lo increíble es que con tamaño desafío sigue encabezando las encuestas, sobre todo entre priistas. Ayer preguntábamos aquí si no era ya hora de darle mayor protección, pero con la salida de Videgaray darle la protección de Sedesol hubiera sido tomado como un destape adelantado, algo que Peña no está decidido a hacer. Por eso se queda en Gobernación, quizás con un beneficio adicional: el espacio que ocupaba Miranda en Bucareli era muy amplio, tan amplio como puede ser el derecho a picaporte en Los Pinos del que gozaba Miranda. Si bien la relación de Osorio con Miranda nunca fue mala, esa situación también generaba contradicciones en la operación de Gobernación. Quizás ahora Osorio pueda completar su equipo poniendo alguien de su confianza en esa posición. Algo importante, sobre todo ahora, cuando sabe que su futuro en la administración y en sus aspiraciones pasará, necesariamente, por su desempeño en Gobernación.
De cara al 2018, el equipo presidencial seguirá con dos polos: Gobernación y Hacienda, pero se suma de lleno un interlocutor que hasta ahora estaba en la sombra: Miranda.
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Videgaray salió por el Edomex, no por Trump/Raymundo Sánchez
La Razón
 Candidato natural al gobierno del Estado de México, tiene ya el PRI, con el relevo en la Secretaría de Hacienda: Luis Videgaray, extitular de esa dependencia, queda vacante justo cuando está arrancando el proceso electoral en la entidad más importante que se disputa ese año, y la cual el priismo está obligado a ganar, pues es el estado que ocupa el primer lugar en número de electores, con casi 11 millones.
Aunque hay opinadores ilustrados y con fuentes hasta en el equipo de Obama que interpretan el cambio como un “castigo” a Videgaray por la invitación que le atribuyen para que el republicano Donald Trump viniera a México, lo cierto es que desde el 29 de agosto, dos días antes de la reunión EPN-Trump, ya circulaban versiones de la salida del mexiquense del gabinete.
Desde ese entonces ya había versiones, incluso publicadas, de que el movimiento sería con el objeto de perfilarlo como candidato a gobernador de la entidad más importante, electoralmente hablando, para la elección presidencial del 2018.
Tampoco hay que perder de vista que el exsecretario de Hacienda, además de que en los hechos era el jefe del gabinete, es amigo del Presidente Peña, y si éste no cesó de la Conade a Alfredo Castillo (otro de sus amigos) por el desastre de la delegación olímpica mexicana, es una inocentada pensar que a Videgaray lo despidiera porque supuestamente ideó la tan criticada reunión con Trump.
Y si de algo peca el Presidente Peña, es de proteger a sus amigos.
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LA RESPONSABILIDAD (RAZÓN) DE ESTADO/ Rafael Cardona
La Crónica
En junio del 2014 el presidente Enrique Peña Nieto declaró públicamente en una entrevista con el diario español El País:
“No hay nada que se parezca ni siquiera de cerca a lo que es la responsabilidad de ser Presidente de México; es única y compromete a uno con todo México y sólo con México; y ahí recuerdo haber compartido todavía en la transición, en algún mensaje que dirigí a un grupo de representantes de distintos sectores sociales: a ver, el Presidente de México no tiene amigos. El Presidente de México está dedicado a una tarea que es servir a México y como tal asumo esta responsabilidad. Ésa es mi visión”.
Ayer, dos años después, se vio en la necesidad de comprobar su dicho y con pesarosa actitud anunció la remoción (bajo el comedido procedimiento de la renuncia y una despedida elogiosa) de una de las personas más cercanas a su labor política de muchos años, a un compañero, no sólo un colaborador y un hombre en el cual había depositado su entera confianza en lo político y lo humano.
“Esta mañana, el doctor Luis Videgaray Caso me ha presentado su renuncia al cargo de secretario de Hacienda y Crédito Público, misma que le he aceptado.
“Quiero reconocer públicamente la labor y resultados del doctor Videgaray al frente de esta importante Secretaría.
“Y aquí, quisiera yo destacar algunos de los logros que la Secretaría ha tenido durante su gestión:
“Se logró una reforma hacendaria, que ha fortalecido las finanzas públicas, a partir de un incremento sin precedentes en los ingresos tributarios y, con ello, una menor dependencia del ingreso petrolero; que ha ampliado el número de contribuyentes, y que ha promovido la formalización de la economía.
“También, tengo que reconocer, en el doctor Videgaray, a alguien que ha sido clave en haber logrado la reforma financiera, que ha permitido incrementar el crédito en la economía, con tasas más bajas y mayores facilidades.
“Y, de igual manera, reconozco su papel en la elaboración de diversas políticas públicas como coordinador del Gabinete Especializado de México Próspero, así como su invaluable participación en el diseño, procesamiento e implementación de las demás reformas estructurales en materia económica, que se han concretado durante esta Administración.
“Quiero expresarle aquí, públicamente, mi más amplio reconocimiento, no sólo de manera institucional, también de forma muy personal, a quien, sin duda, ha sido un colaborador comprometido con los esfuerzos del Gobierno de la República para impulsar la transformación de México.
“Ha sido un funcionario comprometido con México y leal con el Presidente de la República.
“Muchas gracias, Luis, por el servicio que le has prestado a nuestra nación.
“A partir de este día, he designado al doctor José Antonio Meade Kuribreña como secretario de Hacienda y Crédito Público.
“Como lo saben bien todos, el secretario Meade tiene una amplia experiencia en materia de finanzas públicas, y tendrá como responsabilidad inmediata presentar al Congreso de la Unión la Iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, para el Ejercicio Fiscal 2017”.
Esta decisión del Presidente demuestra dos cosas: la supremacía de los valores del Estado y el gobierno por encima de los valores de la amistad. No se trató de una renuncia cualquiera, fue producto de la presión por un  conjunto equivocado de decisiones de las cuales Luis Videgaray (un verdadero alter ego) no fue ajeno  sino todo lo contrario, promotor.
Hoy se equilibran de nuevo las fuerzas dentro del gabinete (o se desequilibran dirían otros en favor de Miguel Ángel Osorio). Es de esperarse, para los días por venir, después de esta señal cuyos alcances trascienden las fronteras, un manejo diplomático de la diplomacia y un manejo estrictamente económico de las finanzas públicas.
Por eso el Presidente, después del trago amargo y en una gira por Zacatecas, ha dicho esto. Una explicación de fondo sobre la responsabilidad y la coyuntura:
“…en este ejercicio de gobernar y de asumir la responsabilidad de ser el jefe del Estado mexicano, hay decisiones que a veces no se terminan de entender y comprender en su justa dimensión, y en el momento en el que se toman.
“Pero, para el Presidente de la República, créanme ustedes que no tengo más razón, más compromiso, que velar por los mexicanos; de pensar en este país; de pensar en el futuro que tendrá México hacia adelante…
“…Las decisiones en el orden político a veces también sujetas a enorme polémica, pero me sostengo a lo que siempre he dicho: sólo las he tomado pensando en México y en el futuro que tendrá.
“…Y quizá hoy no se terminen de entender, pero estoy seguro que llegará el momento que se comprenda el porqué de cada decisión tomada.
“Soy el primero en asumir plenamente mi responsabilidad”.
Y como dicen algunos, la responsabilidad a veces duele. Pero se debe cumplir con ella.
rafael.cardona.sandoval@gmail.com
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VIDEGARAY, EL ‘TORNIQUETE’ POLÍTICO/ Leonardo Curzio
El Universal, 
Cayó el hombre fuerte del gabinete. El secretario más poderoso de la administración Peña Nieto dejó su cargo con un tinte de dramatismo, pues lo hizo a la víspera de la presentación al Congreso del paquete económico para el 2017. Hay mil lecturas posibles, pero la más sólida me parece que nos lleva a la visita de Donald Trump a México, cuyo artífice fue el propio Luis Videgaray. Desde el punto de vista de la responsabilidad gubernamental, Videgaray le hace un servicio a su jefe, deteniendo con su cabeza la hemorragia política y de credibilidad que la propia Presidencia sufría por defender lo que a todas luces fue un gravísimo error de sensibilidad política. Videgaray hace pues las veces de torniquete político, para una Presidencia debilitada. No debió ser fácil para Peña prescindir de quien fue su coordinador de campaña y más poderoso agente movilizador de agendas (dicen que hasta en la de anticorrupción tenía injerencia, a pesar del escándalo de su casa de Malinalco). El tamaño del error explica su salida, ya que el Presidente había mostrado ser un jefe indulgente y comprensivo, vamos, hasta a Castillo perdonó, pero sostener a Videgaray implicaba que él mismo siguiera pagando la costosísima factura y, como comentábamos el pasado lunes, un Presidente que está en los veintes bajos no puede gastar más capital político cuando le quedan dos años de ejercicio y resurge un movimiento que pide su salida.
Por otro lado, el regreso de José Antonio Meade a Hacienda tiene dos implicaciones directas. La primera es que el nuevo secretario se convierte en una especie de Antonio Ortiz Mena de los tiempos modernos, es decir, el garante de la estabilidad macroeconómica en tiempos difíciles, pero por otro lado, limita seriamente sus posibilidades de ser candidato a la Presidencia. Es arduo imaginar que con los tiempos que corren se pueda construir una candidatura desde Hacienda. Estoy seguro de que le hará un enorme bien a una secretaría cuyo titular ya estaba en demasiados palenques.
Por otro lado, el movimiento de Miranda a Sedesol refrenda esa tendencia a que los presidentes se rodeen de sus amigos en los momentos más turbulentos de la administración. Circula la versión de que Sedesol le fue ofrecida a Manlio Fabio Beltrones, lo cual hubiese implicado un gesto político de reapertura a ese sector del PRI. Lo cierto es que con Miranda el Presidente gana a un hombre fiel, pero pierde a un precandidato, con lo cual se reduce su baraja sucesoria. Esta nueva realidad ubica a Osorio Chong en el centro del gabinete y con una renovada energía, pues no se ve que en el corto plazo algún secretario funcione como contrapeso como lo hacía Videgaray, pero queda claro que si antes los golpes se dividían entre los dos alfiles de Peña, ahora toda la grilla interna del gabinete se dirigirá en favor o en contra de Osorio Chong.
Analista político.
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