17 oct 2016

El Nobel que rompe el canon/

El Nobel que rompe el canon/JUDITH AMADOR TELLO
Revista Proceso # 2085, 15 de octubre de 2016..
Sorpresa, júbilo, desconcierto, enojo fueron algunos de los encontrados sentimientos que la concesión, por parte de la Academia Sueca del Premio Nobel de Literatura 2016 al cantante, compositor y poeta estadunidense Bob Dylan, causó en los medios literario y musical. No se le regatean sus méritos como letrista y músico, pero ¿merecía este galardón? En estas páginas escritores, poetas, cantautores y músicos expresan su opinión.

moreJosé Agustín (escritor)
Me parece un premio justo y necesario. Me dio muchísimo gusto y además me está haciendo reconsiderar sus discos. Fui uno de los que desde un principio lo conocí, sobre todo cuando sacó sus primeros discos antes del 68, pues a pesar de ser ahora un autor de culto, solamente unos cuantos lo conocíamos, pero dio el estirón. Es sensacional y era esperable.
Benjamín Anaya (músico y crítico)
Me parece un acierto pues Bob Dylan representa el hilo conductor entre la tradición poética de largo aliento, la sabiduría y la ironía, y su dimensión hacia las letras del rock. Su novela Tarántula y sus crónicas también se impregnan de esos territorios creativos que permean su obra como gran escritor de canciones. La literatura gana una voz que ha cantado en la poesía las aspiraciones y los sueños de millones que aún estamos esperanzados.
Fausto Arrellín (músico integrante
del Movimiento Rupestre)

No fue tan sorprendente, ya lo venían cocinando desde hace rato. Considero ese rollo del Premio Nobel tan desprestigiado que no me es significativo, creo que el éxito de Dylan ya se lo compensó su propio trabajo. Lo interesante para mí es que más gente lo conozca, pero así como felicitaciones y cosas de ese tipo no me interesan, es como hacerles el juego, esta discusión de si está bien o mal es darle mucha importancia a un premio que hace mucho tiempo está desprestigiado.
Iris Bringas (cantautora)
Bob Dylan es una institución de la metáfora universal de la cultura norteamericana. Su trabajo estuvo encaminado siempre a la reflexión y el premio es más que merecido. No sé qué tanto este momento sea el más oportuno para él, creo que debió ser antes pero su trabajo como compositor, como un dador de metáforas –porque más que un gran músico es un gran letrista– ha dado a la cultura norteamericana una fuerte cabeza sonando por ahí, una influencia tremenda para otros.
Guillermo Briseño (pianista y compositor)
Es simpático, me arranca una sonrisa que se lo den a Dylan porque es un tipo que sabe muy bien su cuento… Es importante porque el momento en el cual se hace más prestigiosa su presencia artística es en los años sesenta, de la Guerra de Vietnam y del momento en que nacen los ingleses, los Beatles. Es un personaje central en la historia del rocanrol en el mundo, talentosa, por algo todo el mundo lo quiere y lo respeta en el rock.
Rafael Catana (cantautor)
Se estaba esperando, Dylan es el mejor letrista de todos los tiempos, es un poeta heredero de la generación Beat, de la libertad individual y colectiva, y es muy importante este premio porque se reconoce a la canción como género literario.Nunca se había reconocido, siempre era el novelista o el poeta incluyendo el periodismo o el ensayo, pero es la primera vez que se le da a la canción de la humanidad. El premio a Dylan nos da el gusto de conocer que el canto nos da la esperanza.
Armando Chacha (cantautor)
Me parece de la mayor relevancia que el Nobel haya sido otorgado a un personaje de la talla de Bob Dylan, porque durante más de 50 años ha demostrado una obra músico poética (…) Me parece que el Nobel pone una piedra de toque y se sale de su clasicismo y estereotipo de entregar a autores dedicados exclusivamente al arte y la literatura. Es una nueva mirada.
Poncho Figueroa (bajista de Santa Sabina)
Creo que le han dado muchos premios ya, podrían habérselo dado a otros. Está chido pero ¿qué onda?,  creo que hay que enaltecer a otros que están más en la oscuridad y en el olvido por este premio. ¿Qué significa en la práctica y qué significaría para otras personas que no han sido tan valoradas como él? Debieron dárselo a otro.
Jorge García (Follaje Blues Band)
Qué bueno que le dieron este premio al señor Bob Dylan porque tiene una raíz fundamentada en el blues y en el country, musicalmente hablando. Creo que esa herencia le ayudó mucho a crecer como escritor de rolas y retomó el padecimiento de la tierra, del mundo, y al final tiene un reconocimiento por su labor de seguir luchando por las causas más justas de los humanos.
Astrid Hadad (actriz y cantautora)
Estoy muy contenta, es fantástico porque es alguien muy importante para las juventudes de ayer y de hoy, además con un pensamiento profundo, alguien que todos admiramos, que de alguna manera hemos cantado, hasta los que no sabemos bien inglés, y porque todavía hoy la respuesta está en el viento.
David Haro (cantautor)
Me sorprendió que le hayan dado el premio a un músico, a un cantante de rock, pero no dejo de reconocer que su trabajo literario es muy importante. Creo que la canción de Bob Dylan es un concepto literario musical en ese orden de importancia: Letra y música.
Juan Hernández (bluesista)
Es un caso insólito ya que nunca se le había dado un premio de esa magnitud a un cantautor, felicidades al gran maestro Bob Dylan por sus letras y música tan hermosa como Like a Rolling Stone y tantas canciones que le ha dado al mundo. Qué bueno que reconozcan su labor musical y literaria, me halaga mucho y me causa mucha felicidad.
Fernando Híjar (musicólogo)
Ha sido controversial para muchos literatos y poetas que plantean que las canciones no son literatura en sentido estricto, yo creo que sí, soy fiel seguidor de Bob Dylan y pienso que fue una decisión acertada por la trayectoria indiscutible en la música popular no sólo en Estados Unidos sino en el mundo, sus canciones, las letras de sus temas, han estado marcadas por contextos sociales y políticos muy importantes de los años sesenta y setenta.
Federico Luna
(baterista y productor musical)
Me parece maravilloso que lo tomen en cuenta y que volteen al mundo de los rocanroleros. Yo soy maestro de la Escuela del Rock a la Palabra y a raíz de eso vamos a empezar a trabajar varias cosas de él. Se llama así precisamente porque le damos importancia a la palabra escrita, se enseña a escribir a los alumnos y se les incita a leer y tomar en serio la palabra. La música de rock no es como piensa mucha gente, que dice puras tonterías, hay muchas cosas que valen la pena, y Bob Dylan siempre habló de cosas interesantes sobre la vida, como la política, él fue más literato que músico y le ayudó mucho a la música para poder cruzar fronteras.
Mario Iván Martínez (actor y cantante)
Como representante de la tradición de la canción estadunidense, resulta merecedor, aunque sí es una sorpresa porque no se ajusta a los cánones literarios tradicionales. Dylan le apuesta a lo no convencional, no hace muchas concesiones, me parece que su obra lírica es exquisita y sus temas resultan atemporales. Es un galardón sumamente prestigioso y financieramente muy generoso y bueno, se une a las filas de Octavio Paz, de Rudyard Kipling, de García Márquez, ellos tienen estilos muy diferentes… ojalá sea el principio de una apertura y una diversidad mayor en estos premios.
Carlos Martínez Rentería (periodista)
El Premio Nobel hace mucho que perdió su autenticidad, de pronto vemos premios a quien no los han leído ni en su propio pueblo y de pronto también se ha dejado de premiar a grandes escritores que murieron sin haberlo recibido. Es parte de una fiesta mediática y bastante politizada, que desde luego corresponde a intereses muy particulares, no necesariamente literarios o artísticos. En lo personal celebro, me parece muy chingón que se premie a un roquero que también es poeta y ha representado una postura irreverente, crítica, muy lúcida, de mucha dignidad, es un artista de gran dignidad intelectual y moral.
Betsy Pecanins (cantautora)
Lo merece totalmente, ha sido una persona que ha influido de manera fundamental, las canciones que hace y que esa generación hizo tienen mucho que ver con la poesía, es una forma distinta de decir las cosas. Él era una estrella en medio de todo lo que pasaba en esa época. Influyó no sólo a los roqueros, a la gente que cantaba canciones de protesta, a todo mundo, inclusive parece que es famosa la conversación que tuvo con los Beatles cuando fueron a Estados Unidos, en donde les expresó mucha admiración por su gran talento. Yo soy súper fan, tengo muchos discos de él y siempre ha sido una referencia y un músico de cabecera siempre presente.
Chava Rock (cronista de rock)
Sorpresivo que un personaje de la música entre en esos canales que como bien sabemos son sistematizados. Así como Bob Dylan ha transformado vidas por medio de la música y sus letras, también otros compositores dentro del rock lo han hecho, porque les llega directamente a los jóvenes, muchos conocimos la poesía gracias a estos personajes. Entonces creo que es un reconocimiento bien merecido a un músico que desde un principio rompió esquemas. Todavía hoy a sus setenta y tantos años sigue marcando el camino y pues es un buen augurio que las piedras siguen rodando.
Armando Rosas (cantautor)
Me da mucho gusto que se reconozca el trabajo de un artista que hace canciones. Hasta este momento la canción se había considerado como un arte menor. Entonces este premio que le dan al señor Zimmerman pone en su lugar a la canción. A mucha gente le saca ronchas que se lo den a un compositor, pero parafraseando Naief Yehya, qué bueno que ahora al Nobel no sólo lo conocen millones de personas, sino que tararean su obra, eso es genial.
Eduardo Soto Millán
(compositor e investigador)
He visto la polémica, donde por un lado están los puristas de la literatura… A mí me parece bien porque sobre todo, en lo suyo, en lo que hizo y cómo lo hizo, tiene sus propios términos de calidad. Puede gustar o no, pero no se puede negar que es un ícono en el mundo en la cultura occidental que con sus letras tuvo un impacto en la sociedad y en los jóvenes, con su postura antitética.  
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Nobel de leyenda: Bob Dylan, el poeta cantor/
ROBERTO PONCE
La decisión de la Academia Sueca por Robert Allen Zimmerman (Bob Dylan), tomó desprevenido al mundo literario, como cuando se otorgó el galardón al actor-dramaturgo Darío Fo en 1997. La muerte de éste, paradójicamente, sucedió el jueves 13, mismo día del anuncio del Nobel para el “El Poeta de Minnesota”, cuyos momentos centrales son recogidos en el siguiente repaso, mientras que en encuesta adjunta una veintena de músicos y poetas dan la bienvenida o cuestionan la decisión.
moreMás allá de si la estrella de folk rock Bob Dylan merecía o no el Premio Nobel de Literatura 2016, las letras de sus canciones y escritos poéticos a lo largo de su carrera artística fueron motivo de elogios desde que se dio a conocer en los sesenta del “amor y paz”, reflejo de su misteriosa y elusiva personalidad.
Sin embargo, su música no siempre corrió con la misma suerte cuando quiso pasar de cancionero acústico a rockero eléctrico: El 25 julio de 1965 tocó en vivo con guitarra eléctrica con Paul Butterfield, intérprete de la armónica, y fue abucheado por un público que le gritó “¡vendido!” en el Festival Folk de Newport. Dylan se retiró con lagrimeos.
“No lloré, solamente me sentí desconcertado y probablemente estaba un poco borracho… Yo no entendía esas críticas… yo rompí esquemas metiendo nuevas imágenes y actitudes en el folk, utilicé frases y metáforas que evolucionaron para convertirse en algo que jamás se había escuchado.”
El 28 de agosto de ese mismo año, acompañado de The Band en el estadio de tenis de Forest Hills, California, algunos le espetaron los 90 minutos del concierto:
“¡Judas, traidor! ¿Por qué no trajiste a Ringo? ¡Toca música folk! ¡Basura! ¿Dónde dejaste a Dylan?”.
Se quejó con el baterista Levon Helm:
“¡Pinches beatniks! ¡Ojalá me hubiera chiflado todo el estadio lleno! Pero es buena publicidad y vamos a vender más boletos en la gira. ¡Que ladren todo lo que gusten!”
“El Poeta de Minnesota”
A partir de 1997, el poeta cantor Bob Dylan fue candidateado gracias a su colega de la generación Beat, Allen Ginsberg, quien tres meses antes de morir propuso su nombre a la Academia Sueca, vía del profesor de inglés y bellas artes Gordon Bell, del Instituto Militar de Virginia, el cual para comienzos de 1999 oficialmente lo postuló con apoyo de catedráticos afines.
Bell evocó que en 1923 dicho galardón lo habían dado los jueces Nobel al poeta irlandés W. B. Yeats, debido al “grandioso elemento de cantos que son comunes en la poesía norteamericana moderna”. ¿Acaso no el propio Yeats había declarado que el bengalí Rabinadrath Tagore, Nobel de Literatura 1913, “fue tan grandioso en la música como lo es en la poesía”?
Bell les recordó que dos años antes habían reconocido a un artista italiano cuyo trabajo “depende de ser escenificado para su completa realización”, el dramaturgo Darío Fo, fallecido este mismo 13 de octubre en que se anunció ganador a Dylan “por haber creado nuevas expresiones poéticas en el marco de la gran tradición musical americana”.
Al comenzar el siglo XX, el llamado Poeta de Minnesota (nacido el 24 de mayo de 1941 en la ciudad de Dulut), decidió bajar del Olimpo y se puso a redactar su tercer libro, Bob Dylan Chronicles, biografía de casi 300 páginas que salió el 12 de octubre de 2004 y cuyo primer tiraje de 250 mil ejemplares lo calificó la editora Simon & Schuster como “una obra extraordinaria, reveladora, novedosa y hermosamente escrita”. En ese volumen renegó de ser abanderado de la juventud en los sesenta, justificó su distanciamiento por acoso de los fans, al tiempo que manifestaba cómo la fama arruinó su creatividad, confirmando una verdad que su amiga, “madre y hermana protectora”, la activista Joan Baez, intuía en sus memorias And a Voice to Sing With:
“Bob, a veces pienso que perdiste contacto con la realidad durante aquella gira británica de la primavera de 1965…”
Veinte años después fue proclamado el primer artista estadunidense en conquistar el premio Príncipe de Asturias 2007 en el rubro de las Letras. Sus viejos fans lo coronaron de nueva cuenta con un halo sacrosanto que eludía al artista real, acusado por algunos de Dios machista e inalcanzable. Las razones del acta difundida por el jurado de 20 expertos hispanos otorgó el lauro a “Robert Allen Zimmerman, mito viviente en la historia de la música popular y faro de una generación que tuvo el sueño de cambiar al mundo. Austero en las formas y profundo en los mensajes, Dylan conjuga canción y poesía en una obra que crea escuela y determina la educación sentimental de millones de personas”.
Robert Allen se volvió Bob Dylan, en honor al poeta galés Dylan Thomas.
Ritmo de los santos
Se le puede hoy imaginar en 1960 por las carreteras del río Mississippi vestido con ropa deshilachada, su guitarra a cuestas, la mirada azul que sueña un aventón hacia Nueva Jersey para visitar a su ídolo enfermo: el cantautor campirano de rolas políticas Woody Guthrie.
Parece un Sal Paradise del On the Road de Kerouac, pero adolescente, escribe poesía y vaga en la tradición romántica de los poetas Beat, “según la leyenda”, en recuerdos del crítico londinense Nick Cohn (AwopBopaLooBopAlopBamBoom, 1969):
“Provenía de una familia judía muy conservadora del Este Medio, se había escapado siete veces de su hogar y de la secundaria y la prepa… Era extraño. Técnicamente no era hábil, rasgueaba mal la guitarra y soplaba mal la armónica, apenas cantaba entonado, y tenía una fea voz que salía de su nariz a gemidos. Empero, era misteriosamente magnética y se te revolvía en la cabeza. Aunque no te gustase, te hería.”
A su vez, el periodista alemán Rolf-Ulrich Kaiser (El mundo de la música pop, 1972) lo vio así:
“Resulta difícil establecer una biografía de Dylan, debido a su interés por presentarse como una persona sin pasado. La mayoría de detalles que ha dado sobre su vida son evidentes mentiras…”
Escribió Dylan en su primera canción, “Talking in New York”:
Y luego de semanas y semanas de errabundo,/ Finalmente hallé trabajo en la ciudad de Nueva York,/ En un lugar más grande, con mejor salario,/ Hasta entré al sindicato y pagué mis deudas.
Para 1961, a los 20 años de edad, lo hallamos en la Gran Manzana, donde en el Gerde’s Folk City de Greenwich Village conocerá a la mujer destinada a hacerlo triunfar en los Estados Unidos, Joan Baez (una divina Tristessa de sangre mexicana, como la amante de Jack Kerouac en otra de sus novelas), cuenta:
“Nada de él impresionaba, sobre todo tenía un aire provinciano, con sus cabellos cortos alrededor de las orejas y rizos en la nuca; con un pie saltando encima del otro, lucía apachurrado por su guitarra. Llevaba chamarra de cuero viejo dos tallas más chicas para él… Pero poseía una sonrisa irresistible…
“Al tiempo que la guerra de Vietnam inició, me dispuse a luchar contra ella como millones de estadunidenses… El nombre de Bob Dylan quedaría asociado a los movimientos revolucionarios de esa década como el jefe de la revuelta para el cambio social, aunque a mi modo de ver a él no le interesaba… Su forma de involucrarse se limitaba solamente a escribir canciones… Nuestros caminos se apartaron. Al preguntarle porqué éramos tan diferentes me contestó que era sencillo: yo creía en el cambio social y él sabía que era imposible. Su respuesta me dejó helada. Quizás él iba a convertirse en el Rey del Folk Rock y yo en la Reina de la Paz.”
Cuando invitó a Dylan a sus giras, le inspiró las grandes canciones contra las injusticias y el racismo. Su tema “Blowin’ in the Wind” se escuchó en el mundo entero en los sesenta, por la versión de Peter, Paul & Mary.
¿Cuántas veredas debe un hombre recorrer antes de que se le considere hombre?/ ¿Cuántos mares debe una blanca gaviota sobrevolar antes de que en la arena repose?/ Sí, y ¿cuántas veces las balas de cañón necesitan elevarse antes de ser proscritas para la eternidad?/ La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento…
Canta y no llores
La canción emblema del jefe Dylan se gestó en épocas optimistas, cuando “El Papa bueno” Juan XXIII anunciaba la renovación de la Iglesia católica y el presidente John F. Kennedy prometía acabar con la guerra de Vietnam.
Durante el movimiento estudiantil del 68, varios cánticos de parodias y crítica política se popularizaron en México por el conjunto Los Nakos, fundados por Ismael Colmenares, Maylo:
“Los rocanroleros jipitecas tuvieron gran influencia de la música de protesta general, de Pete Seeger a Dylan, en tanto que Los Nakos profundizamos más en la balada, rock y blues. Teníamos influencia beatlesca. Con mi grupo de rock, el Sindicato del Mole Poblano, llegué a cantar en español cosas de Dylan, como ‘La respuesta está en el viento’ y ‘We Shall overcome’, de Joan Baez…”
En 1983, el rocanrolero tijuanense Javier Bátiz grabaría “The Answer is Blowin’ in the Wind” con Rockdrigo González (El profeta del Nopal y también “El Bob Dylan mexicano”) en la armónica, para su disco LP Radio Complacencias (Fotón https://www.youtube.com/watch?v=NqEnViDQnwk).
Además, Bob Dylan le dedicó a México dos canciones: “Romance in Durango” (del álbum Desirée) y “Goin’ to Acapulco”, que grabó con los músicos canadienses y norteamericanos de The Band en Woodstock hacia 1967 –cuando se recuperaba ahí de un accidente en moto– y se editó en 1976 para el disco doble The Basement Tapes. Asimismo, se cuenta que estuvo en Guadalajara de incógnito y era amigo de Tony Vierling (la voz inconfundible del conjunto tapatío Los Spiders), tras grabar la banda sonora del filme Pat Garrett & Billy The Kid, un western de Sam Pekinpah (Perros de paja, La huída) en la Ciudad de México, el 20 de enero de 1973.
No llores, mi querida/ Dios nos vigila/ Soon the horse will take us to Durango/ Agárrame, mi vida…
Como durante la primera década del nuevo siglo Dylan sonaba invariablemente en la prensa como uno de los favoritos al Premio Nobel, en 2011 el secretario permanente de la Academia Sueca, Peter Egelund, se vio obligado a equipararlo con “un ovni literario”. Para marzo de 2013, fue elegido miembro honorario de la Academia Americana de Artes y Letras.
“Bob Dylan es un artista multitalentoso cuyo trabajo abarca muchas disciplinas que desafían el encasillamiento”, dijo Virginia Dajani, la directora.
En el otoño de 1966, cuando la editora The MacMillan Company iba a publicar Tarántula, otras editoriales expresaron su envidia: “¡Eso va a vender un chorro –comentaban–, mira cuánto vendió el libro de Lennon! Tratándose de Dylan va a vender el doble, no importa lo que escriba”.
Tarántula fue un fiasco. Acudieron en su auxilio los amigos Beats, y en la gira de 1974, Michael McClure lo comparó en su alabanza “Poeta de poetas” con William Blake:
“Leerlo por vez primera me emocionó tanto como Jack Kerouac –apuntó–… Bob Dylan es un poeta. Ya sea que traiga querubines en su pelo y alas de hada, o pies de lodo, es un poeta.”
Para el periodista neoyorquino Robert Rosen (Nowhere Man. The Final Days of John Lennon, 2006), “es irrefutable que a Bob Dylan se le otorgó el Nobel por ser un poeta grandioso e inspirador de Lennon, Paul Simon o todo aquel que sea letrista de canciones”.
Sin embargo, otros críticos han optado por un análisis menos apasionado, hallando rasgos machistas en las letras de Dylan, como en su canción “Just Like a Woman”. Uno de ellos es el profesor  Richard Goldstein, quien para acercarse al verdadero Dylan redactó el 15 de mayo de 2006 en su artículo “Satellite Dylan” (The Nation):
“Sus canciones abundan en la sumisión femenina, en la balada ‘Infieles’ (1983) dice: ¿Qué hace un bombón como tú en este lupanar?/ Bien sabes que deberías de encerrarte en casa,/ ahí es el sitio donde perteneces para cuidar al que te ama de verdad y nunca te hará daño…
“¿Qué pensaría una mujer de esta porquería? No podemos saberlo, ya que en el rock impera el dominio masculino, pero es fácil responder cuando vemos que su público está diseminado en un espectro donde se exalta el poder sexual masculino… Tomemos su proverbial manera de escapar y eludir las cosas: el yo está enmascarado; nada se nos revela. Este disfraz es reflejo de un machismo que permea la cultura norteamericana… Dylan es protagonista de sagas así. Es quien preserva la flama del patriarcado.”
Sus conclusiones estallan en duro golpe para los fabricantes de leyendas como en el caso de los fans de Dylan, los hagiógrafos (“estudiosos de la vida de los santos”). Es una crítica honesta y, sin embargo, brutal, demoledora al convertir al Poeta de Minnesota en lo contrario de aquello por lo cual alguna vez peleó y que, al presente, equivale casi a una reliquia sin sustancia. Tiene seguidores guardianes de su verdad y salvación contenida en sus palabras (una especie de “La Biblia según Dylan”), y “la religión que pregonan es la Dylanología”, en términos del estudio Dylan’s Visions of Sin, “Visiones del pecado”, del estudioso Christopher Ricks.
Aunque no habrá conclusión definitiva, toda vez que para el catedrático de Literatura Inglesa de la UNAM y narrador Hernán Lara Zavala, el Nobel de Literatura 2016 “nos proporciona una gran felicidad a quienes gustamos tanto de sus rolas, pero en lo personal yo no consideré a Dylan de mayor altura poética que T. S. Eliot o Auden”.
El segundo libro de Robert Zimmerman se llamó Bob Dylan. Writings and Drawings (The Chaucer Press, 1972). Reproducía las letras de sus discos entonces publicados, poemas inéditos… y dibujos suyos.
Porque Dylan, el poeta cantor, también pinta.   
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Para los poetas, razones poco claras
LA REDACCIÓN
Para los poetas David Huerta y Marco Antonio Campos las razones por las cuales la Academia Sueca decidió otorgar el Nobel de Literatura a Bob Dylan son poco claras.
Huerta califica como “una tontería” la comparación que Sara Danius, secretaría de la organización que otorga el premio, hizo del cantante con Homero y Safo cuyos textos, dijo, fueron hechos para ser interpretados con instrumentos. En tanto, el también autor Evodio Escalante considera que algo bueno habrá de tener. Aquí sus opiniones literales.
David Huerta
Es realmente una tontería, son mundos incompatibles el de la canción popular y el de estos cantores de la Grecia antigua, no porque sean superiores a Bob Dylan porque realmente tienen poco que ver si uno ve el asunto de cerca.
Está poco clara la razón de este premio, no se sabe si es por cantante, por compositor, por músico, por letrista o por poeta, nada más contribuye a que la gente se atarante más. Creo que ahora ya el premio Nobel va a ser de los grandes premios de la industria discográfica, están haciéndole un favor muy flaco a la literatura tal y como la hemos venido entendiendo, pero a lo mejor esto va a ser el premio en los términos literarios.
Ahora, debo decir antes que nada que amo y admiro a Bob Dylan y lo he amado y admirado durante largos años, pero no quiero confundir los terrenos como lo está haciendo la Academia Sueca. La Academia Sueca manda en la cabeza de mucha gente y no veo en qué va a ayudar a Bob Dylan, tiene todos los premios como músico y como compositor, tiene muchísimo dinero, tiene una inmensa celebridad y fama, todo mundo lo conoce, de diferentes generaciones, tiene setenta y tantos años y este premio nada más va a confundir las cosas en el sentido de que nos hace pensar que lo que hace Bob Dylan es literatura comparable a la de los grandes poetas norteamericanos a los que pudo tocarles y no les tocó el Nobel, como Wallace Stevens, Robert Frost, Marianne Moore y el inmenso Ezra Pound.
No hay punto de comparación literario con Dylan, si se le considera como una figura literaria, lo cual no está nada claro en las explicaciones de la Academia Sueca y esos otros poetas, o Philip Roth, un gran novelista, que yo hubiera querido que se ganara el Nobel.
Hay un abismo inmenso de diferencia, pero es posible que mi visión de la literatura sea muy anacrónica y la que esté en la plena actualidad sea la de la Academia que el año pasado le dio el premio a una periodista, con todo lo que respeto y quiero a los periodistas que me han formado y que han sido guías para mí. Ampliar tanto la noción de literatura no le puede hacer bien a la literatura. A final de cuentas, vamos a terminar dándole el premio Nobel a guionistas de cine, a libretistas de televisión, a publicistas muy brillantes. Entonces así está bien, ¿no? Supongo, no sé, mi visión de literatura se está volviendo vieja y el Premio Nobel se va acercando en importancia a los premios Grammy.
Marco Antonio Campos
Ignoro por qué se lo dieron… La respuesta está en el viento.
Evodio Escalante
Recuerdo haber leído un libro de poemas de Bob Dylan y creo que sí tenía un enorme nivel, había una cierta presencia de imágenes surrealistas en una parte de su trabajo, pero la verdad son lecturas que hice yo hace muchísimos años.
Sí fue una verdadera sorpresa de los señores del Nobel, creo que ha de ser para bien, es lo único que se me ocurre decir.
Ahora, aparte de componer música, su trabajo como letrista sí es de un gran nivel, y sí dejó toda una influencia en la música norteamericana y no solamente en la música, seguramente muchos poetas algo han de tener de él.  

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