Blog.periodistadigital.com
de El blog de Guillermo Gazanini...
Réquiem al semanario Desde la fe...
*Con la llegada de Mons. Carlos Aguiar Retes, terminó el editorial del famoso Semanario.
Guillermo Gazanini Espinoza / Los medios de comunicación se han convertido en excelente vehículo para la difusión de la Buena Noticia. El más antiguo fue a través de la palabra impresa, la letra escrita permanece y puede ser meditada, analizada. Los sencillos boletines parroquiales u hojitas informativas de las comunidades son el primer medio para tener, de primera mano, las noticias y avisos del señor cura o de las actividades apostólicas. La Iglesia católica debió adecuarse a los tiempos, estructurar medios y formas de comunicación acorde a la vorágine informativa donde la fuente religiosa se convierte en referente indispensable para crear opinión a la luz del Evangelio.
Una Arquidiócesis de más de ocho millones de habitantes fue ejemplo cuando usó el poder de los medios para influir en diversas esferas. Cuando en 1995 se vio la imperiosa necesidad de saltar de una pequeña oficina de prensa a una dirección de comunicación social bien estructurada, se dieron los pasos para la creación de medios impresos y digitales que tuvieron un liderazgo a nivel latinoamericano. En 1997, nació una aventura informativa llamada Desde la fe. El nombre lo decía todo. Tomando su savia desde la Buena Noticia el semanario dominical compitió y tomó carta de ciudadanía como un suplemento indispensable aglutinando plumas calificadas en disciplinas bíblicas, morales, teológicas, catequéticas o de información general sobre la vida de la Iglesia.
Desde la fe supo ganar una posición privilegiada a partir de su estratégica posición en el centro del país y como órgano de información y difusión de la Arquidiócesis. Gracias a las alianzas hechas por el Arzobispo Norberto Rivera Carrera, el semanario fue encartado en los periódicos de la Organización Editorial Mexicana garantizando un impacto nacional. Según el Informe que Mons. Aguiar Retes tuvo al llegar al Arzobispado, el estado de Desde la fe era el siguiente: El semanario, “junto con Eco Semanal, tiene un tiraje promedio de 25 mil ejemplares que se distribuyen en casi 400 parroquias de la Ciudad de México, además de los 625 mil ejemplares, sólo de Desde la fe, que se encartan a nivel nacional en los periódicos de la Organización Editorial Mexicana… En virtud de su tiraje, Desde la fe es considerado el periódico católico más grande del continente americano, y es una referencia en la opinión pública”.
El status privilegiado de Desde la fe no se hizo de la noche a la mañana. A veces su existencia se puso en riesgo por lo que se proveyó un suplemento como ECO semanal donde el editorial era reproducido al igual que en las diferentes plataformas electrónicas del arzobispado.
El editorial, se puede decir, era el punto neurálgico de la opinión del Consejo Editorial, la joya de la corona. Con plena libertad y sin censura, el genio de un grupo de especialistas daba un análisis que ponía los pelos de punta a quienes era dedicado. No es exagerado decir que los funcionarios públicos tenían un ejemplar del semanario para saber “qué había dicho ahora la Iglesia”; fue tema de debate en sesiones del pleno de la Cámara de Diputados y hasta provocó molestos y amenazantes telefonazos al Primado de México. El editorial era una denuncia de los dolores del pueblo de México, pero a la vez, un mensaje duro y profético que hacía apretar los puños de muchos. Era un punto de referencia ganado a pulso.
Muchos tenían la certeza de que el editorial era cuidadosamente puesto bajo la censura del Cardenal Arzobispo o daba la línea que quería leer cada domingo después de la misa de medio día en Catedral. No era así. Desde 1997 y hasta principios de febrero de 2008, el secreto de la salud del Semanario fue ese: Dosis completas de libertad, aunque muchos hubieran querido que, desde la oficina de un burócrata, se diera la orden para darle pronta desaparición.
Cuando se dio la designación de Mons. Carlos Aguiar Retes, los primeros reflectores hacia al Arzobispado no apuntaron a la situación pastoral o administrativa de la curia, se fijaron de inmediato en la oficina de Comunicación Social y los dos medios más importantes, Desde la fe y ECO Semanal. En una entrevista del 19 de diciembre de 2017, el nuevo “electo Arzobispo Primado de México”, declararía al mismo Semanario que era urgente dar continuidad a diversas instancias creadas en el gobierno pastoral del Cardenal Rivera, entre ellas “mantener y aprovechar la organización de Comunicación Social de la Arquidiócesis (SIAME)”.
Después de su toma de posesión en febrero, Aguiar hizo la primera movida que presagiaba el estado de franca desconfianza e incertidumbre en el que se encuentra hoy la Arquidiócesis. La salida del director de Comunicación Social fue el comienzo del canto del réquiem a Desde la fe, en estado terminal mantenido artificialmente y desahuciado con 18 mil ejemplares en parroquias.
Carlos Aguiar había hecho público un reconocimiento a la saliente dirección de Comunicación Social con el compromiso de aprovechar la inercia y posición social de Desde la fe. Esto garantizaba la continuidad del editorial crítico; sin embargo, se tomaron derroteros más complacientes.
Con una oficina de comunicación social controlada por advenedizos que lo mejor que saben hacer es posar para la foto tomado café con su Eminencia, sociedad y medios de comunicación se preguntan por qué Mons. Aguiar Retes ha faltado a su palabra. Esa presión los llevó a lanzar una cortina de humo para constituir un prestigiado Consejo Editorial que, a la fecha, fue el relumbrón más decepcionante de esta vital oficina.
Atrapados en estas penosas definiciones de comunicación externa y comunicación interna, han quedado entre la espada y la pared cuando apenas hace unas semanas estalló la crisis por el secuestro y muerte del padre Moisés Fabila. ¿Cuál fue el resultado? Ese Consejo de especialistas apenas alcanzó a emitir un tibio comunicado propio de estudiantes de primer semestre. Y eso indignó al presbiterio de la Arquidiócesis de México al que, en un principio, se le presumió al nuevo equipo de comunicación social como capaz e integrado por personas con probada experiencia en manejo de crisis.
Lo peor ha sido el manejo que se ha dado del semanario Desde la fe y el suplemento ECO. Para dar “atole con el dedo” hubo una renovación de la tipografía y del diseño para darle más vista, pero el impulso a los contenidos quedó petrificado. Desde la fe se ha convertido en una especie de culto a la personalidad del Arzobispo Primado que parece no tener empacho por el copy-paste del libro “Una Iglesia para Soñar. Construyendo caminos de unidad”. Lo avieso es que esas reproducciones biográficas ocupan la página 2 de ECO Semanal donde era publicado el editorial.
¿Qué se puede concluir? Es evidente que el editorial crítico de Desde la fe murió en febrero de 2018 para entonar el réquiem. La línea de este Arzobispado va “por una Iglesia para soñar”, es decir, subsumida en el sopor mientras la realidad avanza vertiginosamente; es seguro que habrá algunos remedos de editorial de este nuevo Consejo para complacer a los medios, pero será inocuo, agradable, tibio y complaciente. Quizá no se deba seguir perdiendo tiempo suplicando lo imposible. Hay que mirar a otros medios católicos que están haciendo una buena lectura de la realidad como el Centro Católico Multimedial o los semanarios de otras Arquidiócesis y diócesis -entre ellos Arquimedios de Guadalajara o Pastoral Siglo XXI de Monterrey- cuyos editoriales impactan con una crítica muy atinada sobre lo que nos está lacerando y preocupa.
Lo que venga para Desde la fe es ganancia. Con gran dolor se canta el réquiem y está escrito su epitafio. La gran aventura informativa iniciada hace dos décadas entró en esta narcolepsia de muerte para no despertar más. Descanse en paz Desde la fe (1997-2018)...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario