Restañan 'heridas' de Colón
Fuera del daño ocasionado por los recubrimientos envejecidos y por los grafitis, así como el desprendimiento de pequeñas secciones, la obra se mantiene en buen estado. Foto: INAH
Nota de Yanireth Israde
Reforma, Cd. de México (10 octubre 2021).- Al conjunto escultórico de Cristóbal Colón le sustrajeron un crucifijo, una pluma de ave que simbolizaba la escritura, un instrumento astronómico de navegación llamado sextante y hasta desprendieron secciones de alguna flor y el dedo de un personaje, elementos que serán restituidos durante el proceso de restauración, informa Diego Jáuregui, especialista en metales de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH y parte del equipo que interviene este monumento retirado en 2020 de Paseo de la Reforma.
"Todavía tenemos que hacer una investigación para ver de cuáles de estos elementos perdidos tenemos suficiente información acerca de cómo estaban realizados para llevar a cabo su reposición sin caer en una falsificación", advierte Jáuregui.
La reintegración o reposición de estos faltantes de menor tamaño --en proporción al tamaño de la pieza-- es sólo una de las etapas de la intervención, que arrancó en 2020 y proseguirá hasta el primer semestre de 2022, con un costo de entre 3 y 3.5 millones de pesos, detalla el restaurador en entrevista con Grupo REFORMA.
Primero se efectuaron estudios preliminares para identificar la composición metálica del conjunto escultórico del siglo 19 y los depósitos acumulados en el transcurso del tiempo, tanto de suciedad y capas de grafiti, como de materiales superpuestos, por ejemplo cera de abeja. Esta se aplicó en restauraciones previas, explica Jáuregui, aunque se desconoce cuándo fue la última vez que este conjunto recibió tratamiento de conservación.
En cambio se sabe que el pedestal o la base de cantera rosa del monumento fue intervenido a finales de 2019 para retirarle, principalmente, pintas o grafitis, expone.
Este pedestal de aproximadamente tres metros y medio inhibía el ingreso de las personas al conjunto escultórico, pero algunas lograron subir para desprender y hurtar parte del material metálico.
"Lamentablemente se suelen concebir como materiales costosos y se sustraen parte de sus elementos para obtener un beneficio económico, lo cual es erróneo, porque creo que el kilo de bronce está entre 60 y 80 pesos", señala Jáuregui.
Ardua limpieza
Aunque resultaba evidente la necesidad de restaurar el conjunto formado por las estatuas de Cristóbal Colón y de los frailes Pedro de Gante, Bartolomé de las Casas, Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza, una vez desmontado se constató que requería una profunda intervención.
"Descubrimos que la mayoría de sus productos de corrosión eran algo que nosotros conocemos como sulfatos, un tipo de minerales específicos que se forman sobre las aleaciones de bronce expuestas a la intemperie y que afortunadamente no son tan dañinos en un sentido químico, pero sí en un sentido visual", aclara.
"Toda esta acumulación de materiales", añade el restaurador, "causaba una alteración visual importante del conjunto".
El retiro de materiales complica el proceso, que debe ser intensivo y laborioso, indica el especialista. Retirar la pintura de los grafitis en buena parte de la superficie requirió unos tres meses, ejemplifica.
La remoción de las antiguas capas de cera que recubrieron la obra para protegerla en el pasado --función que no se cumplía más-- ha reclamado también tiempo, porque se adhirió a los poros de la pátina del metal y se endureció.
Debe entonces retirarse cuidadosamente para no dañar esa pátina, previene Jáuregui.
"Hay que estar repitiendo el proceso múltiples veces sobre una misma área, y esto hace que sea un proceso de desarrollo más pausado".
Aún más si se considera que Colón tiene cuatro metros de altura, mientras los frailes se alzan dos metros.
"Estamos en esta fase; continuamos con la eliminación de los recubrimientos previos y envejecidos y nos faltan otros (procedimientos), como un enjuague total de la superficie para eliminar cualquier residuo de los agentes de limpieza que hemos ocupado. Luego aplicaremos una nueva capa de protección adecuada, que dé a las piezas un buen aspecto y las proteja del medio ambiente para que no se corroan y asimismo pueda protegerlas de grafitis u otras acciones que las agredan".
Posteriormente, señala, se ocuparán de la reintegración o reposición de los faltantes. A la par se desarrolla un registro gráfico y fotográfico que documenta daños y tratamientos, y se planea un escaneo en tercera dimensión del conjunto escultórico.
¿De qué color será?
Los estudios previos a la intervención revelaron la pátina de factura, de color negro, apunta Jáuregui.
"Sin embargo, a través de su exposición a la intemperie durante varios años esta capa se fue transformando y adquirió algunas tonalidades más verdosas, que también son una huella del paso del tiempo. Respetaremos esta capa negra con las zonas más verdosas que se han conformado. Solamente cuidaremos que el aspecto sea homogéneo", anticipa.
Cuando se aplique un recubrimiento al metal o capa de protección su color será más próximo al negro, pero con tonos verdes y un brillo derivado de la limpieza aplicada.
"Será un aspecto agradable y decoroso", asegura.
El avance
Las cinco esculturas que integran el conjunto escultórico presentan diverso grado de avances:
Bartolomé de las Casas 75 por ciento
Diego de Deza 75 por ciento
Cristóbal Colón 50 por ciento
Pedro de Gante 25 por ciento
Juan Pérez de Marchena 25 por ciento
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