22 nov 2021

¿Se excedió el general Secretario en su discurso? ¡Firmes!

 ¡Se excedió el general Secretario en su discurso? (Abajo el discurso completo.

¿Violó la Ley de Disciplina Militar, en concreto el artículo 17 que dice que "queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos políticos.."

¿Qué dijo el divisionario?

Lo cito:


"Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de Nación que está en marcha, porque lejos de las diferencias de pensamiento que pudieran existir nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer y la convicción de que sólo trabajando en un mismo objetivo podremos hacer la realidad, esta realidad que cada día sea más prometedora"..

Aunque acotó: "tenemos claro que la subordinación al poder civil es norma, responsabilidad y convicción, debido a que la profesión militar jamás contempla aspiraciones políticas, su esencia es otra y se puede apreciar en las acciones que realizan las tropas a lo largo y ancho de la República mexicana..."

Antes dijo...

"Para nosotros es un timbre de orgullo poder contribuir a la transformación que se está viviendo. Las bases están sentadas y se avanza con paso firme en el proyecto de nación que usted ha impulsado desde el inicio de su gobierno. (O sea la 4T).

Ante ello hubo muchas reacciones...

Para mucha gente el general secretario hizo proselitismo, para otros no.

“Es preocupante que el Secretario llame a los mexicanos a unirse a la 4T”, dijo la señora María Elena Morera...

El diputado Jorge Triana Tena se sumó a las voces críticas, al igual que la senadora Xóchitl Gálvez.

Por su parte, Catalina Pérez Correa, precisó “Muy preocupante esto. No tengo memoria de algún general abiertamente apoyando un proyecto político de esta forma”. 

Para Alejandro Hope, especialista en temas de seguridad escribió:

"Las fuerzas armadas deben obedecer sin titubeos las instrucciones que reciban del Presidente de la República, pero no alinearse con su proyecto político....

Pregunta "¿qué harían las fuerzas armadas si ese grupo corre el riesgo de perder en las urnas el poder ¿Se puede confiar en su neutralidad política en elecciones futuras? Ya no estoy seguro", concluye...

Para Jesús Silva-Herzog, columnista de Reforma "El hombre que representa a quienes empuñan las armas convocó a la ciudadanía a unirse al lopezobradorismo. Las cosas quedan más claras: el lenguaje del lopezobradorismo es, en realidad, lenguaje castrense: un llamado a la unidad, a la disciplina y a la subordinación que pone bajo la mira a los enemigos, a quienes, por elemental patriotismo, hay que aniquilar.

La opción preferencial por los soldados resume el proyecto y la amenaza del lopezobradorismo."..

En efecto, lo  soldados tienen que ser leales al Presidente, que es su Comandante Supremo pero jamás jurar lealtad a un proyecto partidista, como parece que así lo leemos mucha gente....

El general secretario debe hacer las precisiones pertinentes. Una caricatura lo coloca como matraquero y eso no es bueno para la patria.. Ojalá lo haga..

Por último, es duro el posicionamiento de José Miguel Vivanco,  director de la organización Human Rights Watch (HRW):

@JMVivancoHRW

El general Sandoval, jefe de las Fuerzas Armadas de México, durante la celebración del Día de la Revolución, respaldó y se identificó públicamente con AMLO y su proyecto político. 

Cuando los militares se meten en política partidista la democracia peligra.

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Opinión de Carlos Ferreyra en su cuenta de Facebook..

De memoria

Disolución social renovada…

Los aguacates, así se llaman entre ellos tanto por el color del uniforme como por la figura del fruto, que lo equipara al símbolo masculino del valor.

Tradicionalmente se les calificó como el pueblo en armas, Nicolás Guillén, el cubano cantor de la negritud, hizo un poema en el que reiteradas veces pregunta: Soldado, ¿por que me odias tú?

Y se responde eres pueblo, lo soy yo, soldado: ¿por que me odias tu?

Según las encuestas el cuerpo castrense está en la cúspide de las aprobaciones, ante un mandatario cada día mas devaluado, una clase política reconocidamente corrupta, una justicia públicamente al mejor postor y a las órdenes incondicionales del gobierno y una prensa masacrada, difamada y usada para generar simpatía al mandatario a costa del desprestigio de los informadores.

En este ambiente desolado, trascienden las bestialidades autorizadas a los uniformados, convertidos por la gracia unipersonal de quien se apropia sin obstáculo alguno de los órganos garantes de nuestra democracia, en amos y señores del futuro del país.

Sin el mínimo respeto a la Constitución y a las leyes militares, abiertamente por boca del titular de la Defensa, se declaran portavoces y promotores de Morena y su Cuarta Transformación.

Como garantía o cohecho, se amplía en cinco mil millones el presupuesto castrense, cifra no sujeta a comprobación. Y se autorizan contratos por casi mil millones de pesos, para obras inexistentes y empresas sin antecedentes ni domicilio fiscal.

Entre las mencionadas negociaciones, todas de reciente creación y socios no declarados, se encuentran jugueterías, fondas y tiendas de ropa.

López decidió entregarles bajo su completo dominio, sus obras simbólicas: terminal avionera, fábrica de gasolinas y trenecito que romperá el equilibrio ecológico en la selva chiapaneca.

El estatus legal habrá que desentrañarlo al entender que de hecho privatiza y deja fuera del alcance legal a esas empresas. Sin embargo, los militares son parte del entramado oficial ante el que deben rendir cuentas.

¿Lo harán? Por declaración del aguacate supremo, Luis Crecencio Sandoval,  quien no se afilie a la causa transformadora del pejismo, puede ser calificado traidor a la Patria. El siguiente paso seran los tribunales inquisitoriales.

Bienvenida de regreso la Disolución Social…

Corchetito: mientras don Crecencio se integra a las filas del morenismo en la tarea de leva comicial, en Zacatecas dos ejércitos sicarios estrangulan la capital, llegan armados y en pandilla desde estados vecinos.

En Michoacán a los once niños asesinados se suma media docena masacrados en un palenque esta madrugada; los narcos disputan el control en Tamaulipas y Nueva Generación extiende sus tentáclos en todo el occidente.

Marcelo, ajeno a estas noticias, pide a vendedores y fabricantes de armas que no las envíen a México. No dice qué haremos para impedir ese trasiego…

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El tema en columnas...

Templo Mayor/ REFORMA

QUIÉN SABE por qué se espantan de que el general Luis Cresencio Sandoval llame a unirse al "proyecto de nación que está en marcha". Suena lógico que lo diga el secretario de la Defensa, toda vez que el único proyecto de este gobierno al que se le ve claridad es el de la militarización del país. ¿O acaso ha hecho otra cosa la 4T? ¡Firmes!

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PLATA O PLOMO/Alejandro Hope  /

 El Universal

¿Las Fuerzas Armadas toman partido?

¿Se puede confiar en la neutralidad política del Ejército?

¿Cuáles son las instituciones más respetadas del país? El Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina, sin lugar a dudas.

Nuestras fuerzas armadas tienen una inmensa reserva de respaldo social. En la más reciente Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE 2021), nueve de cada diez mexicanos afirmaron tener algo o mucha confianza en la Marina y el Ejército.

Algo similar pasa con la percepción de desempeño: 87% de los adultos mexicanos consideran que la Marina es algo o muy efectiva, mientras 86% cree lo mismo en el caso del Ejército.

Ese prestigio no es resultado de la casualidad. Las instituciones militares han estado en primera línea en momentos más difíciles del país: en los sismos, en los huracanes, en las inundaciones, al lado de la población civil, en la atención inmediata a los desastres y en los esfuerzos de reconstrucción.

También han tenido un rol destacadísimo —desde hace décadas— en el despliegue de programas sociales, sobre todo en comunidades apartadas. En muchos lugares son la principal, sino la única ventanilla del Estado. Además, en varias regiones (La Laguna, por ejemplo), jugaron un rol indispensable en procesos de pacificación.

Pero las fuerzas armadas tienen prestigio no solo por lo que hacen, sino también por la imagen que han preservado a lo largo de varias décadas: una institución del Estado, dotada de una lealtad inquebrantable al país y al orden constitucional.

Esa imagen depende, sin embargo, de la neutralidad política del estamento militar. Los soldados y los marinos, incluyendo a los de alto rango, pueden tener simpatías políticas en lo individual, pero esas inclinaciones no pueden ser una postura institucional. Las fuerzas armadas deben obedecer sin titubeos las instrucciones que reciban del Presidente de la República, pero no alinearse con su proyecto político.

La línea puede ser tenue, pero existe. Cruzarla implica poner en riesgo el respaldo social de las fuerzas armadas entre la población que no simpatice con el gobierno en turno.

Más serio, sin una postura institucional de neutralidad, las divisiones políticas de la sociedad pueden empezar a reproducirse al interior de las fuerzas armadas, tal como sucedió en buena parte del siglo XIX o en las dos décadas que siguieron al estallido de la Revolución. Las consecuencias de ese escenario para la gobernabilidad del país serían graves.

Desgraciadamente, esa línea empieza a ser traspasada. El sábado, durante la celebración del 111 aniversario de la Revolución, el general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, afirmó lo siguiente: “Las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional vemos en la transformación que actualmente vive nuestro país, el mismo propósito de las tres primeras transformaciones: el bien de la patria…

Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha, porque lejos de las diferencias de pensamiento que pudieran existir nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer y la convicción de que sólo trabajando en un mismo objetivo podremos hacer la realidad de México, esta realidad que cada día sea más prometedora”.

Esto no es una simple expresión de lealtad al Comandante Supremo de las fuerzas armadas. Esto es una toma de partido. El general secretario ha decidido identificar el bien de la patria con la preservación del proyecto político del actual grupo gobernante.

La pregunta después de semejante confesión es qué harían las fuerzas armadas si ese grupo corre el riesgo de perder en las urnas el poder ¿Se puede confiar en su neutralidad política en elecciones futuras? Ya no estoy seguro.

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¿El general politiza a las fuerzas armadas?/HÉCTOR AGUILAR CAMÍN

Milenio

El secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, llamó a los mexicanos a unirse al proyecto de nación del gobierno. Dijo:  

“Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha, porque lejos de las diferencias de pensamiento que pudieran existir, nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer y la convicción de que solo trabajando en un mismo objetivo podremos hacer la realidad de México… más prometedora”. 

Dijo antes: “Las fuerzas armadas y la Guardia Nacional vemos en la transformación que actualmente vive nuestro país el mismo propósito de las tres primeras transformaciones: el bien de la patria”.

No sé si el general secretario tiene representación cabal para hablar a nombre de las fuerzas armadas (que incluyen a la Marina) y de la Guardia Nacional (sobre la que no tiene mando formal). Lo que sé es que, desde su posición militar, le está pidiendo a los mexicanos una adhesión política al proyecto del partido que está en el gobierno.

Esta toma de partido por el proyecto del grupo en el poder pone en entredicho la neutralidad política del orador.   

El general secretario no puede invocar la unidad nacional cuando llama a secundar un proyecto de gobierno que es cualquier cosa menos una oferta de unidad y que, hoy por hoy, después de la elección de junio, no tiene la mayoría de los votos de los mexicanos.

Sacar al Ejército fuera de la refriega política fue clave para pacificar el país en los años que siguieron a la Revolución. Costó aplastar tres rebeliones militares: la de la huertista en 1923, la de Gómez y Serrano en 1927 y la de Gonzalo Escobar en 1929.

El último presidente militar de México fue Manuel Ávila Camacho (1940-1946). El primero civil fue Miguel Alemán (1946-1952). Desde entonces, las fuerzas armadas han sido soporte políticamente neutral de los gobiernos civiles, en el más largo periodo de paz que ha tenido el país.

Nada agradeció tanto la nación a los militares como su retirada de las pugnas políticas, porque el Ejército metido a la política fue siempre germen de discordia armada.

Ahora el general secretario ha puesto unas palabras imprudentes de más sobre ese fuego apagado. ¿Lo quiere reavivar?

Héctor Aguilar Camín

hector.aguilarcamin@milenio.com

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 La opción preferencial/Jesús Silva-Herzog Márquez

en REFORMA

A juicio del presidente López Obrador, las armas son la verdadera garantía de lo público. La forma de asegurar que sus obras predilectas permanecerán en la órbita del Estado es entregándoselas al Ejército. Para convertir en irreversible una decisión política, hay que ceder su dominio a las corporaciones militares. En el momento en que los uniformados tengan el control de un ámbito de la política pública, podemos estar confiados de que no se revertirá jamás. La racionalidad de la decisión es clarísima: bajo el control de los soldados se aleja definitivamente la tentación privatizadora. Contra el neoliberalismo, la advertencia de los cañones. No es la ley lo que garantiza la permanencia de lo público. Ni siquiera si se instala en el texto de la Constitución podría asegurarse su cuidado. Lo público está al cuidado de quienes cargan las armas. No es el trazo cuidadoso de su configuración institucional, no es tampoco el testimonio de su eficiencia: es que los soldados resguardan las obras y que atreverse a cuestionar su gestión implicaría enfrentarse a los fusiles.

A los militares se pretende obsequiar una empresa cuyas ganancias estarán destinadas a beneficiar a la propia corporación. Bajo esta administración, las armas se han convertido en el gran símbolo de lo público. No solamente su garante, sino su emblema. La orgullosa militarización que emprende decididamente el gobierno de López Obrador contrasta con el embate a los centros de reflexión y de crítica, de profesionalismo administrativo y de neutralidad institucional. Frente a la apuesta por un servicio civil competente, profesional y confiable, el gobierno que se pretende impulsor de una gran transformación histórica confía en el Ejército, esa entidad a la que describe como "pueblo uniformado". El Presidente fantasea con la idea de que el Ejército es la virtud, el patriotismo, la lealtad, la eficiencia. Al convertirse en Presidente olvidó las denuncias que hacía como candidato a la institución que violaba derechos humanos y que cometía atrocidades en su lucha contra el crimen organizado. Al parecer se convenció de que, al ganar su proyecto político, el Ejército cambió de naturaleza. En un instante se convirtió en el gran baluarte de la patria, una institución por encima de cualquier sospecha. Del Ejército le atrae, sin duda su obediencia y su disciplina. El acatamiento que no pierde el tiempo en discusiones. Mientras los encorbatados con título son sospechosos, incompetentes y dispendiosos; mientras la discusión que supone nuestra diversidad es entorpecimiento de decisiones urgentes, la marcha de los soldados lleva una sola dirección y avanza a un mismo ritmo.

La militarización y el hostigamiento a toda fuente de pensamiento independiente vienen de la misma fuente: una idea de lo público que no es diálogo, ni sitio de encuentro del pluralismo, ni mucho menos el consenso en las reglas comunes, sino el acoplamiento de todas las voces a una sola voluntad política. Por eso el nuevo régimen quisiera convertir en legión hasta a las universidades. Los centros de enseñanza como tropas educativas al servicio del nuevo régimen. Centros que tiren a la basura las ideas del pasado y promuevan apasionadamente la doctrina oficial. Por eso la directora del Conacyt puede hablar de la "Cuarta Transformación", como si el consejo que dirige fuera un sector del partido que se dice impulsor de esa fórmula.

Cuando los militares acusan recibo de los obsequios que reciben de la Presidencia, transparentan la lógica profunda de la política oficial. Si el populismo desplaza la política del conflicto pluralista a la arena de la guerra simbólica, el Ejército es el protagonista y el emblema de orgullo. El patriotismo se expresa adhiriéndose al proyecto presidencial, dijo hace unos días el secretario de la Defensa. El hombre que representa a quienes empuñan las armas convocó a la ciudadanía a unirse al lopezobradorismo. Las cosas quedan más claras: el lenguaje del lopezobradorismo es, en realidad, lenguaje castrense: un llamado a la unidad, a la disciplina y a la subordinación que pone bajo la mira a los enemigos, a quienes, por elemental patriotismo, hay que aniquilar.

La opción preferencial por los soldados resume el proyecto y la amenaza del lopezobradorismo.

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Discurso..

Sábado 20 de noviembre de 2021

LUIS CRESENCIO SANDOVAL GONZÁLEZ, SECRETARIO DE LA DEFENSA NACIONAL: Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de México y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

Doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del señor presidente.

Senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de gobierno de la Ciudad de México.

Secretarias y secretarios del Gabinete de la República.

Invitados especiales.

Agregados de defensa militares, navales y aéreos acreditados en nuestro país.,

Jinetes de las delegaciones extranjeras que participan en el desfile.

Integrantes de los contingentes montados, asociaciones de charros y carros alegóricos de diversos estados de la República.

Mujeres y hombres condecorados del Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Guardia Nacional.

Compañeros de armas.

Apreciables familias que hoy nos acompañan.

Representantes de los medios de comunicación.

A todos, muy buenos días.

Doy la más cordial bienvenida a las delegaciones de Argentina, Ecuador, Guatemala, Italia, Perú y República Dominicana que con gran disposición están aquí presentes para participar en el desfile cívico militar conmemorativo al aniversario del inicio de la Revolución mexicana. 

Agradecemos su presencia con la que engalanan esta conmemoración, siendo muestra de la fraternidad que une a nuestras naciones. De igual manera, recibimos también con mucho gusto a los contingentes, asociaciones de charros y carros alegóricos de los 32 estados de la República.

Con mucho gusto y ánimo se han sumado a esta columna de desfile todas estas organizaciones, poniendo de manifiesto el orgullo de ser mexicanos.

Las conmemoraciones históricas tienen una enorme importancia porque, además de permitirnos recordar sucesos trascendentales de la vida nacional, fortalecen nuestra identidad. Por consiguiente, el 20 de noviembre es una gran fecha de gran significado y valor histórico para todos los mexicanos en virtud que un día como hoy, pero 1910, se inicia la Revolución mexicana, y esta fecha nos encontramos reunidos aquí en la Plaza de la Constitución para conmemorar el 111 aniversario de ese movimiento social, político y económico que representó la tercera transformación nacional. Transformación que agrupó los anhelos de todos aquellos integrantes del pueblo mexicano ávidos de democracia, de justicia social e igualdad. 

Democracia para hacer valer la soberanía del pueblo y sus derechos políticos.

Justicia social como elemento primordial para la convivencia en paz y el progreso de la sociedad, y para que cada ciudadano tuviera acceso a mejores oportunidades para vivir con bienestar.

Igualdad para que todos los mexicanos gozaran de los mismos derechos sin distinción alguna.

Para cristalizar estos derechos, el Apóstol de la Democracia, don Francisco I. Madero, concibió y puso en ejecución el Plan de San Luis donde quedó plasmado el primer fundamento ideológico de la Revolución mexicana.

De este modo, a las 6:00 de la tarde del 20 de noviembre de 1910 iniciaría el movimiento revolucionario que, a la muerte de Madero, en 1913, continuaría don Venustiano Carranza, quien conformó al Ejército Constitucionalista, nombre que en el Plan de Guadalupe del 26 de marzo de 1913 se le dio a la fuerza organizada para restablecer el orden constitucional, que fue el origen de nuestro actual Ejército mexicano. Fuerza surgida del pueblo que luchó contra la ilegalidad del gobierno de Victoriano Huerta y con su triunfo apuntaló la promulgación de la Constitución de 1917, resultado del esfuerzo de valientes mujeres y hombres que dieron la vida por la patria durante la Revolución mexicana.

Así pues, una vez concluida la confrontación por medio de las armas, nuestro país se enfocó en la consolidación de las instituciones nacionales; entre ellas, las Fuerzas Armadas, que iniciaron un importante proceso para contar con soldados bien instruidos, con sólidos valores y una guía ética de conducta fundada en la disciplina para servir a la patria con honor y lealtad.

En este contexto, y debido a la importancia de esta fecha conmemorativa, dentro de las Fuerzas Armadas hoy se otorgan diferentes condecoraciones que recompensan el esfuerzo, la dedicación, los años de servicio y el compromiso institucional.

Asimismo, asensos a un grado más, que son el producto de los méritos realizados en la carrera, la buena conducta, la antigüedad y las largas horas de estudio para escalar un peldaño más en la escala jerárquica militar.

Con base en las leyes de asensos y recompensas del Ejército y Fuerza Aérea y Armada de México, en esta fecha se otorgaron condecoraciones de perseverancia por el tiempo en servicio prestado dentro de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional a mil 860 mujeres y 12 mil 829 hombres. De igual forma, una subteniente, dos sargentos primeros, dos cabos y tres soldados obtuvieron la Condecoración al Mérito Deportivo por haberse distinguido en diferentes ramas del deporte. Asimismo, hoy ascendieron al grado inmediato 550 mujeres y tres mil 568 hombres entre generales, almirantes, comisarios, jefes, capitanes, inspectores y oficiales. 

A todos, les expresamos las más sinceras felicitaciones porque las condecoraciones y los ascensos representan un importante logro en la carrera militar y naval, lo cual ello sería imposible alcanzar sin el respaldo de sus apreciables familias, que también son merecedoras de nuestras felicitaciones y más amplio reconocimiento.

Las condecoraciones y los ascensos obtenidos constituyen realización, satisfacción personal y éxito profesional, para la familia son motivo de orgullo y para las instituciones a las que pertenecemos son certeza de contar con capital humanocomprometido y preparado para servir a la patria con disciplina, honor, lealtad y profesionalismo.

Tenga presente que México espera mucho de sus soldados, marinos y guardias nacionales, y la mejor forma de corresponderles es con trabajo eficiente y eficaz.

Señor presidente:

El próximo 1º de diciembre se cumplirán tres años de que inició su gestión al frente del Poder Ejecutivo. En estos tres años usted ha depositado su confianza en las Fuerzas Armadas y en la Guardia Nacional para la seguridad, el progreso de México y el bienestar del pueblo.

Para nosotros es un timbre de orgullo poder contribuir a la transformación que se está viviendoLas bases están sentadas y se avanza con paso firme en el proyecto de nación que usted ha impulsado desde el inicio de su gobierno.

Tenemos presente el legado de Madero, de Carranza, y de muchas mujeres y hombres que hicieron valer el ideario social del movimiento revolucionario que hoy conmemoramos, porque sus convicciones son una valiosa guía en las acciones que se realizan actualmente para tener un país cada día más libre, más democrático y más justo.

Por ello, jamás escatimaremos en el servicio que prestamos a la patria, porque los esfuerzos que realice su gobierno tienen origen en las necesidades legítimas de la mayoría de los mexicanos. Así, pues, a punto de iniciar la segunda mitad de la administración y en el marco del 111 aniversario de la Revolución mexicana, los soldados, marinos y guardias nacionales le refrendamos nuestra lealtad y compromiso de seguir trabajando en los proyectos que se nos han encomendado con honestidad, integridad, disciplina y profesionalismo.

Tenemos claro que las Fuerzas Armadas son instituciones fundamentales para alcanzar los objetivos e intereses nacionales. En tal razón, a través de los sistemas educativos y de adiestramiento militares y navales, continuaremos fortaleciendo las capacidades que están orientadas al cumplimiento de ese fin.

Apreciable auditorio:

Cada una de las transformaciones nacionales ha significado un cambio profundo y ha tenido un propósito definido, el bien de la patria, particularmente, la Revolución mexicana por don Francisco I. Madero, y continuada por don Venustiano Carranza dio fin a un régimen caduco que propiciaba grandes desigualdades y en el que los más desfavorecidos eran campesinos y obreros, principalmente.

Pero sobre todo avivó la esperanza de toda una nación que aspiraba una vida democrática con igualdad y justicia social, preceptos que se vieron consolidados en la carta magna de 1917.

En este sentido, las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional vemos en la transformación que actualmente vive nuestro país, el mismo propósito de las tres primeras transformaciones: el bien de la patria. 

Se enfoca en desterrar la corrupción, procurar el bienestar del pueblo, el progreso con justicia, la igualdad, el crecimiento económico, educación, salud y seguridad, entre otros rubros.

Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha, porque lejos de las diferencias de pensamiento que pudieran existir nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer y la convicción de que sólo trabajando en un mismo objetivo podremos hacer la realidad de México, esta realidad que cada día sea más prometedora.

Por lo que respecta a las Fuerzas Armadas, continuaremos poniendo todo el empeño en el cumplimiento de las misiones y tareas que tenemos encomendadas porque estamos seguros de que ese es el camino para que nuestro país siga desarrollándose.

En concordancia con esto, Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Guardia Nacional estamos presentes en todo el territorio brindando seguridad a la ciudadanía, estamos presentes en donde el patrimonio y la integridad de la población se encuentra en riesgo por algún desastre, estamos presentes donde podemos contribuir en las acciones que se realizan para evitar la corrupción y el dispendio de recursos, estamos presentes donde se nos requiera para apoyar el progreso y bienestar. En suma, estamos trabajando por México.

En esta elevada encomienda el interés nacional está y siempre estará por encima de cualquier otro o de conjeturas que pudieran hacerse sobre nuestro trabajo, porque las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional tenemos claro que la subordinación al poder civil es norma, responsabilidad y convicción, debido a que la profesión militar jamás contempla aspiraciones políticas, su esencia es otra y se puede apreciar en las acciones que realizan las tropas a lo largo y ancho de la República mexicana. 

La lealtad a la patria es conciencia, deber y vocación, porque el honor de portar el uniforme militar y naval, así como el de la Guardia Nacional, así lo exige, el respeto a la Constitución, a las leyes que de ella emanan y a los derechos humanos es obligación, congruencia y certeza porque también es sinónimo de legalidad y de compromiso con México.

Los valores institucionales son fortaleza, razón y guía, porque en ellos se enmarca el desempeño de los generales, almirantes, comisarios, jefes, capitanes, inspectores, clases, soldados, marinería y escala básica, estas son las bases en el actuar de todo soldado, marino y guardia nacional.

Somos conscientes de que la mejor forma de honrar a aquel pueblo revolucionario es reconociendo su valentía, sus esfuerzos y su lucha por el país de libertades, y garantías que hoy tenemos, trabajando para que México sea cada día mejor y aseguremos el futuro de las nuevas generaciones.

Tengamos presente que la grandeza de nuestro pueblo proviene de una vasta herencia cultural y de una gran reserva de valores que atesoramos. Su fortaleza trasciende en el tiempo, ya que siempre ha sabido sobreponerse a la adversidad de cada época.

Por ello, valoremos el legado histórico que representa la Revolución mexicana y sus próceres. Y en el marco de su conmemoración, las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional reiteramos al pueblo de México nuestro respaldo y total compromiso con las mejores causas.

Afirmamos que nuestra lealtad es inquebrantable y nuestro amor por la patria es genuino.

Muchas gracias.

MODERADOR: Escuchemos el mensaje que dirige el licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.



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