25 abr 2023

La salud del presidente en columnas políticas..

El secretario de salud aseguró en mañanera  que el estado de salud del c. Presidente es bueno con síntomas de inflamación de vías respiratorias altas, fiebre y cansancio, y dice que está controlado; que ha mejorado con  "paracetamol, líquidos, descanso,..


"En unos días será dado de alta", afirma el dr. Jorge Alcocer, secretario de Salud; ..El corazón está bien reitera..

Pero hay muchos rumores de "querientes y malquerientes" y los dichos de Alcocer, no lo paran, debemos ver la imagen de AMLO, y en papel la situación que se encuentra, tenemos derecho a saber, respetando su privacidad.

Pero ademas, Por qué tenemos que creerle a la autoridades de Salud? Recordemos que en plena  pandemia echaron mentiras, incluso ocultaron, o adecuaron información  conforme a la coyuntura..

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*COLUMNAS POLÍTICAS, 25 DE ABRIL 2023.*

*TEMPLO MAYOR/Reforma

OJALÁ que Andrés Manuel López Obrador no haya visto la mañanera de ayer, porque seguramente ahora sí le dio un soponcio. Y es que Adán Augusto López nomás no pudo mantener el rating del show matutino.

DE HECHO, el secretario de Gobernación tuvo que -literalmente- llenar de invitados la conferencia de prensa, por lo que también tomaron el micrófono Ricardo Sheffield, de Profeco; Javier May, de Fonatur; María Luisa Albores, de Semarnat; Ariadna Montiel, de Bienestar, y Diego Prieto, del INAH.

Y no invitaron a Chabelo porque ya falleció. Pese al elenco estelar, la mañanera duró "apenas" una hora con 45 minutos.

DA LA IMPRESIÓN de que el secretario de Gobernación tenía la encomienda de ocupar el tiempo, pero sin tocar a fondo el tema más importante: el misterioso estado de salud del presidente de México.

Por más que en la 4T les baste una palabra de AMLO para santiguarse, la República requiere algo más concreto. Después de 36 horas del ¿desvanecimiento?, ¿infarto?, ¿simple malestar? del mandatario, el gobierno federal seguía anoche sin dar una explicación clara. Mucho menos un parte médico. ¡Qué necesidad de andar alimentando rumores!

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*TRASCENDIÓ/Milenio Diario

Que con el tercer contagio de covid del presidente Andrés Manuel López Obrador, la actividad en Palacio Nacional bajó considerablemente y en el segundo día de convalecencia solo se vio en el lugar a personas cercanas, como el titular de Fonatur, Javier May, y a mediodía llegaron el jefe de la ayudantía y sombra del mandatario, Daniel Assaf, así como la encargada de las redes sociales, Jessica Ramírez. En la mañanera, el vocero Jesús Ramírez Cuevas se limitó a atestiguar la conducción de Adán Augusto López.

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*CONFIDENCIAL/El Financiero

May evade hablar de lo ocurrido en Yucatán*

El sigilo en torno de la salud del Presidente se mantiene. Ayer, Javier May, director de Fonatur, rechazó hablar con la prensa, al salir de Palacio Nacional, sobre cómo vio al Presidente, pues él sería uno de los funcionarios que habría estado con él cuando decidió suspender su gira. Por cierto, a Palacio también llegó Daniel Asaf, jefe de la Ayudantía del Ejecutivo, y quien prácticamente es su sombra. De momento, parece no estar contagiado de Covid, a pesar de ser tan cercano al mandatario.

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*FRENTES POLÍTICOS* (Excélsior)

5. Impasse sanitario. El canciller Marcelo Ebrard agradeció los mensajes de apoyo de líderes mundiales que han deseado una pronta recuperación al presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de que diera a conocer que se contagió de covid-19 por tercera ocasión. “Hemos recibido muchísimos mensajes, cosa que agradecemos, hemos recibido mensajes de la Unión Europea, de buena parte de América Latina, del Caribe, de Asia y a todos les agradecemos cumplidamente sus buenos deseos para México y el pronto restablecimiento de nuestro Presidente que, como ayer se informó, tiene covid y tendremos que esperar unos días para que él salga adelante. Le deseamos lo mejor, pronto restablecimiento”, dijo. Una pausa en el camino, nada más.

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Yo vi cómo se desplomó el Presidente: reportero/José Ureña

24 Horas, abril 25, 2023

Un testigo narra cómo estuvo el desvanecimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador en la base aérea militar de Mérida

 El testimonio sobre el Presidente no deja dudas.Fue la base sobre la cual El Diario de Yucatán, uno de los periódicos con mayor tradición y también de mayor credibilidad, dio la primicia.

Es ejecutivo pero en ese momento asumió su vocación reporteril para enviar la primicia a su redacción y someterla a juicio superior.

Así el cuerpo directivo decidió dar la nota: AMLO sufre presunto infarto en Mérida.

“El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habría sufrido un infarto o una complicación cardiaca en el edificio conocido como Casa de la Piedra de la Base Aérea Militar número 8 de Mérida donde acostumbra realizar sus reuniones de evaluación del Tren Maya…

“Se disponía a comer antojitos yucatecos que formaron parte del menú del desayuno, que preparan cocineros de la BAM No. 8 cuando se sintió mal y se desvaneció ante el asombro de funcionarios del Fonatur y representantes de las empresas que lo acompañaron en ese momento”.

-Salí positivo a Covid -confirmó el domingo por la tarde el mandatario en su cuenta de Twitter.

TODO FUE TAN RÁPIDO…

El Diario de Yucatán mantuvo ayer su versión como es su tradición, sin firmar la nota.

Desestimó el dicho oficial en su principal: AMLO causa revuelo. Se desvanece en Mérida y lo trasladan de urgencia a la Ciudad de México.

¿Cómo fue?

El desayuno parecía de rutina, narra el directivo periodístico presente, fuente de la nota de referencia, cuando el Presidente se desvaneció.

-Yo vi cómo se desplomó el Presidente, para sorpresa de todos.

-¿Nadie hizo algo para detenerlo?

-No hubo tiempo. Todo fue tan rápido que cayó con todo su peso de lado. Por fortuna estaba sentado y quizá eso evitó un golpe mayor.

-¿Qué hicieron luego?

-Había mucha confusión y luego fue levantado por personal presente, mayoritariamente militar porque estábamos en una base castrense, y trasladado a un salón anexo.

De lo sucedido en esa primera evaluación y lo hablado por el cuerpo médico no hay datos.

Lo visible a continuación, sigue el reportero de la primicia, “fue que lo sacaron, lo subieron a una ambulancia y se lo llevaron aparentemente a un hospital”.

No en Mérida.

Luego se confirmó: viajó en avión de la Fuerza Aérea a la capital para su atención definitiva y a ello siguieron mil especulaciones y un mensaje con lenguaje no común en López Obrador.

La promesa es difundir este martes el parte médico para matar especulaciones.

NO ES PARA ALARMAR

1.- Varios periodistas se aplican a la tarea de investigar.

El hermetismo oficial es absoluto, pero el personal médico da crédito al contagio de Covid cuando es de gravedad.

Sí son posibles, dicen especialistas como el doctor Francisco Moreno, del Hospital ABC, algunas consecuencias como las narradas sobre el Presidente.

Se llama síncope esa pérdida de conciencia y de equilibrio y las causas pueden ser múltiples, aunque las más conocidas son cardíacas.

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La salud del Presidente/Jorge Fernández Menéndez

Razones

Excelsior

Lo sucedido este fin de semana con la enfermedad del presidente López Obrador, que, por tercera ocasión, según la información oficial, fue detectado con covid-19, demuestra la forma en que se maneja la comunicación gubernamental: sin transparencia, con claroscuros, y sin proporcionar realmente información, tratando de ocultarla o adecuarla a sus necesidades de coyuntura.

El presidente López Obrador estaba el domingo en Yucatán cuando se sintió mal. Según el Diario de Yucatán, se desvaneció. Cierto o no, tuvo que suspender la gira que realizaba por el estado y ser trasladado de urgencia a la Ciudad de México, luego de que se le detectó covid. Según dijo hoy en la mañanera el secretario de gobernación, Adán Augusto López, el Presidente se encuentra en Palacio Nacional, recuperándose.

Pero muy poco antes de que se informara de que el Presidente tenía covid, y cuando se había publicado que había tenido un desvanecimiento, el vocero presidencial, Jesús Ramírez, lo negó y dijo que incluso el mandatario continuaba la gira de supervisión del Tren Maya, lo que era falso, porque minutos más tarde, mediante un tuit se informó que el Presidente estaba enfermo, que se suspendía la gira e, incluso, que ya estaba en la Ciudad de México para tratarse.

Desde la mañana cuando el Diario de Yucatán informó del malestar presidencial, sólo tuvimos el desmentido, que resultó falso, de Jesús Ramírez, a las tres de la tarde, cuando ya estaba en la Ciudad de México desde hacía bastante tiempo, se publicó el tuit presidencial, sin mayor información, salvo que tenía covid, y hasta la mañanera de ayer no hubo ninguna otra información oficial. Un vacío de horas que se cubrió, como siempre ocurre, con todo tipo de rumores.

No se entiende que la salud de un mandatario es un asunto de Estado, con López Obrador o con cualquier otro. La sociedad tiene derecho a saber qué salud guarda el hombre o la mujer que tiene en sus manos el control de un gobierno. La enorme mayoría de las dolencias por supuesto que no incapacitan a un mandatario para seguir con esa responsabilidad, pero se debe saber qué le sucede, porque la salud, tanto la capacidad física como la intelectual, es un condicionante tan importante como los conflictos de interés que puede tener un mandatario. Simplemente tenemos que saber si el Presidente ha estado o no consciente, con o sin covid, si está o no en condiciones de tomar decisiones, en caso de que esté incapacitado, aunque sea por unas horas, para ser tratado; por ejemplo, si está intubado, quién es el responsable mientras tanto, y si esa persona está a cargo o no. Son datos básicos que se deben tener en una democracia contemporánea cuando un mandatario está enfermo.

Decir que el Presidente tiene covid en realidad no dice nada. Sabemos que el presidente López Obrador sufre de problemas cardiacos, además de otras dolencias en la espalda. Y ésta es la tercera vez que da positivo a covid-19, algo delicado cuando se tiene alguna enfermedad del corazón, y hace poco más de un año tuvo una intervención cardiaca de la que se informó también poco y en forma tardía: se ocultó hasta que ya había ocurrido que el Presidente se haría un estudio clínico, que en realidad resultó en la implantación de uno o varios stents en el corazón.

​No es el único caso de ocultamiento de enfermedades incluso muy graves. Si hay un capítulo que oscureció la gestión de François Mitterrand fue que durante años ocultó, mientras era presidente, que sufría de un cáncer, que finalmente lo llevó a la tumba (también ocultó que tenía una segunda pareja con la que tenía, además, una hija, pero ése es otro tema). Ronald Reagan informó con precisión de sus intervenciones quirúrgicas, pero nunca se informó que el mandatario, durante por lo menos sus dos últimos años de gobierno, ya sufría de Alzheimer y muchas decisiones ya no pasaban por sus manos. Y no hablemos de dictadores como Fidel Castro o Hugo Chávez, cuya salud era tan protegida como un secreto de Estado, que llegaron incluso a adecuar, según informes confiables, la fecha de su muerte a las necesidades de la coyuntura. El presidente López Mateos sufría unas cefaleas que lo dejaban incapacitado por horas, en realidad sufría aneurismas cerebrales que terminaron poco después con su vida, pero durante su mandato jamás se informó de ello.

​Cuando estaba a punto de iniciar el proceso de destitución de Richard Nixon, el presidente estaba deprimido, bebía y estaba buena parte del tiempo alcoholizado, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el secretario de Estado y el de la Defensa, decidieron que no acatarían ninguna orden militar de alto riesgo, si no era aprobada previamente por ellos. Lo mismo sucedió en las últimas semanas de Donald Trump, ante el temor de que un presidente notoriamente desequilibrado por su derrota electoral, podría desencadenar un ataque militar o incluso nuclear para cancelar la transición de poderes.

​Nadie gana con la desinformación, ni el Presidente ni su administración, tampoco la sociedad y las buenas prácticas gubernamentales. Afortunadamente, insistimos, no hubo nada que lamentar respecto a la salud presidencial ni se presentó ningún problema súbito que hubiera requerido la atención presidencial mientras estuvo, se presume, impedido. Pero imaginemos por un momento que se hubiera producido un terremoto, un episodio de seguridad similar al culiacanazo o cualquiera de las tragedias cotidianas que azotan al país. Hay procedimientos, mecanismos de información que cualquier democracia debe respetar y una vez más, en nuestro caso, eso no ha ocurrido.

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Tiene covid… e infarto/ Raymundo Riva Palacio

El Financiero.

El gobierno no mintió cuando dijo que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenía covid-19. Lo que ocultó es que el virus le produjo un infarto. Hasta anoche no estaba claro cómo iban a informar hoy por la mañana, ni tampoco si aceptarían que el Presidente había tenido una afección cardíaca seria, pero que lo tiene por ahora fuera de peligro. Las presiones sobre cómo van a informar, tras las preguntas que hizo la prensa ayer al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, en la mañanera, provocaron una reunión de emergencia en Palacio Nacional.

Al momento de escribir esta columna no se sabía de las conclusiones, pero, de acuerdo con fuentes gubernamentales, estaban reunidos los responsables de seguridad, economía y salud. Las preguntas que tendrían que dilucidar era qué iban a decir y quién lo iba a decir. Les urgía hacerlo porque los dos primeros días de enfermedad del Presidente habían sido un desastre. La Presidencia no deja semana sin tener una crisis, que se agudiza porque no sabe cómo enfrentar una crisis.

Y cuando López Obrador no está en los controles, se potencia el caos y el gobierno se vuelve un desastre. Eso es lo que está sucediendo con su salud, donde ni su vocero, Jesús Ramírez Cuevas, supo cómo actuar el domingo, ni el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, tuvo las luces para atajar los errores cometidos la víspera y administrar el difícil momento por el que atraviesa el gobierno.

La cascada de rumores fue intensa desde el domingo, detonada por la inteligencia primaria de Ramírez Cuevas, que ante los primeros reportes del mal estado de salud del Presidente, primero en el Diario de Yucatán, un periódico crítico al gobierno, y luego en el diario Por Esto, aliado incondicional de la cuatroté, mintió. Aseguró que el Presidente no estaba mal de salud y continuaría su gira por Yucatán. El propio López Obrador lo desmintió en un mensaje en Twitter, donde admitió que había suspendido la gira al haber dado positivo a covid-19.

Las especulaciones encontraron bases en el mensaje, cuya redacción es ajena al estilo del Presidente, y que incluyó la enigmática afirmación de “mi corazón está al 100″. ¿Por qué tenía que hablar del corazón en un tema de coronavirus? Quien lo escribió quizás estaba alterado por la conmoción y el miedo, olvidando que pudo haber utilizado la redacción de las dos veces anteriores en que resultó contagiado.

El 24 de enero de 2021, López Obrador escribió: “Lamento informarles que estoy contagiado de covid-19. Los síntomas son leves, pero ya estoy en tratamiento médico. Como siempre, soy optimista. Saldremos adelante…”. El 11 de enero de 2022, el segundo contagio, apuntó: “Informo a ustedes que estoy contagiado de covid-19 y aunque los síntomas son leves, permaneceré en aislamiento y sólo realizaré trabajo de oficina y me comunicaré de manera virtual hasta salir adelante”. En el tercer contagio, el fraseo fue extraño: “Ni modo, amigas y amigos: salí positivo de covid-19. No es grave. Mi corazón está al 100 y como tuve que suspender la gira, estoy en la Ciudad de México y de lejitos festejo los 16 años de Jesús Ernesto. Me guardaré unos días…”.

El secretario de Gobernación, que desde ayer al mediodía interrumpió todas sus actividades político-electorales para estar atento a lo que sucedía con el Presidente, no pudo con el paquete. Dijo que el Presidente había tenido síntomas de resfriado el sábado por la noche y el domingo en la mañana, por lo que le hicieron pruebas de covid e influenza. López Obrador salió temprano del hotel donde durmió, con la cara demacrada y sin tomar ninguna medida contra probables contagios a otras personas que se le acercaran.

Iba a desayunar en la base militar, pero no llegó. El secretario de Gobernación informó que ante la posibilidad de que saliera positivo de covid, se decidió que regresara a la Ciudad de México alrededor de las 15:30 horas. “Hacia las cuatro de la tarde el resultado arrojó positividad a covid-19″, agregó el secretario. El tuit de López Obrador confirmando que tenía el virus fue publicado a las tres de la tarde con 32 minutos.

En lugar de administrar la crisis y aplacar los rumores confrontándolos con datos, el secretario los incentivó. Dijo que López Obrador regresaría a la mañanera en “dos o tres días”, lo que tampoco tranquilizó, sino que estableció una medición para continuar con la especulación. Si no regresara el martes o miércoles a la mañanera, dejaba como única posibilidad para frenar los rumores dar a conocer un video donde emitiera el Presidente un mensaje sobre su salud. A lo largo del día debieron haber entendido en Palacio Nacional que así no irían a ningún lado, por lo que se convocó a la reunión de una parte del gabinete.

Había demasiada especulación y también empezaba a trascender información. Desde el domingo había fuentes de calidad que señalaban que sí había tenido un infarto López Obrador, que fue reportado primero el domingo por el Diario de Yucatán, que pese a los débiles desmentidos de la Presidencia, lo mantuvo en su titular principal ayer lunes, quizás escudado en el tuit de estar “al 100″ del corazón. El gobierno estaba obligado a modificar la estrategia de comunicación, lastimada, además de la incompetencia de Ramírez Cuevas y Adán Augusto López, por el método seguido en lo que va del sexenio de utilizar la mentira sin pudor y opacidad, con lo que remontar la percepción es más complicado.

No se sabía hasta el cierre de la columna si dejarían que fuera el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, y/o los médicos que atienden al Presidente, quienes llevaran la voz cantante al reportar en la mañanera el estado de salud de López Obrador. Tampoco se sabe si revelarán que llegó de Mérida a revisión al hospital naval y de ahí lo trasladaron al hospital militar. Menos aún si reconocerán públicamente que, en efecto, tuvo una afectación cardiaca como resultado del virus del covid.

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SERPIENTES Y ESCALERAS/Salvador García Soto /

 El UniversalNOTAS INDISCRETAS… Hasta anoche seguía sin verse un video o imagen del presidente López Obrador en su tercer contagio de Covid. El secretario de Gobernación, Adán Augusto, a quien por cierto se le vio bien y con aplomo en la conferencia mañanera, respondiendo todos los temas y bateando incluso las preguntas incómodas, aseguró que “el presidente goza de cabal salud” y desmintió los rumores y especulaciones sobre que su desvanecimiento en Mérida se haya debido a un problema cardiaco. Aunque su lenguaje corporal no necesariamente decía lo mismo, el inquilino de Bucareli, que estará no sólo al frente de las mañaneras sino de todos los asuntos delicados durante la ausencia del presidente, afirmó contundente que “en dos o tres días” López Obrador se reincorporará a sus actividades. Ante tantos yerros y desinformación hasta del propio vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez, los mexicanos parecen escépticos sobre la salud del presidente y aplican la máxima de Santo Tomás: “Hasta no ver, no creer”. Veremos cuánto tardan en subir un video del presidente… Los dados mandan Escalera Doble. Mejora el tiro.

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Artículo mortis

No le deseo ningún mal/Roberta Garza

Milenio,

El Diario de Yucatán reportó que, a punto de zamparse unos deliciosos antojitos, el Presidente sufrió un desmayo causado quizá por un accidente cardiovascular. Que lo subieron a un avión de la Fuerza Aérea —me pregunto por qué no usa ya aviones comerciales, ¿será que ya no puede confiar en el pueblo bueno?— de regreso a la capital, llegando del aeropuerto al hospital militar en helicóptero. Eso fue antier. Desde entonces, hasta el envío de este texto, no se ha sabido nada de él, fuera de un tuit atípico anunciando que se había contagiado de covid.

Todo eso estaría muy bien si no fuera porque el vocero de Presidencia salió a anunciar que López estaba bien de salud, que la gira seguía viento en popa. La bronca es que el comunicado salió cuando el Presidente ya iba de regreso, a medio Golfo de México, no sabemos en qué condiciones.

¿Por qué la mentira? Hay de dos sopas: el vocero no tenía idea porque no le informan ni la hora del día, o le informan a cabalidad, se asustó y quiso taparle el catéter al macho.

Supongamos que el Presidente tiene covid. Si ya mostraba síntomas graves, nunca debió haber ido a Yucatán. Ahora bien, el día anterior, desde la mañanera, cuando despotricó contra sus enemigos imaginarios de siempre, no se le vio congestión nasal, tos o ronquera alguna. No es propio de las variantes en circulación, y menos a la tercera ronda y con vacunas, el desarrollo en menos de 24 horas de síntomas tan agudos, a menos que haya tremendas patologías subyacentes.

Supongamos entonces que no es covid, o no sólo, que López Obrador sí tuvo un accidente cardiovascular, como lo reportó el Diario de Yucatán sin hasta ahora haberse retractado. ¿Qué le pasa al país ahora, con un Presidente que ha dedicado su vida a desmantelar instituciones, que no trabaja en equipo, que no escucha a expertos y que ejerce el poder de manera autocrática y personalísima, si éste queda fuera de servicio?

No le deseo ningún mal a López Obrador. No le deseo la enfermedad ni, menos, la muerte. Pero sí deseo que se vaya a su rancho en Palenque. Que deje un cargo que no sabe ejercer, para el cual nunca estuvo preparado, que le ha quedado inmensamente grande, y eso que la vara estaba muy baja. Deseo que pague por el grave quebranto económico que le ha causado al país, por la corrupción en su seno, por la cizaña que siembra todas las mañanas y por las muchas veces que se ha pasado la ley por el arco del triunfo. Que al menos pida perdón por lo que nunca podrá pagar, como los muertos y heridos causados por su incapacidad y su indolencia: los caídos en la primera ola de covid, que López dejó a merced de detentes y de ivermectina. Por las vidas segadas por las balas de una violencia que el Presidente se niega a abordar a menos que sea con “abrazos”. Por el dolor de los desaparecidos, las mujeres violentadas y otras víctimas que él sólo reconoce como estorbos que le quitan reflectores. 

Deseo que el Presidente se reponga pronto. Pero no por eso dejo de lamentar que tenga entre sus manos las riendas del país, porque si bien no le deseo mal alguno, menos se lo deseo a México.

#Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Milenio (Milenio Monterrey y Milenio Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Milenio Diario con su columna Artículo mortis

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*HISTORIAS DE NEGOCEOS/Mario Maldonado /

El Universal

*La salud del Presidente y sus voceros*

El presidente Andrés Manuel López Obrador se contagió de CC a finales de la semana pasada. El sábado presentó síntomas de resfriado, entre ellos catarro, tos y cansancio; tras aplicarle una prueba rápida que salió positiva, se decidió por protocolo que lo mejor era regresar a la Ciudad de México, donde permanece bajo cuidados médicos.

Los padecimientos de salud del mandatario obligan a su equipo médico a que ante cualquier recaída sea monitoreado permanentemente y se mantenga en reposo. Dicho protocolo se activó el fin de semana en Mérida, Yucatán, y fue trasladado en una aeronave del Ejército a la capital del país. El uso de un avión privado también forma parte del protocolo de su cuerpo médico de doctores. Además, su cardiólogo, un coronel militar, está en la Ciudad de México.

El parte médico de cual habló ayer el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, será más o menos así: síntomas de resfriado por Covid-19, reposo y aislamiento para evitar contagiar el virus, sin alteraciones considerables por sus otros padecimientos (según registros médicos revelados por el colectivo Guacamaya, el Presidente padece hipotiroidismo, gota y angina inestable de riesgo alto).

Adán Augusto López dijo que en los próximos dos o tres días el Presidente podría reintegrarse a sus actividades, entre ellas la de encabezar la conferencia matutina de Palacio Nacional. Sin embargo, por las condiciones de contagio de la enfermedad, lo más probable es que sea hasta el fin de semana o el siguiente lunes cuando esto suceda. Eso es lo que dicen fuentes del equipo del Presidente, aunque no deja de resultar extraño que no haya publicado un video el mismo domingo o este lunes si, como dicen sus cercanos, no se trata de un agravamiento de sus otros padecimientos.

https://www.eluniversal.com.mx/.../la-salud-del.../

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*HISTORIAS DE REPORTERO/Carlos Loret de Mola / 

El Universal

*Salud por las mentiras del corazón*

*El tema no son los privilegios porque todo jefe de Estado los tiene. El tema es la hipocresía, la adicción de esta administración a la mentira*

El presidente López Obrador se sintió mal al desayunar el domingo, canceló su gira por Yucatán y pidió abordar el primer avión que lo llevara de regreso a la Ciudad de México. Después de que sucedió todo eso, el vocero presidencial, Jesús Ramírez, dijo a EL UNIVERSAL que la gira no se había suspendido y que el mandatario seguía normalmente sus actividades en Mérida.

¿Por qué siempre tienen que mentir cuando se trata de la salud del presidente? No me queda claro si quieren desviar la atención, tratar de presentarlo como un líder indestructible, servir la mesa para la victimización que le dé algún beneficio político y/o intentar aparentar que el presidente es un ciudadano más, un mexicano común y corriente sin privilegios.

México lleva muchos años peleando por transparentar la salud de los presidentes. Lejos de mejorar, el gobierno de López Obrador ha puesto las cosas en el peor de los mundos: ya no sólo se esconde o se miente, sino que abiertamente se manipula.

Enero del 2022 fue un ejemplo perfecto. El presidente dijo que tenía covid. Tres días después tuvo que aceptar que se practicó un cateterismo rutinario. La realidad había sido otra: desde más de una semana antes lo habían tenido que trasladar de emergencia en un avión oficial para recibir atención médica urgente; habían instalado una unidad de terapia intensiva en su oficina-casa de Palacio Nacional y le diagnosticaron varios padecimientos graves. Esto que sucedió en enero, se supo hasta septiembre por una revelación de la plataforma Latinus gracias al hackeo del grupo Guacamaya a los correos electrónicos del Ejército. Fue entonces que el gobierno lo aceptó y trató de manipular a la opinión pública con ello.

Lo mismo con el Remdesivir, el medicamento para el Covid que el gobierno sigue sin autorizar para todos los mexicanos pero que el presidente y su hijo José Ramón recibieron de manera privilegiada a inicios del 2021. El tema no son los privilegios —todo jefe de Estado los tiene porque su salud importa mucho. El tema es la hipocresía, la adicción de esta administración a la mentira, la afición incontrolable por la manipulación.

¿Por qué no sencillamente dicen la verdad, y ya? Porque este gobierno lo único que tiene es la saliva. Sin narrativa, se les cae todo. Se gobierna desde la palabra. La repetición de mentiras es el cimiento del liderazgo obradorista y es el pegamento que mantiene unido al movimiento. Por eso las tres horas de mañanera son —lo sabemos también gracias a Guacamaya— la única actividad que tiene el presidente la inmensa mayoría de los días. Hablar o desvanecerse. Prefiere hablar. Así puede negar cualquier desvanecimiento.

*SACIAMORBOS*

“No mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”, dijo el que ya le dio tres veces.

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¿Y EL REPORTE MÉDICO?/Guadalupe Loaeza / 

Reforma

Desde que nos enteramos del estado de salud del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, supuestamente por un tercer episodio de Covid, estamos en blanco; no sabemos nada con seguridad, lo cual no hace más que provocar especulaciones de todo tipo. 

Las redes están a reventar de diversas versiones. Hace unos momentos recibí un correo anónimo muy preocupante

"El presidente presenta una hemiplejia derecha por infarto cerebral izquierdo. Producida porque una parte de su cerebro se quedó temporalmente sin flujo sanguíneo adecuado. Producido por un 'incidente' vascular cerebral provocado por una embolia o por una hemorragia cerebral. Tiene complicaciones cardiovasculares". 

Independientemente de que este mensaje alarma, sea o no "fake news", y de tener algunos detalles, que desde el punto de vista médico no son suficientemente precisos, no deja de provocar desasosiego. ¿Por qué?.

Porque hasta el momento, no existe un reporte médico confiable. Sí sabemos que el mandatario ha tenido algunos episodios similares, incluso él mismo lo confirmó una vez que se dieron a conocer los documentos hackeados por "Guacamaya Leaks" a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que incluyen detalles del estado de salud de López Obrador y que dio a conocer Carlos Loret de Mola (Latinus): 

"En la tarjeta con folio SII0/0036 del grupo de servicios especiales de la Policía Militar se incluiría el diagnóstico de angina inestable de riesgo alto, un padecimiento que impide el flujo adecuado de sangre y oxígeno al corazón, lo que puede derivar en un ataque cardiaco. Una semana después, el 10 de enero del mismo año, el titular del Ejecutivo Federal anunció que estaba contagiado de COVID19 y que los síntomas eran leves. Sin embargo, del diagnóstico y traslado previo no se hizo mención alguna". (Infobae). 

¿Por qué carajos no se informó entonces? ¿Por qué seguimos en las mismas con un cuadro semejante al del 2022? 

¿Por qué no hay información confiable, acaso no la merecemos como ciudadanos? Se trata nada menos que de la salud del Presidente de nuestro país.

Respecto a Jesús Ramírez, como se dijo en Templo Mayor, de nuestro diario, "lo que menos se necesita es que el vocero presidencial mienta y trate de confundir a la sociedad". 

Qué falta de criterio y de profesionalismo. ¿Con qué objeto intenta ocultar la verdad como si la mexicana fuera una sociedad de menores de edad? 

Seguramente no sabe cómo actuar, de quién está esperando órdenes si su patrón ha de estar completamente aislado.

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La salud del Presidente/Ramón Zurita Sahagún

Varios medios electrónicos

Si hay algo preocupante es la salud del Presidente, trátese de quien se trate. Conocer su estado físico es elemental para la buena marcha del país.

Regularmente, los mandatarios mexicanos han sido renuentes para que se informe su estado de salud, las intervenciones quirúrgicas y las enfermedades que han padecido o padecen durante su ejercicio de gobierno.

Algunos de ellos hacían gala de su fortaleza física y sus panegiristas afirmaban que jamás se enfermaban.

Poco es lo que se conoce de ellos, aunque en pleno siglo XXI los Ejecutivos federales han permitido una mayor apertura. Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto permitieron que se divulgaran las operaciones que sufrieron durante sus respectivos mandatos.

Ninguno de ellos se sometió a un examen físico para dar a conocer su estado de salud antes de tomar posesión como Presidente de la República.

Andrés Manuel López Obrador tampoco lo hizo, pero de él se sabía que había sufrido años antes un infarto y que mantenía latentes otras enfermedades como presión alta.

Fue hasta que el grupo Guacamayas hackeó los archivos de la secretaría de la Defensa Nacional que se supo que el Presidente fue trasladado desde Palenque, Chiapas, al hospital militar de la CDMX, al sufrir una descomposición, a causa de la presión.

Debido a eso circularon muchas versiones en las que se mencionaba el preocupante estado físico del Ejecutivo federal, debido a diversos padecimientos, lo que siempre se ha negado.

El domingo desde Yucatán (estado en que se encontraba el mandatario mexicano) surgió la versión de que había sufrido un desmayo, relacionado con su padecimiento cardíaco, por lo que algunos establecieron que había sido un infarto.

El vocero de la presidencia, Jesús Ramírez fue cuestionado sobre ello y aseguró que no había tal y que Ejecutivo seguía con sus planes de trabajo en esa entidad, lo que resultó falso, ya que el propio López Obrador dio a conocer que sufría nuevamente (tercera vez) de un contagio por COVID.

Entre mensaje y mensaje surgieron decenas de versiones en las que se daba por sentada la gravedad del Presidente, dejando un vacío de información que suele tener alto impacto.

Y es que el padecimiento tres veces de COVID seguramente dejará huellas. Aseguran los médicos que entre las secuelas del COVJD se encuentran la fibrosis pulmonar, pérdida de la memoria, dificultad para razonar y discernir, así como otras enfermedades.

Y es que sabiendo que el Presidente padece algunas enfermedades que han dejado secuela, la preocupación es grande y no solo para sus familiares, sino también para sus gobernados.

Él lo sabe, tanto así que dejó un testamento político que dio a conocer, aunque no su contenido.

Y es que hay maledicentes que aseguran que Andrés Manuel sabe que su padecimiento avanza a pasos agigantados, por lo que ha confesado a sus cercanos que es tal su idolatría a Juárez que quiere morir como él, en funciones presidenciales.

Hay quienes dicen que debe bajar el ritmo de sus actividades, incluidas las dos o tres horas que dedica a la mañanera y ser un poco más sosegado en su labor, aunque no hace caso de ello.

Un gran susto provocó en millones de personas, la mayoría de ellos intrigados por desconocer qué pasaría si el Presidente en funciones falleciera.

Sin embargo, eso no debe causar temor, ya que ante la falta de un Presidente de la República en funciones, la Constitución establece que asumirá de inmediato el secretario de Gobernación, quien convocará al Poder Legislativo para definir al que ocupará el espacio del ausente.

Por lo pronto, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, atiende las mañaneras en ausencia del Presidente y por instrucciones de él mismo.

La mañanera sirvió de plataforma para que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, reafirmara que el padecimiento de AMLO es COVID y que con dos o tres días de descanso estará listo para retomar su ruta.

Email: ramonzurita44@hotmail.com

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*UN MONTÓN DE PLATA/Carlos Mota /

 El Heraldo de México

*AMLO, débil; peso, fuerte*

*El hecho de que los mercados no levanten ceja ni estornuden habla de un sólido andamiaje financiero. No importa que surjan episodios de estrés político*

Mientras la debilidad del Presidente por la enfermedad COVID que padece transcurre con velocidad hacia su recuperación —de acuerdo con lo informado por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López—, la variable más instantánea sobre la salud económica del país, el valor del peso mexicano frente al dólar, reflejaba de nueva cuenta fortaleza y estabilidad. No es cosa menor.

Tras la ola de especulaciones en redes sociales sobre la salud del Presidente, y tras las versiones malintencionadas sobre su verdadera condición física, el hecho de que los mercados no levanten ceja ni estornuden habla de un sólido andamiaje financiero e institucional. En pocas palabras, no importa que surjan episodios de estrés político (como un tercer COVID del Presidente): los mercados refrendan su confianza en el modelo económico mexicano.

¿Qué ocurrió con el peso tras la noticia de la enfermedad de AMLO? Nada de preocupación. De hecho, el dólar se cotizaba ayer en el mercado spot en $17.97, mientras hace un mes estaba más caro, en $18.62. El peso está fuerte. Asimismo, la Bolsa Mexicana de Valores registró una jornada de calma, al subir ayer a media mañana 0.8 por ciento mientras rebasaba 54 mil 611 unidades.

Es una gran noticia que el mercado responda como si nada ocurriera a pesar de que el Presidente está enfermo y del tsunami especulativo sobre su estado real de salud. Eso significa que el andamiaje institucional económico es valorado y que las variables

fundamentales de la economía, con la información que teníamos ayer, no sufren alteraciones por dicho suceso.

https://heraldodemexico.com.mx/.../amlo-debil-peso-fuerte...

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*JAQUE MATE/Sergio Sarmiento /

 Reforma

*El contagio de AMLO*

"La naturaleza aborrece un vacío".

Atribuido a Aristóteles

El Presidente tiene Covid por tercera vez. La pandemia no ha terminado, aunque sus muertes han disminuido, y el Presidente tiene mucho contacto con la gente. 

Aun así, el contagio obliga a reflexionar sobre varios temas.

Ayer el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, negó en la mañanera que el Presidente haya sufrido un desvanecimiento o un infarto.

"No hay nada de eso. Eso quisieran, pero goza de cabal salud... Las especulaciones son producto de las malquerencias de algunos". 

En realidad, las especulaciones son producto de los vacíos de información.

Este domingo 24 a las 12:10 el reportero Joaquín Chan Camaal del Diario de Yucatán reportó "versiones de que el presidente... sufrió un desvanecimiento durante su visita a Mérida". AMLO canceló una reunión con el gobernador Mauricio Vila programada entre 10 y 11 de la mañana. 

Chan Camaal afirmó que "un avión de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) lo trasladó a la Ciudad de México a las 10 de la mañana". 

En redes sociales empezó a circular el rumor de que había sufrido un infarto. 

El Universal publicó a las 13:10 un desmentido de Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de comunicación de la Presidencia, quien dijo que el mandatario estaba bien y continuaba su gira. 

A las 14:57 Chan Camaal publicó que el presidente "habría sufrido un infarto o una complicación cardiaca". 

A las 15:32 el presidente emitió el tweet que decía: "Ni modo amigas y amigos: salí positivo a COVID-19. No es grave. Mi corazón está al 100...".

Quizá Ramírez no sabía qué estaba sucediendo, pero una buena información habría servido para acallar los rumores. 

Fuera del tweet del presidente, no hubo información oficial hasta la mañanera de este 24, en que Adán Augusto atacó al Diario de Yucatán: 

"Es una absoluta mentira. No será la primera vez ni la última, seguramente, que miente el Diario de Yucatán". 

La verdad es que con todo el tiempo que transcurrió entre los hechos y la información sorprende que no haya habido más rumores.

¿Debe un gobierno revelar información sobre la salud de un presidente? 

Casi todo el mundo dice que sí, pero incluso en países con gran transparencia los problemas de salud de un mandatario suelen mantenerse en secreto. 

Washington ocultó las enfermedades de Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy y Ronald Reagan, y al parecer ha hecho lo mismo con Joe Biden. 

Un presidente es, por supuesto, una persona con derecho a la privacidad sobre su información personal, y no hay nada más personal que la salud; pero, además, la salud de un presidente puede ser tema de seguridad nacional.

López Obrador no es el único mexicano contagiado de Covid. 

Tan solo el 22 de abril hubo 1,915 nuevos casos reportados. 

En Estados Unidos se recomienda ya la aplicación de un refuerzo de la vacuna bivalente, que en México ni siquiera se ha aplicado. 

El gobierno, de hecho, prohíbe la importación de vacunas por privados y solo aplica la Abdala, cubana, que carece de aprobación internacional. 

La importación y aplicación por privados de antivirales eficaces, el paxlovid, el remdesivir y el molnupiravit, también están prohibidas. 

El presidente tiene sin duda tiene acceso a estos, pero no la mayoría de los pacientes. Es muy injusto.

El caso del nuevo Covid de AMLO lleva a varias conclusiones.

La primera es que la enfermedad no ha desaparecido. México, con uno de los peores desempeños ante la pandemia, sigue cometiendo errores, como las restricciones a las vacunas y antivirales. 

Por otra parte, se confirma que la falta de información genera rumores. 

La naturaleza aborrece los vacíos; si no hay información oficial, el vacío lo llenan las especulaciones.

*RECETAR*

Comenta Francisco Moreno Sánchez, un médico respetado, que pidió a un funcionario gubernamental remdesivir intravenoso para un paciente en un hospital privado. La respuesta fue: "Hasta que no lo aprendas a recetar no te lo vamos a dar". No solo son crueles con los pacientes, también son arrogantes.

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