29 oct 2005

Ofrenda de día de muertos

Típica ofrenda de muertos.
Escrito en la víspera de día de muertos del 2004.
Estos días son de tradición por el día de muertos.
Una forma de celebrarlos además de ir al camposanto es colocando una ofrenda a los que se adelantaron en el camino.
Poner una ofrenda para los que saben es cosa de niños, pero para los que no, se necesita un guía, como la arqueóloga Alicia Luján Delgadillo de la Universidad Veracruzana.
La ofrenda típica que tuvimos la oportunidad de ver fue montada en la facultad de historia de la Universidad Veracruzana en Jalapa; fue puesta cumpliendo con lo que establece la tradición. Cinco alumnos de la facultad de historia se encargaron de hacerlo.
La ofrenda fue dedicada a Luis González y González. Es sin duda la primera dedicada a un viejo historiador acondicionada por futuros historiadores. Una vieja foto en blanco y negro del historiador fue puesta en medio del altar.
Y es que ¡el lugar donde se pone la ofrenda se convierte en un lugar sagrado!
Las instrucciones de la profesora Alicia Luján Lujan son las siguientes:
Sobre él altar se depositara la ofrenda, el arco engalanado será la entrada por donde las almas de los muertos pasarán a morar por breve tiempo y disfrutará de las viandas preparadas en su honor.
Sobre la mesa – dice la profesora- se confeccionarán dos a tres escalones a manera de pedestal, se cubrirá todo con un mantel blanco y encima se pondrá papel china picado, en los escalones se colocará enseguida una lámpara de aceite, veladoras, un vaso con agua; se distribuyen en la mesa panes de ajonjolí y de huevo con manteca, tamales rancheros en hoja de plátano o de papantla, tamalitos de pollo, de pipían con fríjol gordo y de dulce con pasitas en hojas de totomoxtle, atole de guayaba o de piña, champurrado, chocolate, y alguna bebida predilecta –cerveza o aguardiente-, cigarros y fósforos. Además mole con carne de gallina, arroz y tortillas de maíz calientitas.
Con carrizos se forman dos arcos, uno atrás y otro al frente con sus travesaños correspondientes, va recargado sobre la pared donde penderán en su mayoría las imágenes que son de devoción familiar.
Los arcos pueden ser en forma de media campana o rectangulares, se forran con rama tinaja, tepejilote y palmilla, se alterna alrededor flores amarillas (cempoalxoxhitl), manitas de plátanos “campechanitos”, berenjenas silvestres, nísperos, canastitas, banderitas, jaras y cortinas confeccionadas con papel china con rehiletes.
A las doce del día y por la noche del día primero de noviembre hay rezos y el término de éstos las almas de los muertos se deleitan con lo ofrendado.
Al día siguiente; el dos de noviembre, la mayoría de los habitantes de la ciudad visitan cementerios, llevando agua bendita, flores naturales y coronas de flores de papel encerado.
Ahí pasarán con sus muertos la mayor parte del día.
Esa tradición, con algunas variantes, se reproduce –afortunadamente- en gran parte del territorio nacional.
Maestro Luis González y González
San José de Gracia, Michoacán 1925-2003)
Realizó estudios de Derecho en la Universidad Autónoma de Guadalajara; de Historia en el Colegio de México y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y de postgrado en la Sorbona de París.
Fue miembro de varias instituciones, entre las que se cuentan la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid; la Real Academia de la Historia correspondiente de la de España; y de la Crónica de la Ciudad de México.
Publicaciones:
Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia. México, El Colegio de México, 1968. (Varias reediciones).
Invitación a la microhistoria. México, Secretaría de Educación Pública, 1973. (Varias reediciones).
Los artífices del cardenismo. México, El Colegio de México, 1979.
El oficio de historiar. Zamora, El Colegio de Michoacán, 1988. (Varias reediciones).
Michoacán a la Mesa. Zamora, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán y el IIH-UMSNH, 1996.

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