12 ene 2007

Agustín Acosta A.

Anteayer, la columna Trascendió de Milenio Diario comenta la salida de Agustín Acosta Azcón como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), cargo que otrora tuvo el General Guillermo Fromow García.
Señala la columna que "El de Acosta fue un nombramiento que hizo directamente el secretario Agustín Carstens. El problema es que al notificarle al presidente Felipe Calderón omitió informarle que era, ni más ni menos, el hombre que había defendido, con éxito, a René Bejarano. Pequeño detalle. Calderón le hizo ver a Carstens que no había sido una buena idea, y el que terminó pagando el pato fue Agustín Acosta, un penalista serio que goza de gran prestigio en el medio. Pero Bejarano mata todo."

Y en efecto, busque en la página oficial de la SHCP y pues no existe titular de la UIF, aunque el boletín de diciembre se anucnió su nombramiento; y quizás nunca tomo posesión. Y ese mismo día en W radio Agustín Acosta le comentó a Carlos Loret que renuncio al cargo. Por cierto no hubo boletín oficial.

El pecado capital de Agustín Acosta Azcón fue el haber sido defensor de René Bejarano en la última parte de sus procesos. Y además de cercano a AMLO. Confirma ese asunto y es un secreto a voces en Hacienda, Calderón se molestó con Carstens.
El día de hoy el periodista Ciro Gómez Leyva, elucida en Milenio Diario, el porque de la salida del penalista Agustín Acosta.
Este es su comentario:
El penalista Agustín Acosta
Agustín Acosta quería volver a ser funcionario público. Lo fue entre 1993 y 1997, cuando trabajó en las secretarías de Energía y Gobernación. En los meses del otoño recibió la invitación de Agustín Carstens para ser el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda. Aceptó.
Se despidió de sus compañeros del despacho de abogados Carrancá, Araujo, Acosta y Riquelme, y el 3 de diciembre asumió funciones. Tenía el perfil preciso: 42 años, gran experiencia profesional, aptitud indiscutible, honestidad a toda prueba, además de ser hijo de un ex gobernador de Veracruz y tener muchas ganas de regresar al gobierno.
Pero los especialistas en inventar enemigos, que por lo visto no son pocos en el equipo de Felipe Calderón, funcionaron con la mortífera eficacia de la policiaca Stasi de la Alemania Comunista, encendieron las sirenas y soltaron a los pastores alemanes: el penalista Agustín Acosta había defendido a René Bejarano y a otros perredistas; y peor, los había defendido con éxito; había que echarlo de inmediato, porque los Erich Mielke de Felipe Calderón no aceptarán jamás que en la pureza blanquiazul se encaje un gusano amarillo.

Agustín Acosta dejó el cargo antes de Navidad. Y de no ser por un “trascendido” de MILENIO publicado este miércoles ni siquiera nos habríamos enterado de ello. La Secretaría de Hacienda confirmó la dimisión sin sentirse obligada a explicar por qué se marchaba así el primer funcionario de alto nivel del nuevo gobierno.
Pésima señales: por invitar a alguien y abandonarlo a la primera de cambios, por correr a un profesional de excelencia por una superstición ideológica y porque, suave o fuerte, entre los guardianes del Castillo de la Pureza flota siempre un olor a nauseabunda inquisición.

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