12 ene 2007

Monumentos culturales en peligro


Reacciones sobre la Colonia Americana de Los Mochis, Sinaloa.


¡Buen texto del periodista Cuco Haro!



  • Monumentos culturales en peligro/ José Refugio Haro, periodista


En Los Mochis el gierno municipal ha sido colocado entre la espada y la pared por los empresarios del ingenio azucarero que empezaron a demoler casas de la llamada colonia americana, y grupos, sobre todo de índole cultural, que han salido a la calle a exigir un freno a tal demolición y proceder a la expropiación del área en que se encuentran dichas casas.

La cañera ciudad sinaloense apenas cumplió cien años de su fundación en 2003, pero todos saben que fue alrededor del ingenio azucarero como se empezó a formar esa población que ocupa ahora el tercer lugar entre las principales ciudades de Sinaloa.

Precisamente en las casas que ahora demuelen ante la protesta ciudadana residían los ingenieros y jefes en general de la vieja fábrica de azúcar, la mayoría de ellos de origen estadunidense.

Fueron residencias construidas con una unidad de estilo arquitectónico norteamericano, según la inspiración del fundador del ingenio, Benjamin Francis Johnston. Por supuesto, esa colonia de principios del siglo pasado se considera ligada a una etapa en la vida de la ciudad, con características únicas en el rumbo, por lo cual se las considera un símbolo, además de contener cualidades propias de la historia regional.

Pero como la familia de Aarón Sáenz, parte del gobierno federal "de la revolución", le quedó en un momento dado el ingenio Mochis como propiedad, luego lo devolvió al gobierno, a quien se le ocurrió a finales del siglo pasado venderla a particulares y por ello actualmente es una propiedad privada, y con esa base los dueños poco a poco están enajenando esos bienes.

Los presuntos nuevos propietarios de los terrenos en que se encuentran tanto las mencionadas casas y sus jardines como algunos patios de la fábrica, oriundos de Guadalajara, no tienen por qué tener actitudes afectivas de pertenencia histórica, han empezado, o encargado a los vendedores, demoler las casas frente a una creciente protesta ciudadana.

El gobierno que encabeza Policarpo Infante Fierro ha jugado un papel que fluctúa entre la indignación por el hecho y la evasión de responsabilidad al declarar que el municipio no cuenta con recursos para realizar una expropiación de las casas históricas.

Este es un hecho que no puede verse como único y particular de Los Mochis. Lo mismo ha sucedido en otras ciudades y pueblos donde el Instituto Nacional de Antropología e Historia aplica absurdamente la norma de que para que un monumento sea histórico y protegerlo debe tener al menos 100 años de edad, pero algunos pueblos son más jóvenes que eso, y sí tienen símbolos qué proteger que son parte de su formación cultural y devenir histórico.

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