8 jun 2008

Crisis turca

Erdogan planta cara al Tribunal Constitucional
El primer ministro turco amenaza con anticipar la convocatoria de elecciones
JUAN CARLOS SANZ (ENVIADO ESPECIAL) - Ankara
El País, 07/06/2008;
Amenazado de muerte por el aparato del Estado laico, el partido del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, prepara su estrategia para afrontar la crisis política desencadenada por la anulación de la ley del velo por el Tribunal Constitucional. La prohibición de que las mujeres puedan acceder a la universidad con la cabeza cubierta con un pañuelo, sitúa al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en el peor escenario desde su llegada al poder. En un lacónico mensaje de la cúpula del partido, el AKP plantó cara anoche al máximo tribunal de la República y le acusó de violar la propia Constitución por haber entrado a juzgar el fondo de la reforma por la que se autorizó en febrero el uso del velo islámico en los campus.
La prensa y las televisiones turcas adelantaban anoche que Erdogan baraja convocar elecciones anticipadas, las segundas en el plazo de un año, o emprender un acelerado proceso de reformas constitucionales. Sobre el AKP pesa una demanda de ilegalización presentada en marzo ante el mismo Alto Tribunal por el fiscal jefe del Supremo.
El tiempo corre en contra de los islamistas turcos. El fallo del Constitucional para declarar proscrito al AKP y a 71 de sus dirigentes puede producirse este verano. Erdogan, ex jugador de fútbol base y gran apasionado a este deporte, suspendió el viaje que tenía previsto a Suiza para asistir hoy al partido Turquía-Portugal de la Eurocopa, y convocó al mediodía de ayer una reunión de emergencia de la cúpula de su partido en Ankara tras la decisión judicial del jueves.
El vicepresidente del AKP, Mir Mhemet Firat, compareció ante la prensa a las 22.00 horas (una hora menos en la España peninsular) para criticar al Constitucional por haberse extralimitado en sus funciones. "Los jueces sólo pueden entrar en la forma de una reforma de la Constitución y no pueden tomar decisiones sobre su contenido. Esta decisión es una injerencia en el poder Legislativo y supone una violación abierta del principio de separación de poderes", aseguró el vicepresidente del partido sin admitir preguntas de los periodistas que aguardan su comparecencia en la sede del partido.
El artículo 148 de la Carta Magna turca así lo establece, pero una gran mayoría de los jueces (nueve sobre 11) estimaron que el "inamovible" artículo 2, que declara el carácter laico de la República de Turquía les permitía entrar a juzgar el contenido de la reforma para salvaguardar los principios del Estado.
El partido de Erdogan no se ha caracterizado por recurrir a las masas que le apoyan. La situación en Turquía era ayer de aparente normalidad, a pesar de algunas manifestaciones de protesta contra la anulación de la ley del pañuelo. Varios centenares de mujeres cubiertas con el velo se manifestaron ayer en Diyarbakir, la capital de la región kurda del sureste de Anatolia, y en Estambul.
Dos tercios de las mujeres turcas se cubren la cabeza con el velo tradicional, y un porcentaje similar de la población se muestra a favor de que las mujeres puedan cursar estudios universitarios portando el pañuelo islámico, según una encuesta del diario Zaman.
Si el Constitucional decide finalmente ilegalizar al AKP y condenar al ostracismo político a Erdogan y otros 70 altos cargos, entre los que figura el presidente de la República, Abdulá Gül, la única opción de los islamistas es fundar un nuevo partido para presentarse a las elecciones con un nuevo liderazgo. El escenario recuerda al llamado golpe posmoderno de 1997, cuando el primer ministro Necmettin Erbakan, fundador del islamismo político turco y mentor de Erdogan y Gül, fue obligado a dimitir ante las presiones de las Fuerzas Armadas. Su movimiento político, el Partido del Bienestar, fue ilegalizado por el Tribunal Constitucional y propio Erbakan quedó además inhabilitado para ocupar cargos públicos. Erdogan, que entonces era alcalde Estambul, fue juzgado e ingresó en prisión tras ser condenado por "incitación al odio religioso".
El Constitucional (ocho de cuyos actuales magistrados fueron elegidos por el anterior presidente de la República, el kemalista prolaico Ahmet Necdet Sezer) ha ilegalizado a más de 20 partidos políticos en Turquía desde el golpe de Estado militar de 1980. Los grupos nacionalistas kurdos han sido los que más sentencias de disolución han recibido por "atentar contra la unidad del Estado", seguido de partidos de base islamista, como el que Gobierna Turquía con mayoría absoluta desde hace casi seis años.
La inestabilidad ahuyenta a los inversores
La lira turca volvió a caer ayer un 1% frente al dólar por segundo día consecutivo y la Bolsa de Estambul perdió un 2% de su valor nada más abrir sus operaciones, un día después de la sentencia del Tribunal Constitucional. Las perspectivas de inestabilidad se acrecientan ante la eventualidad, cada vez más previsible, de que el partido en el poder sea ilegalizado y de que los turcos sean llamados a las urnas por segunda vez en un año.
El Gobierno turco ya advirtió la semana pasada de que la inestabilidad está espantando a los inversores extranjeros que habían sido atraídos por el acercamiento de Turquía la Unión Europea. "Nos movemos en el filo de la navaja. Nadie sabe qué puede ocurrir", confesó el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. "Teníamos previsto recibir inversiones exteriores por 25.000 millones de dólares (16.000 millones de euros) en 2008, pero hemos rebajado las previsiones a sólo 13.000 millones", declaró Erdogan al diario económico Referans.
Turquía, que superó con aparente éxito la crisis monetaria de 2001 y recibió las bendiciones del Fondo Monetario Internacional, se enfrenta ahora a un sombrío panorama de inflación, desempleo y creciente deuda externa. Desde hace un año, cuando el mismo Tribunal Constitucional vetó la elección del entonces ministro de Exteriores, Abdulá Gül, como presidente de la República, la economía turca pasa por horas bajas. La última decisión del Alto Tribunal ha caído como un mazazo sobre los mercados.
"Mientras se resuelve la crisis todos van a estar a la expectativa", declaró ayer a la agencia Reuters el analista financiero Cumhur Ornek, "nadie va a poder actuar hasta conocer cuál es el plan B del AKP [Partido de la Justicia y el Desarrollo, en el poder] para salir de la crisis. Pero, a partir de un cierto nivel, la lira puede desplomarse".
La inestabilidad ha paralizado, además, el proceso de adhesión a la UE. En su último informe, el Parlamento Europeo considera que Turquía sigue sin adoptar reformas políticas y económicas necesarias para homologarse con el espacio europeo.
El único paso dado hasta ahora por el Gabinete islamista ha sido la aprobación de un macroplan de desarrollo del sureste de Anatolia, región con mayoría de población kurda. Ankara invertirá 1.200 millones de euros este año en la construcción de embalses y un sistema de riego.
Islamismo turco
- 2004. La UE acuerda abrir negociaciones en 2005 para el ingreso de Turquía.
- 2007. La candidatura de Gül a la presidencia desata una crisis institucional. Cientos de miles de turcos se manifiestan a favor de la laicidad del Estado. El Gobierno convoca elecciones anticipadas en julio, en las que el AKP arrasa. Gül se convierte, en agosto, en el primer presidente islamista.
REPORTAJE: La encrucijada turca
"Muchas vendrían a clase con pañuelo si pudieran"
Miles de estudiantes islámicas ortodoxas se disfrazan con pelucas para sortear los controles de la universidad
J. C. SANZ - Estambul -
El País, 07/06/2008;
Después de superar un examen de selectividad que deja en la cuneta a tres de cada cuatro aspirantes, los universitarios turcos sobreviven como pueden con una beca de 160 liras al mes (unos 80 euros) y la ayuda de sus familias en campus de arquitectura soviética. Si además son mujeres y musulmanas ortodoxas tienen que disfrazarse con groseras pelucas o aparatosos gorros para poder ir a clase. Los servicios de seguridad universitarios, un cuerpo de bedeles parapolicial, impiden el acceso a los recintos docentes de todas las alumnas cubiertas con el velo o pañuelo islámico.
Los guardianes del campus de Gostepe de la Universidad del Mármara, situado en la parte asiática de Estambul, no son de los más estrictos. Al día siguiente de que el Tribunal Constitucional anulase la ley del velo, aprobada en febrero con más del 80% de los votos en el Parlamento, hacían la vista gorda ayer para permitir el paso de las jóvenes cubiertas hasta una cabina donde pudieran cambiar el pañuelo por otro tocado legal. "Algunas han decidido descubrirse dentro del campus para no tener que disfrazarse más", explica Ezgi, de 22 años, estudiante de cuarto y último curso de Ciencias Políticas en un fluido inglés. "Pero muchas más vendrían a las clases con pañuelo si pudieran", asegura esta joven vestida con unas bermudas y camiseta. Acaba de examinarse de relaciones internacionales y holgazanea en las escalinatas de la Facultad con varios compañeros de curso. Todos prefieren identificarse sólo por su nombre de pila para eludir posibles represalias del rectorado por sus declaraciones. Las pocas estudiantes que volvían a cubrirse al abandonar el campus se negaron a hablar.
Las facultades de Ciencias Políticas y Economía de la Universidad de Mármara figuran entre las más renombradas de Turquía. La nota de corte para acceder a sus aulas roza el nueve sobre 10. De los 1,7 millones de graduados en secundaria que se presentaron al examen de selectividad nacional turco sólo un 24% pudo matricularse el año pasado. En su mayoría, son jóvenes brillantes del interior de Anatolia. "La beca del Estado te la puedes beber en una noche", bromea Funda, de 21 años, que está a punto de licenciarse en Economía y Administración de Empresas. "Dependemos de nuestras familias para poder estudiar. A muchas alumnas procedentes de zonas conservadoras del país, además, sus familias les advierten: 'Si quieres estudiar, tendrás que seguir llevando el pañuelo". Las universidades privadas han sido tradicionalmente más tolerantes con el uso del pañuelo islámico.
Desde el golpe militar de 1980, el Estado turco prohíbe la entrada de las alumnas que lleven la cabeza cubierta por el velo. "El pañuelo es visto por el aparato del Estado como un símbolo islamista, como un desafío a los principios laicos del Estado", explica el profesor de Ciencias Políticas Emre, de 32 años. "El Tribunal Constitucional ya vetó en 1989 un primer intento legal de levantar la prohibición. Ahora ha vuelto a ratificar su doctrina", precisa.
A su lado, Segdi, de 38 años y profesora de relaciones internacionales, tercia en el debate: "La prohibición del velo es, en el fondo, una discriminación de género. Los alumnos pueden vestir como quieran, incluso dejarse una barba de fundamentalista islámico". Ambos docentes estiman que en sus respectivas facultades una de cada 10 estudiantes se disfraza con gorros o pelucas. "Pero hay otras tantas que respetan la vestimenta conservadora musulmana", advierte la profesora. De las largas gabardinas de color beis que ocultan camisas con cuellos cerrados, emergen pantalones tejanos con los bajos desgastados que apenas ocultan el calzado deportivo, de una marca conocida, por supuesto. Los fulares con los que se cubren a la salida del campus son de colores vivos.
La burguesía emergente de creencias islámicas que apoya al Gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) insiste en que sus hijas puedan estudiar una carrera con el turban (pañuelo islámico). Para los millones de votantes de la Anatolia profunda, la ley del velo es una antigua promesa electoral del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, ex alumno de una escuela coránica y cuyas hijas han estudiado en EE UU para poder asistir a clase con la cabeza cubierta con un pañuelo. En febrero, cuando se aprobó la ley del velo hubo una manifestación de apoyo al Gobierno en la Universidad de Mármara. Ayer sólo había silencio.

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