3 jun 2008

Grupo Monitor

Tiro (casi) de gracia
Jenaro Villamil, reportero.

Publicado en la revista Proceso, No. 1648, 1 de junio de 2008;
Grupo Monitor, el exitoso proyecto radiofónico creado hace 34 años por José Gutiérrez Vivó, recibió un tiro que parece mortal: una huelga de trabajadores que exigen el pago de salarios atrasados. Antecedido por un pleito empresarial entre socios y un inocultable embate maquinado desde el poder presidencial –de Vicente Fox a Felipe Calderón–, este nuevo golpe a Monitor adquiere dimensiones que preocupan: el de Gutiérrez Vivó es el segundo proyecto radiofónico de alta audiencia –el otro es el que Carmen Aristegui encabezó en W Radio– que sucumbe en tan sólo unos meses en condiciones indignas. En entrevista con Proceso, Gutiérrez Vivó cuenta los detalles de su infortunio…
Después de 34 años al aire, pionero de formatos y contenidos en los noticiarios radiofónicos, Monitor suspendió sus transmisiones el viernes 23 de mayo, a las 15 horas, ante el estallido de una huelga como no se registraba en la radio comercial desde hace décadas.
El creador de Grupo Monitor, José Gutiérrez Vivó, no tiene dudas: se trata de un “proceso de censura quirúrgica” iniciado en 2001, cuando el Grupo Radio Centro suspendió unilateralmente los términos de sus cinco contratos de exclusividad. Para el periodista, el principal responsable político de la desaparición de Monitor es el expresidente Vicente Fox.
En la entrevista, acusa a los dueños de Radio Centro, los hermanos Francisco y Carlos Aguirre Gómez, de aplicar “tácticas dilatorias” para demorar la sentencia definitiva del Décimo Tercer Tribunal Colegiado en materia civil. Calcula que ahora le adeudan alrededor de 100 millones de dólares.
El 22 de mayo, el Cuarto Tribunal Colegiado en materia civil, por unanimidad de votos de los magistrados Francisco Sandoval, Leonel Castillo González y Miguel Reyes Zapata desechó la denuncia de impedimento interpuesta por Grupo Radio Centro y le impuso a esta empresa y a su apoderado una multa de 180 días de salario mínimo por su intención “de entorpecer y dilatar de manera injustificada” el litigio, tal como consta en la sentencia cuya copia tiene este semanario.
El problema ahora es la huelga, que ha derivado en la suspensión de trasmisiones de la estación 1320 AM, la única que le quedaba a Gutiérrez Vivó después de entregar la 1560 AM al empresario Eduardo Henkel como pago por un préstamo.
Los 109 trabajadores afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión (STIRT), dirigido por Ricardo Acedo Samaniego, demandaron el pago completo de 10 quincenas y de las prestaciones no cubiertas. Luego declararon la huelga, que afecta a cerca de 400 trabajadores. La situación laboral se ha tornado igualmente delicada en el periódico Monitor.
Los afanes de Fox
José Gutiérrez Vivó se ve decaído, pero no evade las preguntas.
–¿Señal de qué es para usted que en los primeros cinco meses de este año los dos noticiarios de mayor audiencia en la radio comercial, Monitor y Hoy por Hoy, de Carmen Aristegui, estén fuera del aire?
–No se puede juzgar el caso que menciona, el de W Radio, como un asunto similar a la manera en que ocurrió el mío. Son formas muy diferentes. Otro elemento es que en cualquier país, en cualquier ciudad, es digno de llamar la atención de la sociedad que salgan del aire dos programas líderes, uno con 34 años, pionero en los noticiarios de la radio en el México de hoy, que mantuvo durante este tiempo el primer lugar de audiencia, y el caso de Carmen Aristegui que en los últimos tiempos empezó a tener una posición muy destacada en audiencia.
“Si lo vemos así, de lejos, no deja de ser un elemento que causa sorpresa. Coincido con la esencia de la pregunta. No deja de llamar poderosamente la atención.”
–¿Son ejemplos de silenciamiento?
–Lo que sí le puedo decir es que el caso Monitor personalmente lo traté, lo discutí con el expresidente Vicente Fox. Para mí no hay la menor duda de que en 2001 fue el inicio de un proceso para acabar con la empresa Monitor, y que finalizó el viernes 23 de mayo pasado, cerca de las tres de la tarde.
“Estamos hablando de un proceso que tiene un clarísimo seguimiento, una línea de conducción que yo personalmente comenté con el propio Fox. Por lo tanto, no tengo que especular nada, a diferencia de otros casos. Es un asunto abiertamente discutido con el expresidente Fox. Se utilizaron una serie de métodos con el fin de que ocurriera de una manera en la que no pareciera lo que es.
“Por eso, he llamado al plan de Vicente Fox un proceso de censura quirúrgica, con el fin de enfatizar que no había que dejar huellas, lo cual es muy difícil. Hasta en los actos delictivos o en los crímenes más afamados, siempre el asesino deja huella o, como dicen, vuelve al lugar de los hechos. Y, en mi caso, Fox volvió al lugar de los hechos.”
Gutiérrez Vivó relata su último encuentro con Fox en Los Pinos, poco antes de abandonar la Presidencia de la República (Proceso 1571, 10 de diciembre de 2006). Reproduce textualmente lo que Fox en aquella ocasión le reclamó: “¿Por qué te volviste perredista?”, así como la negación y el revire del conductor: “Bueno, señor presidente, yo tengo la información de que usted me quiere desaparecer”.
–Yo nunca he matado a nadie –le respondió Fox.
–Señor presidente, yo nunca he pensado que me quiera matar, lo que sí he pensado es que me quiere desaparecer como empresa –fue la contestación que recuerda haberle dado Gutiérrez Vivó.
Ahora se le plantea:
–Usted denunció ante Proceso y en el Club de Periodistas las presiones de Fox, y que el actual gobierno le advirtió que estaba “castigado”. ¿Se mantuvo el castigo?
–La observación que yo recibí fue que durante la presente administración estábamos “castigados”, que observarían durante el primer año cuál era nuestra conducta y que, si así lo juzgaban, posiblemente el presidente de la República hablaría conmigo para ver cuál había sido nuestra forma de trabajar durante el tiempo ya mencionado.
“Yo se lo conté al propio Max Cortázar (jefe de Comunicación Social de la Presidencia) meses después. Él en reiteradas ocasiones me ha dicho que eso es una mentira y que él nunca emitió semejante advertencia.”
Después se remonta al inicio de 2001, cuando el Grupo Radio Centro decidió unilateralmente reducir 50% del pago del contrato a 16 años y medio que firmó con el Grupo Monitor el 23 de diciembre de 1998. Y revela que la actitud de los hermanos Aguirre fue atestiguada por el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel, y su subsecretario de Comunicación Social, José Luis Durán Reveles.
–¿Por qué intervino la Secretaría de Gobernación en algo que Fox consideró después un ‘asunto entre particulares’?
–Le pedí personalmente a Santiago Creel, en su carácter de secretario de Gobernación, su intervención. Asistí a esa cita acompañado por el doctor Jaime Serra Puche, que también fue testigo de este hecho. Creel me dijo: “En esta secretaría arreglamos lo imposible”.
“El hecho es que a la novena reunión los señores Francisco y Carlos Aguirre Gómez aceptaron, ante la insistencia de Durán Reveles, que tenían un adeudo con nosotros y que la próxima semana, también miércoles, harían el pago de la cantidad no recibida por Grupo Monitor, que ya nos había comenzado a poner en una situación de crisis económico-administrativa.
“Llegó el miércoles, el décimo, y se entregaría el recibo por el diferencial no pagado por Grupo Radio Centro. A las ocho y media de la mañana, mientras realizaba el programa, recibí la información de que no me presentara a la reunión de Barcelona 34 (sede de la subsecretaría) porque el señor Aguirre Gómez había dicho que él no iba a asistir, ya que ‘no había materia qué discutir’.
“Le solicité al gobierno federal que interviniera para hacerle entender al señor Aguirre Gómez el error y las consecuencias que esto podía tener, y a las que hemos llegado. Carlos Aguirre me llamó por teléfono semanas después, a mediodía, para decirme que la familia Aguirre Gómez había decidido que el asunto lo manejáramos a través de un juicio. Entonces, de acuerdo a la cláusula correspondiente del contrato, acudimos al arbitraje de la Corte Internacional de Comercio, perteneciente a las Naciones Unidas.”
Arbitraje y triquiñuelas
Los tres árbitros designados por ambas partes fueron Eduardo Siqueiros Twoney, presidente del Tribunal Arbitral; Alejandro Ogarrio Ramírez, propuesto por el Grupo Monitor y con experiencia como abogado de Telemando; y Juan G. Minjares Dávalos, abogado de Televisa y propuesto por los Aguirre. Con voto dividido de dos a tres, el arbitraje resolvió el 30 de enero de 2004 que Radio Centro debía pagar 21 millones de dólares, más los intereses acumulados por daños y perjuicios. Mijares votó en contra (Proceso 1604).
“En ese momento –recuerda Gutiérrez Vivó– se da una situación que viene a ser uno de los descalabros mayores, porque Grupo Radio Centro nos saca del aire, sin aviso previo, habiendo perdido el juicio, y deja en la calle a más de 400 trabajadores que les servíamos, que nos contrató en exclusividad y de quienes era el patrón solidario, responsable último del sostenimiento de todos nosotros.
“Incluso, Grupo Radio Centro informó a la bolsa de valores en Nueva York y en México que habían perdido, que iban a tomar una previsión económica ‘en el caso de que tuvieran que pagar’, y que iban a luchar por todos los medios posibles para demostrar que el arbitraje era incorrecto, cuando ellos firmaron documentos en donde aceptaban el arbitraje y uno de los abogados fue propuesto por ellos. No puede haber el menor alegato si habían participado en todo.”
–¿La Corte Internacional de Comercio no tenía medios para obligar al pago?
–Por supuesto que los tiene, pero dentro de las curiosidades que tiene el señor Fox, y por supuesto su esposa, nadie obligó, hasta el día de hoy, al señor Aguirre a pagar la pena que le fue impuesta.
“En una ocasión me permití solicitar una cita con el presidente Fox, y me recibió en su casa, recién operado de la columna y acompañado de su esposa. En el momento en que entré a la llamada cabaña presidencial, el presidente estaba sentado a la cabecera del comedor, desayunando. Me saludó y acto seguido su esposa, Marta Sahagún, le pasó el brazo por el hombro y me dijo: ‘Pepe, te quiero recordar que el señor presidente de la República está aquí para atender asuntos de la nación, no asuntos entre particulares, mucho te agradeceré que evites cualquier tema que no corresponda al presidente de la República’. A lo cual Fox no contestó nada.”
–¿Y es un problema entre particulares solamente?
–Todos somos particulares. Es una aberración decir esto en un litigio con arbitraje internacional. Nos asaltan a particulares, nos cobran impuestos a particulares, ¡por favor! Esa es una invención que hizo Fox y que la gente compró hasta que se convirtió en mandato presidencial. Si un presidente no trata asuntos de particulares, entonces ¿trata asuntos del mundo animal?
El Grupo Radio Centro promovió un incidente de nulidad del laudo arbitral ante el juez 63 de lo civil en el Distrito Federal, Jaime Daniel Cervantes Martínez. Éste dio la razón a los Aguirre y argumentó que los árbitros no eran “expertos” en materia de medios de comunicación. La sentencia motivó, incluso, la renuncia del entonces abogado del Grupo Radio Centro, Eduardo Hegewish, quien no invocó la falta de experiencia, sino que argumentó que los árbitros se “excedieron en los límites de su misión”.
Gutiérrez Vivó se amparó ante el Juzgado Sexto de Distrito contra la resolución del juez Cervantes Martínez, y Radio Centro promovió la revisión de este amparo ante el tribunal décimo tercero. Al fallar a favor de los Aguirre, esta instancia transformó en amparo directo a favor de Radio Centro lo que era una revisión de sentencia a favor de Gutiérrez Vivó.
Asesorado por Javier Quijano, Gutiérrez Vivó acudió ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, alegando que el tribunal violó los artículos 14 y 107 de la Constitución en materia de amparo. Ganó en una votación de cinco contra cuatro ministros. En enero de 2007 el caso retornó al tribunal décimo tercero, que no ha podido emitir su sentencia final ante distintos alegatos que ha presentado Grupo Radio Centro.
“Han alargado el proceso hasta que nosotros desapareciéramos. Cosa que lograron”, admite Gutiérrez Vivó. “No sólo han tratado de incumplir con lo que la ley mexicana les dictó en marzo de 2004, sino que llegaron al extremo de querer engañar a la propia ley”, resume.
La huelga
El estallido de la huelga volvió a suspender las trasmisiones de Monitor, que había retornado al cuadrante después de la primera interrupción, iniciada a finales de junio de 2007. Los trabajadores sindicalizados han acusado a Gutiérrez Vivó de “un importante atraso en el pago de salarios”. El 23 de mayo, el vocero de los huelguistas, el conductor y reportero José Luis Reyes, indicó que empezarán las negociaciones para el pago de salarios.
Gutiérrez Vivó reconoce que adeuda 20 quincenas, pero advierte que el responsable es el patrón solidario, Grupo Radio Centro, que ya le adeuda 100 millones de dólares, sin incluir daños, perjuicios, cancelación injustificada de un contrato por 16 años y medio ni el despido injustificado de 2004.
Califica la huelga como “un error” porque el Grupo Monitor “nunca ha negado su adeudo, estábamos dispuestos a vender nuestro propio edificio de La Presa 212, en San Jerónimo, a pesar de que el inmueble vale varias veces el adeudo mencionado”.
–¿Qué expectativas tiene frente a la huelga?
–La ley laboral indica que cuando estalla una huelga queda estrictamente en manos del comité ejecutivo del sindicato hacer un llamado a la conciliación.
–¿No puede intervenir la Secretaría del Trabajo?
–Su trabajo es tratar de ser un conciliador, como lo fue, porque en muchos casos no sólo no llega a terminar bien (el conflicto laboral), sino que dejan absolutamente invalidada a la empresa.
Pero en el sindicato insisten en que usted tiene otras propiedades para pagar, una colección de carros…
–Mis carros. Yo le pregunto: ¿toda persona tiene derecho a trabajar y a utilizar sus ingresos, después de impuestos, en lo que le plazca? Me parece un acto cobarde, infundado y sin fondo real el que un asunto tan serio lo hayan pretendido convertir en un programa más de Paty Chapoy.
Y aporta un último dato: posee un Lincoln de 1958, del mismo modelo que utilizó el presidente Adolfo Ruiz Cortines, cuyo valor, de acuerdo al libro azul de las agencias de automóviles, no es mayor de 30 mil pesos.
Monitor: ¿punto final o punto y seguido?
Miguel Ángel Granados Chapa
Quien pretendiera escribir el epitafio de Radio Monitor, en silencio por una huelga iniciada el 24 de mayo, tendría que olvidar la resurrección de esa experiencia radiofónica ocurrida el año pasado. Durante 65 días, por decisión unilateral de José Gutiérrez Vivó, sus emisoras interrumpieron el más completo servicio informativo de la radio. Él mismo, al anunciar la suspensión de labores el 29 de junio de 2007, habló de la muerte de su espacio noticioso, que con modalidades había encabezado durante 34 años (y había llegado a la edición número 41 mil 100). Y sin embargo, al comenzar septiembre el conductor emblemático estaba de nuevo ante el micrófono, intentando superar la crisis que parecía mortal y mostraba en ese momento no serlo. Podría, en consecuencia, estar experimentando de nuevo un momento de letargo, del que puede volverse a la vida.
Es cierto que de septiembre a acá las cosas en Monitor empeoraron. En junio pasado iba a iniciarse la huelga que al fin comenzó en mayo siguiente porque subsistían, agravadas, las circunstancias que fueron el signo de ese servicio informativo en los años recientes y que se resumen en dos palabras: insolvencia económica, para enfrentar los compromisos laborales. Eso significaba atraso dramático en la paga del personal, cuyo número se redujo con lentitud, porque buena parte de los trabajadores y colaboradores de Monitor dieron una muestra de solidaridad y de paciencia y de esperanza al seguir bregando sin remuneración o con los salarios demorados y recortados.
Quizá debido a la conciencia que suscitó en el público la interrupción de más de dos meses, la percepción clara de lo que se había perdido, el número de oyentes no disminuyó pese al silencio, sino que se incrementó: por eso Gutiérrez Vivó podía ufanarse, en la publicidad impresa de su emisión, de ser el primero en atención pública, según las mediciones convencionales de Internacional Research Associates (Inra) durante el semestre siguiente a su reaparición, por encima de otros servicios dotados de estabilidad y de mejores condiciones profesionales. ¿Cómo se produjo la paradoja de que el noticiario más oído no fuera el más solicitado por los anunciantes, al grado de que su ausencia condujera a la quiebra a su propietario y director?
Dejando aparte el juicio sobre las aptitudes empresariales presentes de Gutiérrez Vivó y su talante humano, en que no faltan quienes ponen el acento, el fracaso (definitivo o temporal) de su largo esfuerzo parece nacer de dos causas: una vinculada a la estructura de la industria radiofónica mexicana y a un boicot publicitario orquestado desde la Presidencia de la República (iniciado por Fox y no cancelado por Calderón). Por efecto del modo de ser de la radiodifusión comercial, Gutiérrez Vivó fue expulsado como un elemento extraño que con éxito inicial (época en que brillaron sus dotes gerenciales) reunió en una sola persona las condiciones de concesionario y director periodístico, conductor directo de programas noticiosos. Éstos, por bien pagados que sean, por mucho prestigio que adquieran, no son sino empleados de los empresarios y en esa situación se les mantiene. Gutiérrez Vivó cometió la osadía de reunir ambas calidades y se le hizo pagar por ello, para que su ejemplo no cunda, para que se mantenga la gestión empresarial en manos de los negociantes, no a cargo de los periodistas.
Gutiérrez Vivó aprovechó la venta de Radio Red, hecha por la familia Serna a la familia Aguirre, de Grupo Radio Centro, para situarse en el centro de la situación. Creó Infored y consiguió que su principal activo, el talento para informar, fuera tasado convenientemente. De ese modo, en 1998 suscribió con los Aguirre un contrato tan ventajoso para ambas partes que se estipuló que duraría 16 años y medio. Grupo Radio Centro adquiría de ese modo la exclusividad del mejor noticiario radial, e Infored se hizo pagar, además de las cuotas ordinarias por el servicio, con la concesión de dos estaciones de amplitud modulada, situadas en el 1560 y el 1320 del cuadrante, que ya no eran buen negocio para Grupo Radio Centro.
Tardíamente los propios Aguirre u otras familias dominantes en la radiodifusión se percataron del error de hacer uno de los suyos a quien no lo era, y decidieron desandar lo andado. Grupo Radio Centro incumplió sistemáticamente el contrato hasta que Infored lo denunció y en 2002 solicitó ser resarcido de daños y perjuicios, a través del arbitraje, un sistema de justicia privada pactado expresamente entre las partes. En enero de 2004 el laudo arbitral condenó a los Aguirre a pagar 21 millones de dólares a Gutiérrez Vivó. En los siguientes dos meses Grupo Radio Centro no dio señales de que cubriría esa suma, o que dejaría de hacerlo. Inesperadamente, arteramente, el 3 de marzo obró en esta segunda dirección de modo contundente: a las 13 horas echó de las frecuencias de Radio Red los mensajes de Monitor y en vez de su edición del mediodía en el 1110 de AM y el 88.5 de FM apareció Jacobo Zabludovsky, que desde meses atrás actuaba en ese horario en otra estación de los Aguirre.
Gutiérrez Vivó reaccionó inmediatamente y trasmitió Monitor a través de sus propias frecuencias, las que había recibido de los Aguirre, aunque no se hallaran en las mejores condiciones técnicas posibles. El daño, sin embargo, estaba hecho y fue ahondándose al correr de los días. A lo largo de ellos se percibió que no había sido casual la elección de la fecha que dio el golpe a Monitor: esa mañana, en entrevista con Gutiérrez Vivó (a la que acudía trimestralmente como otros jefes de gobierno en el pasado), Andrés Manuel López Obrador se proclamó aspirante a la Presidencia de la República. De ese momento surgiría la falsa especie de que Gutiérrez Vivó era partidario de López Obrador y ponía sus emisiones a su servicio.
El doble golpe de Radio Centro a Monitor (echarlo de las frecuencias conocidas por el público y demorar para nunca el pago de lo adeudado) desequilibró a la empresa de Gutiérrez Vivó, que el año anterior había adquirido el diario El Heraldo de México para ingresar en los medios impresos y acaso con la esperanza de que sus finanzas resistieran ese empeño ante la inminente recepción de la creciente suma que los Aguirre se empeñaban (como hasta el día de hoy) en no cubrir. Para suplir la falta de una emisora de FM, Monitor tomó en arrendamiento una propiedad de la familia Vargas, de MVS, de la que tuvo que marcharse el 30 de noviembre de 2006, incapaz de cubrir la renta convenida.
Es que estaba ya en marcha el boicot publicitario impulsado por Vicente Fox. Aunque habían llegado a tener algún grado de cercanía, el presidente no perdonó a Gutiérrez Vivó su presunta adhesión a López Obrador. En septiembre de 2004 hizo ostensible su distanciamiento con una grosería. Se hizo invitar a la fiesta de cumpleaños de Monitor, llegó hasta el salón preparado al efecto y se retiró sin entrar, al mismo tiempo que mandó decir con su secretario Emilio Goicoechea que no le sería posible asistir por un asunto urgente de última hora.
En cenas en Los Pinos, convocadas ex profeso, Fox instaba a los anunciantes actuales o potenciales de Monitor a que dejaran de serlo, porque al patrocinar a Gutiérrez Vivó favorecían a López Obrador, conceptuado ya entonces como “un peligro para México”. Con la pérdida de su salida en frecuencia modulada, la situación de Monitor empeoró hasta llegar a la crisis, en que se consideró la venta de activos, incluido el colosal inmueble de la avenida de La Presa, para hacer frente a los crecientes pasivos, sobre todo laborales. Así se llegó a la suspensión de 2007, lapso en que Gutiérrez Vivó creyó haber derrotado el boicot, por lo cual pudo volver al aire. Pero la actitud del gobierno no se modificó y por lo tanto los anunciantes continuaron su renuencia a aparecer en Monitor, a pesar de su evidente fuerza vendedora. Instado por Eduardo Henkel, ambiguo personaje cercano a Fox, y a Gutiérrez Vivó al grado de haberle facilitado un crédito millonario, a pagar ese adeudo, el atribulado concesionario y comunicador se mutiló a sí mismo al entregarle uno de sus dos canales de salida, la estación del 1520 del cuadrante.
La presión laboral, especialmente empujada por la dirección del sindicato de la industria, cuyos móviles y fines coinciden con los de los concesionarios por arreglos en la cúpula, logró consumar la huelga a que eran renuentes los trabajadores, quienes aguardaban, contra toda esperanza, una mejoría en las condiciones comerciales y financieras de la empresa que se reflejara en la regularización y mejora de sus salarios.
En circunstancias así, la huelga puede ser mortal, pues se ciegan las fuentes de ingreso, por magro que sea. ¿Estaremos ya en el punto final? ¿O veremos que se trataba de punto y seguido cuando veamos de nuevo a Gutiérrez Vivó colocarse las orejeras que se convirtieron en símbolo de Monitor?

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