23 oct 2008

El Rey Zambada

PGR destrona a “El Rey”
Presumen autoridades que existe una guerra de denuncias entre cárteles del narcotráfico, debido a los significativos golpes
María de la Luz González, reportera.
El Universal Jueves 23 de octubre de 2008;
Los recientes golpes que el gobierno federal ha asestado a los cárteles del narcotráfico hacen suponer a las autoridades que los grupos de la delincuencia organizada han iniciado una guerra de delaciones, que ha permitido, junto con las investigaciones y las operaciones de inteligencia, capturas tan significativas como la de Jesús El Rey Zambada, uno de los dirigentes del cártel de Sinaloa.
Aunque existía una investigación en curso sobre el creciente poderío que Jesús El Rey Zambada estaba adquiriendo como el encargado del cártel de Sinaloa en el valle de México, y en especial de las operaciones de su grupo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, fue una llamada anónima la que advirtió de la presencia de hombres armados en una casa de la colonia Lindavista.
La denuncia a la postre llevó a la detención de 16 integrantes del cártel, entre ellos, tres miembros de la familia de Ismael El Mayo Zambada, quien junto con Joaquín El Chapo Guzmán e Ignacio Nacho Coronel dirigen la organización.
Fuentes del gobierno señalan que, según testimonios de algunos vecinos, la casa de la colonia Lindavista era utilizada desde hace varios días por los presuntos narcotraficantes.
Lo que llamó su atención fue que el día en que las autoridades recibieron la llamada anónima denunciando la presencia de hombres armados haya sido cuando en el domicilio se encontraban El Rey Zambada; su hijo, Jesús Zambada; su sobrino Juan José y su hijastro Ricardo Flores Quintana.
Esta “coincidencia” en la denuncia hace sospechar a las autoridades la posibilidad de que alguna organización antagonista al cártel de Sinaloa haya realizado la delación.
La captura de los Zambada ocurrió dos días después de que, también mediante una llamada anónima, se denunció una fiesta que tendría lugar en una residencia del Desierto de los Leones, a la que asistiría Mauricio Harold Poveda, El Conejo o El Flaco, principal proveedor de cocaína colombiana para la organización de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas.
De acuerdo con las fuentes, la llamada ocurrió justo cuando estaban reunidos la mayor parte de los integrantes de la célula delictiva del cártel del Valle Norte, incluido su principal operador, Teodoro Mauricio Fino Restrepo El Gaviota, aunque el inmueble no estaba permanentemente habitado, servía de refugio seguro para las reuniones entre El Conejo y El Barbas o para celebrar fiestas.
También en este caso existía una investigación de más de tres años sobre las actividades de la célula delictiva, que las autoridades documentaron a partir de la detención de algunos de sus integrantes.
Sin embargo, la contundencia del golpe hace presumir a las autoridades que quienes realizaron las denuncias conocían los movimientos de los detenidos.
Otro caso reciente sobre delaciones es el de los detenidos en Apatinzagán, Michoacán, acusados de haber lanzado las granadas el pasado 15 de septiembre en Morelia, que ocasionaron la muerte de ocho personas y dejó lesionadas a otra centena.
“El día 24 se recibió una denuncia anónima en la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada, que refirió tener conocimiento de que las personas que ejecutaron la acción delictiva en Morelia estaban ubicados en un domicilio en Apatzingán”, explicó la PGR el pasado 26 de septiembre al dar a conocer la captura de los presuntos terroristas.

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