Columna De naturaleza política/Enrique Aranda
Excélsior, 20 de mayo de 2009;
Busca Germán ligas con el PRD…
Pocos adivinaron que el “guiño” del panista a la mandataria fue una bien diseñada estrategia.
A la mesa en Zacatecas capital, apenas unas horas después de que un comando fuertemente armado había conseguido excarcelar a 53 reos del penal de Cieneguillas, los más de ellos vinculados al cártel del Golfo y Los Zetas, el administrador del PAN, Germán Martínez,buscó a la gobernadora Amalia García para ofrecerle su apoyo en esos difíciles momentos y pedirle mantenerse firme en la lucha contra el crimen organizado.
Luego, en el marco de un mitin político con candidatos a diputados federales del PAN, el rijoso Germán explicitó lo que antes, en privado, habría señalado a la perredista, y le reiteró su petición de no ceder ante la delincuencia, “porque ésta desafía lo mismo a los gobiernos del PRD como a los del PAN” —¿y a los del PRI, no?— y, luego, externar un angustioso: “Amalia, no te rajes, porque el presidente Felipe Calderón no se raja…”
Más de uno entre quienes le acompañaban en el encuentro dominical, el alcalde Cuauhtémoc Calderón entre ellos, tuvieron dificultades para controlar un instintivo gesto de extrañeza ante la obsequiosa posición de quien hoy, más que nadie, busca aprovechar electoralmente la lucha que libra el Estado mexicano, y el gobierno también, ciertamente, contra los cárteles del narcotráfico.
Pocos, sin embargo —en ese momento al menos—, pudieron adivinar siquiera que el “guiño” de Germán a la mandataria, fue en realidad parte de una bien diseñada estrategia que, en medio de la más estricta confidencialidad, impulsa y ejecuta el primero para tratar de acercarse a algunas figuras emblemáticas del perredismo y acercar a éste, como tal, a posiciones que —de manera general, en los hechos— les permitan “ir juntos (con el blanquiazul) en la próxima elección, en la puja contra el priismo”.
Ya antes, en medio de la disputa por las candidaturas a la LXI Legislatura federal, y cuando la aguerrida Gabriela Cuevas había dejado la delegación Miguel Hidalgo para ir en pos de una curul en San Lázaro, el administrador del “búnker azul de Coyoacán” hizo gala de buenos oficios ante Marcelo Ebrard, para que éste aceptara proponer al hasta entonces diputado local Alfredo Vinalay como sustituto de aquélla… y dejar de lado al “cuevista” Pablo Reyes, con muy pocos afectos en el interior de la administración capitalina y al parecer, también, en cierto panismo nacional y defeño.
Suena; habrá que ver resultados...
Pocos adivinaron que el “guiño” del panista a la mandataria fue una bien diseñada estrategia.
A la mesa en Zacatecas capital, apenas unas horas después de que un comando fuertemente armado había conseguido excarcelar a 53 reos del penal de Cieneguillas, los más de ellos vinculados al cártel del Golfo y Los Zetas, el administrador del PAN, Germán Martínez,buscó a la gobernadora Amalia García para ofrecerle su apoyo en esos difíciles momentos y pedirle mantenerse firme en la lucha contra el crimen organizado.
Luego, en el marco de un mitin político con candidatos a diputados federales del PAN, el rijoso Germán explicitó lo que antes, en privado, habría señalado a la perredista, y le reiteró su petición de no ceder ante la delincuencia, “porque ésta desafía lo mismo a los gobiernos del PRD como a los del PAN” —¿y a los del PRI, no?— y, luego, externar un angustioso: “Amalia, no te rajes, porque el presidente Felipe Calderón no se raja…”
Más de uno entre quienes le acompañaban en el encuentro dominical, el alcalde Cuauhtémoc Calderón entre ellos, tuvieron dificultades para controlar un instintivo gesto de extrañeza ante la obsequiosa posición de quien hoy, más que nadie, busca aprovechar electoralmente la lucha que libra el Estado mexicano, y el gobierno también, ciertamente, contra los cárteles del narcotráfico.
Pocos, sin embargo —en ese momento al menos—, pudieron adivinar siquiera que el “guiño” de Germán a la mandataria, fue en realidad parte de una bien diseñada estrategia que, en medio de la más estricta confidencialidad, impulsa y ejecuta el primero para tratar de acercarse a algunas figuras emblemáticas del perredismo y acercar a éste, como tal, a posiciones que —de manera general, en los hechos— les permitan “ir juntos (con el blanquiazul) en la próxima elección, en la puja contra el priismo”.
Ya antes, en medio de la disputa por las candidaturas a la LXI Legislatura federal, y cuando la aguerrida Gabriela Cuevas había dejado la delegación Miguel Hidalgo para ir en pos de una curul en San Lázaro, el administrador del “búnker azul de Coyoacán” hizo gala de buenos oficios ante Marcelo Ebrard, para que éste aceptara proponer al hasta entonces diputado local Alfredo Vinalay como sustituto de aquélla… y dejar de lado al “cuevista” Pablo Reyes, con muy pocos afectos en el interior de la administración capitalina y al parecer, también, en cierto panismo nacional y defeño.
Suena; habrá que ver resultados...
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