30 sept 2011

En memoria de Javier Romero

Forum en Línea 226
                                                                                                                                                            Del 16 al 30 de septiembre de 2011
En memoria de Javier Romero
Roberto Rodríguez Baños / Agencia Mexicana de Información
Hijo de un activo político militante, don Benjamín Romero Esquivel,  titular del gobierno socialista del estado de Campeche de 1931 a 1935, Javier Romero estudió medicina en la UNAM, pero decidió que sus terrenos naturales eran los de la historia, por lo cual pasó a la Facultad de Filosofía y Letras en la década de 50, dijo Ximena Suárez en la edición 87 de Enfoque Periodístico que Canal 11 transmitió el 27 de mayo de 1984 y que llamamos El premio de Campeche. La serie, a cargo de la propia Ximena, Lourdes Álvarez, Roberto Rodríguez Baños y el mismo Javier, celebraba la instauración del premio de periodismo Javier Romero otorgado a partir de ese año por el gobierno campechano, y que una calle en el natal Champotón de nuestro maestro y compañero había sido honrada con su nombre; Sara Lovera y León García Soler eran nuestros invitados y por ello no disponemos, en el guión correspondiente, de sus intervenciones. Pero en el archivo del canal debe existir la grabación correspondiente de donde los interesados podrían tomar tanto aquellas como las del propio Javier.
Los primeros trabajos del historiador fueron investigaciones sobre la conquista de México, el mito guadalupano, la aventura colonial británica en Belice, la economía de la Nueva España a finales del siglo XVIII, etcétera. Impartió la cátedra como adjunto del arquitecto Carlos Margain en la materia historia de América, documentó Lourdes Álvarez y recordé por mi parte: Más de una noche llegamos a la madrugada (en la redacción de El Día) buscando sobre la máquina de escribir los caminos para dar a la noticia enfoque y dimensiones justas. Entre sus primeros trabajos periodísticos, agrega Lourdes, están sus traducciones para la revista del Comité Mexicano por la Paz y algunos periódicos como Bandera Popular, ¡Áhi va el Golpe! y el diario El Popular, a cuya planta ingresa como cronista parlamentario y editorialista en noviembre de 1961, año durante el cual también  publicó comentarios en Diario de México. El 26 de junio de 1962 nace El Día, donde vuelve a la crónica parlamentaria a la vez que es redactor de asuntos políticos.
Javier lleva una muy activa vida profesional, está todas las semanas en Enfoque Periodístico y también semanalmente entrega colaboraciones al diario Excélsior y a la agencia Notimex. Frecuentemente dicta conferencias en instituciones de educación superior y por estos días prepara el estudio “El PPS y su cordón umbilical” para Democracia emergente y partidos políticos, solicitado por el Instituto de Investigaciones sociales de la UNAM, que forma parte del libro que registra las ponencias y comentarios del seminario que coordina el doctor Pablo González Casanova, acotaba Lourdes y Ximena complementaba: No porque parezca obvio podemos dejar de citar la trayectoria de Javier Romero como director de El Gallo Ilustrado, suplemento cultural de El Día, o sus columnas Revista de Ideas, Traza Pública, Confrontaciones, Reflejos y Cotejos e Intenciones, todas ellas publicadas en diferentes épocas de ese periódico del cual fue subdirector y director de Crucero, su edición vespertina, habiendo sido parte de la dirección colectiva formada a raíz de la muerte de Enrique Ramírez y Ramírez en agosto de 1980, hasta enero siguiente, cuando se retiró definitivamente de ese diario. Dar su nombre a un premio es, simplemente, un acto de elemental justicia porque honrar, honra.
            El grabado de la entrada (de El Día) donde Posada veía desde su taller la represión porfirista, era de Leopoldo Méndez y no de Alberto Beltrán, aclara Jorge Javier Romero Gutiérrez, hijo. Y encuentro en el texto en cuyo original deslicé tan grosera equivocación, la imperdonable omisión de cuando menos dos nombres, los de Leonardo Ramírez y Julio Pomar. Gracias a Ramón Ojeda Mestre y Eduardo Ibarra por sus afectuosos comentarios. Los Molinos de Viento de mañana, con un texto tan oportuno como necesario de Nydia Egremí.

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