21 nov 2011

Daniel Sada, un premio tardío/Humberto Musacchio

Daniel Sada, un premio tardío/Humberto Musacchio
Excélsior, 21 de noviembre de 2011;
Murió en la Ciudad de México Daniel Sada, escritor nacido en Mexicali en 1953. Estudió en la Escuela Carlos Septién García, pero nunca fue el periodismo su pasión ni su principal forma de vida. Fue agregado cultural en San Francisco (2001-2004), pero tampoco le entusiasmaba la actividad diplomática. Para él la literatura era más que una vocación o un oficio: era una forma de vida, insustituible e inevitable. Nació para ser escritor y lo fue a plenitud. Disfrutó las becas del Centro Mexicano de Escritores, la INBA-Fonapas y la del
 Fonca. A partir de 1994, en varias ocasiones fue miembro del Sistema Nacional de Creadores. Cultivó la poesía (Los lugares) y el ensayo (El cuento está en no creérselo), pero lo suyo era la narrativa, género al que entregó una veintena de libros entre cuentos y novelas. Con Registro de causantes ganó el Premio Xavier Villaurrutia 1993 y con Casi nunca se hizo merecedor del Premio Herralde en 2008. Tenía años luchando contra los males del cuerpo que finalmente lo vencieron, después de un periodo crítico en el que necesitaba más que nunca el dinero. Qué bueno que ahora le otorgaron el Premio Nacional. Qué lamentable que ese dinero ya no sirva para salvarle la vida. No lo veremos más por los cafés de la Condesa ni disfrutaremos de su conversación inteligente ni de su trato abierto y sencillo. Lo vamos a extrañar.
40 años del Taller Coreográfico
Gloria Contreras, fundadora y directora del Taller Coreográfico de la UNAM, no sólo se ha preocupado por desplegar su imaginación para dotar de ballets interesantes a su compañía, sino que atiende a la evolución técnica y artística de sus bailarines, a la formación de jóvenes con aptitudes, a los asuntos relacionados con el vestuario, la iluminación y otros aspectos que forman parte de cada representación. Desde luego, ha puesto especial cuidado en la administración de la compañía y, entre otras cosas, ha tenido especial empeño en documentar la trayectoria del Taller, lo que ha hecho mediante la publicación de libros que dan cuenta del trabajo rendido en diferentes periodos, desde el nacimiento del grupo hasta la actualidad. Precisamente por eso, acaba de aparecer el libro Taller Coreográfico de la UNAM. 40 años de danza en México, obra profusamente ilustrada con fotografías que muestran el refinado gusto que caracteriza a la señora Contreras. Se incluyen textos del doctor José Narro Robles y de los ex rectores Guillermo Soberón, Jorge Carpizo, José Sarukhán, Francisco Barnés y Juan Ramón de la Fuente. De Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la máxima casa de estudios y de Cuauhtémoc Nájera, director de Danza de la citada Coordinación. El volumen recoge escritos del inolvidable Manuel Blanco, de Gregorio Luke, Mitchell Snow, Boris Illarionov, Hugo Roca Joglar y el republicano que firma esta columna. Cierran el grueso tomo una relación del repertorio y la lista quienes han integrado el Taller en diferentes momentos.
Exonera juez a Jorge Meléndez
Un juez desestimó la denuncia que por “daño moral” (je, je) presentó Mario Marín contra el periodista Jorge Meléndez, quien publica la columna Botica en la sección cultural de El Financiero. El juez desechó el caso al estimar que no procedía la demanda del llamado Góber Precioso. Meléndez expresó su agradecimiento a Mariano Albor, el prestigioso abogado que se encargó de su exitosa defensa; a Fred Álvarez, defensor de derechos humanos que fungió en el caso como testigo; a Pablo Cabañas, quien ofreció sus servicios como perito con objeto de determinar cuáles son los géneros periodísticos; y a los abogados José Luis Carbajal y Daniel Torices. Fracasó la impostura de Marín, quien demandaba periodistas a diestra y sobre todo a siniestra. Hoy, ya sin poder, deberá enfrentar a quienes demandó falsamente.
Que Frida y Diego son de la IP
Diego Rivera y Frida Kahlo deben estarse revolcando en sus tumbas. Juan Coronel Rivera (Excélsior, 16/XI/2011) se manifestó contra la idea de que ambos artistas “formen parte del Estado” —cosa que no hemos visto que alguien diga— y se lanzó a afirmar que esos dos creadores “forman parte de la iniciativa privada”, pues al menos Diego —dice su nieto— nunca quiso que el Estado “se ocupara de sus derechos ni de su obra” y por eso, para administrar su legado, creó un fideicomiso con una institución bancaria. Sí, pero esa institución, el Banco de México, es parte del mismo Estado que se ocupa de preservar la obra del muralista en la SEP y el Palacio Nacional, además de que el mural del anfiteatro Bolívar, en el edificio que fuera de la Preparatoria, pertenece a la UNAM, institución pública que casualmente también forma parte del Estado mexicano. Para más señas, la Casa-Estudio de Diego y Frida lo mismo que la Casa Azul o el Anahuacalli reciben fondos del Estado mexicano, aunque su administración sea relativamente privada.
Breviario…
Inobjetables los Premios Nacionales de Ciencias y Artes. Esta vez se tuvo cuidado para que cada uno de los premiados fuera un personaje reconocido y productivo. Sin embargo, alguien en las alturas veta una y otra vez a Eraclio Zepeda, quien desde hace muchos años merece esta distinción. ¿Envidia profesional? ¿Ajustes de cuentas ideológicos? @@@ Mañana martes, en la Casa Universitaria del Libro, Rosa Beltrán, Hernán Lara Zavala y Armando González Torres presentaron Pliegue, libro de relatos de Antonio Tenorio, director general de Radio Educación. @@@ También mañana, a las 19 horas, en el Centro Cultural Bella Época del Fondo de Cultura (Tamaulipas y Benjamín Hill), se presenta Helioflores. 50 años de cartones, con los comentarios de Paco Ignacio Taibo II, Rafael Barajas El Fisgón, Ricardo Rocha y el propio Helio, con Agustín del Moral como moderador. @@@ Murió Rafael Jacobo, cofundador de la Central Campesina Independiente y de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, comunista de toda la vida, quien compartió la cárcel con los presos políticos del movimiento de 1968. @@@ Un lugar en el sol se llama el libro más reciente de Sergio Raúl Arroyo, actual director del Centro Cultural Tlatelolco y hombre que en esta obra como en todos sus quehaceres hace gala de un pensamiento original.

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